domingo, 14 de noviembre de 2021

IX - Júpiter (Zeus) - Juno (Hera) - Saturno - Ónfalo - Pausanias - Olimpia - El Templo de Zeus Olímpico en Olimpia - El templo de Hera en Olimpia

VIII - El juicio de Paris - El origen del reino de Pérgamo - Friedrich von Thiersch - La biblioteca de Pérgamo - El altar de Pérgamo a Zeus - ‘Laocoonte y sus hijos’: una obra maestra en mármol del periodo helenístico, pincha aqui

Gian Lorenzo Bernini - El Palazzo Barberini - Pietro da Cortona - Santa Agnese in Agone - Carlo Rainaldi - El Éxtasis de Santa Teresa, pincha aqui

(II) Gian Lorenzo Bernini - La escultura de la Fuente de los Cuatro Ríos - La Plaza Navona - Palazzo Pamphili - Sant'Andrea al Quirinale - El Palacio del Quirinal - El Obelisco della Minerva - La Fuente del Tritón - El Éxtasis de la beata Ludovica, pincha aqui

El placer de coleccionar arte - Familia Borghese - Scipione Borghese - Caravaggio - Bernini - El Palacio Colonna, pincha aqui

M V Sicilia - Piazza Armerina - La villa romana de Casale, pincha aqui

Juno (mitología)

En la mitología romana, Juno era una diosa, equivalente a la Hera griega, diosa del matrimonio y reina de los dioses. Hija de Saturno y Ops, hermana y esposa de Júpiter, con el que tuvo dos hijos, Marte y Vulcano y una hija, Lucina. Juno fue una deidad mayor de la religión romana y formó parte, junto a Júpiter y Minerva, de la Tríada Capitolina, un importante culto romano. En la mitología romana Juno representa a la maternidad.


Saturno devorando a su hijo, de Peter Paul Rubens (1636)

Saturno  es un dios de la agricultura y la cosecha de la mitología romana. Fue identificado en la Antigüedad con el titán griego Cronos.

Saturno obtuvo de su hermano mayor Titán el favor de reinar en su lugar pero puso una condición: «Saturno no debía criar hijos». Se casó con Ops (Rea), con quien tuvo varios hijos, pero por causa del pacto que había suscrito con su hermano decidía devorarlos. Ops ocultó a Júpiter.

Con Ops es padre de Juno, Júpiter, Neptuno, Plutón, Ceres y Vesta. También fue padre de Veritas y Pico, aunque se desconoce el nombre de la madre.

Durante tres años a partir de 1642, Claes Berchem se instaló en Italia donde se interesará por la escuela clasicista. En ese tiempo realizará estudios y bocetos que le servirán de inspiración a su regreso a Amsterdam, creando un estilo totalmente contrario a Rembrandt y sus discípulos. Las escenas mitológicas y los paisajes pintados por Berchem le convierten en uno de los más destacados pintores "italianizantes" de su generación. En este lienzo se nos presenta a Cibeles cuidando a escondidas a su hijo Zeus ya que su padre, Saturno, devoraba a todos sus descendientes porque el oráculo había pronosticado que sería derrocado por uno de sus hijos. Zeus consiguió crecer y al final acabó con el tirano reinado de su padre y se convirtió en el padre de los dioses olímpicos. La bella figura de la diosa, con sus carnes blanquecinas, contrasta con la tonalidad oscura de la vaca y su propio esposo, creando contrastes lumínicos gracias a la luz cálida y dorada que aplica el artista. Las figuras se encuentran ante un paisaje proyectado en profundidad por la zona izquierda, obteniendo un ambiente idealizado de gran belleza.

La Cabra Amaltea es una escultura barroca de Gian Lorenzo Bernini. Bajo el patrocinio del cardenal Borghese, sobrino del papa Pablo V, sus primeras obras eran piezas para decorar los jardines del cardenal. Esta obra destaca por ser la primera de Bernini, realizándola con tan solo 18 años.
El mito de la cabra Amaltea es una leyenda heredada de la mitología griega y, posteriormente adaptada por los romanos, que dicen que Amaltea es la cabra que alimentó con su leche a Júpiter, el dios Zeus en la mitología griega como un niño y que jugando con ella, el pequeño dios había roto uno de sus cuernos. En agradecimiento al cuidado desinteresado que tuvo con él, Júpiter transformó este cuerno en cornucopia, que es el cuerno de la abundancia, como un símbolo asignado a la mayoría de personificaciones romanas, el cual es visible en los reversos de las monedas.

