lunes, 2 de enero de 2023

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Julio César

La transición de la República al Imperio Romano tuvo como principal protagonista a una de las figuras más célebres de la Antigüedad, cuya fama ha perdurado hasta nuestros días: Julio César (100-44 a.C.). Excepcionalmente dotado como estratega, político, orador y prosista, su carrera política y militar lo llevaría, tras dirigir la victoriosa campaña de las Galias y derrotar a Pompeyo en la guerra civil (49-46), a imponerse sobre las debilitadas instituciones republicanas y a hacerse con el control absoluto del poder, desde el que se propuso acometer reformas que posibilitasen mantener la creciente influencia de Roma sobre el Mediterráneo. El complot que terminó con su vida dos años después le impidió ver realizados sus proyectos; sin embargo, aquel a quien había designado como su sucesor, Octavio Augusto, acabaría por convertirse en el primer emperador romano.

Para casarse con Cornelia tuvo que romper un compromiso anterior, lo que provocó tensiones en el seno de la familia. César tuvo con ella una hija, Julia, a la que estuvo vinculado toda su vida y por la que siempre sintió un profundo afecto, a pesar de que su relación matrimonial con Cornelia fue casi circunstancial.

Cayo Julio César nació el 13 de julio del año 100 antes de Cristo (según la fecha más comúnmente aceptada) en un barrio no muy aristocrático de Roma, cercano a la actual vía Cavour. Se sabe poco de su infancia, transcurrida en el seno de una familia patricia, la gens Julia, que pretendía descender de Eneas (a quien se consideraba hijo de Venus), y en la cual, en algún momento, se había insertado una rama que agregó el nombre de César. Los miembros de la familia habían vivido al margen de la lucha continua por los cargos que permitían hacer carrera pública hasta llegar al consulado, la aspiración máxima.


Eneas saliendo de Troya, por Federico Barocci, 1598.
Eneas  es un personaje de la mitología grecorromana, héroe de la guerra de Troya, quien tras la caída de la ciudad logró escapar, emprendiendo un viaje hasta el Lacio (la región centro occidental de Italia) donde, tras una serie de acontecimientos, se convirtió en rey y, a la vez, en el progenitor del pueblo romano. En efecto, sus descendientes, Rómulo y Remo, fundaron la ciudad de Roma. Eneas era hijo del príncipe dardanio Anquises y de la diosa Afrodita (Venus en la mitología romana). Se casó con Creúsa, una de las hijas de Príamo, con la cual tuvo un hijo llamado Ascanio o Lulo. En su huida de la ciudad acompañado de toda su familia, Creúsa murió al quedarse atrás. Ya en Italia, Eneas se casó con Lavinia, hija del rey Latino, siendo esta unión el origen mítico del pueblo romano.
Los antepasados de Julio César no habían llegado a lo más alto del cursus honorum. Fue a través del matrimonio de su tía Julia con el líder del partido popular, Cayo Mario, cuando César y su familia se empezaron a codear con los políticos de Roma.

Cuando el romano tenía 15 años, en el 85 a.C., tomó por esposa a Cornelia, hija de uno de los dirigentes del partido de los populares. Con esta unión, Julio César terminó por adentrarse en el núcleo político romano.

En ese año, el romano fue nombrado flamen dialis, o lo que es lo mismo, sacerdote del dios Júpiter. Poco tiempo después, murió su padre.

En torno al año 84 a.C., el general Sila, líder de los conservadores, volvió a Roma. Acabó con parte de los políticos populares y amenazó a Julio César. Este, antes que ceder a sus amenazas, optó por exiliarse a Asia.

Tras unos años nada seguros para César en Asia, consiguió el perdón de Sila a través de intermediarios. Volvió a Roma en el 78 a.C., cuando Sila falleció.

A su regreso a Roma, Julio César, político nato, se desarrolló como abogado hasta el año 71 a.C. aproximadamente. A partir de entonces fue cuando empezó su cursus honorum al ser nombrado tribuno militar y, poco después, pontifex o pontífice.

Fue en el 60 a.C. cuando Julio César se unió a dos hombres muy poderosos de Roma: Pompeyo y Craso. De esta unión nació lo que se conoce como el triunvirato.

En el 59 a.C., Julio César fue nombrado cónsul junto con otro político romano, Bíbulo, que quedó relegado a un segundo plano. Las decisiones políticas de Roma las tomaba el triunvirato.

