Imagen de la iconografía más habitual de Hathor, basada en parte en imágenes de la tumba de Nefertari.
Hathor es una de las principales diosas de la religión del Antiguo Egipto que desempeñaba una gran variedad de papeles. Como deidad del cielo, era la madre o consorte del dios celeste Horus y del dios solar Ra, ambos relacionados con la realeza, por lo que Hathor era la madre simbólica de sus representantes terrenales, los faraones.
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Ubicación de Abu Simbel al sur de Egipto |
Abu Simbel es un emplazamiento de interés arqueológico que se compone de templos egipcios ubicado en Nubia, al sur de Egipto. Está localizado en la ribera occidental del lago Nasser, a unos 231 km al suroeste de Asuán (como 300 km por carretera), próximo a su emplazamiento original. Los templos forman parte del Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán, complejo que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979 con el nombre de «Monumentos de Nubia, desde Abu Simbel hasta File», conocidos como los «Monumentos nubios», que se extienden hasta File, cerca de Asuán.
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En 1968, el complejo fue reubicado en una colina artificial, construida en terrenos próximos situados sobre el nivel del futuro lago Nasser. El traslado de los templos fue necesario para evitar que quedaran sumergidos, tras la construcción de la presa de Asuán, por el embalse formado por las aguas del río Nilo. Abu Simbel sigue siendo una de las más importantes atracciones turísticas de Egipto. |
Los templos fueron excavados en la roca (speos) durante el reinado del faraón Ramsés II en el siglo XIII a. C., como un monumento dedicado a dicho faraón y a su esposa Nefertari, para conmemorar su supuesta victoria en la batalla de Kadesh y mostrar su poder a sus vecinos nubios.
La dinastía XIX intentó recuperar la influencia de Egipto en el exterior, perdida después de los disturbios y turbulencias religiosas y políticas durante el reinado de Ajenatón (Akenatón) de la dinastía XVIII que apoyó el culto a Atón en detrimento de Amón y su influyente clero.
Ramsés II, hijo de Seti I combatió a los enemigos del Norte, y del Sur. Pero su batalla más importante fue la de Kadesh, en Canaán contra los asiáticos hititas. Esta batalla terminó con un tratado de paz entre ambas fuerzas. En los muros de Abu Simbel y de otros templos egipcios, Ramsés se jactaba de haber ganado la batalla; el rey de los hititas hizo lo propio en los templos de su país.
Con el paso del tiempo el templo, abandonado, comenzó a llenarse de arena. Cerca del siglo VI a. C., la arena cubría las estatuas del templo principal hasta la altura de sus rodillas. Abu Simbel quedó olvidado hasta que, en 1813, el suizo Johann Ludwig Burckhardt lo visitó.
Burckhardt comentó su descubrimiento al explorador italiano Giovanni Belzoni, quien viajó al lugar, pero fue incapaz de excavar una entrada que permitiera el acceso al templo. Belzoni regresó en 1817 y esta vez tuvo éxito, pues consiguió entrar y se llevó todos los objetos de valor que pudo transportar.
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Jean Louis Burckhardt (Lausana, 24 de noviembre de 1784 - El Cairo, 15 de octubre de 1817) fue un explorador suizo, profundo conocedor de la lengua árabe y de la religión islámica que, haciéndose pasar por un mercader árabe, viajó por el Oriente Próximo y Nubia. Fue el europeo que encontró las ruinas de Petra en 1812, la antigua capital de los nabateos y uno de los primeros europeos en conocer La Meca y Medina. Además descubrió a occidente los templos del faraón Ramsés II y Nefertari en Abu Simbel, Egipto. Se convirtió al islam, tomando el nombre de Ibrahim ibn Abdullah. |
Giovanni Belzoni en Abu Simbel (1778-1823) fue un explorador y viajero italiano. Tuvo carácter aventurero siendo un ilustre y singular personaje de la incipiente egiptología del siglo XIX.Nació en la ciudad italiana de Padua en 1778. En 1803 viajó a Inglaterra, donde se casó con una inglesa, Sarah Bane o Banne. Para subsistir, realiza exhibiciones de fuerza y agilidad como forzudo, actuando en las calles de Londres, pequeñas ferias y circos –medía unos dos metros de altura y era de fuerte complexión. En 1812 dejó Inglaterra y, después de viajar a España y Portugal, llegó a Egipto en 1815. Había estudiado rudimentos de ingeniería e ideó una rueda hidráulica que, según sus cálculos, era cuatro veces más eficiente que las contemporáneas. Expuso su invento en Egipto, instalándolo en el palacio del Pachá Mehmet Alí. La demostración fue un fracaso total.
