miércoles, 19 de noviembre de 2014

El arte bizantino (II) - Mosaico y pintura bizantinos - La Casa Grande de Torrejón de Ardoz (Madrid) - La Basílica de San Marcos

Mosaico y pintura bizantinos

El gusto por la riqueza y la suntuosidad ornamental del arte bizantino, eminentemente áulico, exigía el revestimiento de los muros de sus templos con mosaicos, no sólo para ocultar la pobreza de los materiales usados, sino también como un medio para expresar la religiosidad y el carácter semidivino del poder imperial (cesaropapismo).

De la Primera Edad de Oro el conjunto más importante es el de Rávena, que enlaza con los mosaicos paleocristianos del siglo V: en las iglesias de San Apolinar Nuevo y San Apolinar in Clase se cubre sus muros superiores con mosaicos que representan, en la primera un cortejo procesional, encabezado por los Reyes Magos, hacia la Theotokos o Madre de Dios, en la segunda, en el ábside, se muestra una visión celeste en la que San Apolinar (de Rávena) conduce un rebaño. La obra maestra de del arte musivario, es sin duda alguna, el conjunto de mosaicos de San Vital de Rávena, compuestos hacia el año 547, y en los que se representan varios temas bíblicos y en los laterales del ábside los grupos de Justiniano I y de su esposa Teodora con sus respectivos séquitos.





Terminada la lucha iconoclasta, a mediados del siglo IX es cuando verdaderamente se configura la estética bizantina y su iconografía. Surgirá una nueva Edad de Oro, la segunda, que supondrá el apogeo de las artes figurativas, irradiando su influjo al arte islámico, por entonces en formación, y al naciente arte románico europeo. Las figuras acusan una cierta rigidez y monotonía, pero muy expresivas en su simbolismo, con evidente desprecio del natural y las leyes espaciales; son alargadas y con un aspecto de cierta deshumanización.

Justiniano I  con su  séquito.
 Teodora con su séquito.
Durante la Tercera Edad de Oro el mosaico continuó en uso hasta el siglo XIII, en esta época se enriquece la iconografía de los ciclos "marianos", de los santos y evangélicos, a la vez, que por influjos italianos, se aprecia una mayor libertad compositiva y una evidente manierismo en las estilizaciones. Destruidos los mosaicos de Constantinopla quedan como únicas referencias los de San Marcos de Venecia, con abundante empleo del dorado que ejercerán un marcada influencia en las obras góticas de Cimabue, Duccio y otros pintores italianos.

La Virgen de Vladímir 
La pintura sustituye al mosaico en esta Tercera Era, contando con el precedente de los interesantes conjuntos de iglesias rupestres de Capadocia, en Asia Menor. Son importantes los talleres rusos de Novgorod y Moscú, donde trabaja Teófanes el griego, fresquista y pintor sobre tabla en el siglo XIV, y en la centuria siguiente se destaca como obra maestra la Virgen de Vladímir (Moscú) y el monje Andrés Rubliov especialmente a través de su icono de la Trinidad, este icono del siglo XV es considerado como el más importante icono bizantino de la escuela rusa, representa a la Trinidad a través de la escena bíblica llamada visión de Manré, es decir tres ángeles que se aparecen al patriarca Abraham. Se caracteriza por el aire melancólico, de intensa espiritualidad, en la que el ángel del centro, con túnica roja, se cree que representa a Cristo con un árbol al fondo; el de la izquierda representa a Dios Padre y el de la derecha al Espíritu Santo. La perspectiva es típica del tipo bizantino, es decir, inversa, abriéndose las líneas conforme se alejan de los ojos del espectador. Algo más tardía son las escuelas veneciana y cretense donde sobresalió Andrea Riccio de Candia, a quien se atribuye la creación del famosísimo icono de la Virgen del Perpetuo Socorro.


