Fue una guerra que enfrentó a las Diecisiete Provincias de los Países Bajos contra su soberano, el rey de España. La rebelión contra el monarca hispánico comenzó en 1568 y finalizó en 1648 con el reconocimiento de la independencia de las siete Provincias Unidas, hoy conocidas como Países Bajos. Los países que hoy se conocen como Bélgica y Luxemburgo formaban parte de las Diecisiete Provincias, pero permanecieron leales a la corona española (los territorios bajo el dominio del Obispado de Lieja no formaban parte de las Diecisiete Provincias, sino del Sacro Imperio Romano Germánico y, por tanto, no tomaron parte en la guerra).
Mapa tras el Tratado de Utrecht (carta de independencia) en 1579, los territorios rebeldes en rojo (independentistas), y sus anexiones durante el primer año en marrón. En verde claro los territorios de la Unión de Bruselas, territorios que habían pedido al rey de España que sacara los tercios de Flandes tras el motín de los tercios y el saqueo de Amberes (neutrales, reconociendo la autoridad real). En verde fuerte-turquesa territorios tomados por España inicialmente. En azul la Unión de Arras, aliada de España. En gris el Obispado de Lieja, aliado de España.
El resultado final de la Guerra de los Ochenta años fue la independencia real de los Países Bajos tras la Paz de Westfalia; pero no está tan claro que ésta fuera la causa de la guerra. Ésta fue el resultado final de las discrepancias entre los gobernantes de la Corona Española y los ciudadanos a los que tenían que gobernar. La falta de tacto del Duque de Alba y su falta de seriedad -llegó a matar a los habitantes de una ciudad que se rindió bajo palabra de que se respetaría la vida de sus defensores- condujo a que discrepancias que tenían su origen en el calvinismo y los intereses de la nobleza holandesa derivaran en una guerra. Cuando ésta terminó, se siguió reconociendo la soberanía nominal del Rey de España, pero las provincias serían gobernadas en la práctica por un estatúder (lugarteniente neerlandés).
Las Provincias Unidas emergieron de la guerra como una potencia mundial gracias a su poderosa armada y flota mercante, y experimentaron un importante auge económico y cultural.
Para la Corona española, la independencia de las Provincias Unidas representó una gran pérdida de prestigio. El mantenimiento económico de la guerra durante un periodo tan prolongado contribuyó en gran parte a provocar las sucesivas bancarrotas de la Corona española a lo largo de los siglos XVI y XVII, y al hundimiento de la economía de España.
Siglo de oro neerlandes
La hegemonía neerlandesa del siglo XVII, también conocida como Edad de Oro neerlandesa, fue un período de la historia de los Países Bajos en que este país se transformó en una potencia de Europa y en el que florecieron el comercio, la ciencia y la cultura neerlandesas.
Agricultura y ganadería
Las circunstancias geográficas de los Países Bajos no eran las más adecuadas para la práctica agropecuaria productiva, pero pese a ello, desarrollaron una serie de técnicas para que la tierra rindiera al máximo:
Los pólderes: El pólder es una técnica conocida desde el siglo XIII y que consiste en la desecación de tierras inundadas protegiéndolas con diques y posteriormente bombeando el agua con ayuda de molinos, ganando así terreno cultivable. En el caso de los Países Bajos como las tierras se ganaban al mar, era también necesario inundarlas varias veces con agua dulce para eliminar la salinidad de la tierra.
La adaptación del cultivo al tipo de suelo: Los pólderes aunque no eran tierras buenas para el cultivo de cereales, sí que lo eran para cultivos industriales que necesitan más humedad como son el lino, el cáñamo, lúpulo, la horticultura y los frutales. Lo básico era la producción de los colorantes, como el pastel, la granza, que se utilizaban en la industria textil. Fue en los Países Bajos donde se teñían las telas de otras zonas, como las de Inglaterra.
El perfeccionamiento de otras técnicas: Utilización del abono orgánico animal e incluso de las basuras de las ciudades como fertilizantes, abandono del sistema de barbecho por un cultivo combinando de plantas forrajeras y pastos, uso de aperos de cultivo sencillos y baratos, y el trabajo intensivo en áreas reducidas para que produzcan más.
Cabe señalar una relación entre campo y ciudad: las ciudades también se veían favorecidas por el éxito agrario, ya que al necesitarse menos mano de obra en el agro, existía una mayor oferta de trabajadores para las ciudades.
Con respecto a la ganadería también tiene relación con la agricultura, pues se cultivaban muchas plantas forrajeras, lo que sumado a una aplicación de una fecundación sistemática, permitía un aumento considerable de la ganadería. De este modo aumentó la dieta cárnica entre la población, además del consumo de leche, mantequilla y quesos.
