sábado, 21 de noviembre de 2020

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - Periodo Formativo 1.500 a.C 292 d.C - Olmecas (Mesoamérica) Chavin (Perú) - El juego para los olmecas - Bloque de Cascajal - El calendario olmeca

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - (2)La civilización Olmeca - San Lorenzo - La Venta - Los Tres Zapotes, pincha aqui

Nahuatl -- La cultura olmeca, también ha sido llamada la cultura madre, por ser la más antigua y por sus grandes aportaciones a las civilizaciones prehispánicas. 

Los que habitan en la tierra de hule, definición etimológica para el vocablo náhuatl “olmecas”, constituyen una de las primeras civilizaciones prehispánicas de las que se tenga registro. Las evidencias de su existencia datan, de al menos, 3,000 años atrás y se situaron en las tierras bajas del centro-sur de México durante el periodo Preclásico.

El área nuclear olmeca es el término arqueológico que designa a la zona donde se originó la cultura olmeca, está cultura precolombina tuvo una difusión que alcanzó la mayor parte de Mesoamérica (excepto en la región de occidente). Una de las regiones donde se han encontrado las evidencias más claras de la presencia de esta cultura es la parte sur de la llanura costera del Golfo de México, comprendida entre los ríos Papaloapan y Grijalva, que corresponde a la mitad norte del istmo de Tehuantepec.



Actualmente, esta zona corresponde al sureste del estado de Veracruz y el poniente del estado de Tabasco, ambos de México. Se trata de una zona de clima cálido y muy húmedo, condiciones que seguramente poseyó también en la época precolombina de la ocupación por los olmecas.

Mapa mostrando donde se encontraron campos de juego de pelota, pelotas o estatuillas relacionadas con el juego

Juego de pelota mesoamericano, el sangriento y brutal ritual que practicaban los pueblos originarios de América

El juego de pelota mesoamericano solía jugarse con una pelota de goma sólida de alrededor de 4 kilogramos y equipos de entre una a cuatro personas.
Era un juego muy practicado por los pueblos originarios de América, lo supieron jugar los mayas, aztecas y olmecas. E incluso se han encontrado canchas de pelota de piedra de Arizona a Nicaragua.
Se desconocen las reglas exactas de este particular juego, pero se estima que se jugaba como el vóleibol o ráquetbol de hoy en día pero sin la red. Los jugadores usaban cascos, almohadillas y protectores para la sección media y mantenían la pelota en juego al golpearla con las caderas.

El objetivo del juego era pasar la bola alrededor, sin tener que tocarla con las manos, y luego en la tradición maya tenían que conseguir que la bola pasara a través de uno de los anillos. 
Como los anillos eran tan altos y los jugadores no podían usar sus manos, era extremadamente difícil conseguir colocar la bola a través de un anillo.

El juego para los olmecas

Este juego de pelota fue creado por los olmecas alrededor del 1500 antes de la Era Común en la costa central del Golfo de México.

Como se han encontrado las pelotas en entierros y ofrendas rituales de santuarios, se cree que eran símbolo de estatus o de riqueza.

Los olmecas asociaban el juego con prestigio y posición social y solo los de clase alta podían jugarlo.

La adaptación maya

Más adelante fue adoptado por los mayas, pero le dieron un giro diferente al juego.

Según la historia de la creación, conocida como el Popol Vuh, los seres humanos y los señores del inframundo lucharon para jugar al juego, y el campo de pelota era un portal para Xibalba, el mundo subterráneo maya.

Meta del juego de pelota, Chichén Itzá.
Chichén Itzá (en maya: Boca-del-pozo (chichén) de los brujos-de-agua (Itzá)​ es uno de los principales sitios arqueológicos de la península de Yucatán, en México. Está ubicado en el municipio de Tinum, en el estado de Yucatán. Consistió en una ciudad o un centro ceremonial, que pasó por diversas épocas constructivas e influencias de los distintos pueblos que la ocuparon y que la impulsaron desde su fundación. Vestigio importante y renombrado de la civilización maya, las edificaciones principales que ahí perduran corresponden al periodo denominado clásico tardío o postclásico temprano (800-1100 d. C.).