Ónfalo

El ombligo ha sido, desde tiempos remotos en el Viejo Mundo, el símbolo del centro. A partir de ese centro se creía que se había realizado la creación del mundo. Se sabe de la existencia de este símbolo en muy diversos pueblos. Su colocación en un lugar escogido otorgaba su sacralización y lo convertía en el centro del mundo. El historiador y geógrafo griego Pausanias escribió sobre el ónfalo y decía de él que era el símbolo del centro cósmico donde se crea la comunicación entre el mundo de los hombres, el mundo de los muertos y el de los dioses

El ónfalo (del griego antiguo ὀμφαλός omphalós, 'ombligo') es un antiguo betilo o artefacto pétreo de uso religioso originario del ádyton del oráculo de Delfos, en la Antigua Grecia. Según la mitología, sería la piedra (según algunas versiones, la misma que su padre Crono había engullido en su lugar) dejada por Zeus en el centro (ombligo) del mundo.

Pausanias, fue un viajero, geógrafo e historiador griego del siglo II de la era común (c. 110-180), contemporáneo de los emperadores romanos Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio.

Es reconocido por su extensa obra Descripción de Grecia que describe la antigua Grecia a partir de sus propias observaciones; y en la cual proporciona información crucial para establecer vínculos entre la literatura clásica y la arqueología moderna.

Cronos (Saturno) era el más jóven de los Titanes, hijos de la Madre Tierra y Urano (la tierra y el cielo). Urano, odiaba a sus hijos y los escondió en la Madre Tierra causándole gran dolor. Como venganza fabricó una hoz para Cronos y le convenció de que diese muerte a su padre. Cuando cumplió sus deseos, se desposó con su hermana Rea, pero temeroso de que sus propios hijos se levantasen en su contra, se los tragaba en cuanto nacían: primero Hestia, luego a Deméter, Hera, Hades y Posidón. Sin embargo, cuando Zeus, su sexto hijo, estaba por nacer, Rea lo alumbró en el silencio de la noche y lo confió a los cuidados de su madre, la Madre Tierra. En lugar de entregarle al bebé, le dió a Crono una piedra para que se la comiera. Cuando Zeus creció, pidió ser el copero de Cronos.. le preparó pues a su padre una poderosa sustancia que le hizo vomitar a la piedra y a sus otro cinco hijos mayores. Zeus, luego condujo a sus hermanos a la guerra contra los Titanes, a los que vencen y destierran al Tártro, en el mundo subterraneo. En adelante, Zeuz reinaría como el jefe supremo de los dioses.

Juno y Júpiter: El mito de amor
Como esposa de Zeus, Hera se convirtió en la protectora del amor conyugal, la familia y las relaciones legítimas, así como, por extensión, del hogar y de todos los que lo habitaban. La importancia que tuvieron en el mundo antiguo de elementos como las estructuras familiares ordenadas o la fertilidad femenina explican que los cultos dedicados a Hera sean de los más antiguos que hemos documentado en la historia de Grecia.

Zeus de Esmirna, desenterrado en el año 1680 (Louvre). (S.II)
En la mitología griega, Zeus es una divinidad a la que se denomina a veces con el título de «padre de los dioses y los hombres», que gobierna a los dioses del Olimpo como un padre a una familia, de forma que incluso los que no eran sus hijos naturales se dirigen a él como tal. Es el rey de los dioses y supervisa el universo.​ Es el dios del cielo y el trueno y por ende de la energía. Entre sus atributos se incluyen el cetro y la corona (como símbolos de su poder), el rayo, el águila, el toro y el roble. 

 
 
 
 
 
 
 
Urano
 
 
 
Gea
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Rea
 
Crono
 
Otros Titanes
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hera
 
Poseidón
 
Zeus
 
Hades
 
Hestia
 
Deméter
 

Zeus era hermano y marido de Hera, con quien tuvo a Ares, Hebe y Hefesto, aunque algunas fuentes dicen que Hera tuvo a Hefesto sola. 

