ARTE y MITO
Loggia di Psiche, 1518-19, fresco de Rafael. En imagen, sección del techo donde se representa el concilio de los dioses, principalmente los doce olímpicos, recibiendo a Psique. |
En la religión de la antigua Grecia, los dioses olímpicos eran los principales dioses del panteón griego, que moraban en el monte Olimpo (el más alto de Grecia). A ellos les fueron consagrados tanto templos, como festividades cívicas, actividades artísticas y deportivas, siendo considerados los más importantes dentro del amplio conjunto de las deidades de la mitología griega. En sus orígenes, los primeros cultos se remontan aproximadamente hace 5000-6000 años, hacia el 3500 a. C. El culto a las deidades de la Antigua Grecia permanece vigente en el Helenismo.
Los mitos son relatos que recogen historias de dioses y semidioses y su relación con los hombres. De ahí que se hallen presentes en todas las culturas y sociedades antiguas. De origen incierto en la mayor parte de las ocasiones, tradicionalmente se transmitían de forma oral, modificándose paulatinamente con nuevos añadidos y diferentes versiones. En el caso de los mitos griegos, los primeros testimonios escritos no se remontan más allá del siglo VIII a. C.
Los protagonistas de esos mitos eran los dioses del Olimpo, que no sólo regían el destino de los hombres, sino que bajaban a la Tierra e interactuaban con ellos, adoptando en ocasiones una apariencia humana que los hacía más cercanos. Sus historias también servían para explicar todo tipo de fenómenos de la naturaleza o del universo que les rodeaba. Surgieron así infinidad de divinidades que personificaban montañas, fuentes, ríos, mares, vientos, constelaciones…, también todo tipo de árboles y de especies animales que convivían con los hombres.
A lo largo de la historia, la mitología clásica ha sido una constante fuente de inspiración para numerosos artistas, y esas fabulosas narraciones quedaron recogidas en cerámicas, bloques de mármol, medallas, tablas y lienzos
Los mitos son relatos maravillosos situados fuera del tiempo histórico y protagonizados por personajes de carácter divino o heroico. La mitología, por su parte, es el conjunto de mitos y, al mismo tiempo, su estudio.
Gracias a los mitos, griegos y romanos pudieron ofrecer una interpretación sobre el origen del mundo y sobre diversos fenómenos de la naturaleza o del universo. Surgieron así infinidad de divinidades que personificaban montañas, fuentes, ríos, mares, vientos, constelaciones…, pero también todo tipo de árboles y especies animales. Dioses y semidioses —siempre con apariencia humana, salvo en el caso de los monstruos— dejaron junto a los héroes una huella perenne en el curso del mundo como protagonistas de sucesos ejemplares, en los que el componente simbólico es esencial.
En un primer momento los mitos fueron narraciones no escritas, que se iban transmitiendo de forma oral y modificándose paulatinamente con nuevos añadidos. Homero y Hesíodo, en el siglo VIII a. C., fueron los primeros en poner por escrito esas historias, dando nombres a los dioses y señalando sus particularidades. Pero no podríamos conocer y entender los mitos clásicos sin las aportaciones de otros autores posteriores, tanto griegos como romanos. Cabe destacar, entre otros, a Apolodoro, Luciano de Samósata, Diodoro de Sicilia, Filóstrato, Virgilio y, especialmente, a Ovidio, autor de las Metamorfosis, que constituyen un auténtico manual de mitología grecorromana.
El acercamiento a los mitos clásicos tiene un importante obstáculo: la terminología. Algunos dioses son conocidos por sus nombres griegos pero otros son más reconocibles por sus nombres romanos.
Apolo persiguiendo a Dafne - 636 - 1638. Óleo sobre lienzo, 193 x 207 cm. |
Ovidio cuenta la transformación de Dafne en árbol en el libro I de las Metamorfosis (452-552:) "(...) El primer amor de Febo fue Dafne, la hija de Peneo, un amor que no produjo el ignorante azar, sino la cruel ira de Cupido. (...) Apolo se disponía a seguir hablando cuando huye en temerosa carrera la hija de Peneo y lo dejó con la palabra en la boca(...). Agotadas sus fuerzas, palideció ella y vencida por el esfuerzo de la rápida huída dijo mirando a las aguas del Peneo: "¡Ayúdame, padre, si los ríos sois divinidades, echa a perder, cambiándola, esta figura con la que he gustado demasiado"! Apenas acabó su plegaria, un pesado sopor invade sus miembros: una delgada corteza ciñe su tierno pecho, sus cabellos crecen como hojas, sus brazos como ramas, sus pies ha poco tan veloces se adhieren en raíces perezosas, en lugar del rostro está la copa: sólo la belleza queda en ella". Este episodio, tal y como indica Ovidio, es consecuencia de la burla que Apolo le dedicó a Cupido después de que el primero hubiera vencido a la serpiente Pitón (P1861).
