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viernes, 3 de marzo de 2017

(IV) Alberto Durero - Obras (Acuarelas - Autorretrato )

Patio del castillo de Innsbruck, 1494, gouache y acuarela sobre papel
El Autorretrato de Durero es una obra del pintor alemán Alberto Durero hecha en 1500, cuando tenía 29 años. Se conserva en el Alte Pinakothek de Múnich. Aunque existen otros autorretratos, el más famoso de ellos el que se conserva en el Museo del Prado de Madrid de 1498, (Autorretrato de Durero (Prado)). Mide 67 cm. de alto por 49 cm. de ancho. También se le conoce como Autorretrato con traje de piel.

Es más inquietante y su misterio no se aclarará probablemente jamás. Durero se representa frontalmente como una especie de Cristo surgido de las tinieblas, en un despojamiento monumental, con largas tranzas doradas que provocaban el sarcasmo de los venecianos. ¿Identificación del genio del artista con el genio creador divino, profesión de fe en el clasicismo del Renacimiento, monumento idealizado de su propia gloria? El problema sigue sin ser resuelto. B. Zumthor
Esta obra fue realizada en 1498, cuando Durero tenía 27 años, como figura en la inscripción a la parte derecha superior del cuadro. Sin embargo, este hombre que vemos aquí parece mayor. Se le ve frontalmente, vestido de pelliza, con largos cabellos y una expresión seria y serena, recordando un «Ecce homo». Si alguien que lo viese no supiera que es un autorretrato de Durero, pensaría que es Cristo, con los cabellos dorados enmarcando un rostro alargado y sereno, recordando la iconografía de Jesucristo.Las facciones, la cara, pero sobre todo la mirada son cautivadoramente profundas. Son ojos verdes que están un poco hundidos, con la mirada «sincera, noble y honesta». Muy pocos cuadros han llegado a transmitir tal efecto y Durero lo ha logrado con su propio rostro.Primero, está el fondo oscuro que da un efecto de silencio. Todo parece quietud. La cara de Durero sobresale dramáticamente. Todo, desde su cabello dorado hasta sus manos son calma.Está vestido con una bata color café, de terciopelo y lana la cual ya está muy usada y rota como se puede ver en el brazo derecho, del cual se deja ver una parte del traje que Durero porta en el autorretrato de 1493.
Su mano acaricia la bata con suavidad y él solo nos ve a nosotros. La luz es poca, pero llega del lado izquierdo del cuadro y es el único foco que alumbra la escena. Esta postura de la mano tocando el pecho recuerda igualmente a las representaciones de Cristo, reflejando a un tiempo la bondad del artista.El detalle es sorprendente. Nuevamente, Durero trabaja arduamente en su cabello del cual está obsesionado y le confiere todo el realismo y detallismo que le es posible. La minuciosidad en el tratamiento del cabello es típica de Durero.
Alberto Durero - Vista al Nuremberg - 1497
Arco, ciudad fortificada, estaba al norte del lago Garda, en los Alpes. Las acuarelas con vistas de los paisajes alpinos que Durero atravesó en su viaje a Venecia forman hoy un conjunto muy destacado por la presencia de paisajes independientes en la producción de este pintor. No tenían la consideración de obras de arte, sino que funcionaban como herramientas de taller, es decir, recursos para luego rellenar los fondos de paisaje en las grandes composiciones del maestro. En todas ellas debemos destacar que el amor por el detalle de Durero se ha esfumado en pro de la búsqueda del efecto de conjunto, de la panorámica y la amplitud atmosférica, lo que les añade otro valor más singular, fuera de la trayectoria habitual del pintor. Existen varias de estas acuarelas, entre las que podemos citar la Roca de Trento o la Vista de Innsbruck.
Innsbruck era ciudad imperial, como la propia Nüremberg. A las orillas del río Inn, es la última ciudad de Alemania antes de pasar los Alpes hacia Italia. Durero tuvo ocasión de visitarla en su primer viaje a Venecia. Forma parte de un conjunto de paisajitos a la acuarela, llamadas las Welsch Pirt, o montañas italianas. Estas acuarelas eran tomadas por Durero como recordatorio de los lugares que había visitado y como recursos para luego rellenar los fondos de sus cuadros. Estos paisajes no tenían valor como obras independientes, y la prueba es que cuando los realizó, Durero no firmó ninguno de ellos. Más tarde podremos encontrar estos paisajitos integrados en grandes obras del artista.
Welsch Pirt era el nombre que recibió una serie de acuarelas que Durero realizó durante su primer viaje a Venecia. Significa "montañas italianas" y son un conjunto de vistas alpinas de los lugares que el artista atravesó hacia Venecia. La roca de Trento presenta una impresionante mole rocosa a cuyo pie discurre sereno un río y se levantan casitas de piedra.
El estilo minucioso y detallista de Durero se ha transformado en esta obra en una técnica suelta, de pincelada ligera y transparente. El detalle se ha sacrificado a la idea del conjunto, de modo que el artista ha conseguido una bella panorámica, tomada desde la lejanía y filtrada por el suave tono azulado del aire de montaña. Es una de las acuarelas más bonitas de Durero, que realizó una serie de paisajes alpinos durante su viaje a Venecia. Más tarde encontraremos estas acuarelas en cuadros de escenas religiosas, como acompañamiento de fondo. Sin embargo, estas acuarelas son los primeros paisajes independientes del arte europeo. - 1495
Apocalipsis, Visión de los siete candelabros 1498
Tan sólo veinte años antes el padrino de Durero, Anton Koberger, había publicado una Biblia que incluía el Apocalipsis de San Juan. Las estampas de aquella Biblia resultan tremendamente primitivas, comparadas con las obras maestras que Durero estampó en su propia edición del Apocalipsis, una de las joyas del arte alemán del siglo XV. Otras estampas de la serie, como San Juan y los 24 Ancianos o Las Siete Trompetas, remitían a modelos anteriores. También esta Visión de los siete candelabros imita la primitiva visión de la Biblia Koberger, con Dios entronizado, rodeado de los candelabros, con una espada saliendo de su boca en referencia a su verbo justiciero. Sin embargo, el tratamiento de las figuras, de los ropajes, el concepto de la escena es tremendamente avanzado, casi pictórico en la calidad de los volúmenes y las sombras.El Apocalipsis de Durero marcó un antes y un después en el arte de la imprenta en Alemania y será una referencia básica para todos aquellos que trabajaron esta técnica. 
Carlomagno, 1514.
LAS AGUAS DEL SUEÑO DE DURERO
“En el año 1525, después de Pentecostés, entre Pentecostés y Miércoles Santo – escribe Alberto Durero el 8 de junio de ese año – en mi sueño, tuve la visión de unas grandes masas de agua que caían poderosamente de los cielos, las primeras de las cuales que tocaron tierra, lo hicieron a unos seis kilómetros de donde yo estaba con una violencia tal que levantaron un ruido atronador, salpicándolo todo, e inundando todo el país. Sentí entonces un terror tal, que me desperté. Esas aguas diluviales caían por todas partes, unas más lejos y otras más cerca, pero desde tan alto que parecían hacerlo todas con la misma lentitud. Pero las primeras aguas que llegaron al suelo cayeron con fuerza, tan rápidamente, entre el bramido del viento, que el estruendo que produjeron me hizo despertar asustado y tembloroso, tanto que tardé en recobrarme. Al levantarme, por la mañana, pinté lo que encabeza estas líneas, tal como lo había visto. Quiera Dios llevar todas esta cosas a un buen fin”.
(III) Durero - El regreso a Nuremberg - La relación de Durero con la Reforma, pincha aqui

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