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miércoles, 4 de junio de 2014

Johannes Vermeer

Nació el 31 de octubre de 1632 en Delft. 

Fue aprendiz durante 6 años, casi todos con el pintor Carel Fabritius. Admitido en el año 1653 en la cofradía de San Lucas como maestro pintor, aunque se ganó la vida como marchante. 

Sólo se conservan 35 obras suyas debido a su metódica forma de trabajo y también a su corta vida y la desaparición de muchas de sus pinturas. Con algunas excepciones, como paisajes, escenas de calle y algunos retratos, su producción consistió en interiores domésticos llenos de luz en los que alguna figura esta leyendo, escribiendo, tocando un instrumento musical, o realizando alguna tarea doméstica. 

En La lechera (1660, Rijksmuseum, Amsterdam), Mujer con jarra de agua (1663, Museo Metropolitano de Arte), Vista de Delft (c. 1660, Mauritshuis, La Haya) y otras obras, se recogen los efectos de la luz con una sutileza y pureza de color que son únicas. Es notable su capacidad magistral para usar y atrapar la luz en la tela, conseguida gracias a un sutilísimo punteado blanco, dulcifica los contornos pero conserva la impresión de solidez y firmeza. Otras de sus obras son Soldado y mujer riendo (1657, Frick Collection, Nueva York) y Joven con sombrero rojo (1667, National Gallery of Art, ciudad de Washington). 

Jan Vermeer falleció en Delft el 15 de diciembre de 1675. 
Fue redescubierto en el siglo XIX y hoy esta considerado como uno de los más grandes pintores holandeses.
Aunque por la época se le adscribe al Barroco, lo cierto es que la pintura conocida de Vermeer se diferencia mucho de la de su época, en ciertos aspectos está por su "intemporalidad" y "cristalinidad" más cerca de la obra de Jan Van Heyk; en efecto: a diferencia del barroco común la obra de Vermeer carece de muchos adornos, es aséptica, con un aire casi cristalino, limpio, depurado, e intemporal como si detuviera el instante en un momento claro y eterno.

Su obra resulta así muy singular en cuanto a que es muy personal y por esto difícilmente encasillable en un estilo; con una cristalina austeridad y una fidelidad obsesiva (muy ajenas al Barroco más común) Vermeer -como en las perlas que adornan a las muchachas que ha representado- acaso sin darse cuenta representa la fragilidad de la vida en retratos que parecerían -usando la nomenclatura actual hiperrealistas- aunque de un hiperrealismo muy meditado y quieto y profundamente intimista, en ciertos cuadros más que al barroco se aproxima al tenebrismo manierismo caravagiano, esto es ostensible en la Muchacha con turbante.
Johannes Vermeer se casó el 20 de abril de 1653 con Catharina Bolnes en Schipluy, un pueblo cerca de Delft. La madre de Catharina, Maria Thins, se opuso inicialmente al matrimonio. Una de las razones pudiera ser la confesión calvinista de Vermeer, mientras que Catharina Bolnes era católica. Sólo tras la recomendación del pintor católico Leonaert Bramer decidió Maria Thins aceptar el matrimonio. Si Vermeer se hizo católico o no, sigue siendo discutido.