De esa manera, los mayas usaban el juego para resolver disputas territoriales, asuntos hereditarios y también para predecir el futuro. Además los cautivos de las guerras eran obligados a jugar y se convertían en sacrificio para los dioses cuando perdían.

Los aztecas y su versión

Al igual que los mayas, los aztecas adoptaron la tradición del juego en el que los perdedores eran decapitados.

El violento juego practicado por los pueblos daba lugar a moretones profundos, huesos rotos y por supuesto la muerte.

Hoy en día, las canchas del juego de pelota de piedra pueden ser visitadas, la más grande y mejor preservada es la de Chichén Itzá, en México, construida alrededor del 800 de la Era Común.

El brutal juego ofrecía prestigio y riqueza a los ganadores, pero muchas veces los perdedores pagaban con la muerte como sacrificio para sus dioses. Era un deporte tan sangriento que hasta los ganadores terminaban heridos, dado que la pelota de piedra era pesada y dolorosa. 

Uno de una serie de murales del Juego de Pelota Sur de El Tajín, que muestra el sacrificio de un jugador de pelota
La asociación entre el sacrificio humano y el juego de pelota aparece relativamente tarde en el registro arqueológico, no antes de la época Clásica.
 La asociación fue particularmente fuerte en las culturas de Veracruz y de los mayas, donde se puede ver las representaciones más explícitas de sacrificios humanos en los paneles de juego de pelota - por ejemplo, en El Tajín (850-1100 d. C.)​ y en Chichén Itzá (900-1200 d. C.) – así como en la muy conocida estela del jugador de pelota decapitado del sitio de Aparicio en Veracruz (700-900 d. C.). 

Fertilidad. Figuras de jugadores de pelota que datan del periodo Formativo - probablemente mujeres a menudo vestidas con símbolos del maíz.62​ En El Tajín, el sacrificio de un jugador de pelota asegura la renovación del pulque, una bebida alcohólica hecha del maguey.

Mitología olmeca

Entre los principales dioses olmecas destacan el jaguar, el espíritu de la lluvia, la serpiente emplumada y el dios dragón, entre muchos otros. Los olmecas fueron una civilización prehispánica considerada la primera de Guatemala y México que se desarrolló aproximadamente entre los años 1500 antes de Cristo y 400 después de Cristo.

La mayoría de las representaciones de los dioses olmecas mezclan elementos humanos y animales. Fuente: Gunnar Wolf [CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)]

Los diversos dioses que conformaron la religión olmeca estaban vinculados principalmente con la agricultura, los animales y la naturaleza. Para los olmecas, cada uno de los elementos que les rodeaban estaba vivo; entre estos elementos se encontraban las cuevas, las rocas, las montañas y los ríos.

Según las creencias de los olmecas, cada elemento vivo que les rodeaba estaba lleno de espíritus que tenían poderes sobrenaturales. Así mismo, los gobernantes también formaban parte de este círculo de deidades, pues se consideraban descendientes directos de los dioses y por ello también gozaban de poderes.

Figurilla olmeca hecha de Jade representando el jaguar. British Museum.
Equivale al dios olmeca principal, esta deidad era llamada Nahual, se relacionaba con la lluvia y por su mismo poder despertaba gran temor, así que en su honor se llevaban a cabo la mayoría de los sacrificios en los que había sangre de por medio.

Otro aspecto importante relacionado con la religión olmeca es que esta civilización creía que los seres humanos y los animales compartían elementos espirituales esenciales. Como consecuencia de esto, era posible que se transformaran el uno en el otro de forma controlada y a voluntad.

Monumento 19, de La Venta (1200–400 a. C.), la primera representación conocida de la Serpiente Emplumada en Mesoamérica.

