miércoles, 10 de marzo de 2021

(IV) Perú - Machu Picchu - Redescubrimiento de Machu Picchu (1894-1911) - Agustín Lizárraga - Hiran Bingham - Augusto Berns - El Rostro que se alza en las montañas

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Vista de Machu Picchu desde un camino corto sobre el sitio, yendo hacia la Puerta Baja
Machu Picchu («Monte viejo») es el nombre contemporáneo que se da a una llaqta —antiguo poblado incaico andino— construida antes del siglo XV, ubicada en la Cordillera Oriental del sur de Perú, en la cadena montañosa de Los Andes a 2430 metros sobre el nivel del mar.

Machu Picchu

Esta antigua ciudad inca es uno de los tesoros más preciados de Perú. Fue construida a mediados del siglo XV y se cree que fue una de las residencias del noveno inca del Tahuantinsuyo, Pachacútec, aunque en ella también están los restos de un santuario. Su nombre significa montaña vieja, y hace alusión al lugar donde se ubica, a unos 2453 msnm, en un premonitorio rocoso entre Machu Picchu y Huayna Picchu. Es frecuente que durante la subida los viajeros sientan el mal de altura.

(II)Perú -  Fundación y época incaica - Cuzco - Mascapaicha - Inca Roca (6º) - Pachacútec (9º) - Túpac Inca Yupanqui (10), pincha aqui

Machu Picchu es considerada, al mismo tiempo, una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería.
En 1976, el treinta por ciento de Machu Picchu había sido restaurado, y todavía continúan los trabajos de restauración.
Ubicación de las ruinas de Machu Picchu, en el Cañón del Urubamba. Nótese la curva que describe el río en torno a las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu.
De Pablopablo (yo) (myself) - Trabajo propio, CC BY-SA wikimedia.

Actualmente, esta joya inca es uno de los focos turísticos del país. Los viajeros se acercan hasta Aguas Calientes para iniciar la ruta inca que Hiram Bingham, el profesor de Yale, popularizó a principios del siglo XX. El Santuario histórico de Machu Picchu está considerado como una de las siete nuevas maravillas del mundo moderno y ha sido declarado como patrimonio de la humanidad en 1983. 

Redescubrimiento de Machu Picchu (1894-1911)

Las primeras referencias directas sobre visitantes de las ruinas de Machu Picchu indican que Agustín Lizárraga, un arrendatario de tierras cusqueño, llegó al sitio el 14 de julio de 1902 guiando a los también cusqueños Gabino Sánchez, Enrique Palma y Justo Ochoa. Los visitantes dejaron un graffiti con sus nombres en uno de los muros del templo del Sol que fue posteriormente verificado por varias personas.

Agustín Lizárraga, el hombre que llegó a Machu Picchu 9 años antes que Bingham - 

Nueve años antes de la llegada a Machu Picchu del estadounidense Hiran Bingham el agricultor peruano Agustín Lizárraga llegó hasta la ciudadela inca, una historia poco conocida que ahora algunos cuzqueños buscan reivindicar con la publicación del primer libro sobre el tema.
El cuzqueño Américo Rivas es el autor de la obra, titulada "Agustín Lizárraga: el gran descubridor de Machu Picchu", y donde añade abundantes detalles inéditos a una historia ya conocida y aceptada por los especialistas, pero que aún el público general desconoce incluso en el propio Perú.
Es por eso que, cuando en 2002 se cumplieron cien años de la primera visita de Lizárraga a Machu Picchu y, a pesar de los esfuerzos de ciudadanos de Cuzco, las celebraciones no pasaron de unos pequeños actos casi familiares, Rivas se propuso escribir un libro que reivindicara la figura de aquel agricultor cuzqueño.

Hiram Bingham (19 de noviembre de 1875 - 6 de junio de 1956) fue un explorador y político estadounidense. Fue el responsable de hacer pública la existencia de la ciudad incaica de Machu Picchu. También fue gobernador de Connecticut y miembro del Senado de su país.

