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María de Hungría nacida como María de Habsburgo o bien María de Austria (palacio de Coudenberg, Bruselas, 15 de septiembre de 1505-Cigales, provincia de Valladolid, 18 de octubre de 1558) fue la tercera hija, y quinta descendiente en orden de nacimiento, de Felipe el Hermoso, archiduque de Austria y duque de Borgoña, y de Juana de Castilla, heredera de los reinos de Aragón y Castilla, conocida como Juana la Loca. Por tanto fue infanta de España y archiduquesa de Austria.
Reina Consorte de Hungría desde el 11 de diciembre de 1521 hasta el 29 de agosto de 1526, por su matrimonio con el rey Luis II de Hungría. Fue una mujer de alta calidad moral y de una notabilísima habilidad política y administrativa, siendo ampliamente reconocida en el seno de la familia Habsburgo como la de mayor inteligencia en la familia. Gracias a ella, que fue la mediadora entre sus hermanos Carlos V y Fernando, se evitó la ruina de la dinastía al mantener vivo el vínculo entre ambos.
La joven archiduquesa de Austria e infanta de Castilla se quedó en Malinas. Su abuelo paterno, el emperador Maximiliano, nombro como tutor de sus nietos a su hija, Margarita de Austria. María estimaba mucho a su tía Margarita, pues ella fue la única madre que conoció. En Malinas permanecieron tres de sus hermanos: Carlos, Leonor e Isabel. Fernando y Catalina vivían en España.
Su infancia estuvo rodeada por el lujo de la corte de Borgoña. Allí compartió tutores con sus hermanos obteniendo clases en Malinas de los españoles Juan de Achiata y Luis de Vaca, maestros de Carlos. Recibió la gran influencia de su tía Margarita de Austria, en su entorno pudo disfrutar de la música del coro de Borgoña, así como la antigua biblioteca. Se rodeó de los tesoros que coleccionaba Margarita, de los diseños de arquitectos y escultores que trabajaban en su monumento y de las conversaciones de eruditos y artistas. Adquirió gusto por la música, las artes y las ceremonias.
Lo más notable de esta princesa fue su alto sentido del deber. María conoció personalmente a Lutero. Bohemia fue hogar de varios reformadores religiosos, enlazados con el movimiento humanista de la primera mitad del siglo XV. María aceptaba los debates en su corte. Aunque llegó a ser acusada de simpatía con el luteranismo, no hay evidencia de que tuviera la idea de abandonar el catolicismo. En 1526 Lutero le dedicó la versión que había realizado de los cuatro salmos.
Fue nombrada gobernadora de Países Bajos debido a su gran genio político. Su hermano, el emperador Carlos, siempre vio en ella una hábil consejera.
María fue descrita como una mujer viril, valiente, inteligente y enérgica.
Reina de Hungría y Bohemia
El emperador Maximiliano decide utilizar a su nieta en beneficio de los intereses de la dinastía Habsburgo. Las negociaciones comenzaron cuando ella tenía diez años. El compromiso se vio reforzado tras el matrimonio de Fernando de Austria con Ana de Hungría. En 1522, María contrajo matrimonio con el heredero de las coronas de Hungría y Bohemia, el futuro Luis II. Luis y María estuvieron enamorados, a pesar de que su vida conyugal estuvo marcada por las tensiones del reino.
Además de las numerosas intrigas políticas que sucedían en el interior, se veían amenazados por la presencia de los ejércitos de Solimán el Magnifico, el cual se encontraba a 300 kilómetros de la capital húngara. Cuatro años después de haber contraído matrimonio, María quedó viuda tras la batalla de Mohacs (el 29 de agosto de 1526), que dio como resultado la victoria del Imperio Otomano. Dado que no habían quedado descendientes de su unión con Luis II, hizo todo lo posible para lograr que su hermano Fernando fuera proclamado como rey de Hungría y Bohemia.
Tras quedar viuda, María estuvo dispuesta a poner su vida al servicio del emperador Carlos.
La imagen pública de María se transformo tras la muerte de su marido. A partir de ese momento, en los retratos es representada como una viuda severa y austera. Al morir la archiduquesa Margarita en 1530, la regencia de los Países Bajos quedo vacante. El 3 de enero de 1531, el emperador Carlos V le pidió a María que ocupara el cargo de gobernadora de los Países Bajos.
