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miércoles, 15 de marzo de 2017

Brujería vasca - La catedral de las brujas: Zugarramurdi - Los cuadros para el gabinete del duquesa de Osuna

Pierre de Lancre - tratado de la brujeria vasca - Zugarramurdi, pincha aqui
La caza de brujas en la Navarra moderna (Siglos XVI-XVII) - La catadora de brujos, pincha aqui

Brujería vasca es la historia de la brujería en las zonas vascohablantes del actual País Vasco y de Navarra (España) y del País Vasco francés, cuyo caso más famoso fue el de las brujas de Zugarramurdi de principios del siglo XVII. Brujería vasca es el término que utilizan Julio Caro Baroja y otros investigadores para referirse a los fenómenos de brujería entre el pueblo vasco, además de ser el título de la obra clásica de Caro Baroja sobre el tema.

Mapa de los territorios que constituyen Euskal Herria, con los nombres en euskera.
La persecución de las brujas del Labort (Lapurdi, en euskera; Labourd, en francés), en el país vasco francés, fue obra del juez del parlement de Burdeos Pierre de Lancre, comisionado por el rey Enrique IV de Francia en respuesta a la petición hecha por los señores D'Amou y D'Uturbie para que acabara con la "plaga" de brujos y de brujas que según ellos asolaba el país. Conocemos la actuación de De Lancre gracias a dos libros que publicó después y que tuvieron un enorme éxito: Tableau de l'inconstance des mauvais anges et demons (1612) y L'incrédulité et mescréance du sortilege plainement convaincue (1622).

Representación de Mari, la "Dama" o la "Señora", presidenta de las brujas
La llegada de Lancre y de sus subalternos al Labourd provocó el pánico y muchas familias se dirigieron a Navarra agolpándose en la frontera.
Lo que creyó averiguar De Lancre lo obtuvo de declaraciones de niños, de viejos y de adultos sometidos a tortura. Además tuvo que valerse de traductores pues no comprendía el euskera, y como ha señalado Caro Baroja, "a veces transcribe mal los nombres" y de algunas palabras en vasco "parece no haber entendido el significado en una declaración amplia". Así es como De Lancre llegó a la conclusión de que en Labourd había más de tres mil personas que llevaban la marca de la brujería.
Pierre de Lancre mandó quemar a 80 supuestas brujas y el pánico se trasladó a los valles del norte de Navarra.
El proceso inquisitorial más grave y de mayor trascendencia contra la brujería fue el que instruyó el tribunal de la Inquisición de Logroño y que culminó en un auto de fe celebrado el domingo 7 de noviembre de 1610 en el que se aplicaron penas muy duras: de los 29 acusados de brujería seis fueron quemados vivos y cinco en efigie porque habían muerto en prisión.
Les sabbats des sorcières (el sabbat de las brujas).
Grabado con diferentes escenas de brujerías : duendes, animales vestidos como hombres, ataques de lobos, hogueras.
El proceso de las brujas de Fuenterrabía de 1611 fue instruido por las autoridades municipales de la localidad de Fuenterrabía (Guipúzcoa) a partir de las denuncias presentadas por dos niñas de trece años. La primera declaró que cuando por la noche estaba acostada con su madre había sido llevada volando varias veces a un aquelarre presidido por el Demonio sentado en una silla de oro -con figura de hombre de ojos encendidos, tres cuernos y un rabo- por una mujer llamada María de Illarra a la que acababa de conocer. 

Saint-Pée-sur-Nivelle en francés, Senpere en euskera, es una localidad y comuna francesa situada en el departamento de Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania y el territorio histórico vascofrancés de Labort , al pie de los Pirineos , cerca del mar Cantábrico (San Juan de Luz a 14 km) .

Este castillo  actualmente en ruinas. Se empezó a construir en el S XIV y sufrió varios incendios. Es tristemente famoso porque en 1609 hubo en él procesos de brujería a consecuencia de los cuales se quemó a decenas de personas en su mayoría mujeres.

La historia de las brujas de Zugarramurdi tiene su arranque en el momento del regreso, en 1608, de una vecina del pueblo, María Ximilegui o María de Zugarramurdi. María había estado viviendo un tiempo en Francia, donde además formó parte de un conventículo brujeril durante un año y medio. Tras arrepentirse pidiendo regresar de nuevo al seno de la Iglesia, decidió confesar que había participado en dos ocasiones en aquelarres celebrados en Zugarramurdi, en el transcurso de alguna visita puntual a su pueblo.
Esta confesión desencadena una paranoica caza de brujas que comienza en enero de 1609 con la primera de las visitas de la Inquisición al pueblo.

Las cuevas de Zugarramurdi son, sobre todo, un rincón mágico y sugerente lleno de resonancias esotéricas. En ellas se desarrollaron los acontecimientos que dieron lugar al proceso por brujería más renombrado de toda la historia de La Inquisición española. En 1610 fueron acusadas hasta 300 personas de Zugarramurdi y otros caseríos de los alrededores de haber participado en los aquelarres celebrados en estas mismas cuevas. De ellas, 53 fueron apresadas y llevadas a Logroño. El 7 y 8 de noviembre de 1610 se realizó en Logroño el Auto de Fe en el que, brujas y brujos, recibieron su sentencia: 21 fueron absueltos, 21 castigados por delitos menores y otros 11 terminaron en la hoguera quemados vivos, 6 en persona y 5 en efigie.
Dos parados (Mario Casas y Hugo Silva) cometen un atraco y huyen perseguidos por la policía (Pepón Nieto y Secun de la Rosa) y por la ex mujer de uno de ellos (Macarena Gómez). Así, se adentran en los bosques impenetrables de Navarra y caen en las garras de una horda de mujeres enloquecidas que se alimentan de carne humana. 