Era profesor en Yale cuando encabezó una exploración por América del Sur y redescubrió las ruinas incaicas de Machu Picchu. Allí encontró la inscripción hecha por Agustín Lizárraga, un agricultor peruano que nueve años antes ya había encontrado el lugar.

El explorador estadounidense Hiram Bingham III en su tienda cerca de Machu Picchu en 1912
La política fue para Bingham su actividad predominante en sus últimos 30 años de vida. Su éxito como explorador, quien dio a conocer las ruinas de Machu Picchu, así como por su participación en la Primera Guerra Mundial le facilitó el éxito en la política de su país, pero descuidando sus relaciones familiares.

Su descubrimiento costó mucho tiempo y dinero. Tras dos expediciones, logró encontrar las ruinas. En 1908 se desempeñó como delegado al Primer Congreso Panamericano Científico en Santiago de Chile.

Bingham se apropió de cincuenta mil piezas arqueológicas de Machu Picchu que llevó a la Universidad de Yale siendo reclamadas durante décadas por el gobierno peruano, que logró repatriar tan solo 300 en un primer procedimiento. Bingham se enriqueció con estas piezas que sustrajo del Perú.

El personaje principal de la saga creada por George Lucas y dirigida por Steven Spielberg, es un explorador con un fuerte sentido de la aventura que se originó a partir de Hiram Bingham III un científico, arqueólogo y político que al igual que el personaje de Lucas, enseñaba historia y politología en Princeton. Como Jones, Bingham fue especialista en Sudamérica, y pasó a la historia gracias a que en 1911 redescubrió la ciudad sagrada de los incas, Machu Picchu. 

El mítico personaje de Hollywood Indiana Jones, en realidad fue inspirado en Sylvanus Morley, un arqueólogo estadounidense que se apasionó tanto con la Cultura Maya que logró descifrarla.
Sylvanus Morley además era espía. Durante la Primera Guerra Mundial, debía localizar supuestas bases de submarinos alemanes mientras cartografiaba el litoral de México y Centroamérica.
La National Geographic Society apoyó las excavaciones de Sylvanus Morley en Chichén Itzá, una de las ciudades mayas que más información ha develado sobre esta cultura y más tarde el explorador publicó una serie de artículos sobre sus investigaciones en la revista.
En 1923, encontró 400 columnas, reconstruyó el templo de los Guerreros e identificó el edificio El Caracol como observatorio astronómico, además de alentar la construcción del ferrocarril que uniría Mérida con Chichén Itzá, lo que impulsó el turismo.
Este arqueólogo de la Universidad de Harvard fue uno de los primeros en lograr descifrar los jeroglíficos mayas en el mundo. Tal como prueba su trabajo posterior, Morley fue un investigador genuino y un arqueólogo con gran interés en las culturas precolombinas de México y América Central.

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO -  La Cruz Maya o Kajb’al - Chichén Itzá - Henry Moore - Mérida - Francisco de Montejo, pincha aqui

Tras la Segunda Guerra Mundial, Bingham escribió La ciudad perdida de los incas, dedicado a su esposa Suzanne, transcurridos 37 años después de su visita a esta ciudad. A los 73 años de edad en 1948, el historiador volvió por última vez a Machu Picchu e inauguró la carretera Hiram Bingham entre el llamado Puente Ruinas sobre el río Vilcanota y la entrada a la ciudad de Machu Picchu.

Ocho años más tarde, el 6 de junio de 1956, falleció y fue enterrado con honores militares en el cementerio militar estadounidense de Arlington.

