jueves, 2 de marzo de 2017

(II) Durero - El segundo periodo italiano

Alberto Durero (II) - Venecia, el Apocalipsis y los primeros retratos: la explosión del talento, pincha aqui

Polípticos y cuadros de altar
Hacia el año 1500, junto con sus numerosos trabajos para Federico el Prudente, Durero ejecuta encargos para las acaudaladas familias de Nuremberg, obras religiosas de grandes dimensiones, como el “Retablo Paumgartner” para la iglesia Santa Catalina, ejecutado entre 1502 y 1504. Junto a este monumental tríptico podemos encontrar “La deploración de Cristo”, cuadro conmemorativo ejecutado en 1500 para la familia del orfebre Glimm, y la genial “Adoración de los Magos” (1504, Florencia, Galleria degli Uffizi), cuyo origen es incierto pero que se puede interpretar en términos de glorificación personal: Durero se representa a sí mismo bajo los rasgos del más espléndido de los tres Magos. Al lado de reminiscencias tradicionalistas, como las minúsculas figuras de los donantes arrodillados, en todas estas obras se observan elementos italianos, cuyo recuerdo es renovado por la llegada a Nuremberg en abril de 1500, de Jacopo de’ Barbari, pintor y grabador veneciano.

El retablo Paumgartner, (San Jorge, postigo izquierdo; La Natividad, tabla central; San Eustaquio, postigo derecho), entre 1500 y 1504, Alberto Durero, (Munich, Alte Pinakothek). Encargado en 1498 por la familia Paumgartner para la iglesia Santa Catalina de Nuremberg, el cuadro fue comprado en 1613 por el duque Maximiliano I de Baviera y enviado a Munich.
A comienzos del siglo XVI, Durero realiza el vigoroso San Eustaquio del Retablo Paumgartner, cuya obra es un magnífico ejemplo de este periodo fundado en el “secreto” de las proporciones que los italianos eran los únicos en poseer, y podría ser considerado como el resultado de los estudios de Durero sobre Pollaiolo. Por otro lado, la “Natividad” del mismo retablo no es menos reveladora, a efectos culturales, de sus tentativas todavía titubeantes de construcción del espacio en perspectiva, visible en las ruinas “lombardas”, alternando con fórmulas iconográficas y narrativas que son todavía plenamente nórdicas. Los ángeles que juguetean en torno al Niño y las figuras de los donantes han sido reducidas al tamaño de duendes.
Los retablos ejecutados por Durero ya en su madurez, representan una importante novedad para la pintura alemana. Los personajes son de nobles proporciones, ostentan expresiones muy variadas, observadas desde un punto de vista psicológico, situados en medio de paisajes explorados con pasión por el pintor, o en conjuntos arquitecturales complejos, fundados sobre rigurosas líneas de perspectiva. La relación entre figuras y espacio es concebida como una búsqueda consciente de armonía y de equilibrio entre la naturaleza y el espíritu. El ritmo lento, alejado de la agitación característica de una parte de la pintura alemana, demuestra la voluntad de Durero de no  dejarse llevar por la fuga expresiva ni por la representación minuciosa de los detalles o de los personajes, sino ejerciendo un control constante sobre el conjunto de la escena.

Adoración de los Magos, 1504, Alberto Durero, (Florencia, Galleria degli Uffizi). Esta pintura fue ejecutada para Federico el Prudente y destinada a la iglesia parroquial de Wittenberg. Su carácter representativo (basta considerar la actividad de los caballeros en el plano posterior, que evoca un torneo) sugiere sin embargo que fue concebida no tanto como cuadro de altar, sino como ejemplo de un gobierno cristiano y humanista.
La proporcionalidad de las figuras, la construcción de la perspectiva y las proporciones en general, confieren a esta composición un equilibrio impresionante de clasicismo, que sabe rivalizar con la pintura italiana del Renacimiento. Durero se representa bajo los rasgos del rey Gaspar, con sus largos cabellos ondulados, cubierto de joyas y de collares, mientras que los espléndidos objetos de orfebrería ofrecidos por los tres reyes evocan la actividad del taller de orfebrería paterno.
El segundo periodo italiano
En 1505, y una vez organizado el taller a fin de poder asegurar la actividad en su ausencia, Durero vuelve a Italia y permanece allí hasta 1507. Durante estos dos años, y después de un breve pasaje por las ciudades universitarias de Italia del Norte (Pavía, Bolonia, Padua), se detiene sobre todo en Venecia y se hospeda en el lujoso palacio del banquero de Augsburgo, Jacob Fugger. 