Esta concepción puede ser la razón por la cual es común encontrar representaciones de las deidades olmecas en las que los rasgos humanos se mezclan con características animales o de la naturaleza.

El espíritu de la lluvia está representado por una figura masculina pequeña, que puede ser asociada con un joven, un niño o un enano. Incluso, algunas investigaciones explican que eran considerados hombres muy sabios que mantenían su aspecto físico infantil. A pesar de su tamaño, los olmecas la describieron como una deidad muy poderosa, que además tenía varios ayudantes con quienes convocaba la lluvia y quienes le protegían. Como es de esperarse, este dios también estaba vinculado con los relámpagos y los truenos.

Tomando en cuenta lo anterior, es usual encontrar rasgos felinos (que hacen referencia al jaguar), figuras parecidas al maíz y rostros humanoides, todo en la misma representación de un dios.

El dios dragón también llamado ‘’Monstruo de la Tierra’’ es uno de los dioses olmecas más antiguo de la historia, de esta figura hay imágenes esculpidas en piedras, en platos y también esculturas que describen los rituales de adoración que se le hacían a este, los que no se refieren a este como animal fantástico lo llaman monstruo de la tierra, de manera de que se conserve su función sobrenatural.

Esta deidad tenia aspectos típicos de la cultura olmeca, tales como es el tipo de ceja en forma de llama, la cual se conoce como ceja flamígera, también contaba con una cruz olmeca en el ojo o en el torso, esta cruz se llama ‘’Cruz de San Andrés’’ El dragón olmeca es representado con una nariz abultada, una lengua que tiene el extremo divido en dos partes, y entre las hachas de jade, además de que también es uno de los dioses que más comúnmente es representado.

Una cualidad muy interesante del monstruo de la tierra es que de su boca botaba unas vírgulas que podían ser palabras o nubes.

Esta figura es una de las más antiguas, aproximadamente 1200 a. C a 400 a. C, por lo que aún no se ha logrado definir si debería considerarse como dios, sin embargo, a pesar de tener unas pruebas sobre los rituales de adoración que se le hacían a este animal fantástico, estas no son suficientes como para considerarlo una divinidad.

El Señor de Las Limas es una pequeña escultura tallada en serpentina, de 55 x 42 cm, correspondiente al período Preclásico mesoamericano. Representa a un hombre joven en posición sedente que sostiene tendido en su regazo un Niño-jaguar, este último un personaje mitológico que aparece constantemente en la mitología y arte olmecas. La estatua es famosa por las probables representaciones de seres sobrenaturales en incisiones grabadas en el rostro, hombros y piernas de la figura, tal vez un sacerdote presentando una víctima como ofrenda, porque el niño aparece con las piernas colgando inertes;​ se le considera por ello una importante referencia en el conocimiento de la religión de los olmecas.

Resulta verdaderamente destacable los llamados Altares como grandes bloques líticos en los que se representaban figuras en relieve en sus laterales en ocasiones la propia estructura asemeja a una figura sedente que parece salir de una cueva. Estos altares han sido interpretados como tronos que tanta incidencia tendrán en la cultura maya

La piedra o bloque de Cascajal es un bloque de piedra con glifos olmecas. Fue descubierto en 1999 en una cantera en el poblado del Cascajal, comuna de Lomas de Tacamichapa, en el municipio de Jáltipan, estado de Veracruz, México.