Los primeros años del triunvirato se hicieron aún más fuertes por el matrimonio de César con Pompeya, la hija de Pompeyo. Sin embargo, al poco tiempo la repudió por creer que le había sido infiel, algo que nunca se ha podido probar. A pesar de no condenar a su esposa por adulterio, la dejó con la famosa frase “la mujer del César no solo tiene que ser fiel, sino parecerlo”.

Se cree que Julio César admiraba a Alejandro Magno. Quería expandir el poder de Roma como lo hizo el macedonio con Grecia. El primer territorio que quería someter a Roma eran las Galias.

La llamada guerra de las Galias, liderada por el romano, se desarrolló entre el 58 a.C. y el 51 a.C. Sometió lo que hoy son Francia, Bélgica, y parte de Holanda, Alemania y Suiza.

Con estas conquistas, Julio César se aseguró la creación de un ejército que le fuera fiel. Fue así como pretendió fortalecer su posición militar y política. Toda esta expedición la relató en De bello gallico, una de las dos obras que se conservan del romano.



GUERRA CIVIL
 A partir del 53 a.C. el triunvirato comenzó a debilitarse. Mientras César estaba en plena lucha en la Galia, Craso murió en batalla en la guerra contra los partos y Pompeyo empezó a gobernar en solitario.

A su vuelta de la Galia, Pompeyo comenzó una batalla contra él que desató en la guerra civil de Roma. Este acontecimiento se desarrolló en tierra y mar, desde Hispania hasta Egipto.

En Egipto se libraba otra guerra por el reinado entre Ptolomeo XIII y Cleopatra. Pronto Pompeyo tomó parte por el primero, mientras que Julio César lo hizo de Cleopatra, con la que tuvo un hijo: Cesarión.

Más tarde, Ptolomeo XIII traicionó a su aliado romano y lo mató en una emboscada. Le envió su cabeza a Julio César con la esperanza de acercar posturas, algo que no sucedió.

Foro de Julio César

La guerra civil romana acabó en torno al año 46 a.C., con la victoria de Julio César tras derrotar a los últimos apoyos de Pompeyo en Hispania. Fue así como el Senado romano lo nombró dictador.

Durante su mandato como dictador, Julio César reorganizó el estado romano. Algunas de las reformas que impulsó fueron una mayor vigilancia para evitar abusos de poder en las provincias y aumentó la construcción de obras públicas. Además, instauró el calendario juliano, en el que establecía que un año tenía 365 días y 6 horas. Fue el que se utilizó en Europa hasta en siglo XVI.

A pesar de las reformas, no todos veían a Julio César con buenos ojos. Muchos eran los que creían que se convertiría en un rey tirano y que, influido por Cleopatra, establecería Alejandría como nueva capital.

Ubicación del Foro de César en los foros imperiales
El foro poseía una plaza alargada, cuyas dimensiones eran de 124 x 45 metros que contaba con un pórtico de doble nave, de 16 metros de anchura, en cada uno de sus lados mayores. 

Conocedor del odio que despertaba y de las confabulaciones que existían en torno a él, siempre rechazó ser rey. Sin embargo, pronto se extendió el rumor de que aceptaría el cargo.

Para que esto no sucediera, un grupo de personas, entre los que se encontraba su hijo adoptivo Bruto, lo asesinó en el Senado en los idus de marzo del 44 a.C. Fue aquí donde Julio César pronunció la famosa frase “¡Tú también, Bruto, hijo mío!”.

El foro de Cesar y el Templo de Venus Genetrix.
El templo de Venus Genetrix (diosa tutelar de la gens Julia), se localizaba en una posición dominante dentro del foro. Según la tradición, el templo fue prometido por Julio César la noche antes de la Batalla de Farsalia, en 48 a. C., durante su guerra civil con Pompeyo. 

Julio César fue despedido por la población en 20 de marzo de ese mismo año. Inmediatamente después se desató una nueva guerra civil que acabó con la República y dio pasó al Imperio.

En su Arte de amar, el poeta Ovidio hablaba de cierta plaza de Roma como uno de los mejores parajes de la Uurbe donde ir al encuentrode aventuras galantes, en especial junto a unas fuentes monumentales que salpicaban con sus aguasa los transeúntes. Allí el abogado perderíala capacidad hasta de cuidar de si mismo, o el orador de pronunciar una sola palabra, mientras la diosa Venus se reiría de sus cuitas pasionales desde el interior del templo de mármol que se alzaba en su honor.