El Retrato de Jakob Fugger el Rico es un óleo sobre lienzo realizado por Alberto Durero hacia 1519. Sus dimensiones son de 69,4 x 53 cm. - La pintura, para cuya ejecución Durero se basó en un dibujo al carboncillo hecha del natural durante la dieta de Augsburgo de 1518, representa al banquero Jakob Fugger, conocido como el Rico. Actualmente se expone en la Staatsgalerie de Augsburgo, Alemania.
Jakob Fugger, (6 de marzo de 1459 en Augsburgo—30 de diciembre de 1525 en Augsburgo)
Nació en el seno de la familia de comerciantes Fugger de Augsburgo, que en pocos años llegaría a ser una de las primeras empresas del capitalismo temprano. Su habilidoso aprovechamiento de los recursos naturales consiguieron para su empresa el monopolio del mercado del cobre en Europa y plantaron los cimientos del reconocimiento internacional y la riqueza de la empresa familiar Fugger.


Vasco de Gama, conde da (de) Vidigueira (Sines, Portugal, ca. 1460 o 1469-Cochín, India, 24 de diciembre de 1524), fue un célebre navegante y explorador portugués. En la Era de los Descubrimientos destacó por haber sido el comandante de los primeros barcos que navegaron directamente desde Europa hasta la India, el viaje oceánico más largo realizado hasta ese momento. Al final de su vida, durante un breve período en 1524, fue gobernador de la India portuguesa con el título de virrey.
Entre sus clientes bancarios estaban la alta nobleza, las casas reales europeas y la Iglesia católica. Subvencionó guerras y elecciones de reyes, asegurando así a sus negocios un rápido crecimiento y ejerciendo mediante la financiación un influjo político considerable. Su fortuna, que para los estándares actuales alcanzaría una cuantía apenas imaginable, le granjeó el sobrenombre de «el Rico».
Jakob Fugger con su contable principal Matthäus Schwarz en la «Oficina de oro».
Tras la muerte del papa Alejandro VI en agosto de 1503, Jakob Fugger intensificó su contacto con la Iglesia Católica. Financió a su sucesor, Julio II, la soldada de la Guardia Suiza.
Tras el descubrimiento de Vasco de Gama en 1498 de una vía marítima hacia la India, que le dio el monopolio del comercio de especias a Portugal, Jakob Fugger participó de este lucrativo negocio.
Como inversión de futuro, participó en la financiación de la expedición de Fernando de Magallanes. El viaje alrededor del mundo y el descubrimiento de la ruta occidental hacia la India prometía acabar con el monopolio portugués sobre las especias, lo que reportaría ganancias aún mayores.


El Emperador Maximiliano murió en enero de 1519 y le dejó a su nieto y heredero Carlos las tierras de los Habsburgo, la Circunscripción de Borgoña, una disputada opción de sucesión a la corona de emperador y una montaña de deudas con Jakob Fugger. Para asegurar políticamente a largo plazo sus inversiones, Fugger ayudó al pretendiente a la corona en su elección como emperador. La candidatura de Carlos transfirió la suma de 852.000 florines en concepto de sobornos, a los príncipes electores. El candidato contrario, el Rey Francisco I de Francia, no pudo decantar la balanza a su favor, pues sólo ofreció 300.000 florines.

Retrato del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Maximiliano I de Habsburgo, por Alberto Durero
Jakob Fugger fue el banquero y consejero de Maximiliano I.
La arriesgada, pero también extremadamente lucrativa, asociación de los Fugger con Maximiliano I es sin duda atribuible a Jakob. Con su apoyo la casa de los Habsburgo fue la dinastía dominante en el futuro del Sacro Imperio.
 Jakob Fugger se volvió un prestamista indispensable para el emperador. 
Jakob Fugger financió la elección de Carlos V de Alemania como emperador del Sacro Imperio.
Fachada de la casa de Fugger.
La Corporación de los comerciantes alemanes era una de las más numerosas comunidades extranjeras en Venecia, y una de las más activas en el patrocinio de obras de arte, apoyando a la imprenta de reciente creación y en concreto al artista impresor Aldo Manuzio. El edificio de La Fundación de los Comerciantes Alemanes, llamado Fondaco dei Tedeschi, a la vez almacén, cámara de comercio y lugar de reunión, a poca distancia del Rialto, se había incendiado en 1505. Durante su estancia en la ciudad, Durero presencia la reconstrucción de este impresionante edificio, cuya decoración exterior será ejecutada por Giorgione y Tiziano, solo un año después de su partida. 