Olimpia es un sitio arqueológico situado en la unidad periférica de Élide, en Grecia. En la Antigüedad era la sede de un importante santuario y además el lugar donde se celebraban los Juegos Olímpicos. Se encontraba al pie del monte Cronio y en el lado derecho del río Alfeo.


Además de por su santuario, Olimpia fue célebre desde la Antigüedad por haber sido la sede de los Juegos Olímpicos, que se celebraban cada cuatro años y tenían una importancia comparable a los Juegos Píticos que se celebraban en Delfos. Los primeros de los que se tiene constancia se celebraron en 776 a. C.

En el periodo clásico se construyó el templo de Zeus, con su gigantesca estatua de oro y marfil de Zeus hecha por Fidias, la cual era considerada una de las Siete Maravillas del Mundo. Cerca del templo de Zeus, excavaciones arqueológicas han encontrado el taller de Fidias, con numerosas herramientas del escultor.

El Templo de Zeus Olímpico en Olimpia, construido entre los años 470 y 456 a. C., fue el modelo de los templos clásicos griegos de orden dórico.​ El templo se alzó sobre el santuario más famoso de toda Grecia, que había sido dedicado a las deidades panhelénicas locales y probablemente se había establecido hacia fines del período micénico. Era, en su momento, el Templo Griego más importante de la Grecia Antigua.

Se trata de un templo de orden dórico, períptero hexástilo (con seis columnas en la fachada y trece a los lados) que consta de pronaos, naos o cella y opistódomos.
Todas las columnas se construyeron de piedra caliza local, estucada con polvo de mármol blanco para dar la impresión de mármol. Eran las columnas de mayor tamaño de Grecia, cada columna medía 10,53 metros de alto, 2,25 metros de diámetro en la base y 2,65 metros en los capiteles.

Ilustración efectuada en 1908 de la posible apariencia del templo en el siglo V a. C
Planta del templo de Zeus en Olimpia.

Sitio Arqueológico de Olimpia - Se encuentra en la provincia de Élide, en la zona noroccidental de la Península del Peloponeso, a orillas del caudaloso río Alfeo, en cuya orilla norte se encuentra la pequeña elevación del monte Crónico (de Cronos, padre de Zeus). - Está rodeado por un gran bosque de pinos y consta de: - «Altis» o recinto sagrado, que contenía los templos y los edificios relacionados con la administración de los Juegos. - Zona deportiva, dispuesta en forma de U alrededor del «Altis», que contenía espacios destinados a los atletas, para que pudieran alojarse, entrenar y competir (palestra, estadio, hipódromo, gimnasio, etc.).

Con sus dimensiones de 64,12 x 27,68 metros el Templo de Zeus en Olimpia es el mayor templo de todo el Peloponeso.
El Templo de Zeus fue construido por el arquitecto Libón de Élide en el Siglo V a.C. (entre los años 470-457 a.C.) en honor de Zeus Olímpico, con el botín conseguido por los Eleos en la guerra contra Pisa y Trifilia.

El visitante después de cruzar el «pronaos» entraba en la «cella» donde se encontraba con la grandiosa estatua crisoelefantina de Zeus Olímpico de doce metros de altura realizada por el genial Fidias, una de las siete maravillas de la antigüedad.
Interior del Templo de Zeus con la magnífica estatua crisoelefantina de Zeus Olímpico

Casi todas las columnas están caídas por el recinto del templo, pero se conserva prácticamente intacta la decoración escultórica de sus doce metopas y sus dos frontones, esculpidos en mármol. Las doce metopas del templo representan los doce trabajos de Hércules. El frontón oriental representa la mítica carrera de carros entre Pélope y Enómao y el occidental la lucha entre lapitas y centauros.

Hércules y el Toro de Creta en metopas del templo de Zeus de Olimpia.