Mapa del empresario alemán Augusto Berns que prueba que conocía la existencia de Machu Pichu 40 años antes de su descubrimiento. ALEX CHEPSTOW

El buscador de oro alemán Augusto Berns localizó el yacimiento en 1867, adelantándose a la llegada del estadounidense Hiram Bingham en 1911, según una investigación reciente

Berns se habría adelantado a Bingham en casi 40 años, según la nueva investigación. El alemán se instaló en la región de Cuzco y creó una empresa maderera y de explotación minera en la segunda mitad del siglo XIX, desde donde comenzó a saquear las reliquias de Machu Picchu con el conocimiento del gobierno. "Hay documentos que señalan textualmente que Berns tenía que entregar el 10% de las alhajas y joyas de oro y plata que salen de las ruinas incaicas"

El historiador denuncia que existen importantes colecciones de piezas incaicas en Europa, sobre todo en Alemania, que empezaron fueron recibidas a finales del siglo XIX sin que nadie sepa su origen. Carcelén lamentó que estas reliquias saqueadas nunca se hayan reclamado, como sí sucede con las que Bingham se llevó en 1912 a EE UU. De hecho, Perú mantiene un contencioso con la Universidad de Yale por la devolución de más de 40.000 piezas procedentes de la ciudadela, conservadas en la universidad desde hace casi un siglo. (Fuente: El País)

Aniversario: ¿cuántas veces “descubrieron” Machu Picchu?

Cada 24 de julio se conmemora el redescubrimiento de la famosa ciudadela de Perú. Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que el santuario fue "descubierto" en varias oportunidades.

https://www.diariopanorama.com/noticia/231042/aniversario-cuantas-veces-descubrieron-machu-picchu.

El 22 de junio de 2011, La Casa Concha recibió 17 cajas con el primer lote de piezas extraídas de Machu Picchu durante su excavación, provenientes de EE.UU; para ser exactos, del museo Peabody de la universidad de Yale.

El museo de La Casa Concha cuenta con 366 piezas museables exhibidas en 16 salas, la exposición; se caracteriza por ser didáctica, siguiendo un orden lógico; desde las fotos de la exploración científica, hasta las piezas encontradas durante las últimas restauraciones, luego de los dos terremotos que asolaran el departamento del Cusco.

A pesar de que los españoles impusieron su dominio durante casi tres siglos, nunca llegaron a Machu Picchu. Y a día de hoy sigue siendo un misterio. Todavía hay gran parte de su significado que no ha conseguido desvelarse con exactitud, pero los estudios apuntan a que el rey inca Pachacútec mandó construir hacia 1450 un complejo que incluye edificios de carácter civil y religioso como residencia real. Sorprende la habilidad de los ingenieros para adaptar su arquitectura a la agresiva orografía, en la que predominan las pronunciadas pendientes y la irregularidad del terreno.

Una parte del conjunto está formada por los bancales agrícolas que proporcionaban alimento a su población, que en algunas ocasiones llegó a alcanzar los 1.000 habitantes, y que salvan la empinada ladera montañosa. El resto lo conformaban los edificios urbanos, entre los que destacan el Templo del Sol, la Residencia Real y la plaza Sagrada. Un complejo sistema de drenaje hidráulico sobre el que se asienta toda la ciudad ha garantizado la pervivencia de Machu Picchu a lo largo de los años.

Cien años después de su construcción, la ciudad de Machu Picchu había sido abandonada. Durante este periodo de tiempo, el Imperio había afrontado luchas internas que terminaron en una guerra civil y la oportuna llegada de los conquistadores a principios del siglo XVI. No sería hasta casi 400 años después que el esplendor pasado sería devuelto a este enclave. Restaurado y liberado del musgo y la vegetación bajo los que lo encontró Bingham, actualmente es principal destino arqueológico de toda América latina

La única construcción circular de la ciudad

Una vez en el interior, el viajero se adentra en un laberinto en piedra cuya edificación más emblemática es el templo del Sol, la única estructura circular de Machu Picchu. Pero lo más sorprendente es el hecho que fue construida sobre una enorme roca natural que le sirve de cimiento. Los arquitectos incas aprovecharon la forma de este peñasco para darle continuidad al edificio a base de reducir la anchura de los bloques, que apenas se percibe. Los incas no conocían la rueda ni tenían animales de tiro, por lo que observar grandes construcciones integradas en la naturaleza es una magnífica muestra de la destreza de sus arquitectos, ingenieros y canteros.

