Nunca fue a una escuela de arte. Su universidad fueron los museos. Copiaba a los grandes maestros, con especial predilección por Piero Della Francesca, cuya obra vio en 1926 en una visita a Florencia. Hijo de Erich Klossowski, un historiador del arte, y Baladine Klossowska, artista, tuvo en París un entorno privilegiado y culto que le permitió volcarse en el dibujo sin tener que cumplir con los compromisos escolares. Sus años de formación fueron acompañados por el poeta Rainer María Rilke –de quien se dice era amante de Baladine–, una influencia que le marcaría para siempre. Pierre, su hermano mayor, fue un apasionado por el arte, pero también por la filosofía y la literatura (era fanático del Marqués de Sade, y llegó a publicar una nueva edición de sus «120 días de Sodoma». Al público chileno le puede sonar su apellido: fue autor de la novela en la que se basó Raúl Ruiz para su filme «La vocación suspendida», de 1978). Jean Cocteau, amigo de la familia, se inspiró en este peculiar hogar para concebir su «Les Enfants Terribles» (1929).
Durante sus años de formación, estuvo patrocinado por Rainer Maria Rilke y Pierre Bonnard.
Como maduró a principios de la década de 1930, muchas de las pinturas de Balthus representan a jóvenes mujeres en posiciones eróticas y voyeurísticas. Una de sus obras más notables, La lección de guitarra 1934, causó una gran controversia en París debido a su descripción de una escena explícita de lesbianismo caracterizada por una joven y su profesora.
Lejos de amilanarse tras el escándalo que generó ese trabajo, Balthus ahondó en esa dirección: de entre 1936 y 1939 datan los retratos de Thérèse Blanchard, una vecina del artista que posaba para él con tan sólo once años.
La lección de guitarra 1934 |
En 1937 se casó con Antoinette de Watteville, a quien había conocido en 1924, que fue su modelo para una serie de retratos.
A Balthus se le conocieron muchas amantes, Lena, Fréderique, Lawrence Bataille (la hija de Georges, el filósofo y de Silvia, la futura esposa de Jacques Lacan, el fundador de una secta psiquiátrica). Retrató a un número impresionante de señoras, niñas y adolescentes. Y terminó por casarse, en segundas nupcias, en 1967, con una japonesa, Stsuko Ideta, de la que tuvo dos hijos, Fumio (1968-70), que murió muy pronto y Harumi (1973), que hoy ocupa un puesto capital en la gestión del patrimonio paterno, en Suiza, en una legendaria residencia.
«La montaña» (1937), obra donde Balthus recreó a su primera esposa, Antoinette, ABC -- Metropolitan Museum of Art, Nueva York |
Un año antes de que pintara la obra polémica de Thérèse, su galerista le encargó un retrato de Joan Miró y su hija Dolores para celebrar el 45 artista del artista catalán. Para el retrato posaron más de cuarenta sesiones y el cuadro entró a formar parte de la colección del MoMA de Nueva York.
Joan Miró y su hija Dolores, cuadro de 1937 |
Thérèse retratada en 1938 |
Pronto su trabajo comenzó a ser admirado por escritores y seguido por pintores, especialmente por André Breton y Pablo Picasso. Su círculo de amigos en París incluía al novelista Pierre-Jean Jouve, los fotógrafos Josef Breitenbach y Man Ray, Antonin Artaud, y los pintores André Derain, Joan Miró y Alberto Giacometti. En 1948, Albert Camus, otro de sus amigos, le pidió que diseñara los decorados y el vestuario para su obra L'État de siège , dirigida por Jean-Louis Barrault.
The White Skirt by Balthus (1937) |
Balthus, Self-portrait (1940) |
Paysage de Champrovent by Balthus (1942-1945) |
Balthus pasó la mayor parte de su vida en Francia. En 1953 se mudó a Chateau de Chassy en donde terminó su obra maestra El cuarto (1952), influido por las novelas de Pierre Klossowski, y La calle (1954). En 1964 se mudó a Roma, en donde presidió la Academia francesa en Roma e hizo amistad con el realizador de cine Federico Fellini y el pintor Renato Guttuso.
Como existe oscuridad en todo lo concerniente a su obra. Algunos críticos hablan de enigma a la hora de abordar sus cuadros, en los que siempre hay una narración, una acción que ocurrirá momentos después de que el espectador gire su cabeza. Hay una amenaza latente e inminente, algo trágico que va a suceder. Muchos han interpretado esa sensación de peligro cercano como metáfora del descubrimiento de la sexualidad, y como el paso de la infancia a la pubertad. El caso es que Balthus nunca alentó tal incógnita, sino más bien al contrario. Para él, no había ningún rompecabezas que completar. Esa tozudez es similar a su constancia estilística: fue fiel a su estilo, desapegado de las modas, hasta el final.
Balthus. Las tres hermanas, 1955 (Les Trois soeurs). Colección Patricia Phelps |
EL RESPLANDOR DE CHASSY
En 1953 decidió instalarse en el Château de Chassy, en un entorno montañoso de la Francia de interior. Casi no volvió a aparecer por París, a la que había dejado de entender. La naturaleza y Frédérique Tison, su sobrina, eran sus musas. El paisaje de Chassy, desde entonces, sería una constante en su imaginario.
Balthus con Setsuko y su hija, Harumi, Rossinière, 1995 |
En 1964 fue nombrado director de la Real Academia de las Artes en Roma. Allí residió en el palacio de la Villa Médici, y se dedicó a restaurarlo. En esta época pintaba en forma esporádica a otras dos pequeñas infantes: Katia y Michelina. Se divorció de Antoinette en 1966 y se volvió a casar, en Japón, con la artista Setsuko Ideta (1943), en 1967 (año en el que su hermano Pierre fue arrestado por traficar droga junto con Brian Jones, el músico de los Rolling Stones). Balthus y Setsuko se mudaron a Rossinière, en Suiza, a mediados de los 70, donde el artista residiría hasta su muerte, en 2001.
El juego de cartas, 1948-50 |
En 2013, el periódico alemán «Die Zeit» calificó la muestra de 2.000 Polaroids tomadas por Balthus en sus últimos años como “documentos de una codicia pedófila”. En 2014, la muestra, que debía viajar a Essen para su exposición, fue cancelada. Las Polaroids eran tomadas para que fueran base de sus cuadros, y en ellas aparece Anna, su última modelo, en posiciones eróticas, a menudo sin ropa. En algunas fotos, Anna tenía ocho años.
Nu Allongé, 1960 |
A pesar de que Balthus, en vida, siempre había condenado la pedofilia, y que sus modelos siempre le defendieron (Michelina afirmaba que el interés del artista por las niñas era con la intención de acercarse al misterio de la vida, al paso de niña a adulta), su nombre siempre será acompañado desde entonces por la etiqueta de “degenerado”. Él, quien consideraba a las niñas criaturas angelicales y sagradas (en una ocasión dijo: “Las niñas son las únicas criaturas que todavía pueden pasar por pequeños seres puros y sin edad. Las jóvenes adolescentes nunca me interesaron más allá de esta idea”. También afirmó: “Las niñas para mí son sencillamente ángeles y en tal sentido su inocente impudor es propio de la infancia. Lo morboso se encuentra en otro lado”), y quien se acercaba a ellas más como otro niño que como un adulto, pasaría a la historia con la duda de la moralidad.
Japanese Girl with by the Red Table, 1967 |
Le Peintre et Son Modèle, 1980-81 |
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