En Egipto conoció al cónsul general británico, Henry Salt, y se aventura a transportar un gran busto de piedra de Ramsés II, desde el Ramesseum a Alejandría, para su embarque con destino a Londres; aún se exhibe en el Museo Británico.
A pesar de su excepcional tamaño y majestuosidad, lo cierto es que el mundo occidental desconoció por completo la existencia de los templos de Abu Simbel hasta principios del siglo XIX. No resulta extraño, pues, al contrario que las pirámides de Gizeh, no muy lejos del puerto de Alejandría, estas obras maestras de la arquitectura faraónica se hallan situadas en una región cercana a la segunda catarata nubia.
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Pórtico del Ramesseum -- El primer trabajo de Belzoni en Egipto fue el traslado de un colosal busto caído del faraón Ramsés II, bautizado como el joven Memnón, desde su emplazamiento original en el Ramesseum, en la actual Luxor, al Museo Británico en Londres. |
En 1959 se inició una campaña internacional de recaudación de fondos para salvar los monumentos de Nubia, ya que algunos de ellos estaban en peligro de desaparecer bajo el agua, como consecuencia de la construcción de la presa de Asuán.
Un esquema para salvar los templos se basó en una idea de William MacQuitty para construir una represa de agua potable alrededor de los templos, con el agua mantenida a la misma altura que el Nilo. Debía haber cámaras subterráneas. En 1962, la idea fue concretada en una propuesta presentada por los arquitectos Jane Drew y Maxwell Fry y el ingeniero civil Ove Arup. En ella, consideraron que alzar los templos ignoraba el efecto de erosión del asperón por los vientos del desierto. A pesar de que se reconoció que la propuesta era extremadamente elegante, fue rechazada.
El rescate de los templos de Abu Simbel fue iniciado en 1964 por un equipo multinacional de arqueólogos, ingenieros y operadores de equipo pesado que trabajaron juntos bajo el estandarte de la Unesco. En total, costó unos 40 millones de dólares de la época. Entre 1964 y 1968, todo el sitio fue cuidadosamente partido en grandes bloques (de un promedio de 20 toneladas y un máximo de 30 toneladas cada uno), desmantelado, elevado y reensamblado en una nueva ubicación 65 metros más alta y 200 metros más lejos del río, en uno de los mayores desafíos de la ingeniería arqueológica en la historia. Incluso fueron salvadas algunas estructuras sumergidas en las aguas del lago Nasser.
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Maqueta a escala que muestra la ubicación original y actual del templo (con respecto al nivel del agua) en el Museo de Nubia, en Asuán. |
El complejo está compuesto por dos templos. El mayor de ellos está dedicado a Ra, Ptah y Amón, las tres deidades estatales del Antiguo Egipto; y alberga cuatro estatuas colosales de Ramsés II esculpidas en la roca de la fachada. El templo menor está dedicado a Nefertari, la esposa favorita de Ramsés.
Gran Templo
Templo de Ramsés II (Abu Simbel)
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Trabajos de reconstrucción del templo |
El Gran Templo de Abu Simbel, que tomó unos veinte años construir, fue completado alrededor del año 24 del reinado de Ramsés II (que corresponde a 1265 a. C.). Fue dedicado a los dioses Amón, Ra-Horajti y Ptah, así como al Ramsés deificado. Generalmente, es considerado como uno de los más bellos de todos los edificados durante el reinado de Ramsés II y uno de los más monumentales de Egipto.
La fachada del templo tiene 33 metros de altura por 38 metros de ancho y está custodiado por cuatro estatuas sedentes. Todas las estatuas representan a Ramsés II, sentado en un trono con la doble corona del Alto y Bajo Egipto. Cada una de ellas mide unos veinte metros de altura y están encabezadas por un friso de 22 babuinos, adoradores del sol y que flanquean la entrada. Las estatuas y el templo fueron esculpidos en una colina rocosa. La estatua situada a la izquierda de la entrada se partió durante un terremoto y solo quedó intacta su parte inferior.
Cerca de los pies de los colosos, hay otras estatuas que no llegan a la altura de las rodillas del faraón. Estas representan a diversos miembros de la familia del faraón, como su esposa principal Nefertari, la reina madre Tuya, sus primeros dos hijos Amenherjepeshef, Ramsés, y sus primeras seis hijas Bintanat, Baketmut, Nefertari, Meritamón, Nebtaui e Isetnofret.