Las metopas - El pronaos y el opistodomos, el pórtico de entrada y el falso pórtico trasero que servía para dar equilibrio al diseño, se construyeron in antis, con seis metopas en cada extremo, grabados con los doce trabajos de Heracles, donde el héroe derrota a una serie de criaturas y monstruos que amenazan el orden de los justos

Representación de Apolo en el frontón occidental del templo de Zeus de Olimpia.
El frontón occidental mostraba la Centauromaquia, el enfrentamiento durante la boda de Pirítoo entre lápitas y centauros, quienes habían transgredido la xenia, las normas sagradas de hospitalidad sobre los que se apoyan las conductas sociales. Apolo​ se hallaba parado en el centro, flanqueado por Pirítoo y Teseo. Los lápitas representaban el orden olímpico civilizado, mientras que los centauras representaban la naturaleza primitiva de los seres ctónico; el friso también recordaba a los griegos del siglo V a. C. su victoria sobre los persas, la amenaza «foránea» al orden helénico

La conquista de Grecia por los romanos en el siglo II antes de Cristo, trajo un paulatino decrecimiento de aquellas competiciones.

En el año 393, el emperador Teodosio abolió los Juegos Olímpicos. La concepción cristiana de la época consideraba inmoral el culto al físico.

Busto de Teodosio I en la localidad segoviana de Coca (España), donado por Cándido López Sanz
.Teodosio I (11 de enero de 347-Milán, 17 de enero de 395), también conocido como Teodosio el Grande, fue emperador romano desde el 19 de enero de 379,1​ investido como Dominus Noster Flavius Theodosius Augustus y deificado tras su muerte como Divus Theodosius.​ Promovido a la dignidad imperial tras el desastre de Adrianópolis, primero compartió el poder con Graciano y Valentiniano II. El 6 de septiembre de 394, Teodosio reunió las porciones oriental y occidental del Imperio, siendo el último emperador en gobernar todo el mundo romano. Después de su muerte, las dos partes del Imperio se separaron definitivamente.

Cerca de 20 siglos después, el barón francés Pierre de Coubertin quiso recuperar los valores que inspiraron los primeros Juegos Olímpicos con la voluntad de estrechar lazos fraternales entre las diversas naciones. La actividad deportiva de aquel entonces era sólo privilegio de las clases adineradas. Consideró entonces la necesidad de popularizarla reconociendo sus beneficios en el desarrollo de la madurez, la nobleza, la capacidad de trabajo y el bienestar físico que generaba el esfuerzo y la sana competencia.

En junio de 1894 se reunió el Congreso Atlético Internacional de París y se aprobó el restablecimiento de los Juegos Olímpicos acordándose la creación del Comité Olímpico Internacional (COI).

El COI nacía con 14 países y tenía su sede en la prestigiosa universidad parisina de la Sorbona. Se estableció que los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna tendrían lugar en Atenas, del 6 al 18 de abril de 1896.

Desde entonces, los Juegos Olímpicos se han venido celebrando cada cuatro años con la excepción de las ediciones de 1916 (suspendida a causa de la Primera Guerra Mundial) y las de 1940 y 1946 (por la Segunda Guerra Mundial).

Mapa del yacimiento arqueológico de Olimpia: #4 Templo de Hera marcado en morado (en la parte superior del centro).

El templo de Hera en Olimpia (el Hereo de Olimpia) era un templo griego erigido en torno al año 600 a. C. sobre los restos de un edificio anterior. 

Se trataba de un edificio períptero (rodeado por los cuatro costados de seis por dieciséis columnas). Su planta estaba dividida en pronaos, cella y el opistodomos más antiguo conocido actualmente, que mantenía en sus extremos sus columnas «en doble antis» (cuando las paredes laterales de la cella se encontraban encerradas por 3 columnas, así como en el opistodomos).

En la descripción que hace del interior del templo destaca la imagen de Hera sentada en un trono. A su lado estaba una estatua de Zeus de pie. Había también imágenes de las Horas, de Temis, de las Hespérides, Atenea, Coré, Deméter, Apolo, Ártemis, Leto, Tique, Dioniso y Niké, todas ellas criselefantinas.

Templo de Hera

Entre los numerosos exvotos que se hallaban en el templo, había una estatua de mármol de Hermes con el niño Dioniso, atribuida a Praxíteles. En el siglo XIX se encontró entre los restos del templo esta célebre estatua. También había otra estatua de bronce de Afrodita realizada por Cleón de Sición y otra de un niño desnudo atribuida a Boeto de Cartago. Otros exvotos que se hallaban en el templo eran el cofre de Cípselo, un lecho adornado en marfil, el llamado disco de Ífito, donde se hallaba inscrita la tregua que se realizaba por los juegos olímpicos y una mesa de marfil y oro realizada por Colotes, donde se ponían las coronas para los vencedores.

