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El dux (latín dux, «líder») o dogo (del italiano doge, adaptación del veneciano doxe, y este a su vez del latín dux) era el magistrado supremo y máximo dirigente de la República de Venecia durante más de mil años, entre los siglos VIII y XVIII.
Este título comenzó a utilizarse cuando la ciudad de Venecia estaba sujeta a la soberanía del Imperio bizantino, haciéndose permanente después de que la ciudad alcanzara su independencia de Constantinopla.
Aunque entre el siglo VIII y el siglo XII el poder del dux era muy fuerte, nunca fue posible para los titulares del cargo hacer que el título fuese hereditario y formar dinastías, en tanto la aristocracia veneciana, grupo del cual surgían los dux, conservó mecanismos para evitar que el poder se concentrase en un solo individuo, impidiendo así que el dux se convirtiese en un príncipe absoluto.
El método de elección del dux veneciano
Venimos viviendo, en España, un tiempo de política donde los pactos y las elecciones son el pan nuestro de cada día. La democracia de partidos que se articula en el parlamento, tiene sus trámites y sus números, pero es sencillo si se compara con el método de elección del dux veneciano. En Venecia, entre los siglos VIII y XVIII, había un método muy complejo y largo para elegir al dux. El objetivo del mismo era evitar las trampas, las intrigas y los aprovechamientos de interesados.
Una secuencia de sorteos y elecciones entre los miembros del Libro de Oro gobernaba el método de elección del dux veneciano
El dux o dogo veneciano, era el máximo líder y dirigente de la República de Venecia. Como era de esperar, no hablamos de un sistema democrático en el gobierno. Para empezar, tan sólo los miembros de las grandes familias venecianas, inscritas y censadas en el Libro de Oro que se custodiaba el Palacio Ducal, tenían derecho a ser elegidos como dux. Eso limitaba la lista de candidatos a unas 2.500 personas.
Todo comenzaba con la elección de 30 nombres por sorteo, de entre los listados en el Libro de Oro. En ese grupo de 30, no podía haber parientes entre sí. Un segundo sorteo dejaba el grupo de 30 en 9. Esto lo hacía el Gran Consejo colocando en una urna papeletas con los nombres de todos los posibles seleccionados. El más joven de ellos debía salir a la plaza de San Marcos, coger a un niño, y llevarlo allí para que sacara papeletas de la urna. Así se hacían los sorteos. Así se habían seleccionado primero 30 y luego 9 de entre ellos.
Ese Comité de los Nueve elegía a otros 40 miembros, y un sorteo seleccionaba a 12, el Comité de los Doce, de entre esos 40. El Comité de los Doce elegía a unos nuevos 25 hombres, que volvían a verse reducidos a un grupo de 9, por sorteo. Estos 9 seleccionaban a otros 45 que un sorteo dejaba en 11. El Comité de los Once.
De entre todos, finalmente 41 elegidos votaban quién sería el dux
El proceso seguía, ya que el Comité de los Once elegía a 41 de entre el Libro de Oro, como todos los demás, y además ninguno de esos 41 podía haber estado en los anteriores comités del proceso, esto es, el de los Nueve, el de los Doce o el de los Once. Cada uno de los elegidos en cada votación tenía que tener un número de votos relevante, y tasado con un mínimo. Es decir, hacía falta tener 9 votos para ser seleccionado para los comités. Un voto de más o de menos puede ser clave, como bien sabemos.
Si todo aquello se había cumplido, entonces esos 41 venecianos tenían el honor de elegir, por fin, al dux, que gobernaría hasta su muerte. Para ello se reunían en una sala y cada uno escribía un nombre y lo metía en una urna. Se extraía un papel de la urna, al azar, y todos podían opinar y objetar la elección como dux del hombre cuyo nombre estaba en la papeleta. El interesado en ocasiones era convocado a aclarar o explicar alguna cuestión, para zanjar esas objeciones. Después de esto, se votaba sobre él y si el candidato tenía el voto favorable de al menos 25 de los 41, era proclamado dux. Si esto no ocurría, su nombre se descartaba y se extraía uno nuevo de la urna.
El título de dux no era hereditario y el proceso buscaba que ninguna familia pudiera controlar el poder
El título de dux no era hereditario. De entre los 120 que hubo en la República de Venecia entre el siglo VIII y el XVIII, es posible que alguno consiguiera burlar al sistema y alcanzar el poder de forma irregular, pero no lo tuvo fácil. Lo cierto es que el método de elecciones y sorteos que acabamos de leer estaba pensado para ser una garantía contra las trampas. El proceso era suficientemente complejo y tan participativo dentro de la aristocracia veneciana que era casi imposible que una sola familia fuera capaz de controlarlo o viciarlo.
Por si todo esto fuera poco, tal era la sospecha sobre los que ansiaban el poder en Venecia, que incluso se llegó a plantear extender el proceso, incluyendo más sorteos y elecciones. Frente a esto, en la mayoría de lugares de Europa en esos mismos siglos, un puñado de dinastía y casas gobernaban de manera continua. Además, emparentadas entre ellas en muchos casos.