La entrada está coronada por un bajorrelieve que representa dos imágenes del rey adorando a Ra-Horajti con cabeza de halcón, cuya estatua se yergue en un gran nicho.
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Prisioneros nubios capturados por el ejército egipcio. Templo de Abu Simbel. |
Otra notable característica de la fachada es una estela que registra el matrimonio de Ramsés con una hija del rey Hattusili III, unión que selló la paz entre Egipto y los hititas.
La parte interior del templo tiene la misma disposición que la mayoría de antiguos templos egipcios, con habitaciones de tamaño decreciente a medida que se acercan al santuario. El templo cuenta con una estructura compleja y bastante inusual debido a sus principales cámaras laterales. La sala hipóstila tiene 18 metros de largo y 16,7 metros de ancho y está sostenida por ocho grandes pilares osíridas que representan a Ramsés deificado vinculado al dios Osiris, el dios del inframundo, para indicar la naturaleza imperecedera del faraón. Las estatuas colosales a lo largo del muro de la mano izquierda llevan la corona blanca del Alto Egipto, mientras que las ubicadas en el lado opuesto cargan la corona doble del Alto y el Bajo Egipto. Los bajorrelieves de las paredes de la sala hipóstila presentan escenas de batallas en campañas militares peleadas durante el reinado de Ramsés II. Muchas de ellas se refieren a la batalla de Qadesh, en el río Orontes en la actual Siria, en donde el faraón peleó contra los hititas.
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El relieve más famoso muestra al rey en su carro lanzando flechas contra sus enemigos en retirada, que están siendo tomados prisioneros.
Otras escenas muestras victorias egipcias en Libia y Nubia |
Muchos consideran a Henry Ford como el creador de la cadena de montaje, pero si retrocedemos en la Historia encontramos que tres mil años atrás, concretamente en tiempos de Ramsés II, se organizó una fábrica de carros de guerra para poder montar los dos mil carros de combate que necesitaron para hacer frente al ejército de Muwatalli. Hititas y egipcios lucharon para expandir sus fronteras y conseguir el control de Oriente Próximo. En Amarru (actual Siria), cruce de caminos de aquellos tiempos, Muwatalli se enfrentará a Ramsés II en la batalla de Qadesh (1274 a. C.) una de las más importantes de la Antigüedad, la primera documentada en fuentes antiguas y la última gran batalla librada solo con tecnología de la Edad de Bronce.
Debido a la naturaleza orgánica de los elementos solo se han conservado ocho hasta nuestros días, seis correspondientes al ajuar funerario de Tutankamón, otro, el del General del cuerpo de carros del faraón Amenhotep III, Yuia, y el encontrado por Rosellini en una tumba tebana desconocida.
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La pieza forma parte de la colección de cinco carros que se guardaban en la tumba de Tutankamón.
El carro egipcio tenía unas peculiaridades que lo hacían diferente del de las demás culturas circundantes. Para empezar el eje, que medía un metro de largo, no estaba en el centro de la caja donde iba situada la tripulación, sino en la parte más atrasada. Simplemente con esta colocación se conseguía mayor estabilidad.
La caja permitía una tripulación máxima de dos ocupantes. Sus medidas eran un metro de ancho, cuarenta y cinco centímetros de fondo y setenta y seis centímetros de alto. El material básico de construcción era la madera, y posteriormente se añadían pieles o juncos para cerrar la caja. Para conseguir que la madera adquiriera formas curvas, se moldeaba con vapor. A la caja del carro se le solían añadir aljabas llenas de flechas tanto para la guerra como para la caza.
En el caso de los carros del faraón y los nobles, estas partes se recubrían de metales como el oro. El suelo de la cabina por lo general estaba fabricado con tiras de pieles flexibles o tela.
Las ruedas de los carros, fabricadas también en madera, tenían seis radios, lo que le conferían mayor robustez y seguridad. |
Después de la sala hipóstila, se ingresa en una segunda sala, que tiene cuatro pilastras decoradas con escenas de ofrendas a los dioses. Hay representaciones de Ramsés y Neferari con las barcas sagradas de Amón y Ra-Horajti. Esta sala da acceso a un vestíbulo transversal en cuyo centro está la entrada al santuario. Allí, en una pared negra, se encuentran las esculturas talladas en la roca de cuatro figuras sentadas: Ra-Horajti, el dios deificado Ramsés, y los dioses Amón y Ptah. Ra-Horajti, Amón-Ra y Ptah fueron las principales deidades en ese período y sus centros de culto se ubicaban en Heliópolis, Tebas y Menfis, respectivamente
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Capilla lateral en el interior |
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Estatuas osiríacas - Reciben este nombre por la postura que adoptan, emulando al dios del Más Allá, Osiris. Interior del gran templo de Abu Simbel. |
Fenómeno solar
El templo fue construido con tal orientación que durante los días 21 de octubre y 21 de febrero (61 días antes y 61 días después del solsticio de invierno, respectivamente) los rayos solares penetran hasta el santuario, situado al fondo del templo, e iluminan tres de las cuatro estatuas sedentes, excepto la estatua del dios Ptah, el dios relacionado con el inframundo (Duat), que siempre permanecía en penumbra.