El cuadro estuvo atribuido a Cornelis de Vos hasta 2017, fecha en que se localizó la firma de Van Thulden.
Los lienzos para la Torre de la Parada fueron realizados en torno a 1636-1638 aproximadamente, siguiendo la correspondencia entre el Cardenal Infante Don Fernando, gobernador de Flandes en el momento del encargo, y su hermano el rey Felipe IV. La decoración de la Torre de la Parada, en cuyo proyecto también participaron otros autores como Velázquez, fue el mayor encargo que Rubens recibió de Felipe IV. A partir de 1636 se enviaron desde Amberes a Madrid más de sesenta obras para esta casa de recreo situada en los montes del Pardo. La mayor parte de las escenas narraban las pasiones de los dioses, según fueron descritas en las Metamorfosis del poeta romano Ovidio y otras fuentes clásicas.
Para llevar a cabo un proyecto tan amplio, Rubens realizó pequeños bocetos sobre tabla, donde capta la esencia moral de las historias y las actitudes de los personajes. Estos bocetos sirvieron de base para la elaboración de los lienzos definitivos. El Museo del Prado conserva diez de los bocetos de Rubens, nueve de ellos donados en 1889 por la duquesa de Pastrana, y uno adquirido en el año 2000. El Prado también conserva la mayoría de los lienzos realizados a partir de los diseños de Rubens para la decoración de este lugar (muchos de los cuadros fueron pintados por otros artistas).
Su finalidad última fue la de servir de descanso al monarca durante las largas jornadas cinegéticas a las que fue tan aficionado. El edificio, en forma de torre con pequeños añadidos, se cubría con tejados de pizarra y un elaborado chapitel y se rodeaba de un muro perimetral como una fortaleza.
La torre fue destruida casi en su totalidad en 1714 por el incendio que provocaron las tropas austríacas durante la Guerra de Sucesión Española y apenas subsisten imágenes suyas en pinturas de la época. Actualmente sólo permanecen las ruinas.
El principal atractivo del edificio radicó en la extensa serie de pinturas mitológicas, siguiendo el relato de Ovidio, encargada a Rubens en 1636. El ciclo constaba de sesenta y tres lienzos de gran formato y fue realizado por diversos pintores en Amberes conforme a los bocetos aportados por Rubens. El maestro se reservó la ejecución de catorce pinturas, y las restantes se deben a algunos de los colaboradores habituales del maestro flamenco: Jacob Jordaens, Theodor van Thulden, Erasmus Quellinus II, Jan Cossiers, Peeter Symons y otros.
(Publio Ovidio Nasón, en latín Publius Ovidius Naso; Sulmona, actual Italia, 43 a.C. - Tomis, hoy Constanza, actual Rumania, 17 d.C.) Poeta latino. Educado en las artes de la política, Ovidio estudió en Roma y completó su formación en diversas ciudades del mundo griego, pero pronto abandonó la política para dedicarse por entero a la poesía, convertido en un hombre adinerado tras heredar la hacienda de su padre.
Tuvo numerosas amantes, y se casó tres veces (con dos divorcios), y algunas de sus peripecias amorosas aportaron el material poético para sus Amores, una serie de poemas que narran los incidentes de sus relaciones con Corina, personaje en el que seguramente condensó diversas figuras femeninas.
Augusto desterró a Ovidio, autor de las ‘Metamorfosis’, a los confines del imperio por causas que aún no se han aclarado |
Ovidio perteneció a una serie de poetas que no conocieron las guerras civiles que asolaron Roma durante el siglo I a. C. Los antiguos poetas augusteos, como Virgilio y Horacio, con sus valores patrióticos y su estética clasicista, estaban ya muy lejos de la generación de Ovidio, heredero de la estética helenística que representa el gusto por la erudición y por la despreocupación política y social.
En Roma, donde residió hasta los cincuenta años de edad, se relacionó con la más alta sociedad, incluido el emperador Octavio Augusto. Sin embargo, en el año 8 d. C. cayó en desgracia y fue desterrado hasta su muerte en Tomis, en el Ponto Euxino, cerca del Mar Negro, sin que se sepa cuál fue exactamente el motivo; el propio Ovidio supone que se debió al tono libertino de algunas de sus obras, que se habría interpretado como un ataque a la política de reforma moral y a la estética del emperador Augusto, quien llegó a castigar el adulterio como si fuese una ofensa contra el Estado o la religión, incluso más allá de la propia tradición romana. Sin embargo, estas obras circulaban desde hacía tiempo, por lo que se ha especulado también con la posibilidad de que el poeta conociera un escándalo en el que estaba implicada la hija del emperador.
Las metamorfosis
Del poeta romano Ovidio, es un poema en quince libros que narra la historia del mundo desde su creación hasta la deificación de Julio César, combinando con libertad mitología e historia. Fue terminado en el año 8 d. C.
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