Girolamo Savonarola - Ferrara - Florencia, tras la muerte de Lorenzo el Magnífico - Julio II - León X - Maquiavelo, pincha aqui
La República de Soderini
El régimen del gonfaloniero Soderini que se establece en Florencia poco después de la muerte de Savonarola, se expresó en el campo del arte mediante algunas importantes decisiones entre los años 1500-1505: la decoración de la Sala del gran Consejo – con temas “históricos” destinados a exaltar la grandeza de la Toscana. En 1503 Pier Soderini llamó a Leonardo y a Miguel Ángel para que cada uno realizara un mural representando una batalla famosa en el Salón de los Quinientos del Palacio de la Señoría; se encargó a Miguel Ángel el “David” y Soderini decidió colocarlo en el pórtico de dicho palacio como símbolo de virtud republicana; también se recuperó el proyecto para la terminación de la catedral, encargándose a Miguel Ángel la realización de doce Apóstoles para los pilares de la cúpula. Durante cinco o seis años Florencia va a ver reunidas a sus grandes glorias: Leonardo parece bien situado y la Señoría se opondrá – sin éxito – a los ruegos de Georges de Amboise que finalmente consigue llevárselo a Milán en 1506. Leonardo había aportado de su anterior estancia en esta ciudad un nuevo lenguaje artístico, que se esforzarán en asimilar Fra Bartolomeo, el joven Rafael (reside en Florencia entre 1504 y 1508) y Andrea del Sarto. Si Lorenzo el Magnífico dispersaba a los maestros florentinos enviándolos a trabajar a otras ciudades, ahora se les llama, se intenta retenerlos. Pero Florencia ya no ofrecía el espectáculo de una capital de la cultura; ya no era uno de los centros de la vida política; Roma le sustraía todo este prestigio. Florencia nunca había conocido un mecenazgo principesco tan fastuoso como el que ahora ejercía Julio II: Miguel Ángel fue llamado a Roma en 1506 y Rafael en 1508 con el fin de asegurar el relevo generacional de los pintores del Vaticano.
El mecenazgo de León X en Florencia
León X, Juan de Médicis (Papa 1513-1521), era el segundo hijo de Lorenzo el Magnífico, y fue destinado desde su nacimiento a las más altas esferas eclesiásticas; su hermano mayor Pedro, tuvo que asumir la herencia política de su padre en Florencia.
Durante su pontificado, Juan de Médicis acabó la obra que había comenzado su padre en Poggio a Caiano. Mandó construir el abovedado de la gran sala, y Paolo Giovio, amigo de León X, realizó el programa iconográfico para los grandes frescos históricos, tomando como modelo la Sala de Heliodoro del Vaticano. En las lunetas laterales realizadas por Pontormo, admirables figuras de campesinos representan la fábula de Vertumne y Pomona, en una evocación de la vida en el campo, en armonía con los frescos de los muros que contienen la historia romana, ejecutados por Andrea del Sarto y Franciabigio.
Tributo de Egipto a César, 1521, Andrea del Sarto, (Florencia, villa Médicis de Poggio a Caiano) |
Miguel Ángel y la capilla de los Médicis, pincha aqui
Los acontecimientos políticos no daban ningún respiro a Miguel Ángel, ni durante el pontificado de León X Médicis (1513-23). En primer lugar, el Papa cuya familia era enemiga de los Della Rovere, le manda interrumpir la tumba de Julio II, papa perteneciente a esta familia; le confía otra misión, proyectar la construcción de la fachada de San Lorenzo cuyos trabajos debían comenzar en 1518. En 1520 y después de una serie de guerras inútiles, el Papa tiene que renunciar a la fachada y encarga a Miguel Ángel diseñar la “Capilla funeraria de los Médicis”, al lado de la iglesia San Lorenzo, y en 1524 crear la “Biblioteca Laurenciana”. Estos proyectos tuvieron que ser suspendidos durante un año, cuando los Médicis fueron expulsados de Florencia en 1526. Durante la República florentina proclamada para última vez, Miguel Ángel es nombrado Gobernador de las fortificaciones, y como tal debe construir nuevas murallas, pero traiciones e intrigas políticas favorecerán el regreso de los Médicis, y los proyectos quedan en letra muerta. Sólo van a conservase los proyectos de la Capilla de los Médicis que Miguel Ángel había aceptado en dos contratos en 1520 y en 1521 respectivamente. En efecto, Léon X quería reunir las tumbas de su hermano pequeño Juliano, generalísimo de la iglesia y duque de Nemours, de su sobrino Lorenzo, duque de Urbino, y la de los dos “Magníficos”: Lorenzo y su hermano Juliano, este último asesinado en 1478 (Conjura de los Pazzi), los dos enterrados en la Vieja Sacristía de San Lorenzo. En su juventud, fueron amigos de Miguel Ángel y éste trabajó bajo la protección de Lorenzo durante algunos años.