En el Fondaco dei Tedeschi, las oficinas alemanas en Venecia, aprendió la nueva contabilidad por partida doble, tuvo contactos junto con su hermano Ulrich con los Médici y la Santa Sede y conoció de primera mano las sutiles conexiones comerciales entre los comerciantes, los príncipes y la iglesia. Desde esta estancia en Italia firmó sus cartas comerciales con el nombre de «Jacobo».
Un abismo separa las circunstancias personales y profesionales de los dos viajes de Durero a Venecia: en 1494 era un artista debutante, ansioso de aprender; en este segundo viaje, y con treinta y cuatro años de edad, ya es consciente de su grandeza artística en plena madurez, y su actitud es la de un artista que quiere establecer un diálogo con la cultura figurativa del Renacimiento italiano en el apogeo de su esplendor. El cuadro de altar  “La fiesta del Rosario” es la obra más importante que realizó durante su estancia en Venecia, encargada por los comerciantes alemanes. 


La fiesta del Rosario 1506, Alberto Durero, (Praga, Národni galería). El encargo de esta obra proviene de un comerciante alemán, y en su origen el cuadro se destinaba a un altar lateral de la iglesia San Bartolomeo del Rialto, cerca del Fondaco dei Tedeschi. Fue ejecutado entre febrero y septiembre de 1506, precedido por magníficos estudios preparatorios para los ropajes y las figuras, el tema del cuadro es complejo, es a la vez religioso y político. Entre los numerosos retratos de personajes figura el banquero Jacob Fugger, presidente de la comunidad alemana de Venecia, el arquitecto del Fondaco y el joven comerciante Burcardo de Espira. En primer plano se sitúa el papa, Alejandro VI Borgia, y el emperador Maximiliano de Habsburgo, coronado con rosas por la Virgen, haciendo alusión a la fiesta del Rosario. Un poco separado del grupo, pero fácilmente reconocible, Durero se representa entre los asistentes: muestra un cartel redactado en latín que lleva su firma, la fecha y la indicación del tiempo empleado en la ejecución del cuadro, en total cinco meses de trabajo.
La estancia de Durero en Venecia coincide con la transición estilística que va a tener lugar, entre la tradición de los Bellini y de Carpaccio, y las nuevas fórmulas de Giorgione, de Lorenzo Lotto y de Tiziano. El principal motivo del regreso de Durero a Italia era sin embargo el deseo de adquirir el dominio de los “secretos de la perspectiva”, de la teoría científica o de su campo de aplicación. 


Retrato de una joven veneciana, 1505, Alberto Durero, (Viena, Kunsthistoriches Museum). Este retrato femenino se atribuye a la segunda estancia del artista en Venecia y muestra la influencia del retrato veneciano, en cuanto a la vestimenta y el peinado de la modelo que corresponden a la moda veneciana de la época. El retrato cobra vida gracias a la ligera inclinación de la cabeza, a los labios irregulares y al movimiento de los rizos un poco rebeldes. Según una anécdota de aquella época, Bellini impresionado por el modo minucioso con el que su colega alemán había pintado los cabellos de la mujer, le habría implorado cederle uno de sus pinceles y Durero le habría dado uno perfectamente normal.
Es significativo que durante los dos años que Durero vive en Italia, cesa de producir grabados y se consagra intensamente a la pintura. Al menos seis retratos datan de esta época (tres retratos femeninos y tres retratos de hombre) así como la “Virgen del canario” y la tabla “Jesús entre los doctores”, que Durero dice haber ejecutado en solo cinco días, y en la que realiza una síntesis personal inspirada en las obras de El Bosco y de Leonardo, idea que será retomada inmediatamente por Lorenzo Lotto. Esta última obra ha permitido elaborar la hipótesis muy verosímil de un rápido viaje del pintor a Roma.


Jesús a la edad de doce años entre los doctores, 1506, Alberto Durero, (Madrid, colección Thyssen-Bornemisza). Esta obra clave de la segunda estancia del pintor en Venecia, está estrechamente ligada a toda una serie de influencias figurativas (Leonardo da Vinci, El Bosco, Giovanni Bellini, Lorenzo Lotto). Parece como si Durero se hubiera preocupado únicamente del contraste de las fisonomías y del movimiento de las manos, que constituyen el centro de la composición. Representando esta muda disputa, Durero se había planteado un problema fisionómico que tal vez le habría sido sugerido por alguna obra de Leonardo da Vinci o por una tradición oral relativa al estilo del maestro. De ello se deriva la poderosa energía de las cabezas y la vivacidad de los gestos de los ancianos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario