Las “poesías” de Tiziano
Dentro de la producción de Tiziano( hacia 1485-1576) se denomina “ poesías” al conjunto de obras mitológicas que pintó para Felipe II, entre 1553 y 1562, integrado por Dánae (The Wellington Collection, Apsley House, Londres), Venus y Adonis (Museo del Prado, Madrid), Perseo y Andrómeda (Wallace Collecction, Londres) Diana y Acteón (National Gallery, Edimburgo), Diana y Calisto (National Gallery, Edimburgo ) y El Rapto de Europa (Isabella Stewart Gardner Museum, Boston).
Felipe II, siendo aún príncipe, encargó a Tiziano un conjunto de pinturas mitológicas inspiradas principalmente en las Metamorfosis de Ovidio, donde le dio libertad para elegir los temas y la plasmación pictórica. Fueron creadas para estar exhibidas en una misma estancia de grandes dimensiones y divididas en tres parejas : Dánae y Venus y Adonis ; Diana y Acteón y Diana y Calisto ; y la última formada por El Rapto de Europa y Perseo y Andrómeda. Todas ellas dialogaban entre sí y estaban creadas para verlas en conjunto. El pintor deja claras sus intenciones estéticas vinculando forma y contenido de la pintura en toda su correspondencia con el rey Felipe II, que también dejan patente la buena relación y sintonía que tenían entre ellos. Por otro lado, gracias a esta correspondencia sabemos que Tiziano prometió ocho “poesías” y no seis como sucedió al final, y siendo emparejadas de la siguiente manera: Dánae y Venus y Adonis; Perseo y Andrómeda y Jasón y Medea ; Diana y Acteón y Diana y Calisto; y por último La Muerte de Acteón y El Rapto de Europa. Finalmente se organizó el conjunto con lo que conocemos en la actualidad como “poesías” y que está perfectamente integrado en lo que se refiere a la relación entre forma y contenido.
Pero ¿por qué el nombre de “poesías”? La poesía era como la pintura, la poesía era un arte liberal, con lo cual la pintura quedaba asimilada a un arte liberal. Tenía también un significado para el pintor que le daba una libertad a la hora de interpretar y elegir los temas. De hecho algunos de los temas fueron invención de Tiziano. El artista proclamó a través de ellas su libertad a la hora de llevar a cabo interpretaciones literarias y también la ansiada equiparación del valor de las artes de la poesía y la pintura.
La serie permaneció reunida en la colección real española hasta 1704, cuando el primer Borbón, Felipe V, se la ofreció al embajador francés. Poco después fue adquirida por el regente de Francia (Felipe II de Orleans), que consiguió reunir una de las más excelentes colecciones de pintura. En el contexto de la Revolución, la colección Orleans fue vendida por Luis Felipe II de Orleans a un banquero de Bruselas en 1791 (dos años antes de ser guillotinado). Fue enviada a Londres en 1793 y comprada por un consorcio de tres aristócratas liderados por Francis Egerton, tercer duque de Bridgewater, magnate de los canales y el carbón, que se asignó a sí mismo una gran cantidad de obras, incluyendo las dos "poesías" de Tiziano que representan episodios de Diana (además de ocho obras de Poussin, tres de Rafael y el autorretrato de Rembrandt con 51 años).
Dánae recibiendo la lluvia de oro, de Tiziano (1560-1565). Museo del Prado, Madrid. |
El tema de Dánae, como muchos otros personajes de la mitología griega, ha sido tratado por gran número de pintores, entre ellos, Tiziano, en cuyo estudio se realizaron, entre 1540 y 1570, al menos cinco versiones, actualmente expuestas en el Museo del Prado,1 Apsley House, el Hermitage, el Museo de Capodimonte y el Kunsthistorisches Museum. También el pintor Gustav Klimt retrató una Dánae en 1907 que se conserva actualmente en la Galería Würthle en Viena.
Dánae de Gustav Klimt, 1907 |
Tiziano o Ticiano (Pieve di Cadore, Belluno, Véneto, hacia 1477/1490-Venecia, 27 de agosto de 1576), fue un pintor italiano del Renacimiento, uno de los mayores exponentes de la Escuela veneciana.