También se lo conoce como “el torreón” por su parecido a un torreón medieval. La parte inferior acoge una cueva enigmática, repleta de altares y hornacinas, lo que sugiere que fue un espacio de culto. Quizá fue el mausoleo real donde descansaba la momia del Inca Pachacuti, “el transformador del mundo”, quien erigió esta ciudad a mediados del siglo XV.
Tras subir unos peldaños desde fuera, se accede a la parte superior del templo del Sol donde sorprende un sólido muro circular con ventanas trapezoidales abiertas que rodea una gran piedra de granito en su interior, una especie de altar, que en cada solsticio, al alba, era iluminada por la luz del sol. La orientación de sus ventanas está perfectamente alineada para recibir los primeros rayos solares en los solsticios. Por ello se cree que, además de ser un templo dedicado al culto del astro rey, también era un observatorio astronómico.

En la civilización inca, el dios principal era Inti, el Sol, cuyos rayos daban sustento y vida a todos los seres. Los templos en su honor, generalmente edificados en piedra y de forma circular, se encontraban en todos los lugares del Imperio.



Pero lo mejor es su ubicación, desde donde se puede contemplar un hermoso amanecer por la cordillera de Vilcabamba y una panorámica sobrecogedora del cañón del río Urubamba y del cerro Putucusi.

Después de deleitarse con las magníficas vistas desde el templo del Sol, a escasos metros, en una bella plaza, se encuentra el palacio de la Ñusta o casa Sacerdotal. Aunque es más conocido por su primer nombre, no se sabe con certeza cuál era su función. La ñusta era una princesa que pertenecía a la panaca, o familia real, del inca gobernante, la cual estaba compuesta por la coya, la esposa principal, las esposas secundarias, o concubinas, y los príncipes varones, llamados auquis. Cada panaca tenía sus sirvientes personales (yanas), sus propias tierras para la agricultura y residencias privadas. Para su construcción se emplearon piedras de excelente calidad, finamente trabajadas, por lo que se cree que aquí vivieron miembros importantes de la sociedad, tal vez incluso la ñusta. En este edificio de dos plantas, que no se comunicaban por el interior, también se aprecian nichos, lo que indica que estaba relacionado con las ceremonias que se oficiaban en el vecino templo del Sol. Por lo que no se descarta que se tratara de una capilla del propio templo. Otra hipótesis es que fuera un templo dedicado a la Luna. Sea cual fuera su función, en la misma plaza que comparten los dos edificios sobresale un muro que Hiram Bingham bautizó como el más bello de la arquitectura incaica.


Un palacio con muchas leyendas 
La residencia real, al lado de la casa de la Ñusta y del templo del Sol, era un conjunto de dependencias donde se alojaba el Inca Pachacuti y su familia cuando visitaban la ciudad. La privacidad de los aposentos reales estaba garantizada por un muro y se accedía por un pasillo oscuro y angosto que conducía a un luminoso patio. En torno a esta residencia han surgido muchas leyendas, como la de una habitación con un puma encadenado, un patio donde pudo reposar la momia del propio Pachacuti, un retrete privado y un magnífico jardín en el que las orquídeas competían en belleza con las magníficas vistas.


Tres ventanas para tres hermanos 

Uno de los edificios más fotografiados e icónicos de Machu Picchu es el templo de las Tres Ventanas. Se sabe que originalmente eran cinco, y dos ellas fueron cegadas para convertirlas en nichos u hornacinas donde se colocaban queros (vasos de madera coloreados usados en las ceremonias), figurillas y otros utensilios. Se encontraron muchos restos de cerámica, probablemente para ritos, pero no se ha podido descifrar su significado ni tampoco si fue realmente un templo. Lo que más llama la atención, aparte de unas estupendas vistas a la plaza Principal desde sus ventanas, es el gran tamaño de las mismas, inusualmente grandes para este tipo de construcción. Este templo se relaciona con uno de los principales mitos sobre el origen de los incas, el del cerro Tambotoco. Según la leyenda, de este cerro de tres cuevas – que representan las tres ventanas- surgieron Manco Cápac I, el mítico fundador del Imperio inca, y sus hermanos. Más allá de su carácter simbólico, ligado al mito fundacional, sí puede afirmarse que se trataba de un edificio del tipo wayrona, de tres paredes, con una columna de piedra en el centro de la parte frontal, encarado hacia la plaza Sagrada. Posiblemente esta columna sirvió de apoyo a una viga que sostenía una enorme techumbre inclinada. Esta debía de ser gruesa y pesada para poder soportar las copiosas lluvias y también sus fuertes vientos.


