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El barroco conventual
El Convento de Agustinas Recoletas es un edificio religioso situado en la Plaza de las Recoletas (o Plaza de los Ajos), en la ciudad de Pamplona, Navarra (España).
Fue construida en 1624 por el arquitecto y Trazador de Obras Reales y Maestro Mayor de la Villa de Madrid Juan Gómez de Mora, bajo el patronato de Juan de Ciriza y Balanza, marqués de Montejasso y secretario de Felipe III, y su esposa Catalina de Alvarado
Retrato don Juan de Ciriza en agustinas recoletas |
El monasterio recoleto pamplonés debió su existencia a la munificencia de los marqueses de Montejaso D. Juan de Ciriza y Doña Catalina de Alvarado, su esposa. Los piadosos esposos fundaron el convento con el propósito de acoger dentro de sus muros a doncellas de la nobleza navarra, carente de recursos para procurar a las jóvenes llamadas a la vida religiosa la dote correspondiente.
Diseño de Juan de Ursularre para el retablo mayor de Recoletas, c. 1680. |
Francisco Gurrea (1653-1709) fue, sin duda, una de las figuras más relevantes del taller tudelano entre los siglos XVII y XVIII; hijo y nieto de retablistas y cuñado de otro gran maestro, Sebastián de Sola y Calahorra, con el que completaría su formación, tras quedar huérfano a los catorce años.
Foto Ricardo Fernández Gracia/San Gabriel, NUNCIUS, en el retablo de la Virgen de las Maravillas de las Agustinas Recoletas de Pamplona. |
Retablo de la Virgen de las Maravillas de las Agustinas Recoletas de Pamplona, 1674. |
El templo estaba decorado por una colección de tapices basada en los cartones de Rubens.
El convento es de clausura, por lo que lo único que se puede visitar es su iglesia.
Victor Eusa les hace una galería y abre ventanas |
Víctor Eusa Razquin (Pamplona, 6 de marzo de 1894 de Víctor junio de 1990) fue un arquitecto español que construyó muchos edificios en su ciudad natal. Fue la figura central de la arquitectura en Navarra durante la mayor parte del siglo XX. Fue también un destacado carlista y, durante la Guerra Civil Española, uno de los dirigentes de la Junta Central Carlista de Navarra, a la que accedió como representante de la merindad de Pamplona. Durante el régimen de Franco se convirtió en el arquitecto oficial de Pamplona y obtuvo infinidad de encargos institucionales, entre ellos, obras tan decisivas para el perfil de la ciudad como el Monumento a los Caídos, en colaboración con José Yárnoz.
Antes de terminarse las obras murió la marquesa de Montejaso, siendo enterrada en el nuevo convento. El 4 de junio de 1634, Pascua de Pentecostés, se efectuó el traslado, y se celebró con gran pompa y asistencia del fundador y de las autoridades la inauguración del convento. Juan de Ciriza se hizo construir una casa contigua al convento, situada en la esquina de la calle Recoletas, y que hoy en día es la casa del capellán del convento. Ref. Arazuri, J. J.: Viejas calles pamplonesas, T. C. P., 322.
El Real Monasterio de la Encarnación es un convento de monjas agustinas recoletas ubicado en Madrid (España). La institución, a la que pertenecieron damas de la alta nobleza, fue fundada por la reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III, a comienzos del siglo XVII. Debido a las colecciones artísticas que alberga es, junto con las Descalzas Reales, uno de los templos más destacados de la ciudad.El edificio fue diseñado por fray Alberto de la Madre de Dios, considerado después de los recientes descubrimientos documentales, como uno de los grandes arquitectos del Barroco español.La fachada, que responde a un modelo de inspiración de estilo herreriano, de gran austeridad, creó escuela y fue imitada por otros templos españoles.
