domingo, 1 de enero de 2023

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Arquitectura Funeraria Romana

La arquitectura funeraria monumental surge en Roma como herencia directa de la de los etruscos, aunque irá  tomando características propias con la extensión del imperio al introducirse ritos y tipos de sepulcros inspirados en otros pueblos conquistados.

La tumba de los Relieves es una tumba etrusca tipo túmulo, en hipogeo, que data del siglo IV a. C., descubierta en la necrópolis de la Banditaccia en Cerveteri.

Consta de 13 nichos funerarios dobles de color rojo y un saliente tallado con espacio suplementario para 34 cadáveres. Los bajorrelieves de estuco representan diversos objetos: armas, objetos de culto o de la vida cotidiana de los etruscos (honda, carro, armero con cuchillos, hacha, machetes, espetones, tenazas, pinzas, bolsa de cuero, cayados de pastor...)

Cerveteri es una ciudad y un municipio del norte del Lacio, en la provincia de Roma. 


El túmulo fue el tipo de enterramiento que más influyó en el de los romanos adinerados al comienzo de la república. Sin embargo, los sarcófagos de barro cocido o de piedra, muy frecuentes entre los etruscos, casi desaparecieron en la época republicana, y la práctica de la inhumación sólo persistió entre unas pocas familias como los Cornelios (Sila, por ejemplo, fue el primer miembro de éstos en ser incinerado, ya en el siglo I a. C.). Durante los primeros siglos las elites republicanas se enterraban en columbarios simples junto a las grandes vías de salida de la ciudad de Roma. Con la gran expansión territorial del siglo III a. C. se fueron levantando nuevos tipos de tumbas inspirados en las de los pueblos conquistados.

Los Cornelio Scipión fueron de los primeros en apuntarse al modelo de mausoleo helenístico, al mezclar la tumba, el monumento conmemorativo y el templo. El sepulcro fue iniciado el año 298 a. C. como una tumba etrusca y Escipión Emiliano, a mediados del siglo II a. C., lo monumentalizó dotándole de una fachada arquitectónica con columnas y esculturas de los miembros familiares más conocidos.

El ejemplo de los Escipiones fue seguido por todas las familias influyentes de Roma. La idea no era construir un gran edificio para garantizar la supervivencia de los difuntos como en Egipto, sino la de hacer visible a los ciudadanos de Roma el poder de cada familia senatorial y exaltar la memoria de sus antepasados más gloriosos.

Columbario de Pomponio Hylas. Vista del ábside principal.


Tumba de Cecilia Metella
Este monumento fue construido durante el imperio de Augusto en honor a Cecilia Metella, la hija de un Cónsul Romano. Es un mausoleo circular elevado en una base cuadrada, muy parecido al de Augusto solo que más pequeño y decorado en la parte superior por un friso de mármol con festones y cabezas de buey. La presencia de estos relieves toman el nombre de "Capo di Bove" con el que se conocía el área en la Edad Media. En la entrada hay una inscripción con el nombre de Cecilia Metella, la dueña de la tumba

Este antiguo lugar de sepultura romano perteneció a la nobleza y estuvo ligado a dos importantes familias romanas de la época republicana, por matrimonio y por nacimiento que ocuparon importantes cargos públicos: su padre, Quinto Cecilio Metella y su esposo, hijo de Craso. El mausoleo puede fecharse a fines del siglo I aC, aunque es probable que se usara al menos hasta el siglo II dC.


Qué es hoy la Tumba de Cecilia Metella?

Caminando por la tradicional Vía Apia de la ciudad de Roma, encontramos la Tumba de Cecilia Metella exactamente en el lugar donde murió la rebelión de Espartaco.

Bayas, la ciudad sumergida en el golfo de nápoles

La residencia imperial. Una estatua deAntonia la Menor, madre del emperador Claudio, en el ninfeo de punta Epitaffio Se cree que las termas y el ninfeo formaban parte de una residencia imperial.

Bayas (en latín Baiae, en italiano Baia) fue una ciudad de la costa de Campania (Italia), célebre por sus baños y aguas minerales, situada entre el Cabo Miseno y Puteoli, abierta a una bahía llamada Sinus Baianus.
Las propiedades terapéuticas de sus fuentes termales tal vez ya eran conocidas antes, pero la historia de Bayas es prácticamente desconocida hasta que, en el siglo II a. C., comenzó a ser frecuentada por personajes de la aristocracia romana.