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Tras el traslado del templo y por el desplazamiento del Trópico de Cáncer durante los últimos 3280 años, se estima que la incidencia solar se ha desplazado un día más cerca del solsticio, por lo que debería ocurrir el 22 de octubre y el 20 de febrero (60 días antes y 60 días después del solsticio, respectivamente) |
Estas fechas podrían corresponder con el día del cumpleaños y el de la coronación del rey, respectivamente; sin embargo, no existen datos que lo corroboren, aunque es lógico suponer que estas fechas guardan alguna relación con un gran evento, como la fiesta Heb-sed que conmemoraba el 30º aniversario del reinado del faraón.
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El Sacerdote de Cádiz, estatuilla de bronce que representa a Ptah.
Ptah "Señor de la magia", era un dios creador en la mitología egipcia. "Maestro constructor", inventor de la albañilería, patrón de los arquitectos y artesanos. Se le atribuía también poder sanador.
El llamado Sacerdote de Cádiz es una estatuilla masculina de bronce y oro encontrada en la ciudad de Cádiz (Andalucía, España) en 1928, y conservada actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Está datada en el siglo VIII o VII a. C. (Periodo Orientalizante Ibérico, Edad de Hierro I). Podría ser una representación del dios Ptah importada del Mediterráneo oriental, probablemente de Fenicia, o bien de un sacerdote del templo de Melkart |
Ramsés II, es el tercer faraón de la Dinastía XIX de Egipto, que gobernó unos 66 años, desde 1279 a. C. hasta 1213 a. C. Se trata de uno de los faraones más célebres, debido a la gran cantidad de vestigios que perduran de su activo reinado.
Ramsés II era hijo del faraón Seti I y de su Gran Esposa Real, Tuya. No fue, como a veces se asume, hijo único; se sabe que tuvo al menos dos hermanas y, al parecer, un hermano llamado Nebchasetnebet, quien murió antes de alcanzar la edad adulta, por lo que Ramsés pasó automáticamente a ser el heredero.
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Desde niño vivió la actividad castrense, como miembro de una familia de militares.
A los quince o dieciséis años Ramsés ya tenía autoridad sobre parte del ejército y, una y otra vez, inscripciones de esa época lo describen como un «astuto joven líder». Por aquel entonces ya estaba casado y era padre de cuatro hijos. Durante el periodo de corregencia hubo pocos problemas militares y Ramsés desempeñó tareas civiles como delegado de su padre, como eran supervisar los trabajos de construcción de los templos y la extracción de material de construcción en las canteras del sur del imperio. |
Ramsés acompañó a su padre en campañas militares para sofocar rebeliones en Canaán. También lo secundó en la guerra contra los hititas que habían ocupado los territorios de Siria, tradicionalmente pertenecientes al imperio egipcio, pero perdidos hacía varios años debido a la debilidad del rey Akenatón. Ya como comandante, llevó a cabo una campaña contra Kush (Nubia), en el año 8 del reinado de Seti. Se cuenta que Ramsés se encontraba en Kush cuando Seti murió. Volvió a Egipto donde, junto con su madre, Tuya, llevó a cabo las ceremonias fúnebres de su padre en la necrópolis tebana. En el quinto año de su reinado el faraón decidió cortar con los ataques hititas, muestra de ello es la célebre batalla de Qadesh, al norte de Siria, donde por fin se encontraron los ejércitos egipcios de Ramsés II con la alianza sirio-hitita del rey Muwatalli II. Finalmente, Ramsés y Muwatalli II se dieron un respiro y el faraón regresó a las Dos Tierras, donde prosiguió con sus numerosos trabajos de construcción.
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El Museo Británico (British Museum) es un museo de la ciudad de Londres, Reino Unido. Sus colecciones abarcan campos diversos del saber humano, como la historia, la arqueología, la etnografía y el arte.
