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domingo, 9 de febrero de 2020

(XL) (II) El placer de coleccionar arte - El imperio napoleónico (Mecenas de las ciencias y el arte) - Napoleón III - Eugenia de Montijo

(XL) - El placer de coleccionar arte - El imperio napoleónico (Mecenas de las ciencias y el arte). pincha aqui

Fuente: Museo de Orsay

Napoleón III y el arte
Durante mucho tiempo, la reputación de Napoleón III y del Segundo Imperio (1852-1870) fue oscurecida por el fasto de la «fiesta imperial» y la humillante derrota de 1870 contra Prusia. Fue considerada como una época de placeres frívolos y corrompida por el dinero, como lo denunciaba Victor Hugo en su exilio, o Emile Zola en su fresco novelesco Los Rougon-Macquart.

Luis Napoleón Bonaparte (en francés: Louis Napoléon Bonaparte) (2 de septiembre de 1778-25 de julio de 1846) fue un príncipe francés, hermano del emperador Napoleón Bonaparte. A partir de 1806, y gracias a la influencia de su hermano, se convirtió en rey de Holanda con el nombre de Luis I de Holanda (en neerlandés: Lodewijk I). Después de la derrota de Napoléon, usó el título de conde de Saint-Leu.

Franz-Xaver Winterhalter (1805-1873)  Napoleón III, emperador de los franceses 1862
Carlos Luis Napoleón Bonaparte (París, 20 de abril de 1808-Londres, 9 de enero de 1873) fue el único presidente de la Segunda República Francesa (1848-1852) y, posteriormente, emperador de los franceses entre 1852 y 1870 con el nombre de Napoleón III, siendo el último monarca de Francia.
Hijo de Luis I y de Hortensia de Beauharnais, hija de la emperatriz Josefina, nació en el seno de la Casa de Bonaparte. Debido a su parentesco con Napoleón Bonaparte, se convirtió en el heredero legítimo de los derechos dinásticos tras las muertes sucesivas de su hermano mayor y Napoleón II.
Su filosofía política era una mezcla de romanticismo, de liberalismo autoritario y de socialismo utópico, aunque en los últimos años fue insigne defensor del tradicionalismo y de la civilización católica. Quiso significar una reparación frente al anticlericalismo y el ateísmo de la Revolución francesa. Tuvo una política de expansión de la civilización clásica que, en su opinión, Francia representaba, frente al surgimiento de Alemania y Estados Unidos, potencias emergentes de tipo protestante.


 Franz Xaver Winterhalter (Menzenschwand en la Selva Negra, 20 de abril de 1805-Fráncfort del Meno, 8 de julio de 1873) fue un pintor y litógrafo alemán especialmente conocido por sus retratos de la realeza realizados a mediados del siglo XIX. Entre sus obras más conocidas se cuentan La Emperatriz Eugenia rodeada de sus damas de compañía (1855) y el retrato hecho a la emperatriz Isabel de Austria, popularmente llamada Sissí (1864).
Los años 1850-1860, marcados por una coyuntura económica favorable y la estabilidad del régimen imperial, se destacaron por una prosperidad sin igual en el siglo XIX: una era de abundancia y de múltiples celebraciones políticas, económicas, religiosas y artísticas .

El emperador deslumbra a Europa resucitando el fasto de Versalles y consolida el apoyo popular mediante la celebración de numerosas fiestas.
Triunfante, la burguesía expone su riqueza y, fascinada por su propia imagen, genera una verdadera industria del retrato.

París vive al ritmo de los Salones, los grandes bailes organizados por la corte y los numerosos espectáculos representados en los teatros.
El imperio francés, que vuelve a ocupar su lugar en la escena internacional gracias a una política extranjera ofensiva, celebra durante las Exposiciones universales de 1855 y 1867, y unidos a la celebración, prosperan eclécticos creadores y la industria francesa del lujo.