Hermes con el niño Dioniso es una escultura griega de mármol con una altura de 213 centímetros que se encuentra en el Museo Arqueológico de Olimpia. Su autoría se atribuye al escultor Praxíteles del período clásico final o bien, según otros autores, se trataría de una copia del siglo I de un original del mismo artista del 350-330 a. C. Se encontró en el año 1877 entre las ruinas del templo dedicado a Hera donde servía como ornamentación. Se trata de una obra escultórica exenta, inspirada en la mitología griega.

sábado, 6 de noviembre de 2021

VIII - El juicio de Paris - El origen del reino de Pérgamo - Friedrich von Thiersch - La biblioteca de Pérgamo - El altar de Pérgamo a Zeus - ‘Laocoonte y sus hijos’: una obra maestra en mármol del periodo helenístico

VII - La Acrópolis de Atenas - Los Mármoles de Elgin - Friso del Partenón - Hefesto (Vulcano) - Erictonio de Atenas, pincha aqui

El altar de Pérgamo, pincha aqui

Berlín - El Museo de Pérgamo - El Busto de Nefertiti - La Gemäldegalerie, pincha aqui

El juicio de Paris

Hacia 1638. Óleo sobre lienzo, 199 x 381 cm Sala 029

El relato mitológico del Juicio de Paris tiene su origen en la boda de Tetis y Peleo, donde Eris, diosa de la discordia, reto a la diosa más bella presente a recoger una manzana de oro que había lanzado entre los presentes. Juno, Minerva y Venus, comenzaron una disputa y Júpiter decidió darle la manzana a Mercurio y que éste se la diera a Paris, que actuaría como juez. El Juicio lo narra el poeta romano Ovidio en su obra Heroidas (XVI, 65-88), donde Paris finalmente escogió a Venus como la vencedora. A cambio, la diosa le dio la mano de Helena de Troya, desencadenando la Guerra de Troya.

El tema del Juicio de Paris fue utilizado por Rubens en varias ocasiones, permitiendole deleitarse con el ideal de belleza femenino y también considerar las consecuencias del amor y la pasión. Esta versión está basada en un diseño para un aguamanil diseñado por el artista. En el dibujo, la escena es más alargada y con más figuras tanto a la derecha como a la izquierda. En la pintura decidió centrarse más en las tres mujeres desnudas, cuyos cuerpos se construyen mediante lineas sinuosas, creando posturas exageradas. La pintura está aplicada en pinceladas que a menudo no empastan entre ellas, llamando la atención de las mismas de manera individual. Este tipo de pintura es característico de las últimas obras del artista, fruto de su admiración por la técnica veneciana.

La obra fue un encargo personal del rey Felipe IV a Rubens entre 1638-1639, mientras el artista estaba trabajando en diferentes encargos para el monarca.

Rubens, Pedro Pablo - Siegen, Westfalia, 1577 - Amberes, 1640

Ningún pintor europeo del siglo XVII aunó como lo hizo Rubens talento artístico, éxito social y económico y un alto nivel cultural. Aunque su actividad se centró en la pintura, también realizó numerosos diseños para estampas, tapices, arquitectura, esculturas y objetos decorativos

Fuente: Museo Nacional del Prado

Rubens, Pedro Pablo

La Secesión de Múnich es una asociación pionera de artistas creada en el año 1892 como una escisión de la Asociación de Artistas de Múnich para protegerse contra el paternalismo del mundo del arte público y sus políticas de exhibición conservadoras, así como del príncipe Franz von Lenbach. Fue una cooperativa de artistas que dio origen a la Nueva Asociación de Artistas de Múnich en 1909.
Franz Seraph Lenbach, desde 1882 von Lenbach (Schrobenhausen, cerca de Múnich, 13 de diciembre de 1836 - Múnich, 6 de mayo de 1904), fue un pintor alemán especializado en retratos de estilo realista. Era uno de los llamados "príncipes de la pintura" de Múnich junto con Franz von Stuck y Friedrich August von Kaulbach.

