Fontana Pretoria
La Fontana Pretoria, situada en la plaza Pretoria, en la ciudad de Palermo, en Sicilia, es quizá la fuente más curiosa de toda la ciudad.
Ocupa el centro de la plaza, y se levanta a un nivel más alto que la Vía Maqueda, que atraviesa uno de los lados de la plaza. Don Pedro Álvarez de Toledo, sucesor de Cosme I de Medici, Gran duque de Toscana, encargó a los escultores Francesco Camilliani y Michelangelo Naccherino una fuente para el jardín de su residencia florentina. Tras la muerte del comitente, en 1552, y gracias a la mediación de su hijo, García de Toledo, fue adquirida por el senado palermitano y traslada a su lugar actual.
Las pilas con agua se disponen en tres niveles concéntricos, rodeados de estatuas representqando monstruos, animales mitológicos, y los cuatro ríos de Palermo, el Oreto, el Papireto, el Gabriele y el Maredolce.
En su momento fue denominada La fuente de la vergüenza debido a la desnudez de las estatuas.
Existío una fuente gemela a esta, realizada por el mismo autor. No es seguro si esta otra fuente originalmente estuvo en el mismo Jardín Florentino o fue creada exclusivamente para el Jardín del III Duque de Alba Fernando Alvarez de Toledo, familiar directo de los dueños Florentinos. Dicho Jardín se sitúa en la localidad cacereña de la Abadía, la fuente permaneció varios siglos y en algunas referencias de la época la consideran como una de la más grandiosas de España. Hoy en día este jardín se encuentra lamentablemente abandonado y la fuente destruida, solo se puede encontrar algunas pilas y ruinas de estatuas.
Está considerada la iglesia barroca más bella de Palermo. Tiene dos fachadas, a la Plaza Pretoria y la Plaza Bellini (donde se halla su entrada).
Lo realmente excepcional es su interior, pues presenta multitud de elementos decorativos: incrustaciones de mármol, esculturas de mármol blanco, estucos dorados y frescos. Tiene una enorme cúpula, del siglo XVIII, época en que se añadieron también el presbiterio de mármol tallado, el tabernáculo de amatista detrás del altar principal, los ángeles de plata del altar, y los adornos de plata de los confesionarios.
La capilla de la derecha del crucero aloja la estatua de Santa Catalina, esculpida por Antonello Gagini en 1534.
Situada en la Plaza homónima, frente al Monumento a la Inmaculada, se encuentra la magnífica iglesia barroca de San Domenico. Perteneció a un monasterio dominico y fue remodelada en su aspecto actual en el año 1.640. Del templo primitivo del siglo XIV sólo se conservan parte de los Claustros, que fueron parcialmente demolidos para ampliar la iglesia.
Iglesia de San Domenico, en la plaza presidida por la columna de la Inmaculada. |
La fachada es una maravilla, decorada con curvas, columnas, estatuas y nichos, con dos campanarios gemelos, un bello rosetón y un vistoso pórtico. Tiene planta de cruz latina, con dos naves y una marcada bóveda semicircular. Las capillas de su interior, decoradas con bastante riqueza y mármoles policromados, albergan las tumbas de numerosos palermitanos ilustres. El altar mayor es del siglo XVIII y está decorado en mármol con incrustaciones de piedras preciosas.
En la parte posterior de la iglesia (Via Bambinai) se encuentra el Oratorio de San Domenico, fundado por la sociedad del Santo Rosario en el siglo XIV. Tiene una excelente decoración barroca, con extraordinarios estucados realizados por Giacomo Serpotta. Se dice que una de las más bellas damas de la alta sociedad de Palermo posaron como modelos para las numerosas figuras alegóricas. En el altar mayor hay una pintura de Anthony Van Dyck: la Madonna con Santo Domingo y los patrones de Palermo, de 1628.
Los espectaculares relieves son de finales del 1600. El altar estaba presidido por una Natividad obra de Caravaggio, pero lo que hay actualmente es una fotografía del cuadro original, ya que fue robado en 1969 y no se volvió a saber nada de su paradero.
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