En 1660, Vermeer se trasladó con su mujer a casa de su suegra en el Oude Langendijk. Con Catharina Bolnes tuvo quince hijos, de los que como mínimo cuatro murieron siendo niños. Parece que Johannes Vermeer no ganaba el suficiente dinero para poder alimentar a su numerosa familia. Debido a que pintaba un promedio de sólo dos cuadros al año,5 debía tener otras fuentes de financiación. Se sabe que ayudaba a su madre en la tasca Mechelen, en el Gran Mercado de Delft, que esta había heredado a la muerte de su marido y en la que Vermeer muy probablemente tenía instalado su negocio de arte, una actividad muy extendida entre los pintores neerlandeses del siglo XVII. En los años 1662 y 1663, así como en 1670 y 1671, Vermeer fue decano del gremio (o gulde) de San Lucas. Como todos los artesanos del siglo XVII debía pertenecer a un gremio para poder realizar su actividad y este a su vez fijaba las reglas con las que trabajaban sus miembros. La posición de decano era muy influyente, lo que demuestra que Vermeer era un personaje respetado en Delft.
Vermeer pudo ver en vida que sus cuadros alcanzaban altos precios. Pintó pocos cuadros para el mercado libre del arte; sus cuadros eran en su mayoría para mecenas, como el panadero Hendrick van Buyten. Pero no se sabe si los mecenas encargaban al pintor los cuadros o si sólo tenían un derecho preferencial a la compra.
En sus últimos años de vida empeoraron sus condiciones económicas, teniendo que pedir créditos. A causa de la Guerra Franco-Neerlandesa iniciada en 1672, no pudo vender más cuadros. 
Pintura histórica

En comparación con las obras posteriores de Vermeer, las tres pinturas históricas tempranas son de gran formato: Cristo en casa de Marta y María, con 160 × 142 centímetros, Diana y sus compañeras, con 98,5 × 105 centímetros, y Santa Práxedes, con 101,6 × 82,6 centímetros. Un ejemplo del tamaño de sus obras posteriores es Muchacha con turbante, de sólo 45 × 40 centímetros.



Cristo en casa de Marta y María, hacia 1654-55 (Galería Nacional de Escocia, Edimburgo).

En el cuadro Cristo en casa de Marta y María, pintado hacia 1654-1655, Vermeer retoma una escena del Evangelio de San Lucas: Jesús, estando en el mercado, es invitado a comer a casa de Marta. Mientras Marta prepara la comida, María escucha a Jesús. Marta pregunta a Jesús por qué no conmina a María a que le ayude y Jesús responde: «Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas: una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.» La historia era un tema tratado con frecuencia en la pintura desde el siglo XVI, porque en ella se reflejaba bien el problema de las buenas obras señalado por los protestantes, que las consideraban una acción superficial y para las apariencias. La composición es sencilla en comparación con otras obras posteriores y en forma de pirámide.



Diana y sus compañeras.
Johannes Vermeer, 1656.Mauritshuis, La Haya, Países Bajos

Paisajes urbanos

Vista de Delft es uno de sus cuadros más admirados, hacia 1660-1661, (Mauritshuis, La Haya). Fue su segundo y último paisaje urbano y corresponde a una vista muy fiel. Seguramente se ayudó de una cámara oscura. La impresión de la luz está expresada con una inigualable maestría.

Vermeer pintó dos cuadros relacionados con su ciudad natal: La callejuela y Vista de Delft. Los paisajes urbanos eran habitualmente resultado de encargos públicos o privados, muy rara vez se pintaban para el mercado libre. Razón por la que alcanzaban precios mayores que la pintura paisajística.

El cuadro Vista de Delft se pintó hacia 1660 ó 1661. Vermeer lo realizó probablemente con ayuda de una cámara oscura desde un piso alto. La altura de su punto de vista queda patente sobre todo en las figuras de la esquina inferior izquierda. El cuadro muestra una vista de la ciudad con el río Schie en primer plano.



Vista de Delft es uno de sus cuadros más admirados,
hacia 1660-1661, (Mauritshuis, La Haya).
 Fue su segundo y último paisaje urbano y corresponde
a una vista muy fiel. Seguramente se ayudó de una cámara oscura.
La impresión de la luz está expresada con una inigualable maestría.