La primera iglesia de este lugar se fundó por el dogo de Venecia Giustiniano Participazio en el siglo IX y ocho dogos se encuentran enterrados en la cripta que aún se conserva. La iglesia original románica fue reconstruida en los años 1170 (cuando se construyó el actual campanario) y fue reemplazada por una iglesia gótica en el siglo XIV. La iglesia estaba vinculada a un monasterio benedictino, que era visitado por el dogo anualmente en Pascua en una ceremonia que incluía la presentación del cornu (sombrero ducal). Esta tradición se empezó después de que los monjes donaran tierra para la ampliación de la plaza de San Marcos en el siglo XII.
La actual iglesia fue construida en una mezcla de estilos gótico y renacentista entre 1444 y 1515.
La iglesia estaba vinculada a un monasterio benedictino, que era visitado por el dogo anualmente en Pascua en una ceremonia que incluía la presentación del cornu (sombrero ducal). |
El Bucintoro era la galera oficial del estado del dux de la República de Venecia, en la cual se embarcaba una vez al año, el día de la Ascensión, para celebrar la fiesta de la Sensa que conmemoraba la unión de Venecia con el mar. Durante esta fiesta, el dux arrojaba su anillo al Adriático como signo de los esponsales de la ciudad con el mar.
El último y más magnífico de estos navíos fue construido en 1729, y tenía una eslora de unos 35 metros. En el año 1798 se destruyó en la isla de San Giorgio Maggiore bajo las órdenes de Napoleón Bonaparte. Finalmente la embarcación terminó como galera de prisioneros. Esto se hizo no como gesto político de destruir un símbolo del poder de la República de Venecia sino por codicia para extraer el oro que decoraba el navío.
El poder y la influencia de los reyes francos carolingios, apoyados en el papa, no dejaban de crecer. El año 800 considerando que el puesto estaba vcacante porque lo ocupaba una mujer, la emperatriz Irene, Carlomagno se hizo coronar emperador. El título al margen de su contenido simbólico, implicaba arrogarse derechos sobre los viejos dominios del Imperio Romano, que incluían, naturalmente, la península Itálica. Giovanni Garbaio (787-804) vio los avances francos con creciente preocupación, pues los emperadores carolingios contaban además con muchos partidarios en la laguna veneciana. Para contrarrestarlos, Giovanni se acercó aún más al Imperio Bizantino, pero su movimineto fue fatal. Los partidarios de los carolingios se sumaron a aquellos que ya rechazaban la instauración de una monarquía hereditaria en la dinastía Galbaio, y Giovanni fue depuesto y obligado a huir el año 804. Sólo un año mas tarde, el 805 el nuevo dogo, Obelerio, se desplazó a Aquisgrán para rendir homenaje a Carlomagno, reconociéndolo como emperador. La alianza se cerró con un matrimonio, el de Obelerio con una noble franca.
El movimiento fue recibido con indignación en la corte bizantina. El heredero de la emperatriz Irene, Nicéfoto I (802-811) envió una flota el 809 a la laguna para devolver a los venecianos a la obediencia oriental. Los venecianos rechazaron cualquier oferta de negociación, y los barcos bizantinos fueron ahuyentados por una flota franca. Sin embargo, esto no significa que los habitantes de la laguna estuvieran dispuestos a colocarse en manos del Imperio Carolingfio. Cuando el hijo de Carlomagno, Pipino, nombrado rey de Italia, trató de apoderarse de Venecia para colocarla, de forma efectiva, bajo su poder, los habitantes de lka laguna se unieron dispuestos a defender fieramente su independencia. Las trops carolingias comandadas por Pipino avanzaron por el continente y desemb arcaron en el Lido, pero no consiguieron penetrar en Venecia, y acabaron por retirarse.
A comienzos del siglo IX, los habitantes de la laguna véneta ya habían sentado las bases de su independencia y de su historia. Aunque aceptaban su herencia bizantina y su situación a la sombra del Imperio Carolingio, los venecianos se declaraban únicos dueños de su destino.
El ascenso IX-XII
A comienzos del siglo IX Venecia estaba lista para ascender. Una de las primeras ocupaciones del duque Agnello fue la de acondicionar en las islas en torno a Rialto, la nueva capital: Venecia. Se construyeron fortificaciones, se excavaron canales, se drenaron zonas anegadas, y se levantaron nuevos edificios, empleando la técnica tradicional de los palafitos. Estas primeras construcciones eran muy modestas, y no superaban los dos pisos: todavía había muy pocas zonas sostenidas por pivotes de madera, y la ligereza era clave para no hundirse en el cieno de la laguna. Fue también el dogo Agnello el que mandó construir el primer palacio ducal de la ciudad, en el lugar en el que se encuentra hoy. Se trataba de una construcción fortificada, de la que sólo quedan algunos restos de las torres. El palacio estaba situado junto a la iglesia de san Teodoro, un santo bizantino, patrono de Venecia, y que supuestamente habia sido construida por el general bizantino Narsés durante las guerras góticas, en el siglo VI.
Es posible que la construcción más espectacular de la ciudad fueran la iglesia y el convento benedictivo de San Zacarías, que se acababan de levantar para albergar las reliquias de Zacarías, el padre de San Juan Bautista, que habían sido enviadas, por el emperador bizantino León V "el Armenio" (813-820)
Fuente: Texto extraído Eva Tobalina
Fachada dando al Gran Canal en la Piazzetta San Marco, con el Palacio del Dogo a la izquierda. |
Tintoretto, cuyo nombre era Jacopo Comin (Venecia, 29 de septiembre de 1518-Ibídem, 31 de mayo de 1594), fue uno de los grandes pintores de la escuela veneciana y representante del estilo manierista. |
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