Esquema del Bloque de Cascajal y sus 62 glifos.
El bloque de Cascajal empezó a ser estudiado en el año 2005. Los estudios hicieron sospechar que era la escritura más antigua descubierta en América. Previo al descubrimiento algunos suponían que la escritura americana no había aparecido sino unos 200 años a. C., pero estos glifos poseen una antigüedad de alrededor de 3,000 años, según la prueba del carbono-14.
La losa de serpentina pesa cerca de 11,5 kg, mide 36 cm de longitud, 21 cm de ancho y de alto 13 cm.
Los símbolos en el bloque de Cascajal se diferencian de cualquier otro sistema de escritura mesoamericana, por ejemplo de los idiomas maya o ísmico.
El bloque de Cascajal es también inusual porque sus símbolos están ordenados en filas horizontales, mientras que otras escrituras conocidas de Mesoamérica suelen usar filas verticales.
Según los investigadores, estos glifos se clasifican entre los más antiguos del mundo. La mayor parte de los símbolos del bloque son idénticos o muy similares a los hallados en la iconografía olmeca, una de las civilizaciones precolombinas más grandes y anterior a los mayas y los aztecas.

El calendario olmeca

Cuando hablamos sobre cualquier tema de la cultura olmeca debemos centrarnos en hechos que sucedieron muchos años atrás y que se trata de una civilización que duró siete siglos y medio, desde el 2.550 antes de nuestra era al 200 de nuestra era.

El registro de mayor data sobre este sistema calendárico nos remite a 2000 años antes de Cristo, pero un registro propio del calendario olmeca muestra que el período que actualmente vivimos, el llamado 5to. Sol, se inició en el mes de febrero del año 3122 antes de Cristo, que sería la fecha en que lo crearon.

Entre los aportes que el calendario olmeca transmitió a las demás culturas mesoamericanas y sus descendientes, encontramos:

  • El mismo calendario en sí, con sus dos aplicaciones, una de uso sagrado de 260 días, y la otra de aplicación civil de 360 (365) días.
  • Sistemas de mediación del tiempo, como por ejemplo: 52 ciclos de años,  grupos superiores de 5.200 años llamados “soles”, semanas que no excedían de 20 y su subdivisión en 13 días, compuestos de 13 horas diurnas y 9 nocturnas.

La importancia de llevar un exacto conteo del tiempo y no guiarse por solsticios, que son los momentos del año en que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente, donde la duración del día y la noche son las máximas en del año, o por  equinoccios, en que la duración del día es igual al de la noche en todo la Tierra.

También constituye un importante legado el estudio, aplicación y difusión de conocimientos astronómicos.

Los olmecas tenían un sistema vigesimal de numeración, conocían el valor del cero, y utilizaban barras y puntos para representar los números. Muchas otras son las aportaciones hechas por la cultura olmeca para el desarrollo cultural de Mesoamérica.

La cabeza olmeca del Ensanche de Vallecas

La cabeza gigante, encaramada sobre una pirámide escalonada precolombina, vigila a los conductores mientras giran alrededor de una rotonda del barrio de Ensanche de Vallecas, en Madrid, España. Esta extraña estructura, la cual podría parecer que debería estar detrás del cristal de un museo, suele estar rodeada por una corriente de coches.
La cabeza es en realidad una réplica exacta de una cabeza olmeca conocida como «cabeza colosal número 8», la cual fue tallada en algún momento entre los años 1200 y 900 antes de Cristo.
La cabeza original, también denominada «El Rey», se encuentra en el Museo de Antropología de Xalapa (Xalapa-Enriquez, Veracruz, México) y es una de las 17 colosales cabezas olmecas descubiertas en todo México.
La cabeza olmeca del Ensanche de Vallecas fue hecha en el año 2005 por el escultor mexicano Ignacio Pérez Solano. Fue donada por el estado mexicano de Veracruz a Madrid en 2007.
La réplica que se puede ver a día de hoy en la rotonda tiene el mismo tamaño y peso que la cabeza colosal sobre la que se modeló: 5,5 toneladas y 2,18 metros de altura. El escultor pasó unos tres meses trabajando para tallarla.

