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martes, 2 de mayo de 2023

OSKAR KOKOSCHKA, el pintor de almas, llega al Guggenheim

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Mi Semana Santa en Viena (VII) - Gustav Klimt y Oskar Kokoschka - Alma Mahler, pincha aqui

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OSKAR KOKOSCHKA, EL GRAN OFENDEDOR, LLEGA AL GUGGENHEIM

Un enfant terrible en Viena (1907–1916)

A menudo, los retratados por Kokoschka negaban cualquier parecido con sus pinturas y en algún caso dijeron que esas obras habían dañado su reputación.

Retrato de Herwarth Walden, 1910 (marchante de arte y escritor) Oscar Kokoschka (Sttutgart, Staatsgaleria). Los retratos de Kokoschka de una rara penetración psicológica, tienen el aspecto de alucinaciones pintadas, sin duda, la propia inquietud atormentada del artista, reflejo de la inquietud de la época, tuvo su papel.

Oskar Kokoschka. August Forel, 1910
Uno de sus modelos insatisfechos fue August Forel, experto suizo en ciencias naturales a quien Kokoschka retrató en ese año de 1910: no le gustó su ojo derecho “muerto”, en un rostro en el que aparece todo el peso de la inquietud, ni sus manos “convulsas”. Lo llamativo, y una de las razones por la que hay quien considera al pintor un visionario, es lo que ocurrió después: dos años después de posar para el austriaco, Forel sufrió la parálisis de un lado del cerebro tras un ataque; quizá de algún modo, la sensibilidad del pintor, la que llaman su doble vista, previó de forma inconsciente el hecho.

Paisaje dolomita – (Oskar Kokoschka) 1913

En su viaje con Oskar Kokoschka en agosto de 1013, su entonces amante de Alma Mahler escribió en su diario: "En Tre Croci, nuestra vida giraba enteramente alrededor de su trabajo... ¡El sol del verano sobre los glaciares! Ésta mañana, no me podía quitar de encima la sensación de que sencillamente no merezco ésta bendición. ¡Kokoschka necesita trabajar! Ésto es para lo que ha nacido. Una vida así a él no le interesa en lo más mínimo..."

El paisaje representado en ésta pintura tiene una apariencia encantadora. La coloración predominantemente verde, los escabrosos, oscuros contornos y la cualidad misteriosa de la situación de la luz, todo contribuye a sustentar ésta impresión. Los bocetos para esta pintura venían con el título "Después de la tormenta". Aunque Alma Mahler no aparece en éste paisaje, ella de alguna manera está presente.  

En 1915 Kokoschka se alista en el servicio militar para servir en la Primera Guerra Mundial, contienda en la que resulta gravemente herido en dos ocasiones y lo que le lleva a ingresar en un psiquiátrico de Dresde. Una vez recuperado, se convierte en profesor de la Academia de Bellas Artes de la ciudad. Asustado, «al acabar la guerra su obra empieza a tener una tonalidad más clara y sus pinceladas adquieren características de un expresionismo de color más expansivo»

El corpus artístico de esta época se convierte en el más importante del pintor hasta que en 1916 firma un contrato con el galerista Paul Cassirer que le permite viajar, entre 1923 y 1934, por Europa, el norte de África y Oriente Próximo. «Empieza a adquirir una técnica líquida que emplea en los paisajes de ciudades y animales». En esta etapa Kokoschka mira las cosas desde las alturas, sube a edificios, acude a miradores o montañas para ver «qué pasaba en las ciudades y a la gente que vivía en ellas». Era su particular encrucijada para procesar las traumáticas experiencias vividas en las profundas trincheras de la primera guerra mundial. 

El poder de la música 1918 - pintura empastada, las formas parecen disolverse casi por completo. Con respecto al empleo del color su obra esta relacionada con el expresionismo alemán que ya conocía por su amigo el galerista y fundador de una revista en Berlín, en los años previos a la guerra. Dominan en esta composición manchas y borrones irregulares de tonos puros sin mezclar principalmene verdes y rojos. Defendía las infinitas posibilidades del nuevo lenguaje del color. 

Dresde, Neustadt V
Cuando Kokoschka empezó a dar clases en la academia de Bellas Artes de Dresde se mudó a un gran estudio que tenía vistas al Elba y al puente de Augusto, desde allí pintó esta obra reflejada en el agua. Los años que trabajó en la Academia de Dresde 1919 a 1923 fueron especialmente fructíferos para su obra artistica. Los cuadros de este periodo destacan por la cerelidad con la que aplicaba la pintura y el brillo de los colores.


El pintor II (El pintor y su modelo II) 1923
Los retratos y los autorretratos son temas que exploró ampliamente a lo largo de su  carrera. Él ocupa el primer plano en este cuadro, aparece duplicado, una mujer vestida de amarillo y situada al fondo observa su creación. El cuadro del caballete muestra su retrato con la cabeza rapada. Si comparamos esta representacion con sus primeros cuadros de este género observamos como el artista ahora reivindica ahora de manera desafiante su propia reputación como uno de los pintores más influyentes del arte vienés. Muestra su búsqueda del YO a través de nuevas formas y desafíos artísticos. Él considera el género del retrato no como una fórmula para documentar la apariencia externa de una persona sino como una manera de explorarse a uno mismo constantemente. En sus propias palabras uno debe pregutarse siempre  quien soy?, uno tiene que analizarse una y otra vez. El se exploró en numerosas obras.

La época de los grandes viajes acaba con el crack de 1929 entre otros acontecimientos que afectaron a Kokoschka tanto como para regresar a la ciudad de la que había huido. Pero había un problema: Viena a principios de los 30 no es un remanso de paz, es el huevo de una serpiente que estaba a punto de asomar.


El morabito de Temacina [Sidi Ahmet Ben Tidjani] (Der Marabout von Temacin), 1928
Es una de las cinco creaciones realizó durante su estancia en África. Se trataba de un viaje que le apetecía mjucho emprender y duró seis meses. Le acompañó un amigo que conocio en el año 1925 en los Países Bajos. Llegaron a Túnez, Kokoschka quedó impresionado por sus majestuosos paisajes que descubrió en el trayecto con las magníficas vistas y con el juego de luces. Este viaje lo financió su galerista. 
Kokoschka nos narra como conoció en una mezquita a un príncipe y posteriormene lo visitó en su palacio (en medio del desierto). Es gordo, imponente comentaba...

El artista activista
En esa época, frente al auge del nazismo, el artista se comprometió políticamente de forma activa: cuando varios de sus cuadros fueron incluidos en las exposiciones del arte degenerado, junto a muchas otras obras de la vanguardia europea, con un gesto provocador que recuerda el de raparse el cráneo, pintó su ‘Autorretrato de un artista degenerado’. La obra, de 1937, no podía faltar —y no falta—en una exposición titulada ‘Kokoschka. Un rebelde de Viena’.

El manantial (Die Quelle), 1922 - 1938
Su futura esposa, sus rasgos fueron tomando forma as lo largo de los16 años
Vuelve a Viena 1932 - Después fue a Praga

La anexión de Austria por parte del Tercer Reich en 1938 le pilla en Praga, donde el pintor había ido a encontrar a su hermana y al final encontró a la que sería su nueva compañera, Olda Palkovská. Con ella marchó a Londres: en un nuevo país, en una nueva época, siguió ahondando en el activismo. Se opuso radicalmente al nacionalsocialismo y comenzó a destacar por su compromiso pacifista, que lo situó a la cabeza de la resistencia internacional. Además de numerosos artículos y discursos, creó una serie de alegorías políticas en las que denunciaba la situación de aquel momento en Europa. Lo que hacía era encarnar la relación que creía debía haber entre la política y el arte: “El artista debe ejercer de alarma”. Y él ejercía mediante imágenes, que eran airadas declaraciones llenas de sentimiento para llamar la atención del público y movilizarlo.

