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Pablo Emilio Gargallo Catalán (Maella, 5 de enero de 1881-Reus, 28 de diciembre de 1934) fue un escultor y pintor español. Es considerado uno de los escultores más importantes e innovadores del siglo XX, combinando paralelamente a lo largo de su vida artística el clasicismo con la experimentación. En El profeta, de 1933, culmina toda su trayectoria, incorporando la vanguardia cubista en una escultura que conjuga el volumen y el vacío, y posee una gran energía de carácter expresionista.
El Profeta (1933), de Pablo Gargallo
De Escarlati - Trabajo propio, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1803408
El profeta o Gran profeta es una escultura en bronce de Pablo Gargallo de 1933 de estilo cubista. La figura representa un orador gritando con el brazo levantado mientras sujeta un bastón con actitud amenazadora.
Se trata de una escultura de 2,35 metros con grandes volúmenes vacíos acotados por elementos curvados que dan una gran fuerza expresiva a la obra. Esta pieza corresponde a la fundición del original en yeso conservada en el taller que tenía el autor en París, es la numerada como 1/3 de las pruebas de artista que existen. Fue adquirida por la Diputación Provincial de Zaragoza en el año 1973 y cedida para su exposición al Museo Pablo Gargallo.
Retrato de Picasso, 1913 (MNAC)
Entre sus obras destacan las dos estatuas que Gargallo realizó para la Plaza Cataluña de Barcelona en 1927, Pastor de la flauta (original de piedra arenisca, la actual es una copia realizada en piedra artificial) y Pastor del águila (bronce).
Esculturas de Pablo Gargallo del Hospital de Sant Pau
También forman parte de su producción, las esculturas de bronce denominadas «Saludo olímpico: atleta clásico y atleta moderno», forjadas por el artista en 1928 para el Estadio Olímpico de Montjuïc con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona en 1929.
Otra de las obras destacadas del escultor aragonés son las tres esculturas de la fachada principal del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona, representando la fe, la esperanza y la caridad.
(6) QUE SABEMOS SOBRE LA HISTORIA DEL ARTE - Manuela Ballester Vilaseca - Remedios Varo - Maruja Mallo - EL EXILIO DE LAS OBRAS EN LA GUERRA CIVIL - Exposición temporal 'París 1937 -El pabellón español: la primera casa del ‘Guernica’ - Julio González Pellicer -Alberto Sánchez, pincha aqui
La Montserrat fue la obra que Julio González presentó en el pabellón de la República Española en la Exposición Internacional de París de 1937. La escultura de hierro representa a una campesina catalana, con una hoz en su brazo derecho (en alusión a las luchas obreras) y un niño en el izquierdo (símbolo de las víctimas inocentes de la Guerra Civil, pero también del futuro de la República Española).
Julio González Pellicer (en catalán Juli Gonzalez i Pellicer) (Barcelona, 1876-Arcueil, 1942) fue un escultor español.
Fue uno de los artistas modernos más importantes de la primera mitad del siglo xx. Nacido en Barcelona, una gran parte de su vida transcurrió en París, como contemporáneo y amigo de Pablo Picasso. Sus innovadoras esculturas con inclinaciones cubistas en su mayor parte son referencias a la figura humana, aunque frecuentemente son abstractas. Es uno de los grandes escultores europeos del siglo xx. Dedicó su trabajo, sobre todo, a la escultura en hierro, a menudo de grandes proporciones.
Pablo Picasso y Julio González juntos en Fundación MAPFRE, pincha aqui
Mujer ante el espejo
Mujer ante el espejo. Es una síntesis de temas figurativos que Julio González ya había tratado repetidamente: mujeres de pie, peinándose o moviéndose, cabezas descompuestas, máscaras, cabelleras y espejos. El artista combina estos temas por medio del nuevo lenguaje escultórico que ha venido creando, un lenguaje de varillas y planchas repujadas, forjadas o soldadas, aristas, líneas, planos, huecos, perfiles, etc. Mujer ante el espejo es un compendio de la nueva etapa de González: tendencia hacia la abstracción, influencia del cubismo en la descomposición de los planos figurativos, dibujar en el espacio, dar protagonismo al vacío.
