(XVI) ROMA REPUBLICANA - CULTURA DE HALLSTATT Y DE LA TÈNE - La cultura de La Tène - Hallstatt - Los celtas - Batalla de las Termópilas (279 a. C.) - Gálata moribundo - Breno (siglo III a. C.) - La conquista de la Galia Cisalpina, PINCHA AQUÍ
En el siglo VI AC, comenzó la infiltración celta en Lombardía y en Emilia, aunque el asentamiento definitivo de los celtas no se produjo hasta mediados del siglo V AC. Las tribus de senones, boyos, secuanos, taurinos e ínsubros se asentaron en el valle del río Padano (Po) y ocuparon Lombardía y Emilia. Se tuvieron que enfrentar a los etruscos, a los que empujaron.
Los senones alrededor del año 400 AC, lograron cruzar los Alpes y, una vez vencidos los umbrios, se asentaron en la costa este de Italia, desde Forlì hasta Ancona, en la que llamaron ager gallicus. Fundaron la ciudad de Sena Gallica (Senigallia), que se convirtió en su capital.
En el 391 AC, los galos senones mandados por Breno invadieron la provincia etrusca de Siena y atacaron Clusium en número de 30.000.
Batalla de Alia o Allia (390 AC)
Los romanos disponían de 6 legiones (unos 25.000 infantes y 1.800 jinetes) bajo el mando de Quinto Sulpicio.
El ejército romano se asentó junto al río Alia para detener al enemigo, situó la caballería en las alas (1.800) y las 6 legiones en la triplex acies, clase I, II y III, con un total de 18.000 infantes pesados y delante 7.200 infantería ligera clase IV y V acenti y leves.
Batalla del río Alia o Allia 390 AC. Despliegue de fuerzas
Breno, el jefe galo disponía de una caballería muy superior, temiendo una estratagema ante el escaso número de los enemigos, y pensando que la elevación del terreno estaba ocupada con el fin de que las reservas romanas volviesen por el flanco para atacar la retaguardia de los galos, mientras que su frente estaba fijado las legiones, decidió atacar por las alas poniendo en fuga a la caballería romana y destruir primero la reserva que estaba en una elevación, después las legiones fueron rodeadas y atacadas por todos los lados, acabando masacradas.
Era la primera vez que los romanos se enfrentaban contra tácticas distintas de las heleno-itálicas; la experiencia fue aciaga debido a las masas de jinetes que les superaban en número y les atemorizaban por su corpulencia y el tamaño de sus armas.
Los supervivientes de las legiones huyeron de vuelta a Roma en estado de pánico. Tito Livio comenta que “todos corrieron a Roma y se refugiaron en el Capitolio sin antes cerrar las puertas.” Otro grupo de supervivientes se dirigió a Veyes.
Conquista gala de Roma
Tras la batalla de Alia, los galos, desconcertados por tan aplastante victoria, comenzaron a despojar a los muertos apilando todas las armas capturadas como era costumbre en ellos.
Temiendo algún tipo de sorpresa no reaccionaron en un primer momento. Los romanos, aprovechando este desconcierto inicial, empezaron a hacer acopio de armas y víveres y se retiraron al Capitolio, que era la fortaleza de la ciudad.
En Roma los senadores esperaron inmóviles en el edificio del Senado la llegada de los galos; éstos, al verlos, creyeron que eran estatuas hasta que uno de ellos acarició la barba del senador Marco Papirio. Este golpeó al galo con su bastón. El galo, aturdido en un primer momento, mató al senador romano desencadenando una terrible matanza de senadores yo del resto de la población, saqueando la ciudad.
Galos observando a los senadores romanos. Permanecieron inmóviles en el senado, un galo creyendo que eran estatuas, toco la barba del senador Marco Porfirio.
Autor H M Paget, publicado por Michael Gilleland
Asedio de la ciudadela del Capitolio
Tras saquear la ciudad, los galos decidieron atacar la ciudadela del Capitolio. Los romanos del Capitolio estaban decididos a defenderla enérgicamente.
En el monte Capitolio existía otros dos espacios importantes además de la cima amesetada donde se encontraba el Templo de Júpiter Optimus Maximus: la otra cima conocida como Arx, menor en superficie pero más alta en altura, y la vaguada que existía entre las dos elevaciones, que según la tradición recibió el nombre de Asylum porque Rómulo la destinó a dar cobijo a los refugiados que acudían a Roma desde otros poblados vecinos.
El Tabularium es el edifico más importante que queda en pie del periodo tardo republicano. Fue construido en tiempos de la dictadura de Sila y financiado por el cónsul Quinto Lutacio Cátulo, que según una inscripción lo realizó entre el 83 y el 78 a. C. La función del edificio era la de conservar las leyes y los documentos públicos estatales (tabulae publicae) de ahí su nombre.
La reconstrucción del Tabularium y del complejo monumental, situado en la parte inferior del Capitolio. Detalle.