Cabeza de Apolo del Omphalos, de Cálamis (Bayas). Museo Arqueológico Nacional de Nápoles

En el curso del siglo I a. C. después de la victoria de Pompeyo contra los piratas que durante mucho tiempo amenazaron las costas de Campania, la reestructuración constructiva de la zona y las villas suntuosas hizo muy pronto de Bayas un centro balneario de élite.
Entre otros, allí establecieron su residencia Marco Licinio Craso, Lucio Licinio Lúculo, Pompeyo y el orador Hortensio. Julio César instaló su morada en el punto más alto del litoral, el actual Castello, desde el que dominaba toda la ensenada.
Por otra parte fue condenada por los moralistas —de Varrón a Séneca— por la vida placentera, refinada y viciosa que allí se llevaba. Ya Cicerón que la llamaba pusilla Roma 'Roma en miniatura', la consideraba un lugar de vicio y perdición.
En el siglo III, Alejandro Severo hizo construir allí nuevas instalaciones en honor de Julia Mamea, su madre.



Los buzos extraen del mar, en 1969, la estatua de uno de los compañeros del héroe Odiseo, que lleva un odre con vino para emborrachar al cíclope Polifemo. Esta pieza formaba parte de un grupo escultórico.


Mapa que muestra cómo era el golfo de Pozzuoli en el siglo XVI.

En la década de 1940, unas fotografías aéreas realizadas por el piloto Raimondo Baucher en el golfo de Pozzuoli, 23 kilómetros al norte de Nápoles, revelaron un amplio conjunto de estructuras ocultas en el fondo del mar. Las imágenes crearon gran expectación y llamaron la atención de aficionados y estudiosos, siempre atentos a nuevos hallazgos arqueológicos en un área muy próxima a los célebres yacimientos de Pompeya y Herculano, perfectamente conservados gracias a la erupción del Vesubio del año 79 d.C.

Templo de Mercurio

Entre los edificios que se consideran como parte del palacio imperial, el más antiguo es el templo de Mercurio, llamado también Truglio o templo del Eco. Se trataba de una gran sala circular, hoy en parte hundida, que pertenecía a un complejo termal del que se han reconocido diversas piezas (termas de Mercurio, termas Inferiores o termas Norte). La sala, de un diámetro interior de casi 22 m y usada tal vez como un gran estanque para baños terapéuticos, está cubierta por una bóveda con cúpula abierta en la cima por un ojo. 

La cúpula misma está constituida por un único bloque de toba y argamasa. Es la estructura romana más antigua de este tipo que se conoce, dado que puede datarse de la época republicana avanzada o de la primera época augustal.

La mayor cúpula romana hasta el panteón

Templo de Venus

En la parte meridional de las termas de Bayas (o si se prefiere del palacio imperial) estaba situada otra rotonda, que también tenía la función de piscina; se trata del templo de Venus, que formaba parte de un complejo en parte sumergido en el mar. De la sala quedan las paredes hasta los enlaces de la bóveda que, no obstante, es reconstruible si nos basamos en el tipo de apoyos, como una cúpula con salientes, características de la época de Adriano y de las épocas sucesivas.

También este monumento presenta una planta circular en el interior (nada menos que 30 m de diámetro) y un perímetro exterior octogonal con los ángulos reforzados por pilastras.

En la vertiente hacia el mar se abría una puerta flanqueada por dos nichos y encima había ocho ventanales. Las paredes interiores se caracterizaban por la presencia de cuatro grandes nichos y también por un revestimiento de mármol, como testimonian los agujeros en la superficie muraria hasta el nivel de las ventanas. A dicha altura se debe quizás imaginar la existencia de una galería que, en su circuito interior, permitía gozar desde lo alto de la vista del estanque.

Recreación de un artista de lo que Bayas habría sido hace 2000 años, antes de que se perdiera bajo el mar.

El descubrimiento más importante, ocurrido a partir de 1981, es el de una sala absidiada de la época Julio-Claudia, de 18 m de largo y 9,50 de ancho, que formaba parte del palacio imperial del siglo I.

Bernhard Andreae, que se ha interesado particularmente en esta excavación submarina, ha reconocido allí un Ninfeo destinado a banquetes. Como se sabe por Plinio el Joven, los comensales se situaban sobre divanes en torno a un estanque de agua. Algunas comidas se colocaban al borde del estanque, otras flotaban en recipientes que tenían forma de barquichuelo o de aves acuáticas.

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