María de Habsburgo |
María de Hungría se reunió con Carlos V en la ciudad de Lovaina el 4 de marzo de 1531, con el fin de recibir de su hermano las últimas instrucciones para desempeñar su nuevo cargo.
Logró establecer relaciones diplomáticas y comerciales entre los Países Bajos e Inglaterra, a pesar de la enemistad entre Carlos V y Enrique VIII.
Logró establecer relaciones diplomáticas y comerciales entre los Países Bajos e Inglaterra, a pesar de la enemistad entre Carlos V y Enrique VIII.
María acogió a su hermana Leonor cuando ésta quedo viuda en 1547. Cuando el emperador Carlos decidió abdicar en enero de 1556, sus dos hermanas lo acompañaron a su retiro en España. Se sabe que María no simpatizaba con su sobrino Felipe.
María disfrutó su retiro junto a su hermana. Tan sólo en una ocasión visitó a su hermano en Yuste y fue tras producirse la muerte de su hermana Leonor en febrero del año 1558. La muerte de Leonor afectó profundamente a María, motivo por el que prefirió retirarse a Cigales, en las proximidades de Valladolid. Poco tiempo después recibió una carta de su sobrino Felipe, quien le pedía que aceptara ocupar nuevamente su cargo como gobernadora de los Países Bajos. María aceptó la petición de su sobrino, pero no pudo cumplir su promesa, pues quedo muy afectada al recibir la noticia de la muerte de su hermano Carlos. María de Austria murió el 18 de octubre de 1558.
Ilustre coleccionista de arte
María de Hungría es especialmente recordada entre los expertos en arte, por las importantes pinturas y demás objetos valiosos que reunió en vida, algunos de ellos encargados por ella, como el gran retrato Carlos V a caballo en Mühlberg de Tiziano. También gracias a ella, recaló en España el Descendimiento de Rogier van der Weyden, que compró en una iglesia de Lovaina y que su sobrino Felipe II de España llevó a Madrid.
Menos conocida, pero no menos importante, fue su pasión por los libros, iniciada en su niñez durante el período educativo junto a su tía la archiduquesa Margarita de Austria, de quien heredó una importante colección de códices. Cuando María se convierte en gobernadora de los Países Bajos por designación de su hermano el emperador Carlos V, despliega toda su pasión por la bibliofilia y el coleccionismo, reuniendo una importante biblioteca dinástica y personal, variada en sus materias, que representaban las últimas corrientes del humanismo, y en su riqueza. Aunque eran de su legítima propiedad, en 1555 al abandonar Bruselas dejó allí la mayor parte de los códices de origen borgoñón, al considerarlos como un patrimonio dinástico y así se conservan hoy en bibliotecas de Bruselas y Francia. No obstante, aún llevó a España consigo una gran colección, que en su mayor parte dejó a Felipe II, que los entregó a la biblioteca de El Escorial.
El Matrimonio Arnolfini
La obra seguramente fue un encargo directo de Giovanni Arnolfi a Van Eyck. Tras el fallecimiento del matrimonio en el último tercio del siglo XV la obra debió seguramente venderse en subasta, una costumbre muy de la época. La pintura pudo pasar entonces a manos de Diego de Guevara, caballero español de la corte de los Habsburgo, que fue retratado por el artsita Michael Sittow, y que vivió casi toda su vida en Holanda y probablemente conoció a la familia Arnolfini en sus últimos años. Cerca de 1516 Guevara regaló el cuadro a Margarita de Austria, gobernadora, en aquella época, de los Países Bajos. Así quedó reflejado en el inventario realizado en esa fecha durante la estancia de Margarita de Austria en Malinas: “Un grant tableau qu’on appelle Hernoul le Sin, auec sa ferme dedens, vne chambre qui fut donné á Madame par Don Diégo, les armes duquel sont en la couuerte dudit tableaul. Fait du paintre Johannes”.