Autorretrato de un artista degenerado, 1937
Las autoridades de la alemania nazi organizaron  en 1937 una exposición itinerante titulada arte degenarado que incluía 9 cuadros firmados por Kokoshka. Entonces y en respuesta a la amenaza nazi pintó "Autorretrato de un artista degenerado"
Debido a esto cambió la posición de sus brazos desafiadamente cruzados, lleva una camiseta de manga corta y tiene las aletas de la nariz hinchadas los labios cerrados y los ojos bien abiertos con expresión tensa observa al espectado. En el paisaje a la derecha vemos un ciervo y a la izda. un hombre quizá un cazador, Kokoschka que se había convertido en enemigo de los nazis era consciente que tenían previsto detenerlo en Checoslovaquia en 1938, por ello pintó el cuadro con la metáfora de su propia caza. Años mas tarde hablaría de esta obra  en una carta. En la obra tiene dos rostros, el hombre enfermo y el tranquilo. Si das un paso atrás se convierte en apocado, cetrino y delgado y luego vuelve a sonreir. Aquí parece enfadado por estar enfermo, mientras que aquí parece contemplativo, casi triste. En este cuadro utiliza su noción de la perspectiva que según el artista es similar a la percepción china utilizada en los paisajes que fuerza la mirada  a recorrer la obra en su totalidad en lugar de enfocarse hacia  un punto de fuga como ocurre en la perspectiva tradicional renacentista. 
El cangrejo  1939 y 1940
Durante el periodo que pasó en el Reino Unido, el régimen nazi organizó una subasta en Lucerna con una gran cantidad de sus obras que habían sido confiscadas. En Agosto se mudó con Olga a Cornualles, Reino Unido dónde  realizó algunas pinturas alegóricas en las que aparecían cangrejos con el fin de criticar la situación política que atravesaba Europa. El tres de setiembre de aquel mismo año el Reino Unido se involucró en la guerra contra Alemania. El cuadro que contemplamos aquí es una vista desde su casa donde residió entre 1939 y 1940. Se trata de un paisaje que está siempre en los cuadros de esta serie. Kokoschka nos cuenta, el nadador aqui representado es él,  encarnando a Checoslovaquia, mientras el cangrejo es una metáfora del entonces primer ministro británico Chamberlain. El cangrejo sólo tiene que sacar una pinza para evitar que se ahogue, sin embargo permanece al margen.

Alicia en el País de las Maravillas 1942  - Anschluss
Cuando los nazis se disponían a invadir Checoslovaquia, Kokoschka y Olda su pareja huyeron a Inglaterra, donde el artista creo varios cuadros antifascistas.
En primera instancia lo había titulado irónicamente Alicia en el País de las Maravillas pero posteriormente añadió la palabra Anschluss, en referencia a la anexión de Austria por parte de Alemania. En segundo plano podemos ver una ciudad en llamas se trata de Viena, la ciudad que se crió. En primer lugar cercada con alambre de espino se encuentra Alicia desnuda con una hoja de higuera que representa la verdad. Luce un brazalete de la cruz roja y sonríe ironicamente y señala fuera del cuadro al espectador. En el centro aparecen tres figuras masculinas respectivamente vestidas como político, soldado nazi y obispo. Y con sus manos haciendo los ademanes de los tres monos sabios en alusión no ver el mal, no decir el mal y no escuchar el mal. Llevan los cascos de acero de los ejércitos inglés, alemán, francés, haciendo referencia de los tres países  en el destino de Viena, no quieren saber la catástrofe que han provocado ni sobre lo que ocurre en otros lugares. En  este caso Viena. El político por su pajarita, paragüas y chaqueta podemos identificar como Chamberlain primer ministro entonces, lleva un periódico con el titular Nuestros Tiempos 1938. A la izda. en primer término figura una mujer sosteniendo un bebé en una iconografía que nos recuerda a la virgen María y la madre mira horrorizada a la desnuda Alicia.
Esta obra puede entenderse como una crítica directa a la actitud de los aliados respecto a la agresiva política de Hitler. El artista creía firmemente que Austria había sido el primer país sacrificado a causa de su política de conciliación.
En 1953 el artista y su esposa se establecieron en la ciudad suiza de Villeneuve. Aunque desde los comienzos de su carrera se había interesado por la historia del arte, su interés se avivó en su etapa final. Los clásicos se convirtieron en fuente de inspiración, al igual que el arte y la arquitectura de Grecia y Roma. Pero tampoco descuidó su relevancia como figura pública y la aprovechó para erigirse como un ardiente defensor de la (re)construcción de un continente y una cultura europea comunes.