La comedia del poder
Luego de una vida de exilio y de intentos fallidos de volver al poder, Luis-Napoleón Bonaparte (1808-1873), sobrino de Napoleón I, es elegido primer presidente de la República francesa en diciembre de 1848.
El 2 de diciembre de 1851, en el aniversario de Austerlitz y de la coronación de su tío, se consuma el golpe de Estado mediante el cual el «príncipe-presidente» convierte la república en un imperio hereditario. Luis Napoleón aplaca la resistencia, aprisiona a los opositores, censura a la prensa, pero instaura el sufragio universal (masculino).
Luego de un voto masivo de los franceses, el Imperio es restaurado el 2 de diciembre de 1852.

Napoleón III y la Emperatriz Eugenia
 
Régimen validado por el voto popular, el bonapartismo de Napoleón III «consiste en reconstituir la sociedad francesa conmocionada por cincuenta años de revoluciones, en conciliar el orden con la libertad» (Luis Napoleón Bonaparte, Las ideas napoleónicas, 1839).
A fin de consolidar el apoyo popular en torno a su persona, el emperador utiliza la imagen (pintura, fotografía, grabado) para conmemorar y difundir los grandes momentos de una «gesta imperial» moderna y tradicional a la vez.
La propaganda imperial también se construye en torno a la joven emperatriz Eugenia (1826-1920). En enero de 1853, Napoleón III anuncia públicamente su casamiento mediante una declaración oficial que rompe con la antigua tradición.
Este matrimonio romántico aumenta la popularidad del emperador y la emperatriz, dedicada a las causas caritativas, incrementa aún más el carisma del régimen.

María Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, condesa de Teba, más conocida como Eugenia de Montijo (Granada, 5 de mayo de 1826-Madrid, 11 de julio de 1920) fue una aristócrata española y emperatriz consorte de los franceses como esposa de Napoleón III.
En 1835, Eugenia fue enviada a Francia a estudiar en el Convento del Sagrado Corazón y luego en el Gymnase Normale, Civile et Orthosomatique, recibiendo en ambos una profunda formación católica, que la acompañaría hasta el final de su vida. En 1837 tuvo una corta y desagradable estancia en un internado en Brístol, al sudoeste de Inglaterra.
En una de las muchas reuniones sociales de la alta alcurnia francesa, el 12 de abril de 1849, en una recepción en el Palacio del Elíseo, la princesa Matilde Bonaparte, prima de Luis Napoleón, la presenta al que sería el futuro emperador, el enigmático y flamante Napoleón III, que quedó hechizado ante la elegante exuberancia e inteligencia de Eugenia, de una belleza difícil de desapercibir, cortejándola de forma vehemente, eludiendo Eugenia el asedio como buenamente pudo.
El citado Napoleón, sobrino nieto del primer Bonaparte, hijo de Luis I, rey de Holanda y de Hortensia de Beauharnais, por circunstancias rebuscadas en una azarosa vida, se convertiría en Presidente de una República en la que él mismo buscaba su segunda y más ambiciosa finalidad, llegar a convertirse en el Emperador Napoleón III.
Eugenia no había nacido princesa, pero pronto supo ponerse a la altura de las circunstancias. Nadie echaba ya de menos a la princesa de sangre real que tanto se deseó.