Además colocó en primer plano dentro de la composición un área triangular de la orilla del río. Este elemento, que fue introducido en la pintura por Pieter Brueghel el Viejo, ha sido empleado con frecuencia,. Vermeer empleó para colorear el paisaje sobre todo colores ocres y marrones. Sobre los edificios en la sombra en primer plano y los cascos de los barcos colocó puntos de color para representar la estructura de juntas y las incrustaciones. La luz, que se introduce entre las nubes, ilumina sobre todo los edificios que se encuentran al fondo y la torre de la Nieuwe Kerk. Con esta iluminación de la torre de la iglesia, Vermeer quería probablemente hacer una declaración política. En la Nieuwe Kerk se encontraba la tumba de Guillermo de Orange, asesinado en un atentado en 1584 en Delft, considerado como un héroe de la resistencia contra España.


La callejuela1657-1658. Rijksmuseum, Ámsterdam
Inspirado por las fachadas urbanas de Hooch ensayó aquí por primera vez la pintura de exteriores. Usó un colorido claro y un modelado preciso mediante una técnica especial que empleaba, denominada punteado.

Pintura moralizante

La alcahueta, también En casa de la alcahueta (en neerlandés De koppelaarster) es una obra pictórica del pintor holandés Jan Vermeer del año 1656.

Con esta obra Vermeer aborda la pintura de género, particularmente la denominada de burdel (Bordeeltje).

Este subgénero era muy apreciado en la sociedad holandesa de la época, pues servía de contraposición ante la creciente moral puritana de sus días.

La alcahueta 1656

Una mujer joven de rojizas mejillas, tal vez por causa del vino, abre su mano derecha para recibir las monedas que el hombre del sombrero de plumas se dispone a entregarle por sus servicios. El trabajo de encaje de bolillos sobre el tapiz que cubre la mesa hace suponer que la escena es casera, posiblemente una relación extramarital propiciada por la alcahueta vestida de negro que supervisa la acción.

En su obra Vermeer. La obra completa, Norbert Schneider indica que la figura masculina de negro junto a la alcahueta es «probablemente el único autorretrato de Vermeer».


Muchacha dormida, hacia 1657 (Museo Metropolitano de Arte, Nueva York).

Cuadros de mujeres

Muchacha leyendo una carta, hacia 1657 (Gemäldegalerie Alte Meister, Dresde).

La mayoría de las representaciones de mujeres en los cuadros de Vermeer están relacionadas con una narrativa en la que instrumentos musicales u objetos del hogar influyen en la percepción de la acción. Sólo tres cuadros se desvían de forma importante de esta tónica y se pueden denominar retratos.
Es muy probable que las modelos, dadas las edades y aspectos de las representadas, las jóvenes mujeres que con una minuciosidad cariñosa pintara Johannes Vermeer, se trataran de sus propias hijas.



Muchacha leyendo una carta, hacia 1657 (Gemäldegalerie Alte Meister, Dresde).

El cuadro Muchacha leyendo una carta, pintado hacia 1657 y, por lo tanto, en la primera fase de Vermeer, muestra a una mujer con una carta, que determina la acción en el cuadro. El elemento de la carta fue retomado por Vermeer en otros cuadros. En este, la muchacha está situada en el centro del cuadro, con una carta en la mano, delante de una ventana abierta. En el lado derecho se ve una cortina, en primer plano una mesa. La mujer está representada de perfil, pero el observador puede ver su cara en un reflejo en la ventana. Que la carta sea posiblemente de amor se puede leer en detalles, como la fuente llena de manzanas y melocotones, en relación a la historia de Adán y Eva. La cortina del primer plano puede reforzar esta idea, ya que está abierta en señal de revelación, pero también puede tratarse de un elemento de la composición, empleado a menudo por Vermeer.

Dama al virginal 

En la mayoría de las representaciones de mujeres de Vermeer, la moralidad tiene un papel importante. Incluso en los cuadros de mujeres tocando música aparece el tema. Un ejemplo es el cuadro Dama al virginal o Dama parada cerca del clavicordio, pintado entre 1673 y 1675. Incluso el instrumento, un «virginal» es un indicio de la virginidad de la muchacha pintada. El hecho se deduce sobre todo por que en los Países Bajos del siglo XVII se cuidaba estrictamente de que la mujer llegase virgen al matrimonio. El cuadro de la pared, con la representación de Cupido, representa un contraste a esta forma de entender la moral.