Teseo y Antíope (El rapto de Antíope) 1958-1975

Kokoschka trabajó casi 20 años en esta obra sometiéndola a múltiples fases de las cuales destruyo, revisó y rehizo el cuadro muchas veces convirtiendo la textura de su superficie en un abultado empasto de colores este método de superposición de capa sobre capa tenía como finalidad, según el artista, que la pintura creciera en el lienzo. En el resultado final los coloridos relieves reflejan el proceso creativo y del paso del tiempo del que formaría parte el envejecimiento del propio artista de este modo kokoschka escribe su pintura en el tiempo en busca de lo absoluto, de lo inalcanzable. El artista tardó tanto en concluir el cuadro que éste contiene imágenes de diferentes épocas.

Vemos como Teseo el gran héroe mitologico ateniense rapta a Antíope reina de las amazonas llevándosela en brazos para convertirla en su esposa, las figuras que se distinguen a los pies de Teseo aluden a otras hazañas de su vida. El toro que aparece detrás de su pie derecho puede hacer referencia al minotauro a quien Teseo mató en su laberinto. En la esquina inferior izda. está representado una áuriga inspirado en una estatua de Delfos del siglo V a.C aunque los expertos ven en sus rasgos a Olda la mujer de Kokoschka.

Más pinturas:

Esta obra la realizó Oskar Kokoschka en 1909 y en ese mismo año se expuso en Viena. Está claro que causó conmoción y unas enormes críticas, ya que se trataba de un tipo de pinturas que no eran habituales, porque el artista no se había detenido en los aspectos más bellos de una escena infantil.
Hoy en día, la sensación es bien diferente, y nos puede parece de los más veraz e incluso atractiva. Pero para el espectador y la crítica de comienzos del siglo XX era un tipo de imagen nunca antes vista. Lo habitual es que en un cuadro protagonizado por niños, estos siempre estuvieran alegres, es más puede resultar muy incómodo y provocador ver las penas de un niño o verlos afeados.


The Distant Island (Die ferne Insel) (lámina en el texto, folio 6) de Die träumenden Knaben (The Dreaming Boys)
En 1907, Fritz Waerndorfer, el patrocinador financiero de Wiener Werkstätte, el principal taller de diseño de Viena, encargó a Oskar Kokoschka, todavía estudiante en la Kunstgewerbeschule (Escuela de artes decorativas) de Viena, que hiciera un cuento de hadas ilustrado para sus hijos. En cambio, Kokoschka entregó un poema inquietante sobre el despertar de la sexualidad adolescente ambientado en islas lejanas, lejos de la ciudad moderna y la vida burguesa. Su texto cuidadosamente compuesto aludía a la literatura clásica y contemporánea de Johann Wolfgang von Goethe y el escritor vienés Peter Altenberg. Kokoschka dedicó el volumen al artista Gustav Klimt, de quien tomó prestado el formato cuadrado de las imágenes, que empujan el texto hacia los márgenes. El patrón estilizado en las litografías de Kokoschka es típico del enfoque decorativo dominante en la Viena de fin de siglo.

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