El canal de Suez es un canal navegable situado en Egipto que une el mar Mediterráneo con el mar Rojo. El canal convirtió a la región del Sinaí en una nueva península, constituyendo la frontera entre los continentes de África y Asia. Su longitud es de 163 km entre Puerto Saíd (en la ribera mediterránea) y Suez (en la costa del mar Rojo). Permite acortar la ruta del comercio marítimo entre Europa y el sur de Asia, pues evita tener que rodear el continente africano.
En 1875 el Pachá de Egipto, a causa de la deuda externa del país, puso a la venta su parte de las acciones del canal. En una rápida maniobra, el primer ministro del Reino Unido, a la sazón Benjamin Disraeli, convenció a la Reina Victoria de la necesidad de comprarlas para tomar el control sobre la ruta hacia la India Británica, la colonia más rica del Reino Unido. Un enviado de Disraeli consiguió un cuantioso préstamo de parte de la Casa banquera Rothschild, y de esta manera el Reino Unido se aseguró el dominio de la vía interoceánica.
La Convención de Constantinopla de 1888 declaró el canal zona neutral bajo protección británica. Al ratificar este tratado, el Imperio otomano accedió a permitir la navegación internacional de forma libre a través del canal, tanto en tiempos de paz como de guerra.
Un gran beneficiado por la construcción de este canal fue España, para llegar más rápidamente por barco a Filipinas.
El 26 de julio de 1956 el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser decidió nacionalizar el canal con el objetivo de facilitar la financiación de la construcción de la presa de Asuán y, como respuesta a la negativa de Estados Unidos y Reino Unido a financiar dicha obra. La medida fue recibida con indignación por Francia y Reino Unido, principales accionistas del canal de Suez, y máximos beneficiarios del petróleo que circulaba por él. El 29 de octubre de ese mismo año comenzó la Guerra del Sinaí por esas razones. Egipto, como represalia, hundió cuarenta barcos en el canal, provocando el bloqueo total.

A principios de 1957, tras la intervención de la ONU, se completó la retirada de las potencias europeas e Israel. El canal se reabrió en el mismo año.

Desde entonces, fue administrado por Nasser hasta un nuevo bloqueo en 1967, debido a las hostilidades entre Egipto e Israel en la guerra de los Seis Días. El cierre se produjo, como en 1956, por el bloqueo provocado por el hundimiento de varios barcos dentro del canal. Se reabrió al tráfico internacional en junio de 1975.
La Emperatriz fue parte fundamental en la construcción del Canal de Suez, y tuvo un excepcional protagonismo político y social al asistir, tras el viaje a Estambul, como el más alto representante de Francia a la inauguración del mismo, el 17 de noviembre de 1869 a bordo del barco L'Aiglon. A la inauguración del canal asistieron los principales monarcas europeos, incluido el emperador Francisco José I de Austria, quien quedará impresionado por su belleza. El creador y constructor de esta genial obra de ingeniería, era su primo segundo Fernando de Lesseps, que no era ingeniero sino diplomático, pero con vocación de ingeniería. Aunque las relaciones de Eugenia y Lesseps nunca habían sido buenas, éste agradeció su presencia por el honor que supuso que la Emperatriz de Francia se encontrara presente en los actos de la inauguración del Canal.

El Hotel Marriott El Cairo es un gran hotel situado en el barrio de Zamalek en la isla Gezira, situada en el Nilo, y justo al oeste del centro de El Cairo, Egipto. La sección central una vez fue el Palacio Gezirah construido para el Khedive Isma'il Pasha en 1869. El palacio y el sitio se convirtió en un hotel de Marriott International y moderno. El Hotel Marriott es uno de los edificios más altos en El Cairo. El hotel consta de 1087 habitaciones, por lo que es uno de los hoteles más grandes de Oriente Medio. Las habitaciones están situadas en dos edificios idénticos de veinte pisos - Las torres Gezira y Zamelek.

Corría el año de 1869 cuando Fernando Lesseps concluyó una de las obras más importantes de la época: el Canal de Suez. El más alto dignatario del país, el Jedive Ismail de Egipto, hizo construir para la ocasión un  palacio que sirviera para alojar a la emperatriz de Francia Eugenia de Montijo, que acudía a realzar con su presencia los fastos de la inauguración de tan magna obra. El lugar elegido era inmejorable: la isla de Zamalek, en el rio Nilo.
Con el fin de hacer a la Emperatriz su estancia más agradable, y deseando despertar su admiración con algo inesperado, el Jedive hizo recrear hasta el más nimio detalle de las habitaciones en que se alojaba Eugenia en el palacio que le servía de morada en Paris, de manera que, al llegar a El Cairo, Eugenia se encontró con que se hallaba en “sus salones”, “su dormitorio” o “sus jardines”.
El resultado de aquellas amabilidades y atenciones inimaginadas fue que Eugenia se quedó en Egipto más tiempo del previsto


