viernes, 22 de noviembre de 2019

(XVI) El placer de coleccionar arte - Roma «la ciudad de las ciudades» - La Piedad del Vaticano - Templete de San Pietro in Montorio - Bramante

(XV) El placer de coleccionar arte - Roma «la ciudad de las ciudades» - Alejandro VI - Los Apartamentos Borgia - Lucrecia Borgia, pincha aqui

La pasión por el arte y la obsesión por la belleza es el hilo conductor que une a los grandes coleccionistas privados que integran este libro, ahora ampliado con dos de los coleccionistas más influyentes del arte contemporáneo: John y Dominique de Menil. El coleccionismo es una manera de ordenar el mundo y una forma de expresión de la propia personalidad, excéntrica y apasionada en el caso de Peggy Guggenheim, obsesiva en el caso de Degas, astuta en el caso del banquero Morgan, o comprometida y generosa en el de Dominique de Menil. Sus historias nos harán comprender el arte de los dos últimos siglos desde las bambalinas en las que se mueven sus personajes: los artistas, las subastas, los marchantes, las falsificaciones, las falsas atribuciones o los robos de piezas únicas. Sus nombres y sus aventuras están para siempre ligados a un patrimonio cultural que hoy enseñan museos y fundaciones de todo el mundo.
Julio II (Albissola Marina, 5 de diciembre de 1443-Roma, 21 de febrero de 1513) fue el papa nº 216 de la Iglesia católica, de 1503 a 1513. Se le conoce como el Papa Guerrero por la intensa actividad política y militar de su pontificado.
Mandó reedificar la Basílica constantiniana, donde estaban sepultados los restos mortales del apóstol Pedro, erigiendo la actual Basílica de San Pedro. Siendo uno de los últimos papas humanistas, como todos ellos fue mecenas y protector de grandes artistas, como Miguel Ángel y Rafael Sanzio.
El Retrato de Julio II es un óleo de 1511 a 1512, del pintor italiano del Alto Renacimiento, Rafael Sanzio. Esta pintura del papa Julio II, que se convertirá en un tema bastante popular entre Rafael y sus discípulos, fue inusual para su época y marcaría una gran influencia sobre los siguientes retratos papales. Desde sus inicios fue colgado, de manera especial, en los pilares de Santa María del Popolo, a las puertas de Roma, durante los días de fiesta y de los santos. Giorgio Vasari, escribiendo mucho después de la muerte de Julio, dijo que "era tan real y verdadero, que asustaba a todo el que le veía, como si estuviera vivo".
La presentación del retratado era inusual para la época. Anteriores retratos papales los mostraban frontalmente, o arrodillados de perfil. También fue "excepcional" en esta época mostrar a la persona retratada con un determinado estado de ánimo, aquí "perdido en sus pensamientos".La intimidad de esta imagen no tiene precedentes en los retratos papales, pero se convirtió en el modelo a seguir por la mayoría de los futuros pintores de retratos papales, incluyendo a Sebastiano del Piombo y a Diego Velázquez.
Estas obras las conoció Julio II

Un cardenal francés le encargó a Miguel Ángel, escultor florentino de sólo 24 años de edad, que hiciera una escultura en mármol de la Piedad. La escultura terminada, mostrando a la Virgen María con su hijo Jesús muerto en sus brazos, es una de las grandes obras maestras del arte universal.

La Virgen María, joven, bella y piadosa, cuyas vestiduras se expanden con numerosos pliegues, sostiene a Cristo muerto y que, intencionadamente, aparenta mayor edad que la madre, en una composición triangular sosegada y llena de ternura. La juventud de la Virgen María es muestra del idealismo renacentista: se trata de representar el ideal de belleza y juventud, una madre eternamente joven y bella.

Vasari dice de ella que «es una obra a la que ningún artífice excelente podrá añadir nada en dibujo, ni en gracia, ni, por mucho que se fatiguen, ni en fortaleza, en poder de finura, tersura y cincelado del mármol».