Las colosales cabezas olmecas fueron esculpidas de grandes piedras de basalto extraídas de la Sierra de los Tuxtlas de Veracruz. Estas fueron transportadas a grandes distancias, aunque el método utilizado para el transporte no es claro. Los monumentos terminados representaban realísticamente los retratos de los diferentes gobernantes olmecas, como por ejemplo el primer gobernante de la cultura, cada uno con un tocado distintivo, y las cabezas se organizaron de diversas formas en línea o grupos en los principales centros olmecas. Asimismo, todas las cabezas colosales muestran a hombres maduros con mejillas carnosas, narices chatas, parte traseras planas y ojos que tienden a ser ligeramente entrecerrados. Las características físicas generales de las cabezas son de una raza o población que sigue siendo común en los estados de Tabasco y Veracruz en la actualidad. También se cree que son guerreros, y no dioses, por los cascos que llevan.

La Sierra de Los Tuxtlas —conocida también como Sierra de Santa Martha y Sierra de Tuxtla— es una cordillera volcánica que bordea la costa veracruzana del golfo de México, aproximadamente en la latitud de los 19º N. Algunas eminencias de esta cadena de volcanes son los cerros Santa Martha y San Martín, que alcanzan altitudes de 1700 msnm.
La talla en piedra de cabezas humanas monumentales, sin cuerpo que las sustente, no es un fenómeno que se ha dado muy a menudo en la historia del arte mundial. El ejemplo más llamativo que podríamos mencionar son las famosas esculturas de la isla de Pascua (en Polinesia), aunque su origen es menos remoto que las de la cultura olmeca ya que las primeras datan de los siglos XV y XVI y las segundas del primer milenio antes de Cristo, además las cabezas olmecas se diferencian de las de Polinesia por ser todas diferentes, con rasgos personalizados y sin espiga que las sostenga.

Debió de ser un auténtico reto tallarlas, pues el basalto de que están hechas es una roca dura, y aquella cultura carecía de herramientas metálicas.

Otro aspecto aún más intrigante es la procedencia de su material, de tipo volcánico, inexistente en la zona metropolitana olmeca, de suelos arcillosos. Para dar con él, había que ir a las elevaciones de Tuxtla, a más de 80 km de distancia, y acarrear las moles hasta los lugares ceremoniales. Se estima que, como los olmecas desconocían la rueda, transportaron los bloques en balsas que remontaban los numerosos ríos locales.
Un día de 1862 el explorador José María Melgar se adentró con entusiasmo en el infierno pantanoso que bordea el golfo de México. Pese a la selva impenetrable, el calor agobiante y los mosquitos, allí abundaba el petróleo. Incluso manaba a la vista entre la vegetación. Pero el aventurero mexicano iba a recibir una sorpresa aún mayor que el esperado filón de oro negro.
De repente se topó con un obstáculo duro en el suelo arcilloso. Intrigado, despejó el terreno y entonces surgió ante sus ojos una cabeza colosal de piedra
Estos restos surgieron en tanta abundancia que incluso se creó un museo para albergarlos, el primero antropológico de México, el de Xalapa (o MAX). 
Monumento 3 de San Lorenzo, de 178 cm de altura, conservado en el Museo de Antropología de Xalapa, Veracruz, Mexico. CC BY 2.0 / Maribel Ponce Ixba


En discusiones más recientes se ha comentado que “La tecnología del transporte fue muy simple. Aunque se tuvo el concepto de la rueda (evidente por los juguetes rodantes), éste no se aplicó al transporte debido a la falta de animales de tiro adecuados y la topografía tortuosa de las montañas. Por lo tanto, todo el transporte terrestre en el México antiguo se llevó a cabo mediante portadores humanos, mientras que el transporte acuático en canoas fue común tanto en los ríos como en las costas (Smith 1987: 239).
La rueda como elemento de transporte y de trabajo. Existen evidencias de que algunas culturas americanas ya hacían uso de la rueda para distintas labores, pero fue la llegada de los españoles la que extendió este invento fundamental por todo el continente. El carro con ruedas, la polea y el torno de alfarería impulsado por una rueda, son algunos de los ejemplos.

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