En el frente Este de la Plaza de Recoletas de la capital navarra destaca sobremanera un complejo habitacional de titularidad privada, las Casas de los capellanes. Es preciso entenderlas como parte inseparable e incomprensible sin el complejo conventual de agustinas recoletas de Pamplona, que articula la plaza en cuestión y se debe retrotraer su fundación a los albores del siglo XVII.
El binomio convento de Recoletas-casas de los capellanes, ya de por sí muy deteriorado por la guerra de la Convención y la guerra de la Independencia -cuando fueron utilizadas a modo de cuarteles y prisión, respectivamente- terminó con la desamortización de Mendizábal, dos siglos después de la fundación, quedando referenciadas cuatro de ellas en el inventario de fincas pertenecientes al convento, en 1837, junto a otras dos lindantes a ellas. No producían renta alguna porque en ellas todavía habitaban los capellanes del convento. Tras el proceso desamortizador pasaron a manos privadas, en las que se han mantenido hasta la actualidad, si bien sus dueños, usos y funciones también han ido mudando continuamente.
N.° 25. Año 1879-80. Plaza de las Recoletas e iglesia de San Lorenzo, vistas desde los jardines de la Taconera. En el año 1881 se colocaron en esta plaza jardincilios y se plantaron árboles (Foto Roldán).
Nos encontramos ante una de las entradas más espectaculares de la ciudad, que conecta el paseo de ronda con el Parque de la Taconera. Esta apertura del recinto amurallado se realizó a partir de 1571 por orden del rey Felipe II.
Junto a la construcción de la Ciudadela, se reforzaron también otras zonas de la antigua muralla. Así, se construyó desde la fortaleza hasta el ángulo noroeste (la torre de Santa Engracia) y hasta el ángulo sudeste (la puerta de Tejería y el Cubo de Caparroso). Además, se crearon nuevos baluartes y se abrieron los portales de La Taconera, San Nicolás, Tejería y, finalmente, el del Portal Nuevo, antiguamente llamado de Santa Engracia.
Este puente fue derruido por los bombardeos absolutistas de 1823, y fue reconstruido por Victor Eusa a mediados del siglo XX. Tras su demolición en 1906, se colocó una valla de hierro. Bajo su arco pasa la Cuesta de la Estación o Avenida de Guipúzcoa, la salida natural de la ciudad hacia Vitoria o San Sebastián. En su día, la primera línea de ferrocarril navarra pasó por este punto.
Una de las dos torres gemelas que rodean el arco del portal sostiene el escudo imperial de Carlos V, que anteriormente estuvo en el Portal de Rochapea, del año 1553. Este se encontraba en el hueco de la muralla que se abre entre el baluarte de la Rochapea y el cantón en el que se levanta el actual Museo de Navarra. Tras su demolición, el escudo se colocó en el Portal Nuevo el año 1960.
No sé por qué el portal recibe tal nombre cuando su presencia en las murallas y su función como puerta de Pamplona es anterior a otros como San Nicolás o Tejería, pero el caso es que así se llama desde siempre, en principio fue Nuevo de Santa Engracia y más adelante simplemente Nuevo. Para llegar a él bajaremos por la hoy ancha cuesta de la calle Taconera con sus carriles bici de subida y de bajada y sus carriles para los pocos coches que tienen el permiso de circular por ella. Antiguamente era cuesta más estrecha ya que el muro de la huerta de las recoletas ocupaba un buen tramo de su lado derecho hasta que en 1932 se les expropió un pedazo de huerta a las agustinas para poder adecuar la cuesta a las exigencias de la ciudad. Hacia la mitad de esta vía en el lado izquierdo, bajo la Taconera, se encontraba la fuente del León, que desapareció para que el ferrocarril Irati construyese su línea para entrar en Pamplona. Mas abajo a la derecha había otra fuente popularmente llamada de los legañosos, por ser sus aguas muy eficaces y sanadoras de los males de los ojos, decían unos ripios de Perico de Alejandría que Arazuri recoge en su obra:
- Debajo de Puerta Nueva concurren los legañosos medicina muy barata es el agua de los fosos.
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