jueves, 19 de junio de 2025

(XXXI) ROMA REPUBLICANA - LA LUCHA POR EL DOMINIO DEL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL: LAS GUERRAS PÚNICAS Y LA CONQUISTA DE HISPANIA - ITÁLICA - ANIBAL - Regreso a Cartago y la Batalla de Zama

(XXX) ROMA REPUBLICANA - LA LUCHA POR EL DOMINIO DEL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL: LAS GUERRAS PÚNICAS Y LA CONQUISTA DE HISPANIA -Arquímedes -  P.CORNELIO ESCIPIÓN "EL AFRICANO" - Indíbil y Mandonio, PINCHA AQUI

ITÁLICA

Los orígenes de Itálica se remontan al año 206 a.C., cuando el general Publio Cornelio Escipión, en el contexto de la segunda Guerra Púnica, derrotó a los cartagineses en la Batalla de Ilipa y estableció un destacamento de legionarios en el Cerro de San Antonio, lugar donde ya existía una población turdetana desde el siglo IV a.C. Si bien al principio ambas comunidades convivieron en este espacio próximo al Guadalquivir, pronto el elemento romano impuso sus modos sociales y políticos. En la segunda mitad del siglo I a.C. la ciudad adquiere el estatuto municipal y, pasado el tiempo, durante el gobierno del emperador Adriano (117-138 d.C.), el de colonia, con lo que se equipara administrativamente a la metrópoli.




La ciudad romana, se ubica en el Bajo Guadalquivir, a medio camino entre Sevilla (Hispalis) y Alcalá del Río (Ilipa), en la actual Santiponce, muy próxima a las rutas que conectaban con la zona de explotación minera de la Sierra Norte de Sevilla y Huelva. Desempeñó un importante papel estratégico, tanto en lo político-militar, como en lo económico, durante el Alto Imperio Romano. Prueba de ello es que llegó a ocupar una superficie aproximada de 52 hectáreas.


Fue cuna de los emperadores Trajano y Adriano, y punto de origen de buena parte de los senadores de la época.
 
Actualmente, el Conjunto Arqueológico de Itálica muestra al visitante un espléndido anfiteatro romano y da la posibilidad de pasear por el trazado de lo que fueron sus calles, así como de conocer las casas, edificios públicos, objetos de arte y utensilios de la vida cotidiana utilizados por sus habitantes.
La Batalla de Ilipa tuvo lugar en la primavera de 206 a.C. entre las fuerzas romanas, lideradas por Publio Cornelio Escipión el Africano, y el ejército cartaginés, comandado por Asdrúbal Giscón y Magón Barca. Este enfrentamiento se desarrolló en las cercanías de Alcalá del Río, que se identifica con la antigua ciudad romana de Ilipa, situada a la derecha del río Guadalquivir.

Desarrollo de la Batalla

Escipión, tras haber conquistado Cartago Nova y haber obtenido una victoria en Baecula, se dirigió al valle del Guadalquivir, una región vital para los cartagineses debido a sus recursos minerales. A pesar de contar con un ejército inferior en número, Escipión logró reunir aliados y preparar una estrategia que sorprendió a los cartagineses. 

La batalla de Baecula 
Fue un enfrentamiento armado librado en el 208 a. C., en el contexto de la segunda guerra púnica, entre el ejército de la República cartaginesa, liderado por Asdrúbal Barca, y las legiones de la República romana, a las órdenes de Publio Cornelio Escipión.

Fue la primera gran batalla de Escipión después que tomara el mando del ejército en la península ibérica. Terminó en una victoria para Roma, aunque no impidió a Asdrúbal escapar con rumbo a la península itálica, donde encontraría su final un año después, en Metauro.

La batalla del Río Metauro
Fue una batalla de la segunda guerra púnica entre Roma y Cartago, que tuvo lugar cerca del río Metauro en Italia en el año 207 a. C.