(La nueva rostra, el Milliarium aureum, el templo de Saturno, el templo de Vespasiano y Tito, el arco de Septimio Severo, el Mundus, el templo de la Concordia, el Tabularium.)Pintor: Constant Moyaux. 1866.Tinta
china, acuarela.
París, Escuela Nacional de Bellas Artes.
El Tabulario visto desde el foro Romano. Hoy aloja
los museos Capitolinos, palacios-museo de los
siglos XVI y XVII.
El Arx era la segunda cima del monte Capitolio. Su forma de acceso más conocida era a través de la Scalae Geminae y su prolongación los Gradus Monetae, la escalinata que ascendía desde el foro entre el Templo de la Concordia y la Cárcel. En esta escalera se arrojaban los cuerpos de los ajusticiados en la prisión.
La iglesia de Santa María Coeli ocupa la mayor parte de la superficie de la zona por lo que no ha sido posible una excavación a conciencia. Aún así en el Jardín de la iglesia se pueden ver estructuras de diversas épocas.
El Arx y el Asylum. Un caos de edificios públicos y privados.
La más importante es un muro que parece pertenecer a un podium hecho en opus quadratum de toba y hormigón, que se ha identificado con el templo de Juno Moneta (Juno, “aquella que avisa”). Este templo debió ser el construido por el hijo de Camilo, L. Fuirus Camillus durante la guerra contra los auruncos en el 343 a. C., sustituyendo a uno anterior de época etrusca (siglo VI a. C.). La devoción que se tenía a esta diosa como protectora de Roma era muy grande porque según la tradición, cuando los galos ocuparon la ciudad de Roma el año 390 a. C., los ocas sagradas de la diosa advirtieron del inminente asalto a la ciudadela del Capitolio, salvando a este reducto de independencia romana de ser conquistado como el resto de la ciudad. Pese a esa importancia pocos detalles arqueológicos o literarios nos han llegado de su aspecto externo, por lo que las reconstrucciones existentes son pura conjetura.

Basamento de hormigón del templo de Juno Moneta. Jardín del Aracoeli.
Un resto de pared de toba en un jardincillo que está sobre el Museo del Risorgimiento, pertenece quizá la Auguraculum. Desde este espacio ritualmente trazado en dirección al foro, los augures observaban el vuelo de los pájaros para interpretar la voluntad de los dioses.
Del apelativo Moneta (avisadora), la virtud atribuida a la diosa, derivó el nombre del taller de acuñamiento de dinero o ceca y el término moneta o moneda. En el periodo republicano dicho taller se hallaba junto al templo de Juno y bajo su protección.
El término moneda proviene del templo de Juno Moneta, debido a que la casa en donde se acuñaban oficialmente las monedas en Roma estaba anexa a este templo y se encontraba bajo su protección.
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Con el nombre as (del griego, eis, uno o del latín aes, bronce) se conocen las monedas primitivas de los romanos y las monedas que les siguieron como unidades monetarias de bronce.
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Anverso y reverso de un sestercio de plata
Forma parte del nuevo sistema monetario introducido en el año 212 a. C., que sustituyó al cobre como patrón monetario basado en el as. Este nuevo sistema monetario estaba formado, además de por el sestercio, por el denario, el quinario y el as
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El denario fue una antigua denominación romana de plata acuñada aproximadamente en el 268 a. C., con un altísimo valor de un 96 %, y 360. Su valor inicial equivalía a diez ases, de ahí su nombre y su símbolo X. También era equivalente a dos quinarios (medios denarios), cuatro sestercios (cuartos de denario), veinte semises (medio as) y cuarenta cuadrantes (cuartos de as). A principios del siglo I se estableció al denario como una veinticincoava parte de un áureo.
Según Tito Livio, la primera acuñación del denario se remonta al año 268 a. C. En 212 a. C., el denario pasó a convertirse en la base del nuevo sistema monetario, sustituyendo al as como moneda de referencia al pasar del patrón cobre al patrón plata.
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Áureo del año 193 representando a Septimio Severo como homenaje a la Legión XIV Gemina, la que le había proclamado emperador de Roma.
El áureo (aureus, en latín, plural aurei) era una moneda en la antigua Roma de oro, equivalente a 25 denarios de plata. Fue emitido regularmente desde el siglo I a. C. hasta el siglo IV d. C., cuando fue sustituido por el sólido bizantino (solidus). El áureo tenía aproximadamente las mismas dimensiones del denario, aunque mucho más pesado debido a la mayor densidad del oro.
La Basílica de Santa María de Aracoeli (en italiano, Santa Maria in Aracoeli) es una iglesia de Roma, situada en la cumbre más alta del Monte Capitolino. Es aún la iglesia escogida del Senado y el Pueblo Romano (Senatus Populusque Romanus).
Es posible que la iglesia se construyera sobre el templo de Juno Moneta, erigido sobre el Arx.