MUJER PEINÁNDOSE realizada en 1931 y que se puede contemplar en el Museo Georges Pompidou. es un ejemplo de su estilo caracterizada por la incorporación del vacío, en la estructuración de los planos, en la perforación de las superficies de los cuerpos y en el aprovechamiento de la plancha metálica y de la soldadura autógena como elementos que posibilitaban la concepción de la presencia del espacio interior
Su obra entroniza el hierro como material artístico y los métodos de trabajo como la forja o la soldadura directa como procedimientos artísticos ( Fuente Arte Historia)
En sus primeras obras escultóricas en hierro, Julio González abordó principalmente dos temáticas: las naturalezas muertas y las máscaras. En las primeras se aprecia la influencia del cubismo, y en las segundas, del arte negroafricano. En 1929, con las series El beso y El sueño, se alejó definitivamente del cubismo para adentrarse en la abstracción. Sin embargo, no puede calificarse a González de artista abstracto, ya que su constante ir y venir entre la figuración y la abstracción lo convierte en un escultor singular. En 1931 colabora con Picasso en la realización de la escultura en hierro forjado para el monumento al poeta Guillaume Apollinaire.
Hombre cactus 1939 |
Es su período más experimental, durante el que se adentra en territorios inexplorados, haciendo que sus piezas de hierro constituyan dibujos en el espacio. Se integró en el grupo Cercle et Carré y firmó en 1934, junto a Picasso, Fernand Léger y Vasili Kandinsky, el manifiesto del grupo Abstraction-Création. En 1937 presentó su escultura La Montserrat en el Pabellón de España de la Exposición Internacional de París, con la que quiso expresar el dramatismo de la guerra civil y abordar desde el arte la problemática social española. De 1939 son sus Hombres-cactus, expresión de una época que puede describirse como un surrealismo matérico.
Julio González. El arlequín/ Pierrot o Colombine, hacia 1930. IVAM Institut Valencià d’Art Modern, Generalitat. Fotografía: © Juan García Rosell, IVAM
Julio González. El beso I, 1930. Hierro forjado y soldado, y pizarra, 26,8 × 28,7 × 8,2 cm. Staatsgalerie Stuttgart,
Pablo Picasso. Figura: proyecto para un monumento a Guillaume Apollinaire, París, otoño de 1928. Alambre y chapa, 59,5 × 13 × 32 cm Musée national Picasso-Paris.
En 1928, Picasso se plantea realizar una escultura como monumento a su amigo y poeta Guillaume Apollinaire, fallecido a finales de la década anterior. El proyecto nunca vio la luz. Decide recurrir al consejo de Julio González, del que conoce su pleno dominio de la técnica del hierro, aprendida por el escultor catalán desde su infancia, pues su padre tenía un taller de orfebrería y forjado. Comienza así un trueque de conocimientos y sensibilidades que durará hasta 1931 y que dará como resultado la creación de una serie de obras que revolucionaron la escultura del siglo XX.
Pablo Picasso. Mujer en el jardín, París, primavera de 1930. Hierro soldado y pintado de blanco, 206 × 117 × 85 cm. Musée national Picasso-Paris.
En cuanto a Mujer en el jardín, podemos decir que encierra la idea que tenía Picasso para su Monumento a Apollinaire. Aunque se conservan dibujos relacionados con esta obra, podemos decir que fue fruto de la improvisación, en una suerte de collage cubista que recuerda a una esfinge, como sabemos de tradición funeraria. Picasso la pintó de blanco y pidió a González realizar una copia, con el fin de tener una de interior y otra de exterior; nunca se desprendería de ellas y el castillo de Boisgeloup sería su techo.
Pablo Picasso. Cabeza de mujer, Boisgeloup, 1931-1932. Bronce, 128,5 × 54,5 × 62,5 cm. Musée National Picasso-Paris.
Julio González. Cabeza de Montserrat gritando II, 1941-1942 / fundido en 1961. Bronce, 31,8 × 19,1 × 28 cm. Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Smithsonian Institution, Washington D. C.
Pequeña Montserrat asustada del barcelonés (hacia 1941-1942), posterior a su más célebre Montserrat (1937) del Stedelijk holandés. En el motivo de la campesina había profundizado desde su juventud y nunca lo abandonó; esta imagen deviene símbolo de la mujer catalana, su resistencia, dolor y protesta ante el horror, y es paralela por eso al Guernica y a las mujeres entre lágrimas de Picasso. Nos resulta tan primitiva como heroica, monumental y mediterránea, y casi un trasunto de Piedades y Dolorosas.
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