Tras el fallecimiento de Margarita de Austria, la pintura fue heredada por su sobrina, María de Hungría, hermana del rey Carlos I, quién también se hará cargo del gobierno de los Países Bajos, tal y como consta en la testamentaría de Margarita: “Item vng aultre tableau, fort exquis, qui se clot á deux feulletz, oú jl y a painctz vn homme et vne femme estanz desboutz, touchant la main l’ung de l’aultre, fait de la main de Johannes, les armeset diuise de feu de Don Dieghe, es dts deux feuilletz nomme Le personnaige Arnoult Fin”.
Tras la abdicación de su hermano Carlos y el retiro de éste a Yuste en 1555, María decide abandonar su cargo de gobernadora de los Países Bajos y se instala en España junto a sus hermanos Carlos V y Leonor. Las sucesivas muertes de sus hermanos Leonor y de Carlos en 1558 provocaron en María una profunda melancolía y con ello decayó su salud. Para animarla -y también porque la necesitaba con urgencia- Felipe II la convence de regresar a los Países Bajos y hacerse cargo nuevamente de la gobernación. María aceptó la petición de su sobrino; pero falleció en la ciudad de Cigales, el 18 de octubre de 1558, apenas unas semanas después que su hermano Carlos I. Es en las obras inventariadas a la muerte de María y que debían de pasar a Felipe II donde nuevamente tenemos noticia de la pintura: “Yten vna tabla grande, con dos puertas que se çierra, y en ella vn honbre e vna muger que se toman las manos, con vn espejo en que se muestran los dichos onbre e muger, y en las puertas las armas de don Diego de Guebara, hecha por Juanes de Hec año 1434”.
La fortuna quiso que la pieza sobreviviera al incendio del Alcázar de 1734 y es por ello que se habla de ella en la Testamentaría de Felipe V en 1747
Tras el fallecimiento de Felipe V la tabla fue destinada a la decoración del Buen Retiro, a las dependencias destinadas al Infante Don Luis, gran amante de la pintura. Será en el inventario del Buen Retiro de 1772 donde se haga por última vez referencia a las puertas que la cubrían: “Otra en forma de Oratorio portátil con sus Puertas, que contiene un Hombre y una Muger agarrados de las manos de mas de vara de alto, y dos tercias de ancho origl. Escuela antigua”. De ahí pasaría a decorar el Palacio Real de Madrid en época de Carlos III
Apsley House alberga una extraordinaria colección de arte, muebles, porcelanas y objetos de plata, posiblemente la mejor de Londres en su época. Curiosamente, el duque no tenía grandes aficiones artísticas y reunió tantos tesoros como regalos, remitidos por mandatarios de varios países en señal de gratitud por sus éxitos militares.
La colección incluye una obra maestra de Correggio, La oración en el huerto, y El aguador de Sevilla de Velázquez. Son dos de las más de 90 pinturas que Wellington aprehendió a José Bonaparte cuando éste huía tras la Batalla de Vitoria (1813), uno de los hitos en la Guerra de la Independencia española (1808-1814). Bonaparte había emprendido viaje de Madrid hacia Francia llevándose numerosas pinturas, joyas y demás objetos de valor de los palacios reales españoles.
Los cuadros requisados en Vitoria fueron enviados a Inglaterra y se catalogaron en la Royal Academy de Londres. Cuando Wellington quiso devolver este botín a su legítimo propietario (el Estado Español), el nuevo rey Fernando VII decidió dárselo como gratificación. Sin entenderlo, Wellington insistió en la devolución, que fue rechazada por Fernando VII, y desde entonces este obsequio se conoce por el irónico nombre del "Spanish Gift".
En 1816 apareció repentinamente en Londres como propiedad del coronel escocés James Hay, quien supuestamente había luchado en España. Se cree que éste pudo participar en la batalla de Vitoria en la que las tropas francesas, que escoltaban a José Bonaparte en su huida, fueron derrotadas por un ejército multinacional de británicos, españoles y portugueses al mando del Duque de Wellington. Tras la refriega, los británicos se incautaron de un cargamento de obras de arte que los franceses habían desvalijado de la colección real española. La mayor parte de ellas de pequeño formato y que se conoció como el “equipaje del rey José” gracias a la gran novela de Benito Pérez Galdós. Unos 90 cuadros, pero no éste, pasaron a manos de Wellington y posteriormente Fernando VII en un gesto de estupidez (lo sentimos, es lo que pensamos) se los obsequió formando parte ahora de las colecciones privadas del Duque de Wellington y de Apsley House.