Dama al virginal o Dama parada cerca del clavicordio, pintado entre 1673 y 1675

La joven de la perla

El cuadro más conocido de Vermeer es su Muchacha con turbante o La joven de la perla, pintado hacia 1665. Su fama se debe sobre todo a su recepción moderna y a que la obra fue la imagen elegida para representar una exitosa exposición en el Mauritshuis, en La Haya, en los años 1995 y 1996. La muchacha está representada desde un punto cercano y sin atributos narrativos, lo que diferencia notablemente este cuadro de las demás pintados por Vermeer. La identidad de la retratada es desconocida. 


 La joven de la perla, 1665

Representación de las ciencias

En el cuadro El geógrafo, pintado en los años 1668 y 1669, así como en el cuadro paralelo El astrónomo, de 1668, Vermeer trata las ciencias. También hace referencia a la Cartografía en otros cuadros, en los que el fondo está ocupado por mapas. La Cartografía era una ciencia joven y todavía se encontraba en desarrollo. En el siglo XVII, los mapas eran un objeto de lujo, pero, además de ser una señal de riqueza, en los cuadros de Vermeer también representan el conocimiento. Además, los mapas representan el poder de los Países Bajos como potencia comercial, que traficaba con países lejanos. Los Países Bajos pertenecían, Gracias a su imperio, a las potencias coloniales más importantes del siglo XVII. Un ejemplo del uso de mapas en los cuadros de Vermeer es Militar y muchacha riendo.



El geógrafo, hacia 1668-1669 (Instituto Städel, Fráncfort del Meno)

El geógrafo muestra al científico en medio del lienzo como motivo central. El geógrafo lleva el pelo largo recogido detrás de la oreja y está vestido con una toga larga. Sobre la mesa, en primer plano, hay un mapa y una manta empleada para extender los mapas. Sobre el armario del fondo hay un globo terráqueo. El científico comprueba con ayuda de un compás una distancia en el mapa, pero en ese momento mira por la ventana. La luz le da en la cara, lo que indica iluminación y sabiduría. La toga da al geógrafo un aire de misterio, lo que debe entenderse como una percepción del científico generalizada en la época.

Con la representación de un geógrafo y un astrónomo, Johannes Vermeer retoma un importante cambio de paradigma. Hasta el siglo XVII estaba mal visto el ocuparse de la extensión, forma e historia de la Tierra, así como de las estrellas. Ello se entendía como temerario y contrario al plan divino. Y a pesar de ello aparecieron ciencias que estudiaban de la Tierra y las estrellas desde finales del siglo XV. Desde el descubrimiento de América, Asia y África por los europeos, los comerciantes, navegantes y nobles necesitaron un mayor conocimiento geográfico, que se acumulaba en libros, mapas y globos.



 Un ejemplo del uso de mapas en los cuadros de Vermeer es: Militar y muchacha riendo.
El astrónomo 1668, el Louvre Paris

Alegorías

Johannes Vermeer pintó además de sus cuadros realistas, que tratan habitualmente de asuntos banales, dos alegorías en las que personificó temas abstractos y tomó posición a través de símbolos y referencias. Los cuadros llevan por título Alegoría de la fe, pintado entre 1671 y 1674, y Alegoría de la pintura o El arte de la pintura. En ellos Vermeer se basó en el conocimiento de Cesare Ripa de la iconografía.

Alegoría de la fe, pintado entre 1671 y 1674

El arte de la pintura (Alegoría de la pintura)

Es una famosa obra del pintor holandés Johannes Vermeer, quien hubo de pintarla hacia 1666. Está realizada al óleo sobre lienzo y mide 120 cm de alto y 100 cm de ancho, por lo que es la obra más grande dentro de la producción conocida de este artista. Se conserva en el Museo de Historia del Arte de Viena, Austria, donde ha estado expuesta desde que fue recibida por el gobierno austriaco en 1946. En neerlandés es conocido como De Schilderkunst o Allegorie op de schilderkunst. Este cuadro también es conocido con el título de El estudio del artista.