La Piedad del Vaticano
La obra fue encargada por el cardenal de san Dionisio Jean Bilhères de Lagraulas o de Villiers, benedictino embajador del monarca francés ante la Santa Sede, al que el autor conoció en Roma. El contrato entre el artista y el cliente se firmó el 26 de agosto de 1498, y en él se estipulaba, además del pago de 450 ducados de oro, que habría de estar terminada antes de un año, y en efecto, dos días antes de cumplirse el plazo la obra maestra ya estaba terminada.
Cuando la obra fue finalizada y entregada; algunos pusieron en duda que hubiera sido Miguel Ángel el verdadero autor de la misma, dudando de él por su juventud. Al enterarse, Buonarroti, en un arranque de furia grabó a cincel su nombre en la escultura, siendo esta la única obra firmada del artista. En la cinta que cruza el pecho de la Virgen puede leerse: «Michael A[n]gelus Bonarotus Florent[inus] Facieba[t]» («Miguel Ángel Buonarroti, florentino, lo hizo»).
Fuente: Ruíz-Healy
Ataque a la obra
El 21 de mayo de 1972 (día de Pentecostés) la imagen sufrió un atentado cuando un geólogo australiano de origen húngaro, llamado Laszlo Toth, golpeó en apenas unos pocos segundos el rostro y uno de los brazos de la Virgen con un martillo en quince ocasiones, mientras gritaba ¡Yo soy Jesucristo, resucitado de entre los muertos!;​ rápidamente fue reducido y detenido.


La estatua sufrió graves daños, sobre todo en la figura de la Virgen, rompiendo su brazo izquierdo y el codo, quedando también su nariz prácticamente destruida, así como los párpados. 

Templete de San Pietro in Montorio
El templete de San Pietro in Montorio es obra del arquitecto cinquecentista Bramante, que fue erigido hacia 1502 - 1510 en uno de los patios del convento franciscano homónimo en Roma, actual Academia de España en Roma.



La construcción corrió a cargo de los Reyes Católicos en honor al nacimiento de su único hijo varón, que coincidió con la festividad de San Pedro Apóstol, en el mismo lugar donde según la tradición sufrió martirio. La Iglesia de San Pietro in Montorio y el Templete de Bramante en el Janículo son el exvoto de los Reyes Católicos por el fallecimiento del Príncipe Juan de Aragón y Castilla en 1497, según figura en las inscripciones del Templo.



Esta obra se considera como el manifiesto de la arquitectura del clasicismo renacentista, dada su pureza de líneas y austeridad decorativa.
Justo debajo del altar mayor está la cripta, donde supuestamente se clavó la cruz de San Pedro donde San Pedro fue crucificado.
San Pietro in Montorio (en castellano «San Pedro en el monte de oro») es un convento de franciscanos españoles en Roma. Actualmente la iglesia sigue abierta al culto y en los antiguos claustros está instalada la Academia de España en Roma. En el primer patio se levanta el famoso tempietto de Bramante. El monasterio sufrió importantes daños en 1849, cuando las tropas francesas atacaron la ciudad para suprimir la Segunda República Romana. Aquí estuvo el último cuartel general de los romanos, se instaló un hospital de sangre y quedó en primera línea de fuego.
En el siglo XVI Daniele da Volterra y Giorgio Vasari reformaron las capillas del transepto; en el siglo XVII (1605) se levantó la nueva fachada de la iglesia (costeada por el rey Felipe III de España) y hacia 1640 Gian Lorenzo Bernini construyó la capilla del marqués Marcello Raimondi, obra muy interesante por su marcado carácter escenográfico.


Capilla del marqués Marcello Raymondi
Sin duda, la obra más célebre de todo el conjunto monacal es el extraordinario templete de Bramante.


Donato di Pascuccio d'Antonio o Donato di Angelo di Antonio, conocido como Bramante (Fermignano, c. 1443/1444-Roma, 1514), fue un pintor y arquitecto italiano, que introdujo el estilo del primer Renacimiento en Milán y el «Alto Renacimiento» en Roma, donde su obra más famosa fue el planeamiento de la Basílica de San Pedro.Tuvo una formación quattrocentista pero su plenitud artística la alcanza en el siglo XVI. Su arquitectura está caracterizada por la severidad y el uso de planta central cubierta con cúpula.

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