La parte antigua del hotel, su corazón, está impregnado por la huella de Eugenia. En un gran salón junto a las escaleras de salida a los jardines, restaurante y piscinas, dos grandes retratos nos recuerdan a Napoleón III y a Eugenia de Montijo. En los jardines, el Café Promenade es una delicia de servicio, entorno y paisaje.
En el piso superior se encuentran los antiguos dormitorios de la Emperatriz, convertidos hoy en salones para eventos con el nombre de “Eugenie Private Dinner Room”
Aunque sus detractores políticos y personales dijeran de ella que actuaba con soberbia desmedida, lo cierto es que desempeño su labor con unas dotes políticas excepcionales.

Corona de la emperatriz Eugenia, expuesta en el Museo del Louvre.
La emperatriz poseía una de las colecciones de joyas más importantes de su época; Catalina Granger recuerda que sus compras en general se aproximan a la enorme suma de 3,6 millones de francos, de los cuales cerca de 200 000 francos se destinaron a la compra de obras de arte para su colección personal.
Para hacer frente a las necesidades de su exilio en Inglaterra, la soberana organizó una venta de joyas en Christie's el 24 de junio 1872 
El joyero estadounidense Charles Lewis Tiffany, que anteriormente había adquirido las Joyas de la Corona de Francia compró la mayoría de las joyas de la Emperatriz para venderlas posteriormente a las damas de la alta sociedad americana.
La mayoría de ellas serían adquiridas más tarde por la brasileña Aimée de Heeren, la cual coleccionó joyas y al mismo tiempo se interesó por la vida de la Emperatriz. Las dos mujeres eran consideradas como las dos "reinas de Biarritz", ya que pasaban el verano en la costa vasca, la Emperatriz en el "Villa Eugenia", hoy en día el Hôtel du Palais que mandó construir Napoleón III en 1854 - el edificio tiene la forma de una "E" mayúscula - y Aimée de Heeren en la villa "La Roseraie".

Hôtel du Palais

Hôtel du Palais

Charles Lewis Tiffany (Killingly (Connecticut), Estados Unidos el 15 de febrero de 1812-Yonkers, 18 de febrero de 1902) fundó la joyería Tiffany & Co., que es actualmente una de las más prestigiosas y famosas del mundo. Charles Tiffany nació en el pueblo de Killingly (Connecticut) en 1812. En el año 1837 se trasladó a Nueva York.
En el año 1858 Tiffany consiguió las sobras de una especie de cable, cortó este material en piezas e hizo unos souvenirs que tuvieron un éxito inesperado. Desde aquel momento el negocio comenzó a prosperar.
Durante la Guerra de Secesión fabricó espadas y medallas, y el capital siguió aumentando. Cuando acabó la guerra Tiffany se especializó en el comercio de objetos de oro, plata y piedras preciosas, con lo que empezó a tener entre sus clientes a los millonarios más famosos del país. Cuando murió el 18 de febrero de 1902, dejó a sus herederos un negocio de 35 millones de dólares y de renombre mundial.
La joyería se hizo cada vez más exclusiva, y en el año 1940 se estableció en una esquina de la quinta avenida de Nueva York. Hay una novela del escritor norteamericano Truman Capote que se titula Breakfast at Tiffany's (1958) y se hizo una película con el mismo título Desayuno con diamantes, protagonizada por la actriz Audrey Hepburn.
Los talleres de Tiffany crearon joyas para la reina Victoria, el sah de Persia y el zar de Rusia. Elaboraron el incomparable prendedor que Richard Burton regaló a Liz Taylor. También fue allí donde Madonna compró su lujosa vajilla. Tiffany´s también tiene sucursales en Europa, Japón y Panamá.
Le sucedió en el negocio su hijo Louis Comfort Tiffany, diseñador de estilo modernista que realizó importantes innovaciones en la técnica del vidrio irisado.
A pesar de que Tiffany & Co, se encuentra rodeada por las tiendas de Gucci y Louis Vuitton, esta tiene un lugar predominante teniendo en cuenta sus 181 años de historia, asimismo como marca, existe en un mundo maravilloso de ensueño y gran consumo, gracias en parte a Audrey Hepburn en la película de 1961 «Breakfast at Tiffany’s»