El estudio del artista. Alegoría de la pintura

Muchos expertos de arte creen que la obra de arte es una alegoría de la pintura, de ahí el título alternativo de este cuadro. Es el más grande y complejo de los cuadros de Vermeer.

La pintura es famosa por ser una de las favoritas de Vermeer, y un buen ejemplo del estilo óptico de pintura. Creado en una época sin fotografía, ofrece una representación visual realista de la escena y es un buen ejemplo del estilo de la cámara oscura. Otros puntos fuertes de la obra son: el uso de colores brillantes y el impacto de la luz filtrándose por las ventanas sobre varios elementos de la pintura.

Historia

El cuadro se considera una pieza esencial en el catálogo de Vermeer porque el propio pintor no se separó de él ni lo vendió, ni siquiera cuando tuvo deudas. Incluso después de su muerte en 1676, su viuda Catharina lo legó a su madre, Maria Thins, en un intento de evitar su venta forzosa para satisfacer a los acreedores. El ejecutor de la herencia de Vermeer, el afamado microscopista de Delft, Anton van Leeuwenhoek, determinó que la transmisión de la obra a la suegra del pintor fue ilegal.

La pintura permaneció sin descubrir durante un siglo hasta su compra por 50 florines en 1813 por el conde austriaco, Johann Rudolf Czernin. Hasta 1860, la pintura pasó como obra de un archirrival contemporáneo de Vermeer, Pieter de Hooch. La firma de Pieter incluso se falsificó sobre la pintura. Sólo por la intervención del erudito francés experto en Vermeer, Thoré Bürger se reconoció como un original de Vermeer y de ahí comenzó su fama. El cuadro fue exhibido públicamente en Viena por la familia Czernin hasta la invasión de Austria por los nazis en 1939.
Después de la invasión nazi de Austria, altos oficiales nazis, incluido el Reichsmarschall Hermann Goering intentaron adquirir el cuadro. El conde Jaromir Czernin tenía previsto venderlo a otra persona, pero presionado por Adolf Hitler accedió a ofrecérselo por 2 millones de reichsmarks con destino al gran museo que Hitler pensaba erigir en Linz. Según alegan ahora los descendientes del conde, finalmente el precio pagado fue inferior ya que los alemanes amenazaron al propietario con enviarle a un campo de concentración. Algunas fuentes sitúan el precio en 1,65 millones, que fue pagado a través del agente Hans Posse el 20 de noviembre de 1940.
El cuadro fue rescatado de una mina de sal a finales de la Segunda Guerra Mundial en 1945, donde estaba protegido de los bombardeos aliados, con otras obras de arte. Los estadounidenses devolvieron la pintura al gobierno austriaco en 1946, puesto que se estimaba que la familia Czernin lo vendió voluntariamente, sin fuerza indebida por parte de Hitler. Pero en septiembre de 2009, los Czernin alegaron que la venta fue forzosa, y reclamaron una resolución justa del asunto. 

Según la página web del periódico español El Mundo, las autoridades austríacas estudiarán cómo actuar.

El momento cumbre de su arte

En pintura, Vermeer supuso una importante influencia para Salvador Dalí. De niño, Dalí estaba fascinado por una reproducción de La encajera de Vermeer que colgaba en el despacho de su padre. En 1934, pintó algunas obras relacionadas con obras de Johannes Vermeer, como Masquerader, intoxicated by the limpid atmosphere («El que participa en un baile de máscaras, intoxicado por una atmósfera límpida») o Espectro de Vermeer de Delft, que representa a Vermeer como una figura oscura arrodillada, de manera que la pierna forma una mesa.