Dícese que su estatura era elevada, blanca la tez, bien conformados los miembros, cara redonda, ojos negros y vivos, salud robusta, aunque en sus últimos tiempos acometíanle repentinos desmayos y terrores nocturnos que le turbaban el sueño. Dos veces también experimentó ataques de epilepsia en el desempeño de sus cargos públicos. Daba mucha importancia al cuidado de su cuerpo, y no contento con que le cortasen el pelo y afeitasen con frecuencia, hacíase arrancar el vello, según le censuraban, y no soportaba con paciencia la calvicie, que le expuso más de una vez a las burlas de sus enemigos. Por esta razón se traía sobre la frente el escaso cabello de la parte posterior, y de cuantos honores le concedieron el pueblo y el Senado, ninguno le fue tan grato como el de llevar constantemente una corona de laurel. También era cuidadoso de su traje. Usaba laticlavia guarnecida de franjas que le llegaban hasta las manos, poniéndose siempre sobre esta prenda el cinturón muy flojo. Esta costumbre hacía decir frecuentemente a Sila, dirigiéndose a los nobles: Desconfiad de ese joven tan mal ceñido.


Desde la antigua calle Baccina, vista de la muralla de la Subura, el arco de los Pantani y el templo de Mars Ultor
La parte baja del valle se ocupó a partir del siglo I a. C., antes de la inauguración del foro de César en 46 a. C., al pie de la ladera oriental de la colina Capitolina y de la inauguración del foro de Augusto en 2 a. C.
Sobre las ruinas de la Subura y de los foros surgieron en la Edad Media casas y torres de familias aristocráticas. Algunas de ellas todavía se conservan, muy modificadas, como la Torre de los Condes (Torre dei Conti) y la Torre del Grillo. 

Muralla que separaba la Subura de los foros y de la casa de los Caballeros de Rodas
Es un monumento peculiar. Construido en piedra gabina (lapis Gabinus), a la que los romanos atribuían una gran resistencia al fuego. Tiene 33 metros de altura desde la base del Foro y está construido en aparejo isodomo. Los sillares ajustan perfectamente; no están unidos por argamasa; están unidos con encastres de roble en cola de milano. La muralla tiene tres franjas de travertino. Se sostiene desde hace más de 2000 años por efecto de su propio peso.
La Subura o Suburra era un vasto y populoso barrio de la Antigua Roma ubicado en las cuestas de las colinas del Quirinal y Viminal
Dado que la población de la parte baja del barrio estaba formada por un subproletariado urbano que vivía en condiciones miserables, aunque estuviera de cara a un área monumental y de servicios públicos, el término suburra sigue teniendo en italiano el significado de un lugar de mala fama, escenario de delitos y de inmoralidad.
Al principio habitó modesta casa en la Suburra, pero cuando le nombraron pontífice máximo tuvo por morada un edificio del Estado en la Vía Sacra. Muchos aseguran que tuvo grandísima afición al lujo y la magnificencia: había hecho construir en Aricia una casa de campo cuya edificación y adornos le habían costado considerables cantidades, y dícese que mandó demolerla porque no respondía a lo que esperaba, a pesar de que entonces era corta su fortuna y tenía muchas deudas. En sus expediciones llevaba pavimentos de madera y de mosaico para sus habitaciones.
Asegúrase que le hizo ir a Bretaña la esperanza de encontrar allí perlas, y que se complacia en comparar el tamaño y pesarlas en la mano; que buscaba con increíble avidez las piedras preciosas, esculturas, estatuas y cuadros antiguos; que pagaba a precios exorbitantes los esclavos bellos y diestros, y que. prohibía anotar estos gastos: tanto le avergonzaban a él mismo.

Las perlas fueron muy queridas por los romanos y de hecho uno de los porches que daban a la céntrica Via Sacra fue llamado Porticus Margaritarias y allì tenían sus tabernae los comerciantes de perlas. Las perlas también se convirtieron en simbolo de pertenencia a una clase social, de hecho, las clases bajas no podían permitirse el lujo de tenerlas por su costo y ademàs en el primer siglo antes de Cristo, durante el consulado de Julio César, fue promulgada una ley que prohibía su uso por las clases bajas.