Entre sus numerosos tesoros hay frescos del siglo XV obra de Pinturicchio representando la vida de san Bernardino de Siena en la Cappella Bufalini, la primera capilla a la derecha. Otros rasgos espléndidos son el techo de madera, la planta estilo cosmati, una Transfiguración pintada sobre tabla por Girolamo Siciolante da Sermoneta, la tumba de Giovanni Crivelli obra de Donatello, la tumba de Cecchino Bracci, diseñada por su amigo Miguel Ángel, y obras de otros artistas destacados como Pietro Cavallini (hoy sólo uno de sus frescos se conserva), Benozzo Gozzoli y Giulio Romano. Alberga también una Virgen y un monumento sepulcral obra de Arnolfo di Cambio en el transepto.
La iglesia también era famosa en Roma por la talla de madera del niño Jesús (Santo Bambino), del siglo XV de madera de olivo proveniente del huerto de Getsemaní y cubierta de valiosos exvotos. Mucha gente de Roma creía en el poder de esta estatua. Fue robada en febrero de 1994 y nunca se recuperó. Actualmente, hay una copia en la iglesia.
Mientras, los galos habían descubierto una vía de fácil acceso por la escarpadura. Escogieron una noche con poca luz y enviaron un hombre desarmado en avanzada para comprobar el camino; tras él avanzaron hombres armados que se ayudaban entre sí llegando finalmente a la cumbre. Tan silenciosamente se habían desplazado que no solamente pasaron desapercibidos a los centinelas, sino también a los propios perros, animales particularmente sensibles a los ruidos nocturnos.
Los galos trepando la colina de Arx
Las ocas sagradas del Capitolio. Un intento galo de apoderarse del Capitolio durante un ataque nocturno fue aparentemente frustrado cuando los atacantes despertaron a los gansos del Capitolio, cuya ruidosa reacción alertó a los guardias.
Pero no escaparon a la atención de los gansos sagrados del templo de Juno, que armaron tanto ruido que despertaron a Marco Manlio, el distinguido soldado que había sido cónsul tres años antes. Cogió sus armas y corrió a dar la alarma al resto; dejándolos atrás, golpeó con su escudo a un galo que había conseguido coronar la cumbre y lo derribó, este cayó sobre los que estaban detrás y les estorbó, y Manlio mató a otros que habían dejado a un lado sus armas y se aferraban a las rocas con sus manos. En ese momento ya se le habían unido otros y comenzaron a desalojar al enemigo con una lluvia de piedras y lanzas hasta que todo el grupo cayó sin poder hacer nada hasta el fondo.
Marco Furio Camilo (c. 446-365 a. C.) fue un militar y político romano de ascendencia patricia que vivió en la segunda mitad de la República temprana. Según Tito Livio y Plutarco, Camilo celebró cuatro triunfos, fue elegido dictador en cinco ocasiones, tribuno con poderes de cónsul en otras seis y fue honrado a su muerte con el título de Segundo Fundador de Roma.
Triunfo de Furio Camilo, Francesco Salviati. Fresco del Salone dei Cinquecento, Palazzo Vecchio, Florencia, Italia.
Furio Camilo
Ghirlandaio (Florencia, 2 de junio de 1448-11 de enero de 1494), fue un pintor cuatrocentista italiano. Entre los muchos aprendices que se formaron en su taller, destaca sobre todos ellos Miguel Ángel.
Vae Victis
Los romanos empezaron a organizar las primeras formas de resistencia. Marco Furio Camilo, de regreso de su exilio en Ardea, infligió algunas derrotas a los galos alrededor de la ciudad. Breno pronto se dio cuenta de que a pesar de controlar Roma, había un riesgo real de llegar a un punto muerto potencialmente peligroso para su ejército, escaso de víveres. Probablemente por esta razón el líder bárbaro propuso a los magistrados romanos rescatar la ciudad a cambio del pago de 500 kg de oro.
Los romanos, aceptaron el pago, pero protestaron argumentando que las pesas utilizadas para calcular el peso del oro habían sido alteradas; Breno arrojó su espada a la balanza, pronunciando la frase Vae Victis, (¡Ay de los vencidos!).

A esta afirmación, como en el más clásico de los epílogos legendarios, Furio Camilo respondió a sus espaldas, al mando de un escuadrón de caballeros: "¡Non auro, sed ferro recuperanda est patria!", es decir, "¡no con oro sino con hierro se redime la patria!". El líder romano volcó la balanza amañada y lanzó un ataque que obligó a los galos a huir, el amor por su país eclipsó las heridas sufridas en el pasado, y reunió un ejército con muchos de los que habían huido de la ciudad, se preparó para enfrentar a los bárbaros. Por lo tanto, los galos fueron empujados lejos de Roma, pero cargados con todas las riquezas, incluso si las versiones más patrióticas subrayan cómo Furio Camilo, después de derrotar a Breno, recuperó la posesión de todo el oro robado y las insignias militares robadas a la Allia. En las décadas siguientes se sucedieron otras incursiones de los galos, como en 367, 358 y 350 a.C., pero en cada ocasión las hordas báricas fueron rechazadas, antes de que pudieran acercarse a la ciudad, dejando así a los galos de Breno, los únicos en la historia que pusieron pie en el interior de la ciudad, hasta la caída del Imperio Romano de Occidente ocho siglos después..
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