Aimée de Heeren, nacida Aimée Soto-Maior de Sá o Aimée de Sotomayor (Castro, Paraná, 3 de agosto de 1903 - Nueva York, Estados Unidos, 14 de septiembre de 2006) fue una socialité brasileña y una de las mujeres más glamorosas de Brasil a nivel internacional. Su nombre figura en el Best Dressed List Hall of Fame de 1996.
Si bien no nació en un ambiente rico, sus padres se esforzaron por darle una buena educación tanto a Aimée como su hermana Vera, logrando que aprendieran seis idiomas.
Contrajo matrimonio con Luis Lopes, jefe de gabinete del presidente Getúlio Vargas. Sin embargo, la pareja se separó debido a rumores de romance entre Heeren y Vargas,​ aunque nunca admitió o negó la situación.
Patrocinó a muchos diseñadores de moda, incluyendo el por entonces desconocido Christian Dior
En 1939, ante la invasión alemana en Francia, abandonó París para vivir en otra parte de Europa, y se convirtió en un huésped habitué del Hotel Meurice. Salió con el mariscal de campo alemán Helmuth James Graf von Moltke, pero lo dejó antes de su muerte. Durante la Segunda Guerra Mundial, se vio obligada a trasladarse a Estados Unidos, donde se enamoró de Joseph P. Kennedy, Jr., el mayor de los hermanos Kennendy.
Más tarde se casó con el estadounidense Rodman Heeren, bisnieto de John Wanamaker, fundador de las Galerías Comerciales Wanamaker.
En varias ocasiones, Hereen figuró en listas de las personas mejor vestidas del mundo y una edición de 1941 de la revista Time la incluyó en el tercer puesto de la lista de las «10 mujeres mejor vestidas del mundo»
A la edad de 102 años, viajó a Belgrado para asistir al 60º cumpleaños del príncipe heredero Alejandro de Yugoslavia el 17 de julio de 2005 en el Palacio Blanco. De acuerdo a la agenda de Biarritz, solía nadar en el Atlántico todos los días que permanecía en la ciudad hasta su muerte a la edad de 103 años en 2006.
Durante el período del Segundo Imperio Francés, el campo de las artes y las letras estaba sujeto a la censura. El retorno al orden moral predicado por la Iglesia y apoyado por la emperatriz Eugenia, fue una de las preocupaciones del régimen.

Gran protectora de la cultura, como mujer culta que era, protegió a escritores y artistas de la época, aumentó de forma considerable el esplendor de una Corte rancia, decadente y casi siempre hostil hacia su persona.

En la vida cultural de la corte y de Francia, la Emperatriz participa en la creación del estilo Napoleón III, basado esencialmente en la inspiración, o incluso la copia, de los estilos del pasado. Entre otros, apoya a Winterhalter, Waldteufel, Offenbach, así como a su viejo amigo Mérimée, inspector general de los monumentos históricos, que en 1853 sería nombrado senador de Francia, y que entonces era comandante y gran oficial de la Legión de Honor.