Andrés Rubliov -  Icono de la Trinidad,
La pintura de iconos ha seguido manteniéndose durante toda la Edad Moderna, tomando como referencia estética los caracteres de la pintura bizantina clásica, que se impone a las influencias italianas. Las colecciones de iconos más completas se encuentran en la galería Tretiakov de Moscú, en el museo Puskin de Leningrado, en la catedral de Sofía (Bulgaria) y en el museo de iconos "La Casa Grande" de Torrejón de Ardoz (Madrid). En la catedral de Cuenca se encuentra el díptico de los déspotas de Epiro correspondiente a la escuela yugoslava. 
Virgen del Perpetuo Socorro.
Una de las pinturas bizantinas más admiradas, la Virgen y el Niño (fines del siglo XIII, National Gallery of Art, Washington). Se dice que en esta obra se refleja la influencia italiana manifiesta en el mundo bizantino durante esta época
Paralelamente se desarrolla la realización de miniaturas para los códices purpúreos, llamados así por el uso de fondos de púrpura. De la primera época es el Génesis de Viena, del siglo V, los evangeliarios de Rábula y de Rossano, ambos del siglo siguiente. En las etapas siguientes descollaron los salterios, con abundantes representaciones en toda la página o en los márgenes llenas de sentido narrativo. Se destacan el Menologio de Basilio II (Biblioteca Vaticana) y el tratado de Cinegética de Oppiano (París). En las artes suntuarias sobresalieron gracias al ambiente cortesano bizantino.
Menologio (del griego menológion, de mén «un mes», latín menologium), también escrito menologion y menologe, es un servicio de libros usados en la Iglesia ortodoxa y las Iglesias orientales católicas, que siguen el rito de Constantinopla.
Desde su origen, menologium significa «mes-conjunto», en otras palabras, es un libro organizado según los meses. Al igual que un buen número de otros términos litúrgicos (por ejemplo, leccionario), la palabra se ha utilizado en varios sentidos muy distintos.
Escena del "Génesis" de Viena, Rebeca y Eliezer
Entre los códices siríacos destaca el "Génesis de Viena", escrito en lengua griega con tinta de plata sobre un pergamino previamente teñido en tonalidades púrpuras. El estilo de este códice viene determinado por la expresividad de los personajes representados y la frescura típica del mundo helenístico. La escena que contemplamos nos presenta dos momentos de la misma historia: en primer lugar, el paseo de Rebeca desde la ciudad hasta la fuente y el momento en que Rebeca da de beber a Eliécer y sus camellos, representados estos de manera muy naturalista.
El Menologio de Basilio II 
El Menologio de Basilio II 
Es considerado como la más señera obra de arte de los manuscritos griegos con miniaturas, que han llegado hasta nosotros, y constituye un punto de referencia obligado para el estudio de la miniatura bizantina durante los siglos X y XI.
Confeccionado por orden del emperador Basilio II (976-1025), último emperador de la dinastía macedonia, representa la cumbre de la experiencia y de la síntesis de las tendencias del arte áulico de Constantinopla en torno al año 1000.
Las labores textiles se inspiraron en los modelos sasánidas (motivos encerrados en círculos); en la orfebrería sobresale el uso de los esmaltes sobre metales preciosos, siguiendo la técnica del tabicado o alveolado de origen germánico, en el que los colores se separan por filamentos de oro. La obra maestra de la orfebrería es la Pala de Oro, San Marcos de Venecia o el icono esmaltado de San Miguel del mismo templo.

La Pala de Oro, San Marcos de Venecia

Detalle de la Pala de Oro
Pala d'Oro ("retablo de oro" en lengua italiana) es una compleja obra de orfebrería bizantina de la Basílica de San Marcos de Venecia.
La obra original había sido encargada en el 976 a los artesanos de Constantinopla por el dogo Pietro Orseolo I. Entre ese primer grupo de paneles de oro esmaltados estaba la ilustración de la vida de San Marcos, el retrato del duque y el grupo del Pantocrátor.
Uno de sus sucesores, Ordelafo Falier, amplió el retablo en 1105. Se volvieron a añadier paneles en 1209, incluyendo algunos traídos desde Constantinopla después de la conquista veneciana de la ciudad en las Cruzadas. El conjunto actual data de 1345, cuando el dogo Andrea Dandolo añadió un suntuoso marco dorado de estilo gótico, algunos nuevos esmaltes y un enorme número de perlas y piedras preciosas, hasta un total de 1927, incluyendo rubíes, zafiros y esmeraldas. También agregó dos conjuntos de inscripciones, conmemorando su propia contribución y las de sus predecesores, quedando así unido el retablo.
Icono esmaltado de San Miguel
 
Icono esmaltado de San Miguel 
Sobresalen también los llamados Cristo Pantocrátor, que son figuras de Jesús rodeado de un aura de luz blanca (que simboliza la pureza), y se encuentra con las piernas cruzadas. En una de las manos tiene el dedo índice levantado y en la otra mano las Sagradas Escrituras. Se sitúa en el interior de una almentra (es decir, de un dibujo ovoidal) y está rodeado de los cuatro evangelistas u ocepas, uno en cada esquina. Esta imagen denota temor, mando e incluso miedo. Podemos destacar el Pantocrátor del Museo de Santa Sofía de Constantinopla.

"La Casa Grande" de Torrejón de Ardoz (Madrid)
En el subsuelo y a 8 metros, se encuentra abierto el mas completo y variado Museo de Iconos de toda Europa Occidental, pero lo importante de la colección propiedad de La Casa Grande, es su variedad, al tener obras de los siglos XV al XX y de todas las escuelas de arte religioso: Moscú, Kiev, Novgorod, Monte Athos, Grecia; asi como otras obras de Arte Bizantino, todo su conjunto está catalogado oficialmente como Bien de Interés Cultural (BIC).