En 1520 Miguel Ángel proyectó la biblioteca Laurenciana y su elegante vestíbulo, una de las obras más profundamente innovadoras de Miguel Ángel arquitecto. En lugar de obedecer a los cánones clásicos de la arquitectura romana y griega, creó dobles columnas profundamente encastradas en el muro, un verdadero hallazgo revolucionario. Estas columnas con su aspecto gigantesco junto con la estructura armónica de la escalera muestran que Miguel Ángel no se ha inspirado de leyes geométricas abstractas sino exclusivamente del hombre.
La última obra de Miguel Ángel fue realizada en 1540 y es esencialmente de naturaleza política. Estaba destinada al Cardenal Niccolò Ridolfi que había huido de Florencia y se había ido Roma, como hicieron muchos florentinos cuando regresaron los Médicis. El busto de “Brutus” es un retrato idealizado; creándolo, tal vez Miguel Ángel pensó en Lorenzino de Médicis (Lorenzaccio) “Nuevo Brutus” quien había asesinado en 1537 al duque Alejandro de Médicis, al que odiaba todo el mundo. La cabeza esta totalmente girada hacia la derecha como si Miguel Ángel hubiera querido enfatizar el perfil del rostro, donde frialdad imperturbable y energía salvaje, se mezclan, no sin uno cierto encanto, al odio, a la cólera y a un amargo desprecio.
La arrogancia familiar de los Pazzi tuvo mucho que ver en la aversión que profesaban a los Médicis estos nobles convertidos en banqueros a principios del siglo XV, y cuyo principal cliente era el papa Sixto IV. Instigado por sus sobrinos Riario y Della Rovere, el papa quería crear un nuevo Estado Pontifical. Para realizar este proyecto, cerró un acuerdo con Nápoles que puso a Florencia en una situación muy crítica. Para contrarrestar los efectos de esta decisión, Lorenzo de Médicis intentó aliarse con Venecia. Se hizo el promotor de una Liga abierta, pero sin éxito. Mientras tanto en Roma, los Riario y los exiliados florentinos rivales de los Médicis, de los que formaba parte Francesco Salviati, arzobispo de Pisa y la familia florentina de los Pazzi, organizaron una conjura contra Lorenzo y su hermano Juliano, que el papa, aparentemente hostil al proyecto, (la opinión de los historiadores no es unánime al respecto) no supo hacer abortar. Así, durante la celebración de la Misa pascual del 26 de abril de 1478 en la catedral de Florencia, fueron atacados Lorenzo y su hermano Juliano. Juliano fue asesinado y Lorenzo herido levemente en el cuello. El furor popular que ello desencadenó tuvo consecuencias terribles. Duró tres días fueron llevadas a cabo toda una serie de brutalidades inconcebibles. Se colgaron a un centenar de conjurados y fueron masacrados algunos de los más célebres. Familias enteras, como la de los Pazzi, fueron exterminadas.
El cuerpo del arzobispo Salviati fue expuesto junto con otros cuerpos colgados de las ventanas del Palazzo Vecchio. Se asistió a una verdadera caza al hombre y peor todavía, caza a los cadáveres. Aquellos que creyeron que los florentinos preferirían el gobierno de los Pazzi se equivocaron. Al grito de adhesión de los partidarios de Jacopo dei Pazzi “Libertad, Libertad”, el pueblo había respondido con el de “Palle, Palle” (bolas) que era el de los partidarios de los Médicis (alusión a su escudo).