Servilia (100/99 a. C.-c. 40 a. C.) fue una patricia, hija de Quinto Servilio Cepión y de Livia.

Servilia creció en la casa del tribuno Marco Livio Druso, un tío materno, después del escandaloso divorcio de sus padres. Posteriormente se casó con trece o catorce años con Marco Junio Bruto, hijo de un partidario del régimen de Cayo Mario, Lucio Cornelio Cinna y Cneo Papirio Carbón. Un año después, en 85 a. C., Servilia tuvo un hijo, Marco Junio Bruto, uno de los futuros asesinos de Cayo Julio César.

Pero la mayor contribución de Servilia a la historia, aparte de su hijo, fue el hecho de ser la amante favorita de Julio César. 

La relación de Servilia con César duró desde el año 63 a. C. hasta el asesinato de este último en el 44 a. C.

Las mujeres de julio césar: de cornelia a cleopatra


El general romano conoció a Cleopatra cuando, persiguiendo a su rival Pompeyo, llegó a Egipto. En el siglo XVIII, Tiépolo recreó el episodio en esta pintura. Museo Arkhangelskoye, Moscú.


La dinastía Julio-Claudia. Camafeo. Biblioteca nacional, París.

En el año 69 a.C., murieron su tía Julia y Cornelia. César leyó un elogio fúnebre en el que loaba la estirpe de los Julios a través de sus mujeres. Esto le granjeó las simpatías del pueblo, ya que no era habitual mostrar afecto hacia la mujer en público.

El símbolo de las legiones

Cayo Mario, marido de la tía de César, Julia, estableció el águila como símbolo único de las legiones romanas. Líder del partido de los populares, fue elegido cónsul siete veces, algo sin precedentes.


Julia y Pompeya, bodas políticas

Entre la aristocracia romana era habitual concertar bodas para reforzar alianzas políticas. A fin de estrechar sus lazos con Pompeyo, compañero de triunvirato, César le concedió la mano de su hija Julia. La gran diferencia de edad entre los cónyuges, de más de veinte años, no era inusual en Roma. Para llevar a cabo la boda, César tuvo que romper el compromiso de Julia con Quinto Servilio Cepión, al que Pompeyo entregó a su propia hija en compensación. Julia fue una ejemplar esposa. Se dice que Pompeyo la amó verdaderamente y quedó muy afectado cuando murió de parto. Julio César organizó unos juegos de gladiadores en su memoria, los primeros que se celebraban en honor de una mujer.

Templo de las vestales, cerca de la residencia del Pontífice Máximo, cargo religioso que César ocupó desde el año 63 a.C.

Ser honrada y parecerlo

César prefería a las matronas respetables para tener a su descendencia y llevar una vida ejemplar y a mujeres más desenvueltas para descansar de tanta virtud. En el elogio fúnebre de su tía y su primera esposa, Cornelia, las puso como modelo de ejemplaridad en la conducta. Otra mujer cuyo consejo siempre siguió fue su madre, Aurelia. Su tercera esposa, Calpurnia, respondía perfectamente al ideal de matrona romana: dedicada a su hogar y a su marido. La excepción fue su segunda mujer, Pompeya, que protagonizó un gran escándalo que terminó con el divorcio. César, al ser preguntado por el motivo del divorcio ya que él evitó acusarla de adulterio, respondió con la frase que resume perfectamente su filosofía: "Considero que los míos deben estar tan libres de sospecha como de culpa", sentencia que ha llegado a nuestros días así deformada: "La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo".

Los idus de marzo - Julio César se dirige al senado el día de los idus de marzo, mientras Calpurnia trata de impedirlo. Museo de las Bellas Artes, Valenciennes.

Muerte de César (1867), de Jean-Léon Gérôme.

Los idus de marzo en el calendario romano correspondían a los días 15 del mes de Martius.

Los idus eran días de buenos augurios que tenían lugar los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y los días 13 del resto de los meses del año.

Aunque marzo (Martius, mes consagrado al dios Marte) era el tercer mes del calendario juliano, en el calendario romano más antiguo era el primer mes del año. Los días de fiesta observados por los romanos desde el primero de los idus reflejan su origen como celebraciones del año nuevo. Los idus de marzo, en los calendarios más antiguos, habrían sido los días correspondientes a la primera Luna llena del año nuevo.

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