Atenea Pallas – Gustav Klimt
La Secesión vienesa fue un movimiento que a su vez formó parte del muy variado movimiento actualmente denominado modernismo. Fue fundada en 1897 por un grupo de 19 artistas vieneses pertenecientes a la escuela Künstlerhaus que habían abandonado la Asociación de Artistas Austriacos.​ Como proyecto de renovación artística, trataba de reinterpretar los estilos del pasado ante los embates de la producción industrial que estaban desnudando estructural y estéticamente la realidad del arte y la sociedad de la época. Su primer presidente fue Gustav Klimt.

La antigua ciudad griega de Pérgamo (griego Πέργαμος) se hallaba situada en el noroeste de Asia Menor (actual Turquía), a 30 km de la costa del mar Egeo y frente a la isla de Lesbos, en la región llamada Eólida. Sus ruinas rodean a la actual ciudad de Bergama, construida sobre los cimientos de lo que fue la parte baja de Pérgamo.
En 2014, la Unesco designó a Pérgamo como Patrimonio de la Humanidad

Maqueta de Pérgamo, Staatliche Museen de Berlín
La leyenda dice que la ciudad de Pérgamo fue fundada por Pérgamos, hijo de Neoptólemo y Andrómaca, todos ellos personajes de la guerra de Troya.

El origen del reino de Pérgamo

El origen de la ciudad de Pérgamo durante el dominio del Imperio Persa de los aqueménidas es bastante oscuro. Antes de la época del Imperio de Macedonia solo sabemos que había surgido sobre una importante elevación de 900 metros de altura, en la orilla derecha del río Caico, a menos de treinta kilómetros de la costa oeste de la península de Anatolia (lo que hoy es Turquía).

La fortuna de la ciudad comenzó a cambiar durante la Guerra de los Diádocos (321 – 281 a.C.) entre los sucesores de Alejandro Magno. A raíz de su victoria en la batalla de Ipso (301 a.C.), el general Lísimaco se hizo con el dominio de Tracia y toda Asia Menor hasta los montes Tauro. En este contexto, la ciudad de Pérgamo tomó el protagonismo cuando se estableció en ella una guarnición al mando de Filetero de Teos destinada a proteger un inmenso tesoro de 9000 talentos de plata.

Aprovechando la rivalidad entre Lísimaco y su contrincante en Anatolia, el general Seleuco, Filetero de Teos fue ganando cada vez más autonomía. Finalmente, tras la muerte de ambos diádocos en el 281-280 a.C. comienza oficialmente la historia de Pérgamo como reino independiente, y su expansión como ciudad. Filetero de Teos se adueñó del tesoro y lo usó para embellecer su ciudad y ampliar su radio de influencia en Grecia mediante generosas donaciones a los santuarios de Delos, Delfos y Olimpia.

El arquitecto Friedrich von Thiersch (1852-1921), natural de Marburgo, inició sus estudios en 1868 en el Politécnico de Stuttgart. Antes de abrir el suyo propio en 1878, trabajó en el estudio de arquitectura Mylius y Bluntschli de Fráncfort del Meno. En 1879 ejerció la docencia en la Escuela Técnica Superior de Múnich, donde dio clases de arquitectura superior. Compartió con Paul Wallot el primer premio del concurso de construcción del Parlamento de Berlín (1884-1894), cuya realización, sin embargo, no se le adjudicó. Triunfó entre otras cosas con su proyecto del edificio de representación del Reich alemán en la Exposición Universal de París (1900).

Pintura sobre la acrópolis de la ciudad de Pérgamo realizada por Friedrich von Thiersch en 1882 (Fuente: Historia National Geographic)
En el siglo II a.C., el reino de Pérgamo era el centro político más importante y temido de la península de Anatolia y el principal aliado de Roma en Oriente. Sin embargo, es mucho más conocido por ser uno de los lugares más espléndidos y ricos del mundo helenístico. Con el rey Eumenes II (197 – 159 a.C.), sus dominios sumaban más de 150.000 kilómetros cuadrados y más de cinco millones de habitantes distribuidos por buena parte de la península de Anatolia y varias islas del Egeo. Más allá de su gran prosperidad, el reino es famoso sobre todo por dos construcciones muy relevantes construidas en tiempos de Eumenes II: la gran Biblioteca de Pérgamo y el gran Altar de Pérgamo.