Reconocido por sus contemporáneos como «el sol entre las estrellas», en homenaje a la línea final del Paraíso de La Divina Comedia de Dante Alighieri, Tiziano es uno de los más versátiles pintores italianos, igualmente capacitado para ejecutar retratos, paisajes (dos de los temas que le lanzaron a la fama), escenas mitológicas o cuadros de temática religiosa. Tuvo una larga y dilatada carrera, y su obra atravesó muchas y diferentes etapas, en las que su estilo cambió tan drásticamente que algunos críticos tienen problemas para creer que los cuadros de su primera etapa y los de las posteriores hayan salido de la misma mano.
Autorretrato del pintor italiano Tiziano Vecellio (c. 1490-1576), más conocido como Tiziano. |
En cualquier caso, el conjunto de su obra se caracteriza por el uso del color, vívido y luminoso, con una pincelada suelta y una delicadeza en las modulaciones cromáticas sin precedentes en la Historia del Arte occidental.
Tiziano procedía de una familia con elevado estatus en Cadore: era el cuarto hijo de Gregorio Vecelli, un distinguido concejal y militar, y de su esposa Lucia. No existían antecedentes familiares en el campo del arte. Sin embargo, a la edad de 10 años, Tiziano y su hermano mayor, Francesco, acudieron a Venecia para ingresar como aprendices en el taller de Sebastiano Zuccato, un famoso mosaiquista.
Cuando en 1510 la epidemia de peste se extendió por Venecia y acabó con la vida de su compañero Giorgione, Tiziano marchó a Padua, donde demostró su talento para la técnica del fresco en sus trabajos en esta ciudad en 1511, tanto en la iglesia de los carmelitas como en la Escuela de San Antonio.
Madurez (1516-1530)
Durante su dilatada carrera, se convirtió en el más influyente de los pintores de la Escuela veneciana, y en el más laureado de la República Serenísima en toda su historia.
El pintor quedó sumido en una gran aflicción en agosto de 1530, a la muerte de su esposa, cuya salud se había debilitado aún más por el nacimiento de Lavinia.
Consolidación (1530-1550)
Durante este periodo (1530-1550), tal y como se podría suponer a la vista del Martirio de San Pedro de Verona, Tiziano se dedicó a cultivar un estilo cada vez más dramático.
La pintura religiosa más representativa de este periodo es la Presentación de María en el Templo (Galería de la Academia, 1534-39), uno de sus lienzos más populares o el Ecce Homo (Kunsthistorisches Museum de Viena, 1541), de singular patetismo y realismo proto-barroco. La Escuela de Bolonia y Rubens tomaron prestado, en muchas ocasiones, del espíritu de esta obra, la magistral puesta en escena.
También realizó para Guidobaldo della Rovere, el hijo del duque, la famosa Venus de Urbino (Galería Uffizi), en 1538. El tema de la diosa Venus es recurrente en el maestro véneto y tras realizar esta obra, debido a su viaje a Roma, aumentó su interés por la diosa romana: Venus y Adonis (Museo del Prado), Venus recreándose en la música (dos versiones, en Madrid y en Berlín), Venus del espejo (Galería Nacional de Arte de Washington).
Guidobaldo II Della Rovere (Urbino, 2 de abril de 1514 – Pésaro. 28 de septiembre de 1574) fue un condottiero del Renacimiento italiano, duque de Urbino. Hijo de Eleonora Gonzaga della Rovere, sucedió a su padre Francesco Maria I della Rovere en 1538 en el Ducado de Urbino.
Venus de Urbino (1538), inspirada en la Venus dormida de Giorgione, que a diferencia de ésta, la de Tiziano está recostada, no en la naturaleza, sino en un elegante interior. Desde 1963, se mantiene la hipótesis de que podría ser un retrato de la duquesa Eleonora Gonzaga. (Galería Uffizi)
Esta obra fue famosa, desde su primera exhibición, por el erotismo que expresa. Su principal singularidad radica en la actitud y postura de Venus: en lugar de una beldad pasiva que simplemente se deja seducir, aquí ella toma la iniciativa al intentar retener a Adonis. Además, la vemos de espaldas, con sus nalgas totalmente visibles. Esta parte de la anatomía femenina tenía en aquella época una gran connotación erótica.
El cuadro fue propiedad del jurisconsulto Francesco Assonica. Los personajes se acercan a retratos, quizá de Francesco y alguna amada. En el resto de la serie las figuras estarán más idealizadas.