La sección del Antiguo Egipto es la más importante del mundo después de la del Museo Egipcio de El Cairo. |
Tras la muerte de Muwatalli, se desató una lucha por el poder entre su hijo Mursili y su hermano Hattusili I, que Ramsés aprovechó para reafirmar el control en la zona, destacando guarniciones en distintas ciudades. No obstante, la guerra no acabaría hasta la llegada al trono hitita de Hattusili III, el ambicioso sucesor de Muwatalli II, que acabaría con el Tratado de Qadesh firmando la paz con Ramsés II cuando éste llevaba unos 25 años en el trono.Ramsés también hizo incursiones en Libia, donde estableció varias colonias y construyó diversas fortalezas para vigilarlas, formando una línea defensiva desde Racotis (actual Alejandría) hasta El Alamein.Ramsés II aprovechó el mal resultado de la batalla de Qadesh para cambiar a los militares de alto rango, colocando a sus hijos al frente de los distintos cuerpos. También creó cuerpos de élite con extranjeros, guerreros nubios, libios, asiáticos y shardanas, cuerpos que eran leales a la persona del faraón. Estos mercenarios extranjeros formaron el ejército egipcio hasta el tercer periodo intermedio.Durante su reinado Egipto conoció su época de mayor esplendor, gracias a la prosperidad económica que favoreció el desarrollo de la literatura y las ciencias, y que le permitió erigir grandes construcciones.
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Escultura colosal de Ramses II en piedra caliza, expuesta en el museo de Menfis (10 metros)
El coloso fue descubierto en el año 1820 por el viajero italiano Giovanni Caviglia y originariamente estaba situada en el flanco sur del Gran Templo de Ptah
Estaba situada al sur del delta del río Nilo, en la región que se encuentra entre el Bajo y el Alto Egipto. |
Ramsés trasladó primero la corte a Menfis antes del traslado definitivo a Pi-Ramsés, en el Delta. Se desconocen los motivos por los que el faraón se arriesgó a alejarse de Tebas
Durante el resto de su reinado Ramsés desarrolló una especie de obsesión por construir templos enormes y espectaculares. No solo se dedicó a llenar las riberas del Nilo de hermosas y enormes construcciones, sino que también usurpó muchas de ellas a sus predecesores, incluido su padre Seti I. En sus muchos años de reinado, superó con creces en labor constructora a Amenhotep III, y prueba de ello son algunas grandes obras
Aunque no fue el primer faraón en hacerse adorar como un dios, sí lo fue en dedicarse templos y estatuas de forma sistemática. Ramsés fue, junto con Hatshepsut o Amenhotep III, uno de los pocos faraones que realmente creían, o pretendían hacer creer, que habían sido engendrados por la cabeza del panteón, el todopoderoso Amón-Ra.
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Ramsés tuvo un destino extraño: su existencia fue tan larga que sobrevivió a muchos de sus descendientes. Murió con 90 años, tras unos 66 o 67 años de reinado y de celebrar once festivales Heb Sed, y fue enterrado en el Valle de los Reyes.
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Las mujeres de Ramsés II
Quizás por ser el más conocido de los faraones, hay datos de decenas de reinas, esposas y concubinas y de cientos de hijos e hijas de este rey, lo que le ha labrado la fama de lascivo y mujeriego. También es cierto que el rey no hizo nada para ocultar este hecho, sino que incluso llegó a confeccionar una lista con los nombres de todos sus hijos y diseñar una enorme tumba en el Valle de los Reyes para varios de ellos.
Sin temor a equivocarse, es indudable que la mujer de la vida del faraón fue su primera «Gran Esposa Real», la bella Nefertari «por la que brilla el Sol».
En el año 1255 a.C., la reina Nefertari Meritenmut, Gran Esposa Real del faraón Ramsés II, de la dinastía XIX, abandonó este mundo para dirigirse hacia los Campos de Iaru. Nefertari fue enterrada en una tumba de la necrópolis conocida entre los egipcios como Ta-set-neferu, «el lugar de los más bellos», situada en la montaña junto a la capital religiosa del Alto Egipto, Tebas, y que nosotros conocemos como el Valle de las Reinas.
La tumba de la reina Nefertari
En 1904, el arqueólogo Ernesto Schiaparelli descubrió la
espléndida tumba de la esposa favorita de Ramsés II en el Valle de las Reinas.
Sus bellas pinturas mostraban las diferentes etapas del viaje de la soberana
hacia el reino de Osiris.
Cámara funeraria
Está sostenida por cuatro pilares que muestran a
Nefertari con los dioses. En primer término, la reina y la diosa Isis, que le
ofrece un ankh (símbolo de vida eterna), enlazan sus manos.
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