A la muerte de Filetero de Teos el reino de Pérgamo pasó a su sobrino y heredero Eumenes I (263 – 241 a.C.). En su tiempo los seléucidas se convirtieron en los grandes adversarios bélicos de Pérgamo junto con los gálatas, un conjunto de pueblos celtas que habían cruzado a Asia Menor una década antes para saquear ciudades y arrasar campos. No obstante, fueron los gálatas los que recibieron los tributos de los de Pérgamo para ir en contra de los seléucidas.

La situación de Asia Menor cambió por completo cuando Átalo I (241 – 197 a.C.), el sucesor de Eumenes I, accedió al trono de Pérgamo en el 241 a.C. y se negó a seguir pagando a los gálatas. Éstos quisieron castigar la osadía de Pérgamo con una gran ataque, pero fueron ellos los derrotados por el soberano helenístico. Este triunfo no sólo le permitió extender su territorio hasta los montes Tauro, sino que le valió el título de rey (de hecho, fue el primero de los gobernantes de Pérgamo que se presentó como tal).

Sin embargo, la época de mayor esplendor del reino aún estaba por llegar. Gracias a la alianza entre la República Romana y los reyes Átalo I y Eumenes II, en el contexto de las Guerras Macedónicas y la guerra romano-siria contra Antíoco III, Pérgamo recibió posesiones en Grecia y todo el territorio seléucida al oeste de los montes Tauro. Precisamente, en época de Eumenes II el reino de Pérgamo se extendía desde el mar Egeo hasta Bitinia, Galacia, Capadocia y el Tauro, incluyendo islas como Egina y Andros y ciudades tan importantes como Éfeso.

La biblioteca de Pérgamo
La política exterior de Pérgamo lo convirtió en uno de los reinos más ricos de toda la Antigüedad. A la alta fertilidad de sus campos se sumaban las riquezas procedentes de los territorios anexionados: trigo, vino, aceite, caballos y ovejas, minerales preciosos, perfumes, tejidos, piezas de artesanía… Otra prueba del esplendor del reino fue la invención del pergamino, que se convirtió en el soporte de escritura más popular del mundo hasta el final de la Edad Media.

Escultura de un centauro hallada en Pérgamo y datada del 160 a.C. Actualmente pertenece al Museo de Historia del Arte de Viena (Fuente: Historia National Geographic)

Todo ello se tradujo en obras arquitectónicas de la máxima calidad como el palacio real, el templo de Atenea y el de Deméter, el teatro, el gimnasio, el ágora superior, el santuario de Dioniso… Sin embargo, si hubo dos monumentos que simbolizaron la fama cultural y artística de Pérgamo esos fueron la Biblioteca y el Gran Altar dedicado a Zeus.


Según el biógrafo Plutarco, la biblioteca de Pérgamo tenía 200.000 rollos en el momento en que Marco Antonio decidió regalársela a Cleopatra VII (a finales del siglo I a.C.), lo que la convertiría en la segunda mayor biblioteca de la Antigüedad, solo superada por la de Alejandría.

La dinastía real de Pérgamo siempre estuvo interesada en incrementar el prestigio cultural de su reino para intentar compararse a grandes polis griegas como Atenas. Por ello sus reyes fueron mecenas y promotores de obras científicas que muchos de sus autores les dedicaron, como fue el caso de Biton con su tratado sobre máquinas de guerra y catapultas o el del matemático Apolonio de Perge. El propio rey Átalo I escribió una obra de geografía de su reino y Átalo III compuso un libro de botánica.

El altar de Pérgamo a Zeus
Si la biblioteca de Pérgamo fue el mayor logro cultural del reino, el gran altar de Pérgamo dedicado a Zeus fue el mayor logro artístico. Emplazado en una terraza situada bajo el templo de Atenea, el visitante tenía que rodear este monumento admirando su friso esculpido para poder llegar a las escaleras que daban acceso al interior.

Los detalles estilísticos de las esculturas, pliegues en sus mantos, dibujos del calzado, así como las expresiones tan bien conseguidas de dioses y gigantes siguen sorprendiendo por su expresión  exagerada, con escorzos y una escultura de las ropas que no se ajusta a las formas de la anatomía.