Alonso de Salazar y Frías (Burgos, 1564 - ? ,1636) fue un sacerdote e inquisidor español cuya fama se debió principalmente a su participación en el tribunal de la Inquisición española de Logroño que juzgó el caso de las brujas de Zugarramurdi en 1610. En la discusión de la sentencia y sobre todo en la posterior revisión del caso ordenada por el Consejo de la Suprema Inquisición destacó por su oposición a dar credibilidad a las teorías sobre brujería. Su exhaustivo memorial enviado a la Suprema constituyó la base para que la jurisprudencia inquisitorial española fuera escéptica sobre la realidad de la brujería y que fuera muy reticente a aceptar las denuncias por ese tema.

Los cuadros para el gabinete del duquesa de Osuna
Goya pintó a finales del siglo XVIII una serie de seis pequeños cuadros sobre brujerías para el gabinete de la duquesa de Osuna en la finca llamada El Capricho: Vuelo de brujas (Museo del Prado); El conjuro y El aquelarre (Museo Lázaro Galdiano); La cocina de los brujos (colección privada, México), El hechizado por la fuerza (National Gallery de Londres) y El convidado de piedra (hoy en paradero desconocido).


El Aquelarre, de Francisco Goya (Museo Lázaro Galdiano, Madrid). El "cuadro queda dominado por la figura de un gran buco bobalicón y cornudo, que bajo la luz de la luna avanza sus patas delanteras en gesto tranquilo y mirada ambigua para recibir de dos brujas la ofrenda de niños que tanto le agradan... Ello evoca la descripción recogida por Mongastón [del proceso de las Brujas de Zugarramurdi de 1610] que refiere cómo dos hermanas, María Presona y María Joanato, mataron a sus hijos "por dar contento al demonio" que recibió "agradecido" el ofrecimiento... [También] vemos a media docena de niños, varios de ellos ya chupados, esqueléticos y a otros colgados de un palo".

El hechizado por la fuerza de Francisco de Goya (National Gallery). "La pintura representa el momento en que el personaje central, vestido de negro, se encuentra en la habitación de una bruja; sostiene, aterrorizado, una alcuza con la que está vertiendo aceite sobre una lámpara cuya luz ilumina el cuadro; con la mano izquierda se tapa la boca para que no le entre el diablo que, con cabeza de macho cabrío, sostiene la lámpara que el actor principal mantiene a la distancia que le permiten la largura del brazo y el movimiento distanciador corporal. Llena la lámpara porque cree que morirá tan pronto se consuma el aceite. Al fondo, en negro, se ven tres cabezas de asnos apoyados sobre las patas traseras y en el ángulo de la derecha, en primer plano puede leerse en un libro el principio de dos líneas: LAM DESCO que reproducen los versos Lámpara descomunal/ Cuyo reflejo civil/ Me va á moco de candil/ Chupando el óleo vital de la comedia El hechizado por fuerza de Antonio de Zamora, representado con frecuencia en tiempo de Goya. En ella y entre cadenas, grutas, mujeres con velos y hachas negras, gracia hilarante y desparpajo popular se caricaturiza la vanidad y simpleza de las creencias vulgares y se satiriza con fuerza a un ignorante clérigo tacaño, amigo de la mesa, tan dado a la superstición como a la beatería. La organización espacial del cuadro, las sombras y gestos del personaje dan la impresión, según repiten los expertos, de que Goya quiso pintar una escena teatral, escena que reproduce hasta los asnos que aparecen en los versos de la comedia".

Julio Caro Baroja también ha destacado la influencia que seguramente tuvo en Goya la edición crítica que hizo su amigo Moratín de la relación del proceso de Logroño, pero según este historiador y antropólogo vasco, "Goya dio un paso más adelante que Moratín" ya que "intuyó algo que hoy día vemos claro, a saber: que el problema de la Brujería no se aclara a la luz de puros análisis racionalistas... sino que hay que analizar seriamente los oscuros estados de conciencia de brujos y embrujados para llegar más allá". Así Goya "nos dejó unas imágenes de tal fuerza que en vez de producir risa nos producen terror, pánico".

Leandro Fernández de Moratín, retratado en 1799 por Goya. (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando).
Leandro Fernández de Moratín (Madrid, 10 de marzo de 1760 - París, 21 de junio de 1828) fue un dramaturgo y poeta español, el más relevante autor de teatro del siglo XVIII español.

Retrato de la familia del IX duque de Osuna, don Pedro Téllez-Girón (1755-1807) y de su mujer la condesa-duquesa de Benavente y duquesa de Osuna, doña Josefa Alonso de Pimentel (1752-1834).

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