Los acontecimientos políticos no daban ningún respiro a Miguel Ángel, ni durante el pontificado de León X Médicis (1513-23). En primer lugar, el Papa cuya familia era enemiga de los Della Rovere, le manda interrumpir la tumba de Julio II, papa perteneciente a esta familia; le confía otra misión, proyectar la construcción de la fachada de San Lorenzo cuyos trabajos debían comenzar en 1518. En 1520 y después de una serie de guerras inútiles, el Papa tiene que renunciar a la fachada y encarga a Miguel Ángel diseñar la “Capilla funeraria de los Médicis”, al lado de la iglesia San Lorenzo, y en 1524 crear la “Biblioteca Laurenciana”. Estos proyectos tuvieron que ser suspendidos durante un año, cuando los Médicis fueron expulsados de Florencia en 1526. Durante la República florentina proclamada para última vez, Miguel Ángel es nombrado Gobernador de las fortificaciones, y como tal debe construir nuevas murallas, pero traiciones e intrigas políticas favorecerán el regreso de los Médicis, y los proyectos quedan en letra muerta. Sólo van a conservase los proyectos de la Capilla de los Médicis que Miguel Ángel había aceptado en dos contratos en 1520 y en 1521 respectivamente. En efecto, Léon X quería reunir las tumbas de su hermano pequeño Juliano, generalísimo de la iglesia y duque de Nemours, de su sobrino Lorenzo, duque de Urbino, y la de los dos “Magníficos”: Lorenzo y su hermano Juliano, este último asesinado en 1478 (Conjura de los Pazzi), los dos enterrados en la Vieja Sacristía de San Lorenzo. En su juventud, fueron amigos de Miguel Ángel y éste trabajó bajo la protección de Lorenzo durante algunos años.
En 1520 Miguel Ángel proyectó la biblioteca Laurenciana y su elegante vestíbulo, una de las obras más profundamente innovadoras de Miguel Ángel arquitecto. En lugar de obedecer a los cánones clásicos de la arquitectura romana y griega, creó dobles columnas profundamente encastradas en el muro, un verdadero hallazgo revolucionario. Estas columnas con su aspecto gigantesco junto con la estructura armónica de la escalera muestran que Miguel Ángel no se ha inspirado de leyes geométricas abstractas sino exclusivamente del hombre.
La última obra de Miguel Ángel fue realizada en 1540 y es esencialmente de naturaleza política. Estaba destinada al Cardenal Niccolò Ridolfi que había huido de Florencia y se había ido Roma, como hicieron muchos florentinos cuando regresaron los Médicis. El busto de “Brutus” es un retrato idealizado; creándolo, tal vez Miguel Ángel pensó en Lorenzino de Médicis (Lorenzaccio) “Nuevo Brutus” quien había asesinado en 1537 al duque Alejandro de Médicis, al que odiaba todo el mundo. La cabeza esta totalmente girada hacia la derecha como si Miguel Ángel hubiera querido enfatizar el perfil del rostro, donde frialdad imperturbable y energía salvaje, se mezclan, no sin uno cierto encanto, al odio, a la cólera y a un amargo desprecio.
La arrogancia familiar de los Pazzi tuvo mucho que ver en la aversión que profesaban a los Médicis estos nobles convertidos en banqueros a principios del siglo XV, y cuyo principal cliente era el papa Sixto IV. Instigado por sus sobrinos Riario y Della Rovere, el papa quería crear un nuevo Estado Pontifical. Para realizar este proyecto, cerró un acuerdo con Nápoles que puso a Florencia en una situación muy crítica. Para contrarrestar los efectos de esta decisión, Lorenzo de Médicis intentó aliarse con Venecia. Se hizo el promotor de una Liga abierta, pero sin éxito. Mientras tanto en Roma, los Riario y los exiliados florentinos rivales de los Médicis, de los que formaba parte Francesco Salviati, arzobispo de Pisa y la familia florentina de los Pazzi, organizaron una conjura contra Lorenzo y su hermano Juliano, que el papa, aparentemente hostil al proyecto, (la opinión de los historiadores no es unánime al respecto) no supo hacer abortar. Así, durante la celebración de la Misa pascual del 26 de abril de 1478 en la catedral de Florencia, fueron atacados Lorenzo y su hermano Juliano. Juliano fue asesinado y Lorenzo herido levemente en el cuello. El furor popular que ello desencadenó tuvo consecuencias terribles. Duró tres días fueron llevadas a cabo toda una serie de brutalidades inconcebibles. Se colgaron a un centenar de conjurados y fueron masacrados algunos de los más célebres. Familias enteras, como la de los Pazzi, fueron exterminadas.
Leonardo da Vinci, dibujo del cadáver del conjurado Bernardo Bandini Baroncelli (1479) |
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