Fue comprado por Carlos I de Inglaterra, y llegó a España tras ser adquirido por Luis de Haro en la almoneda del rey inglés para Felipe IV, documentándose en el Real Alcázar de Madrid en 1626.
Años finales (1550-1576)
Durante sus últimos veinticinco años (1550-1576), el artista quedó absorbido cada vez más por su faceta de retratista y se volvió más autocrítico, con un insaciable perfeccionismo que le impidió terminar muchas obras.
Para cada obstáculo que encontraba en la ejecución de sus lienzos, Tiziano ideaba una nueva y mejorada fórmula. Nunca alcanzó cotas tan altas en emoción y tragedia como en La coronación de espinas (Museo del Louvre)
La relación de Tiziano con Felipe II fue igual de fructífera e intensa que con su padre.
Tiziano, debido a su posición social, concertó un buen matrimonio a su hija Lavinia con Cornelio Sarcinelli of Serravalle. Ésta sustituyó a su tía Orsa, fallecida por aquel entonces, al frente de la Casa Vecelli, muy próspera por los señoriales ingresos del artista. La boda se celebró en 1554, pero Lavinia murió de parto en 1560.
Tiziano acudió hacia 1555 al Concilio de Trento, punto de partida de la Contrarreforma de la Iglesia de Roma, y que precisaba de artistas como él para crear la iconografía necesaria para expandir su mensaje ideológico.
En 1566, Giorgio Vasari visitó al maestro en Venecia para llevarle un nombramiento honorífico, junto con los de Andrea Palladio y Tintoretto, de miembro de honor de la Academia de Artistas de Florencia. En su encuentro en el taller de Tiziano, Vasari reseña que «aunque era muy viejo, lo encontré con los pinceles en la mano».
Tiziano había elegido como lugar de su enterramiento la capilla de la Crucifixión de la iglesia de Santa María dei Frari y como pago por la tumba, ofreció a la comunidad franciscana una pintura de la Piedad, que sería a la postre su última obra. En la Piedad se retrató a sí mismo y a su hijo Horacio ante el Salvador, acompañados de una sibila. Cuando el lienzo estaba a punto de ser terminado, surgieron algunas diferencias por la escena y Tiziano decidió ser enterrado en su pueblo natal.
Retratos
Como retratista, Tiziano alcanzó fama ya en su juventud. Este género pictórico, al que dedicó la mayor parte de su producción, fue el que le abrió las puertas de la aristocracia europea.
Según Harold E. Wethey, crítico muy severo, son ciento diecisiete los retratos de Tiziano que han llegado a nuestros días Otros tantos le han sido atribuidos por los historiadores, a los que hay que añadir los treinta y cinco de que nos hablan los testimonios documentales y que se han perdido.
Fernando Álvarez de Toledo, III Duque de Alba, primera mitad del siglo XVI, 100 × 80 cm. Palacio de Liria. |
En Venecia, el tipo de retrato habitual era el de busto, más apropiado para decorar los interiores de las viviendas. Los retratos venecianos generalmente tenían el fondo neutro o con algún elemento alusivo al retratado. Tiziano usó estos mismos modelos y empleó sobre todo el que sitúa a la figura con un paisaje al fondo.
La Emperatriz Isabel de Portugal Óleo sobre lienzo, 117 x 93 cm, Museo del Prado (Madrid). |
Clarisa Strozzi Óleo sobre lienzo, 115 x 98 cm, Museo Estatal (Berlín) |
Otra de sus innovaciones es el uso del retrato de cuerpo entero. Los ejemplos más sobresalientes son los retratos de los monarcas Carlos I y Felipe II, pintados de este modo en varias ocasiones, bien de pie, bien sentados. Los retratos no solo procuran reflejan el símbolo estatal que dichas personalidades reales encarnan; Tiziano les añadió, además, expresiones de cercanía humana.
Carlos V con un perro Óleo sobre lienzo, 194 × 113 cm, Museo del Prado. |
Tiziano dominó al menos dos generaciones de pintores venecianos: la de sus contemporáneos, como Lorenzo Lotto o Sebastiano del Piombo, y la de los pintores que tenían la edad de sus hijos, nacidos en torno al tercer decenio del siglo XVI, como Tintoretto y Paolo Veronese. Su interpretación cromática supuso el más influyente legado a sus sucesores en la Escuela veneciana. Tintoretto anunció su taller de pintura prometiendo: El dibujo de Miguel Ángel y el color de Tiziano.
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