Los cartagineses estaban liderados por Asdrúbal Barca que venía desde Hispania a través de los Alpes, para reforzar el ejército de su hermano Aníbal que en esa época se encontraba en el sur de Italia. El ejército romano estaba compuesto por el contingente mandado por el cónsul Marco Livio, al que posteriormente se llamaría Salinator, y por el del pretor en la Galia Lucio Porcio Licino. El día antes de la batalla se les unió el otro cónsul, Cayo Claudio Nerón, con un tercer grupo de tropas.

Claudio Nerón, que se encontraba en el sur de Italia vigilando a Aníbal, se enteró de la llegada de Asdrúbal a Placentia (actual Piacenza), por lo que decidió trasladarse al norte para unirse a las legiones de Livio y Porcio con una pequeña parte de su ejército, dejando el resto al mando de Quinto Cacio en la vigilancia de Aníbal.

Despliegue inicial de la batalla. Romanos en rojo y cartagineses en azul.

De acuerdo a Apiano, Asdrúbal efectuó este recorrido más rápido que su hermano Aníbal once años antes, pues aprovechó las construcciones hechas por el ejército de este y los tratados que firmó con los galos, por lo que estos no lo agredieron durante su paso y muchos de ellos, se unieron a su ejército. Asdrúbal traía en su ejército, igual que su hermano, elefantes de guerra criados y entrenados en Hispania. 


Retirada completa del ejército cartaginés

El combate lo iniciaron los ibéricos avanzando contra las tropas de Livio. Al comienzo los cartagineses sacaron ventaja, pues sus elefantes lograron romper las líneas romanas. Los hispanos y los ligures estaban combatiendo ventajosamente contra las tropas de Livio y Porcio. Una carga de elefantes fue detenida, llevando a los animales aterrados a volver contra sus filas, desordenándolas. Seis de ellos fueron sacrificados por sus propios mahout y el resto abandonado por estos y capturados por los romanos poco después

Aníbal recibió la noticia de la muerte de su hermano y la destrucción del ejército cuando el cónsul Neron le arrojó la cabeza de su hermano al campamento junto con algunos prisioneros. Al enterarse de la muerte y derrota de su hermano, se retiró a Brucio, pese a lo cual los romanos no se atrevieron a atacarle. Algunos de los mercenarios y africanos supervivientes de la batalla llegaron y se unieron a él.

Dos años después de la derrota, Magón Barca, el otro hermano de Aníbal, desembarcó cerca de la actual Génova exitosamente con 12 000 infantes y 2000 jinetes de refuerzo.


Roma, reconociendo la amenaza que Aníbal representaba, optó por una estrategia de evasión, evitando enfrentamientos directos y desgastando sus fuerzas. Al mismo tiempo, Roma tomó la ofensiva en otros frentes. Bajo líderes como Publio Cornelio Escipión (más tarde conocido como Escipión el Africano), los romanos lograron recuperar territorios y avanzar en Hispania, limitando las fuentes de refuerzo y suministros para Aníbal.

Después de más de una década en Italia, la situación comenzó a cambiar para Aníbal. A medida que Roma fortalecía su posición en Hispania y amenazaba a Cartago directamente en África, Aníbal fue llamado de regreso para defender la patria. La guerra culminaría en la Batalla de Zama en 202 a.C., donde Aníbal, enfrentando a Escipión el Africano, sufriría una derrota decisiva que marcaría el fin del conflicto.

La Segunda Guerra Púnica transformó el equilibrio de poder en el Mediterráneo. Mientras que Aníbal demostró ser uno de los generales más talentosos de la historia, Cartago no pudo capitalizar completamente sus victorias en el terreno. Roma, a través de la resiliencia y la adaptabilidad, emergió como la principal potencia del Mediterráneo, un estatus que mantendría y expandiría en los siglos venideros.

Declive y Exilio de Aníbal Barca (201 a.C. – 183 a.C.)
Tras la conclusión de la Segunda Guerra Púnica, la vida de Aníbal tomó un giro dramático. El guerrero que una vez puso en jaque a la República Romana ahora se encontraba en una posición precaria, enfrentando tanto desafíos internos en Cartago como la constante presión externa de Roma.