Espectro de Vermeer de Delft - Salvador Dalí

Salvador Dalí admiraba a Vermeer y comparó La encajera con la Capilla Sixtina

Innovación artística

Johannes Vermeer fue un precursor en la pintura en relación a los principios de la composición. Empleó una división equilibrada de superficies, con las que también expresaba estructuras y situaciones complejas de forma sencilla y con pocos elementos. La geometría tenía un papel importante en la composición. Vermeer empleaba la luz de manera que casi llegaba a dar la impresión de que pintaba al aire libre. Además, no empleaba tonos grises para representar sombras. Vermeer se destacaba en la restitución de la luz, de la textura, de la perspectiva y de los colores trasparentes.

El pintor neerlandés Vincent van Gogh escribió al también pintor Émile Bernard:
Es cierto que en el par de cuadros que pintó, se puede encontrar toda la paleta de colores; pero unir el amarillo limón, el azul pálido y el gris claro es tan característico de él, como la armonización del negro, el blanco, el gris y el rosa en Velázquez.
Una y otra vez se ha afirmado que Vermeer empleó una cámara oscura en sus cuadros para lograr el posicionamiento preciso de sus composiciones. Por ejemplo, Norbert Schneider escribió:
Sabemos hoy que Vermeer empleó una cámara oscura en la mayoría de sus cuadros y, de hecho, de forma que no oculta las condiciones de ese medio, sino que las hace visibles, como se puede reconocer en la falta nitidez de los bordes y los puntos de luz, el famoso «pointillé». Sus cuadros alcanzan de esta forma una calidad «abstracta», ya que no reproducen la realidad tal como es, sino tal como se ve, [...] Se puede decir que la «cámara oscura [se convierte] en una fuente del estilo»
David Hockney entre otros historiadores y promovedores de la tesis Hockney-Falco, también ha especulado que Vermeer utilizaba cámara oscura, ratificando esta idea ciertos efectos de luz y perspectiva que resultaban del manejo de lentes, en lugar del uso de directo de la vista humana.


Lectora en azul (1662-66)
La muchacha del collar de perlas (1662-66). Es uno de los tres cuadros de mujeres pintados
en su mejor momento. El amarillo y el blanco determinan la luz y el ambiente.
Mujer con una jarra de agua, hacia 1662

La tasadora de perlas (1662-66)
La lección de música (1662-66)
En La encajera, hacia 1669, mejoró su nueva técnica de estilización. Representó la concentración en el trabajo cuidando el rostro y las manos y prescindiendo de detalles que desvíen la atención. Dalí, que tenía admiración por este cuadro, realizó una copia y una versión surrealista del mismo.
Una dama que escribe una carta y su sirvienta, hacia 1670, pertenece también al periodo estilizado, combinó elementos habituales consiguiendo representar la serenidad con maestría.
Mujer tocando la guitarra, hacia 1672. El estilo tardío se extrema, algunos detalles son tratados esquemáticamente. Abandona su ideal de figuras inmóviles haciendo reír y moverse a esta mujer.
Mujer sentada tocando la espineta, hacia 1675. Se aprecia la decadencia de su fuerza creadora tanto en la composición, como en la luz y los detalles.

Falsificaciones

Debido a que la autoría de Vermeer sólo se considera segura en 37 cuadros, ha habido una y otra vez rumores sobre la existencia de más cuadros, cuya localización sería desconocida. Esta circunstancia ha sido aprovechada para que falsificadores crearan cuadros de Vermeer supuestamente desconocidos hasta el momento y los vendiesen en el mercado del arte. La demanda de cuadros de Vermeer era tan grande que no podía ser cubierta por su escasa obra.

El neerlandés Han van Meegeren (1898-1947) creaba falsificaciones tan perfectas que incluso el experto en Vermeer Abraham Bredius realizó peritajes sobre la autenticidad de estas obras. 

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