Este friso decoraba todos los muros con un solo tema: la Gigantomaquia, la lucha entre los dioses y los gigantes en la que los primeros encarnaban la civilización y los segundos la barbarie. Allí se esculpió con excelsa calidad a dioses olímpicos y anatolios, constelaciones y muchos monstruos. Asimismo, en la parte alta de las paredes interiores del patio había un friso más pequeño que representaba la leyenda del héroe Télefo, hijo de Heracles/Hércules y mítico fundador de Pérgamo.


¿Quién lo descubrió?

Un ingeniero alemán llamado Carl Humann en 1871. Las excavaciones por parte alemana empezaron en 1878 y terminaron en 1886. El acuerdo que hubo con el estado otomano rezaba que una tercera parte de las obras de arte que se encontraran serían para los descubridores y el que el resto quedaría para la corte del Sultán.

Lo que ocurrió fue que por la gran relación de dependencia con el Imperio Germano, el Consejo del Gran Visir de Constantinopla terminó asignando al gobierno alemán dos terceras partes y al final renunciaron incluso al tercio restante por 20.000 marcos y la misma cantidad para para las familias más necesitadas de la región.

‘Laocoonte y sus hijos’: una obra maestra en mármol del periodo helenístico

“Laocoonte y sus hijos” en el Museo Pio Clementino de los Museos Vaticanos en Roma, Italia (Foto de archivo de IR Stone/Shutterstock)

Durante el periodo helenístico en Grecia, los escultores llevaron esta disciplina a niveles nunca antes vistos. Conocida por sus expresivas figuras llenas de movimiento, esta época fue testigo de la creación de tres de las esculturas de mármol más famosas de la historia: la Venus de Milo, la Victoria alada de Samotracia y Laocoonte y sus hijos.

Laocoonte y sus hijos es una escultura de mármol del periodo helenístico (323 a.C. – 31 d.C.). Tras su descubrimiento en un viñedo romano en 1506, la escultura fue colocada en el Vaticano, donde permanece hasta el día de hoy.

Como buena escultura helenística, Laocoonte y sus hijos demuestra el interés de la época por representar el movimiento de manera realista. En una escena llena de acción, tres figuras intentan desesperadamente liberarse de las serpientes que los atacan. Sin embargo, por mucho que giran y se retuercen permanecen atrapados, resultando en una masa arremolinada de serpientes y extremidades.

La historia de Laocoonte
Como muchas otras esculturas griegas, la temática de Laocoonte y sus hijos se basa en la mitología clásica. Específicamente, esta pieza retrata una historia del Ciclo Troyano, una colección de poemas griegos que detallan los eventos de la guerra de Troya. Según la leyenda, Laocoonte era un sacerdote troyano que, junto con sus hijos Antifante y Timbreo, fue atacado por serpientes marinas enviadas por un dios.

Fresco, siglo I (Foto: Marie-Lan Nguyen vía Wiki Art Dominio Público)

Hay varias versiones de esta historia, y detalles importantes cambian de una versión a otra. En algunas, por ejemplo, Laocoonte es castigado por intentar exponer el truco del Caballo de Troya. En otras, es por casarse cuando debería de ser célibe o por tener relaciones con su esposa dentro de un templo sagrado. De igual manera, la identidad del dios vengativo varía; mientras que Poseidón es generalmente considerado responsable, algunas historias también mencionan a Atenea o a Apolo.

La historia de la escultura
Considerando su estilo y temática, los historiadores de arte creen que la escultura original de Laocoonte y sus hijos fue creada alrededor del año 200 a.C. en la ciudad griega de Pérgamo. Esta teoría es respaldada por el escritor y filósofo romano Plinio el Viejo en su estudio enciclopédico de la escultura antigua titulado Historia natural.

En el volumen XXXVI del libro, Plinio alaba la pieza y atribuye su creación a tres escultores de Rodas.


Si bien se cree que la obra a la que hace referencia Plinio es la que se encuentra hoy en el Vaticano, varios historiadores han llegado a la conclusión de que probablemente se trata de una copia en mármol de una escultura de bronce. A su vez, esta versión de mármol puede no ser completamente fiel a la original, ya que ha sido restaurada considerablemente. No obstante, ha sido “celebrada por su maestría técnica y por la intensa emoción que transmite” (Museo Victoria & Albert) desde su descubrimiento hace más de 500 años.