Después de la Batalla de Zama, Aníbal regresó a Cartago, una ciudad debilitada por la guerra y agobiada por las demandas de indemnización romana. A pesar de su derrota militar, aún gozaba de gran influencia y popularidad. En 196 a.C., fue elegido sufeta (un cargo similar al de un magistrado o jefe de estado). En este papel, Aníbal implementó reformas significativas, especialmente en las finanzas y el sistema tributario, para aliviar la deuda de la guerra y restringir la corrupción.

Las reformas de Aníbal no fueron bien recibidas por todos, en especial por la aristocracia cartaginesa que veía amenazados sus intereses. Esta fricción interna llevó a una serie de conspiraciones y maquinaciones en su contra. Además, Roma, siempre suspicaz del resurgimiento de Aníbal, observaba atentamente sus movimientos.

Bajo crecientes presiones políticas y con la amenaza de ser entregado a Roma, Aníbal decidió huir de Cartago alrededor del 195 a.C. Inició un período de exilio que lo llevaría a varios reinos del Mediterráneo oriental.


En Gebze, Turquía, existe un monumento conmemorativo en honor a Aníbal, que marca el lugar tradicional de su muerte y supuesta tumba. Fue erigido por el gobierno turco con apoyo de Italia en el siglo XX, aunque no se ha encontrado una tumba física real.

CC BY-SA 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=99860776

Gebze es una ciudad y distrito en la provincia de Kocaeli, Turquía. Se encuentra a 65 km al sudeste de Estambul, en el Golfo de Izmit, el brazo oriental del Mar de Mármara. Gebze es actualmente el distrito más poblado en la provincia, superando a İzmit, la capital provincial. La ciudad ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos años, desde los 159 116 residentes en 1990 a los 392 945 en 2020. Gebze es conocida por albergar el Memorial de Aníbal, un monumento dedicado al general cartaginés.


Mapa del siglo XV de la región de la actual Turquía, donde aparece Bitinia («Bithynia»).


Aníbal murió alrededor del año 183 a.C., probablemente en Bitinia (una región en la actual Turquía, cerca del Mar Negro), donde se encontraba exiliado tras sus campañas contra Roma.

Regreso a Cartago y la Batalla de Zama
La Batalla de Zama, librada en el año 202 a.C., fue el último y decisivo enfrentamiento de Aníbal Barca contra Roma en la Segunda Guerra Púnica. Después de años de campañas en suelo italiano, donde logró infligir algunas de las derrotas más dolorosas a la República romana, Aníbal fue llamado de regreso a Cartago. Roma había cambiado la estrategia al llevar el conflicto a África, donde Publio Cornelio Escipión, conocido posteriormente como “el Africano”, había logrado una serie de victorias y forjado una alianza con Masinisa, líder númida, lo que dejó a Cartago en una situación desesperada.


Con el regreso de Aníbal, Cartago vio una última oportunidad de defender su independencia. Aníbal reunió a sus veteranos de Italia y reforzó su ejército con tropas recién reclutadas y alrededor de 80 elefantes de guerra, con los cuales esperaba romper las filas romanas. Escipión, sabiendo de la amenaza de los elefantes, preparó a sus tropas en formaciones abiertas, dejando corredores entre sus filas que permitirían el paso de los animales sin causar estragos en las líneas romanas. Además, Escipión contaba con el apoyo de la caballería númida de Masinisa, lo que daba a Roma una ventaja clave en los flancos.

La batalla comenzó con la carga de los elefantes cartagineses, que fue respondida por los romanos lanzando jabalinas y abriendo sus formaciones. Muchos elefantes, confundidos, retrocedieron hacia las propias filas cartaginesas, causando caos en las líneas de Aníbal. Aprovechando este momento, la caballería romana y númida atacó a la caballería cartaginesa, dejándola fuera de combate y dejando los flancos de Aníbal expuestos.


Ary Scheffer – Aníbal, a quien se le presenta en una bandeja la cabeza de Asdrúbal – DM-S-2 – Museo de Dordrecht

A medida que el combate avanzaba, las primeras dos líneas de infantería de Aníbal, formadas en gran parte por tropas recién reclutadas, fueron superadas y retrocedieron hacia la tercera línea, compuesta por sus veteranos de Italia. La última fase de la batalla enfrentó a los veteranos de Aníbal contra las legiones romanas en un combate cerrado, donde ambas partes demostraron una gran tenacidad. Sin embargo, la caballería númida de Masinisa regresó en el momento crítico, atacando la retaguardia cartaginesa y provocando el colapso de las fuerzas de Aníbal.

La batalla de Zama. Ilustración de Cornelis Cort (1567).

La derrota en Zama marcó el final de la resistencia cartaginesa en la guerra. Cartago se vio obligada a firmar un tratado de paz que incluía la pérdida de sus territorios en Hispania, una fuerte reducción de su ejército y marina, y el pago de un tributo a Roma. Para Aníbal, Zama fue el cierre de su ambiciosa cruzada contra Roma y el fin de sus años de gloria militar, quedando como el líder que, a pesar de sus brillantes victorias, no pudo evitar la caída de Cartago frente al poder romano.


Imagen de John Leech, de La historia cómica de Roma por Gilbert Abbott A Beckett. Bradbury, Evans & Co, Londres, década de 1850 – Aníbal, aún siendo un niño, jura odio eterno a los romanos

Cómo murió Aníbal Barca?
Tras su derrota en la batalla de Zama en 202 a.C., Aníbal Barca regresó a Cartago y se dedicó a la política, donde ocupó el cargo de sufete o magistrado en 196 a.C. Durante su mandato, Aníbal impulsó reformas orientadas a fortalecer la economía cartaginesa, con el fin de reducir la carga fiscal que Roma imponía tras la guerra. Entre sus reformas más notables estuvo la disposición de que los tributos fueran pagados por las fortunas de la oligarquía cartaginesa, en lugar de utilizar los fondos públicos, medida que le ganó el apoyo del pueblo, pero también el odio de los sectores aristocráticos.

La facción oligárquica, alarmada por las reformas de Aníbal, lo acusó ante Roma de instigar al rey Antíoco III de Siria a enfrentarse a la República romana. Ante la posibilidad de ser entregado a sus enemigos, Aníbal huyó de Cartago y encontró refugio en Tiro y más tarde en Éfeso, donde fue recibido con honores por Antíoco III. Durante su estancia en Siria, Aníbal tomó parte en la Guerra romano-siria, en la que comandó una flota en la batalla del río Eurimedonte, aunque no logró obtener la victoria. Tras la derrota siria, Aníbal se vio obligado a continuar su huida, esta vez hacia Asia Menor.


Antíoco III el Grande  (241 a. C. - 187 a. C.), de la dinastía seléucida, fue rey del Imperio seléucida desde el 223 al 187 a. C. 


Antíoco III el Grande (241 a. C. - 187 a. C.), de la dinastía seléucida, fue rey del Imperio seléucida desde el 223 al 187 a. C. 

Finalmente, Aníbal se refugió en la corte de Prusias I de Bitinia, quien estaba en conflicto con Pérgamo, un aliado de Roma. Durante su estancia en Bitinia, Aníbal mantuvo un papel activo en las estrategias del rey, aunque su situación era precaria. En el año 183 a.C., Roma envió una delegación para solicitar su entrega. Ante la imposibilidad de escapar y al enterarse de la traición de su anfitrión, Aníbal decidió quitarse la vida para evitar caer en manos de sus enemigos. Se suicidó ingiriendo veneno en la ciudad de Gebze, en la actual Turquía, a los 64 años de edad.


Silvestre David Mirys – La muerte de Aníbal, 1799

Aníbal Barca fue un líder y estratega inigualable cuyo ingenio y determinación cambiaron el curso de la historia. Su cruzada contra Roma, especialmente su hazaña en los Alpes y sus victorias en Italia, continúa siendo un ejemplo de audacia y liderazgo, y un símbolo de resistencia ante un poder superior.

En octubre continuará

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