La pesca
La pesca neerlandesa se centraba en la técnica del salazón, tradición que se remontaba al siglo XIII. El desarrollo de la industria del salado del arenque será un punto clave. Ayudarían al despegue de la actividad la formación de una importante flota, el desarrollo de nuevas embarcaciones, y la diversificación de las áreas de pesca.
Infraestructura financiera
Sin una buena infraestructura financiera, no hubiera sido posible este volumen comercial. Un aspecto importante es que a este sistema financiero podía acceder todo el mundo, desde la nobleza comercial hasta dirigentes y monarcas, pero nunca participó la nobleza española.
En las finanzas, los Países Bajos eran un territorio puntero. Es importante hacer hincapié en lo relacionado a los productos en la bodega de los puertos, que evitaban irregularidades en los precios y facilitaban la rapidez. También había compañías de inversión, como además había agentes especializados neerlandeses por todo el mundo que daban salida de estos productos.
Eran importantes las grandes inversiones que se depositaban en el Banco de Ámsterdam, fundado en el año de 1609. Este banco de depósito, donde se podía disponer de dinero en metálico, lo utilizaban en algunos casos también los extranjeros. Sería un banco sólido, que ayudó a ascender económicamente a los Países Bajos. También hay que señalar la aparición de la bolsa de Ámsterdam.
Liberalismo
En una época marcada por el mercantilismo, el caso neerlandés abogó por un liberalismo en todos los campos, la libertad de acción en el comercio, la libertad de los mares para poder hacer todo el tráfico comercial.
A Hugo Grocio se le atribuye la paternidad del derecho internacional moderno, cuyo punto principal es la libertad de acción.
Cultura
En los Países Bajos hubo una emigración debida a la caza de talentos por parte de Inglaterra, que los atrajo ofreciéndoles más ventajas económicas. Los ingleses lo que pretendían es aprender de ellos para conocer sus técnicas, agrarias, industriales, manufactureras y de ingeniería hidráulica. Por otra parte también fueron invitados por otros países para aprender de sus técnicas.
Los Países Bajos abrieron sus fronteras a todos aquellos que podían dar beneficios, incluido el mundo de la cultura. Llegaron pensadores importantes como Spinoza, Descartes y John Lott. Se convirtieron en un lugar de acogida para corrientes religiosas perseguidas como eran los hugonotes, los jansenitas, los puritanos ingleses, etc.
En Ámsterdam se llegaron a contabilizar 250 impresores distintos en la ciudad. Estos personajes importantes escribían aquí sus obras dando mucha importancia a la industria del libro, libros que a veces se exportaban de una forma legal y otras de manera clandestina. También adquirió mucha importancia la prensa entre esa población cada vez más culta: la Gaceta de Ámsterdam, La Gaceta de Holanda y las Noticias Extraordinarias de Leiden son claros ejemplos de este auge de la prensa.
Fin de la hegemonía
La hegemonía neerlandesa tuvo su ocaso en las décadas finales del XVII, debido a la crisis de la Guerra de los Treinta Años. Los Países Bajos se vieron afectados por la recuperación de los países participantes en el conflicto. Este deterioro fue paulatino, y más que de deterioro neerlandés se trata del desarrollo de las demás potencias sobre todo Francia e Inglaterra, a la que ayudó mucho sin duda la inmigración de comerciantes y artesanos neerlandeses.
La Guerra de los Treinta Años fue una guerra librada en la Europa Central (principalmente Alemania) entre los años 1618 y 1648, en la que intervino la mayoría de las grandes potencias europeas de la época. Esta guerra marcará el futuro del conjunto de Europa en los siglos posteriores.
Aunque inicialmente se trató de un conflicto religioso entre estados partidarios de la reforma y la contrarreforma dentro del propio Sacro Imperio Romano Germánico, la intervención paulatina de las distintas potencias europeas gradualmente convirtió el conflicto en una guerra general por toda Europa, por razones no necesariamente relacionadas con la religión: búsqueda de una situación de equilibrio político, alcanzar la hegemonía en el escenario europeo, enfrentamiento con una potencia rival, etc.La Guerra de los Treinta Años llegó a su final con la Paz de Westfalia y la Paz de los Pirineos, y supuso el punto culminante de la rivalidad entre Francia y los territorios de los Habsburgo (el Imperio español y el Sacro Imperio Romano-Germánico) por la hegemonía en Europa, que conduciría en años posteriores a guerras nuevas entre ambas potencias.
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