LA PIRÁMIDE FRENTE HUAYNA PICCHU
Desde la plaza Sagrada, donde se ubica el templo de las Tres Ventanas y un par de estructuras más, parte una empinada escalera hábilmente labrada por los incas. Esta conduce a la cima del templo de Intihuatana, una magnífica pirámide con forma escalonada detrás la cual se alza imponente la montaña Huayna Picchu, el icono por excelencia de esta ciudad sagrada.


LA ENERGÍA DE LA PIEDRA SAGRADA
Una vez se llega a la cima, se abre una explanada con una construcción de tres paredes (wayrona), y frente a ella, unas rocas talladas que imitan las formas de las montañas de enfrente, como si fueran auténticos espejos. En el punto más alto, en la misma explanada, se alza la piedra sagrada, tallada en una sola pieza, cuyos picos estaban alineados con las montañas más importantes. Además, las aristas de sus puntas señalaban los cuatro puntos cardinales, y durante los dos equinoccios, el Sol pasa por la piedra sin dejar sombra en ella. Para los incas, las piedras talladas en consonancia con la naturaleza constituían huacas, puntos sagrados, y existían muchas en el Imperio inca.


TOPÓNIMOS 'MADE BY' HIRAM BIGAM
Los nombres de las construcciones más importantes son fruto de la fértil imaginación de su descubridor, Hiram Bingham, y este templo no es una excepción. El nombre intihuatana significa en quechua “lugar en el que se ata el sol”. El explorador norteamericano asoció esta piedra a otra similar que había visto en Pisac (a unos 30 km de Cuzco), donde se ataba simbólicamente el Sol a la piedra para que este no desapareciera en los días más cortos del año. Tampoco se descarta que este altar natural fuera un reloj solar, e incluso escenario de ritos sacrificiales. Parece ser que los incas usaban llamas de diferentes colores dependiendo del ritual que iba a llevarse a cabo.

Hoy en día no existe una respuesta exacta en cuanto a la función de esta enigmática piedra. Lo cierto es que muchos de los visitantes que la han visto y tocado confirman sentir una energía telúrica especial, lo que convierte este lugar en el más místico de Machu Picchu


EL ÁGORA DE MACHU PICCHU
A los pies de la pirámide de Intihuatana se extiende la Plaza Principal, en el centro de la ciudad, que es la división natural entre el barrio bajo, Hurín, y el alto, Hanan. Como reflejo de una sociedad muy jerarquizada, aquí convivieron dos sectores bien definidos: el urbano y el agrícola. La parte alta, en el norte, correspondía al sector urbano y albergaba los edificios principales de la élite gobernante y de la casta sacerdotal, que representaban la espiritualidad, el poder, la nobleza… El barrio bajo, en el sur, era el sector agrícola y estaba formado por terrazas que cimentaban la ciudad y alimentaban a sus habitantes. Era el sacrificio y el sometimiento al Estado.


UNAS ENORMES ALAS DE PIEDRA
Desde la plaza Principal, y a través de un pasadizo, se llega al templo del Cóndor, situado en el barrio bajo, una de las construcciones más singulares. Su fachada, formada por dos rocas que sugieren unas enormes alas de piedra abiertas, es el elemento que lo distingue del resto de estructuras. Las sombras proyectadas por estas rocas creaban también la ilusión óptica de dos grandes alas de cóndor desplegadas. Además, justo enfrente de la fachada se alza una curiosa escultura en piedra tallada en forma de esta ave, con su característico anillo alrededor del cuello. En su interior, se aprecian unos nichos de gran tamaño que algunos autores creen que pudieron ser celdas donde los prisioneros eran sometidos a terribles castigos. Entre ellos, que pumas y serpientes acabaran con sus vidas y su carne la devorase luego un cóndor, interviniendo en este castigo los tres animales sagrados de los incas. En la parte inferior de este templo se halló una momia, por lo que este sitio también puso ser una tumba.