"La Casa Grande" de Torrejón de Ardoz (Madrid)



La Casa Grande esconde una inmensa red de cuevas y pasadizos —hoy cerrados en su mayoría— que suponen casi una ciudad paralela a la que existe en superficie. El primero de estos pasajes lleva hasta uno de los grandes atractivos del complejo hostelero que es hoy la Casa Grande, el Museo de Iconos.

En los sótanos del complejo hostelero se encuentra el Museo Iconográfico, con más de 1.200 piezas originales de arte bizantino de gran valor.


La mayor colección privada de iconos de Europa Occidental está en Torrejón

La Basílica de San Marcos 
Es el principal templo católico de la ciudad de Venecia (Italia) y la obra maestra de la influencia bizantina en el Véneto. Se encuentra justo en el lado opuesto a la Fabbrica Nuova. Su construcción fue iniciada en 832 para guardar el cuerpo de San Marcos, traído desde Alejandría. Concebida como una prolongación del palacio ducal, al principio era de cruz griega, cúpula sobre crucero y brazos (5 cúpulas). Fue quemada en un motín en el 975 y reconstruida en el siglo XI por arquitectos y obreros de Constantinopla. Las obras se iniciaron probablemente en 1063, y el nuevo templo fue consagrado diez años después. En el siglo XIII se le añade un nártex cubierto con cúpulas más pequeñas que envuelve el brazo inferior de la cruz. Fue modificada también en los siglos XV y XVII.

La Basílica de San Marcos

Una ley de la República Veneciana imponía como tributo que los mercaderes afortunados, después de hacer negocios provechosos, hicieran un regalo para embellecer San Marcos. De ahí la variedad de estilos y materiales. San Marcos es un museo vivo de arte bizantino latinizado. Con su decoración intacta de mosaicos, parece más bizantino que las iglesias de Constantinopla blanqueadas por los turcos, o las de Salónica, ahumadas por los incendios.



Tiene planta de cruz griega, cinco cúpulas y decoración en mármol y mosaicos.


La fachada presenta nichos profundos de influencia occidental decorados con columnas y con mosaicos de oro del siglo XII. Los 4 Caballos de San Marcos representan la fuerza estatal. En el siglo XV se le añaden los gabletes a los arcos del piso superior y chapiteles, por influencia del gótico europeo. La forma exterior de las cúpulas no coincide con la interior, parecen más grandes de lo que son en realidad. Fue pagada con el saqueo de Constantinopla.


Durante la Cuarta Cruzada Constantinopla, la capital del Imperio Bizantino, fue ocupada por los venecianos. Entre las numerosas piezas del suculento botín que llegó a Venecia estaban los caballos de una cuadriga de bronce dorado de época bajoimperial -siglo IV-. A mediados del siglo XIII los caballos eran colocados en la terraza de la Basílica de San Marcos, simbolizando así el poder veneciano. Napoleón no dudó en llevárselos a París cuando se adueñó de la ciudad, regresando los caballos a Venecia en 1815. Las piezas que podemos observar actualmente son copias debido a la amenazante degradación medioambiental que sufre Venecia. Los originales se conservan en el pequeño Museo de San Marcos, en la propia basílica.

También Robert Langdon nos cuenta la historia de Los Tetrarcas, famosa escultura expoliada a los turcos y que perdió un pié en el robo. En 1960 el pié apareció pero los turcos, con razón, no quisieron cederlo a Venecia: "Ustedes robaron la estatua, nosotros nos quedamos con el pié".
Los Tetrarcas, escultura en pórfido saqueada del Gran Palacio de Constantinopla en 1204. Actualmente ubicada en el Tesoro de San Marcos, Venecia.
 Se puede observar el pié que falta, que Turquía con toda razón se niega a entregar.
La tetrarquía es una forma de gobierno mediante la cual el poder lo comparten cuatro personas que se autodenominan tetrarcas.
Robert Langdon nos cuenta la historia de algunas de las reliquias del museo dentro de la Basílica de San Marcos, como El Pala d'Or y los Caballos, decapitados por el Dux de Venecia de nombre Enrico Dandolo. También nos describe en interior de la Basílica y nos introduce en la cripta donde reposan los restos mortales del famoso Dux.
Los originales Caballos de San Marcos están en el interior de la Basílica, en el museo en la segunda planta

Fachada principal de la Basílica de San Marcos en Venecia. Se puede ver la imagen de San Marcos, El león alado y los caballos robados a Constantinopla en Las Cruzadas
La copia de los caballos de San Marcos en la Basílica del mismo nombre en Venecia

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