Fue propulsora de la industria de la alta costura en Francia con quien fuera su pionero más relevante, Charles Frederick Worth. Durante el Segundo Imperio y bajo la influencia del mencionado modisto Charles Frederick Worth, se abandona el miriñaque a finales de la década de 1860 en beneficio del más cómodo polisón. En cuanto a los accesorios, la Emperatriz siente predilección por la casa de lujo Maquet, donde compra artículos de cuero y ordena su membrete.

Monograma de "N" por Napoleón III en la fachada de la Ópera Garnier en París. La "E" por la emperatriz Eugenia.

En septiembre de 1870 finalizó la guerra franco-prusiana, que culminó con el desastre de la Batalla de Sedán, en la que fue capturado el ejército francés junto con el Emperador. El emperador, que posteriormente liberado, estuvo prisionero en el castillo de Wilhelmhöhe, convertido en cárcel.

Este acontecimiento provocó que el Emperador fuera destronado, y el ánimo de Eugenia decreció al igual que su ilusión, viendo cómo todas aquellas personas en las que había confiado, la abandonaban a ella y a su familia hacia un precipitado exilio incierto en Inglaterra. Pudo salir de Francia gracias a su dentista norteamericano el Dr. Evans. En un viaje casi épico que dura 12 horas en un yate de 15 metros de eslora, con una tormenta impresionante, llega a Inglaterra.
La Emperatriz Eugenia, mediados de la década de 1860

Se estableció junto a su hijo en la finca de Camden House, en Chislehurst, Kent, donde el emperador se reunió con ella tras haber sido destituido por la Asamblea. Fue en Camden House donde se agravó la salud del Emperador con una suerte de dolores en el abdomen, falleciendo finalmente el 9 de enero de 1873, sin que su hijo, que realizaba estudios en la Real Academia Militar de Woolwich, pudiera llegar a tiempo.
A la muerte del Emperador, Eugenia se retiró a una villa en Biarritz en la que vivió alejada de los asuntos de la política francesa.
La muerte de su hijo en 1879, junto a la del Emperador en 1873 y a la de su hermana Paca de Alba en 1860 a causa de la tuberculosis, hicieron que la vida careciera ya de todo interés para la Emperatriz.

Una de las últimas fotografías de la Emperatriz, Palacio de Liria, Madrid, año 1920

Cuando en 1880 regresó a Inglaterra luego de haber visitado los lugares del martirio de su hijo, todavía le quedaban cuarenta años por vivir. Cuarenta años que vistió de luto riguroso.

Relacionada genealógicamente con la Casa de Alba, se alojó ocasionalmente en el Palacio de Liria de Madrid, en su Quinta de Carabanchel y en el Palacio de Dueñas de Sevilla. Algunas de sus pertenencias, como pinturas y muebles, pasaron a manos de los Alba, como un retrato suyo pintado por Winterhalter y otro de Goya, La marquesa de Lazán. Durante sus estancias en España, eran frecuentes sus visitas a la reina consorte Victoria Eugenia de Battenberg, de quien era madrina de bautismo y muy amiga.

Retrato pintado por Madrazo (1855)
Federico de Madrazo y Kuntz (Roma, 9 de febrero de 1815 - Madrid, 10 de junio de 1894) fue un pintor español, especializado en los retratos de estilo romántico.
María Francisca de Sales Portocarrero, duquesa de Alba (Granada, 29 de enero de 1825 - París, 16 de septiembre de 1860) fue una aristócrata española. Por su propio derecho era cuatro veces grande de España. Llamada familiarmente Paca Alba, usó siempre en primer lugar el apellido Portocarrero, seguido —en combinaciones variables— de otros como Zúñiga o Guzmán (por los que le tocaban algunas de las casas que poseía) y Palafox o Rebolledo de Palafox (que era el de su abuelo paterno), y después el de su madre: Kirkpatrick. Como hija primogénita, sucedió a su padre en los títulos nobiliarios de la familia, títulos que finalmente quedarían incorporados a la Casa de Alba al ser concertado su matrimonio con el heredero de dicha casa.

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