Dentro del “equipaje” de José Bonaparte es seguro que figuró nuestra obra protagonista, siendo “distraída” del resto en algún momento de entre las casi 200 obras. Queriendo ganar algún favor real el coronel Hay ofreció como obsequio la pintura al príncipe regente Jorge IV, quien la tuvo durante dos años en Carlton House antes de devolverla a Hay en 1818. En 1842 el cuadro fue finalmente adquirido por la recién creada National Gallery de Londres por un valor de 730 libras esterlinas.
La investigación sobre la procedencia de esta obra figura en el libro “El Inventario del Alcázar de Madrid de 1666. Felipe IV y su colección artística”.
Fuente: Gloria Martínez Leiva
El mismo tema de la batalla de Mühlberg fue representado pocos años después por Martin van Heemskerck, en un diseño grabado por Coornhert. Pero lo hizo de manera fantasiosa, con una estética manierista. Por el contrario, Tiziano muestra aquí al emperador con el atuendo que realmente llevó en la batalla. Como dato curioso, la armadura, labrada en oro y plata, se conserva en la Real Armería del Palacio Real de Madrid, junto con las galas del caballo. Tiziano pintó todos los elementos con minuciosidad, dentro de su técnica más bien suelta que da prioridad al color sobre las líneas.
Este cuadro es la sección central de un tríptico pintado por Rogier van der Weyden como encargo de la guilda o gremio de los ballesteros de Lovaina, para la capilla de Onze Lieve Vrouw van Ginderbuiten (Nuestra Señora Extramuros). En honor a dicho gremio, el artista incluyó diminutas ballestas en los ángulos de la composición.
En la iglesia de Lovaina estuvo El Descendimiento durante más de cien años. La regente de los Países Bajos María de Hungría, reputada coleccionista y hermana de Carlos V, llegó a un acuerdo de canje con los responsables del templo: obtuvo la pintura original a cambio de un órgano valorado en 1500 florines y una réplica del Descendimiento pintada por Michel Coxcie, que ha de ser la ahora conservada en el Museo Bode de Berlín. Conforme está acreditado documentalmente por Vicente Álvarez, en el año 1549 el cuadro ya estaba en poder de María de Hungría. Durante un viaje realizado por los Países Bajos lo vio el príncipe Felipe de España, quien lo adquirió de su tía y en 1555 se lo llevó a España. Según un relato más legendario que real, la obra fue enviada en un barco que naufragó, pero debido a que el embalaje que la preservaba era muy bueno la pintura apenas sufrió.
Rogier van der Weyden encaja a las figuras en un espacio apaisado, en forma de urna.En el primer término, abajo, hay un pequeño fragmento de paisaje, con pequeñas plantas, un hueso alargado y una calavera junto a la mano de María desmayada. Presentar un pequeño matorral vivo junto a la calavera podría aludir a la vida después de la muerte, tal como sostienen las creencias cristianas. La ausencia de paisaje en el resto del cuadro centra toda la atención en las figuras, que se alojan en un espacio reducido. Tal como se describe en los Evangelios, José de Arimatea envuelve el cuerpo de Cristo en un paño blanco del lino, impregnado de sustancias aromáticas. Aparece un anciano de barba blanca identificado como Nicodemo. José de Arimatea y Nicodemo sostienen el cuerpo exánime de Cristo con la expresión de consternación a que obliga el fenómeno de la muerte.
Hay dos parejas de figuras que se representan paralelamente: María Magdalena y Juan en los extremos englobando el grupo en una especie de paréntesis, y la Virgen María y su hijo Jesucristo en el centro. Al lado derecho, María Magdalena se dobla, consternada por la muerte de Cristo. Es la figura más lograda de todo el cuadro en cuanto a la expresión del dolor. Su movimiento corporal se repite en la joven figura de Juan, vestida de rojo, en el borde izquierdo. Por su parte, la Virgen María es representada sufriendo un desfallecimiento y doblándose. Jesucristo aparece en la misma posición que su madre, lo que significa que los dos sufren el mismo dolor, ilustrando así en la Compassio Mariae, esto es, en el paralelismo entre las vidas de Cristo y la Virgen.
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