En el extremo norte de Urin se encuentra la Piedra Sagrada, una enorme roca trabajada situada sobre un pedestal de piedra que parece representar al vecino Yanatín, o cerro de las dos puntas, que se vinculaba con fuerzas protectoras. Este lugar es importante porque da acceso al Wayna Picchu, la imponente mole de piedra que se encuentra al norte de la ciudad. El sendero que asciende hacia la cima del Wayna Picchu es una de las mejores experiencias que atesora la ciudad perdida de los incas. Eso sí, hay que estar preparado para salvar 300 metros de desnivel a través de un camino de infarto esculpido, literalmente, en el abismo. La recompensa es mucho más que espectaculares vistas sobre la ciudadela y el Valle del Urubamba. Muy cerca de la cima hay una compleja estructura de muros y terrazas que, según los arqueólogos tenían la función de observatorio astronómico.

La mayor parte de los que suben hasta aquí dan la media vuelta y vuelven a Machu Picchu y se dejan atrás la posibilidad de visitar una de las maravillas de todo Perú. Después de un descenso vertiginoso que se interna en la selva llegamos al Templo de la Luna, dos cuevas naturales acondicionadas con bloques de piedra perfectamente labrados que según las últimas investigaciones, sería una especie de adoratorio para depositar ofrendas o, incluso, un altar en el que se realizaban sacrificios humanos ( el ritual de la Capacocha el ritual de la Capacocha ), con los que se ofrendaban niños y niñas a los dioses. El lugar es, sencillamente, impresionante y merece hacer esa ruta completa de más de siete kilómetros 

CIUDAD DE VÍRGENES
Las mujeres, en esta sociedad, solo tenían dos destinos (sin poder elegir): casarse o ingresar en el acllahuasi, que significa “casa de las escogidas” en quechua. Se trataba de una institución de carácter religioso creada por el Inca Pachacuti y estaba formada exclusivamente por mujeres, las acllas o “vírgenes del Sol” (así las llamaron los españoles). Ingresaban a la edad de 8-10 años, previamente seleccionadas, y eran separadas de sus familias obligándolas a hacer voto de castidad y a trabajar para el Estado, quien financiaba la institución. Estas jóvenes, sin ningún contacto con la sociedad, quedaban bajo la supervisión de las mamaconas, quienes les enseñaba a hilar, tejer y realizar tareas domésticas. También se encargaban de elaborar la chicha, una bebida alcohólica que obtenían fermentando el maíz. Entre sus obligaciones religiosas, debían mantener el fuego sagrado siempre encendido y preparar las ceremonias, de las que, por desgracia, se convertían a veces en protagonistas involuntarias al ser sacrificadas.

La casa de la Ñusta
La delicadeza de la mampostería de estas casas, junto al Torreón, pone de manifiesto la delicada factura de las paredes y su cercanía al Torreón. Es una de las mejores construcciones de toda la ciudad.

Tras cuatro años de formación, el Inca elegía el destino de las jóvenes. Las más hermosas se convertían en sus concubinas o esposas secundarias; eran las huayrur acllas. Otras eran entregadas a guerreros como recompensa por sus hazañas en el campo de batalla; eran las paco acllas. Solo unas pocas permanecían toda la vida en el acllahuasi, las mamaconas, que eran realmente las vírgenes del Sol. El asunto de la virginidad era de suma importancia ya que su pérdida se castigaba con la muerte.

LAS ESCOGIDAS
Durante un tiempo se pensó que Machu Picchu era la mítica Vilcabamba, el último refugio del emperador Manco Inca, que huyó de los españoles junto a las vírgenes del Sol. Esta teoría de tintes románticos se debió a una confusión con los restos humanos encontrados cuando Hiram Bingham descubrió la ciudad. Un osteólogo de su equipo confirmó que la gran mayoría de los cuerpos pertenecían a mujeres, basándose en el tamaño de los huesos. Años más tarde, con nuevas técnicas de análisis forense, se concluyó que los esqueletos eran en realidad de hombres y mujeres en un porcentaje cercano al 50%. A pesar de esta confusión, no se descarta que la estructura bautizada como la casa de las Escogidas por el explorador norteamericano fuera realmente el acllahuasi, pues hay espacios habitacionales, un santuario, wayronas para el trabajo, almacenes de productos, y también unos cuencos de piedra en el suelo que probablemente eran morteros donde se preparaba la chicha.

Las terrazas previas al recinto fortificado y las canalizaciones .- Una de las maravillas de la ingeniería incaica fue su control sobre el agua y su capacidad para convertir casi cualquier sitio en tierra cultivable. Las terrazas de cultivo de la ciudadela de Machu Picchu son un ejemplo paradigmático que se extiende por otros yacimientos del Valle Sagrado. Sólo aquí, los ingenieros incas construyeron más de 4,9 hectáreas de suelo fértil y útil en las laderas de la montaña a través de un cuidadoso planeamiento urbano, hidrológico y agrícola. Un ejemplo de la pericia constructiva de la civilización incaica fue su dominio sobre el agua. Un canal de más de 750 metros de longitud (con una pendiente constante del 3%) conduce mansamente hasta el centro de la ciudadela un caudal de agua de entre 25 y 150 litros por minuto (de 10 a 16 cm de profundidad y de 10 a 12 centímetro de ancho). Para ello no sólo excavaron fuentes, sino que construyeron muros colectores y drenajes que llevan el agua hasta ese canal capaz de soportar hasta el doble de capacidad de lo previsto, por si las moscas.

Machu Picchu Cara del Inca | El Rostro que se alza en las montañas
Cuenta la leyenda que durante el reinado de Wiracocha (gobernante Inca), el imperio se encontraba amenazado por los Chancas (una etnia rival).
El inca no tenía el valor de enfrentarlos, su hijo menor  Pachacuteq trato de persuadirlo para combatirlos, pero este no acepto por temor.
Pachacuteq se armó de valor y enfrento a los Chancas, batalla de la cual salió vencedor y como ofrenda a su padre llevo el cuerpo inherte del líder enemigo.

Al observar Machu Picchu de una gran distancia y de un buen Ángulo, se puede apreciar la cara del inca emerger de la tierra con la mirada al cielo.

Wiracocha sintió envidia y no lo recibió de buena manera; lo hecho del lugar advirtiendo que le impediría ser el futuro gobernante del imperio inca (Todo esto por su predilección hacia su hijo mayor Inca Urco).
Pachacuteq sintió tanta ira por lo sucedido que en un acto de soberbia y rebeldía acabo con la vida de su hermano mayor y despojo del poder a su padre. Autoproclamándose Gobernante del Imperio Inca.
Desterró a Wiracocha a la Casa Real de Tipón alejado de todo lo que amaba y sin poder salir al exterior.
Pachacuteq como gobernante mando a edificar Machu Picchu sobre la única montaña que ofrecía el lugar, ya que entonces no existían las montañas que hoy se observan a espaldas del recinto inca.
Pasado los años Wiracocha murió y su cuerpo embalsamado fue ubicado en un templo dentro del ya construido recinto de Machu Picchu.
El espíritu de Wiracocha pasó al reino de uku pacha (mundo de los muertos), la ira que todavía sentía lo llevo a tomar la decisión de escapar al kay pacha (mundo de los vivos), el quería recriminar a su hijo por desterrarlo y haber asesinado a su hermano mayor.

Los dioses que reinaban el uku pacha atraparon a Wiracocha en su huida cuando este tenía parte del rostro en el mundo de los vivos.

Como castigo por su imprudencia y osadía convirtieron el rostro del inca en montañas. Las que hoy se aprecian detrás del recinto inca de Machu Picchu.

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