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Año: 1951 - Ubicación actual: Museo Picasso, París - Técnica: óleo sobre contrachapado - 110x210cm
Con “Masacre en Corea”, Pablo Picasso, gran maestro del siglo XX, reafirma su condena a la guerra en plena Guerra Fría. Ya lo había hecho anteriormente con Guernica. Lo hará más adelante con Guerra y paz .
Guerra (Guerra y paz). La pintura de la capilla en Vallauris. (Pablo Picasso)
La idea de Guerra y Paz empezó a surgir en la mente de Picasso unos años antes de materializarla, se cree que en el Congreso de la Juventud del Movimiento por la Paz en Niza (1949). Su idea de crear un templo de la paz fue en aumento. Varios compañeros se habían embarcado en proyectos similares como Matisse, que se encontraba realizando su Chapelle du Rosaire por encargo de los dominicos.
En 1952 comenzó a pintar unos paneles de madera que más tarde se montarían en la cúpula de la capilla. Aún así, la obra no fue inaugurada hasta 1959.
El cuadro Guerra (Guerra y paz). La pintura de la capilla en Vallauris. es una obra maestra que refleja la visión única de Pablo Picasso sobre el tema de la guerra y la paz. La pintura se encuentra en la capilla en Vallauris y ha sido objeto de admiración y estudio por parte de expertos y amantes del arte de todo el mundo.
En esta obra, Picasso logra plasmar de manera magistral la dualidad entre la destrucción provocada por la guerra y la esperanza de la paz. A través de su característico estilo cubista, el artista crea una composición visualmente impactante que invita a la reflexión y al análisis profundo.
El cuadro tiene como tema la guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur, que había estallado apenas unos meses antes (junio de 1950) y la escena representaría el avance del ejército de los Estados Unidos hacia territorio norcoreano, durante el cual habrían masacrado a 163 civiles surcoreanos bajo el puente de No Gun Ri, incidente poco conocido fuera de Corea
En el cuadro contrastan dos grupos bien diferenciados dentro de una escena que se desarrolla en el entorno de un paisaje ruinoso. Por un lado están las víctimas: las mujeres (algunas embarazadas, para simbolizar la fertilidad y la vida, dotando de más dramatismo a la escena) y varios niños aterrorizados, excepto uno, que juega ajeno debido a su corta edad e inocencia. La desnudez del grupo de mujeres y niños simbolizaría la imposibilidad de poder defenderse.
En el otro lado están los soldados, desprovistos de atributos físicos masculinos, lo que indicaría cierta ausencia de humanidad enfatizada por esa apariencia de “máquinas” o robots, deshumanizándolos por completo.
El 3 de mayo en Madrid (también conocido como El 3 de mayo de 1808 en Madrid, Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío o Los fusilamientos del tres de mayo)
La intención de Goya era plasmar la lucha del pueblo español contra la dominación francesa en el marco del levantamiento del dos de mayo, al comienzo de la guerra de Independencia española
Para este cuadro sobre Corea, Picasso se inspiró en dos obras, principalmente en la obra que Goya pintó para representar los sucesos del “3 de mayo”, pero también tiene muchas referencias al cuadro sobre el Fusilamiento del emperador Maximiliano realizado por Edouard Manet
Oteiza, Lekuona, Balenciaga. El renacimiento incompleto, 1930-1936
Jorge Oteiza, Narkis Balenciaga y Nicolás Lekuona se confabularon, a principios de los años treinta del siglo XX, con el objetivo de participar activamente en la renovación de los lenguajes plásticos e implicarse en la generación del renacimiento de las artes. El inicio de su trayectoria artística supuso la materialización de su proyecto, si bien éste quedó pronto parcialmente truncado: Balenciaga murió en México en 1936 y una bomba acabó con la vida de Lekuona un año más tarde, en el frente de Frúniz, durante la Guerra Civil. Oteiza perdió así a sus compañeros, pero la voluntad de renovación constituyó uno de los motores de su proyecto artístico, permanentemente impregnado de la memoria y la ausencia de los dos artistas, de cuya pérdida dejó testimonio doliente años después en sus poesías: “Nicolás no quisiste viajar conmigo / y tú Narkis que me abandonaste en Chile / miro ahora yo mi ventana lucho contra la muerte solo.”
El eclecticismo de Balenciaga revela un amplio abanico de intereses e influencias que determinaron sus pasos en el ámbito de la pintura
"Su intuición artística luchó con dos dogmas: el impresionismo puro o luz sobre todo (Barbinzon) y el post-impresionismo puro luz como elemento constructivo (artista de Provenza). Poseedor de fina retina y paleta depurada, con briosa manera de construir, plasmó en sus óleos luz, profundidad, carácter y fuerza. Con personalidad bien definida y con un buen bagaje de lienzos, en los que quizá más que la fidelidad literaria del paisaje había verdadera emoción de la Naturaleza, acudió a concursos y realizó exposiciones con gran éxito."
Recomendado por Aitzol, embarcó en el Arantzamendi junto con Oteiza rumbo a la Argentina en 1935, donde expuso en Buenos Aires y su provincia. Tenía la intención, junto con Oteiza y Lekuona de realizar un viaje alrededor del mundo para estudiar las culturas primitivas.
Según Gil Fillol, Balenciaga se muestra en sus óleos cercano a Manet, como en otros próximo a Gauguin, persiguiendo en unos únicamente efectos coloristas y luminosos y en otros intentando modelar sobre esqueletos de color.
Por su parte, Oteiza practicó, durante estos años, una figuración de carácter expresionista, bastante ecléctica, muy influida por Alberto Sánchez, con su formas verticales, pero también deudora de Brancusi, Epstein, Tsaplin y Derain, en sus tanteos primitivistas. Más teórico que sus compañeros, para él, el arte nunca fue un fin, sino más bien, una práctica “destinada a servir de instrumento para la realización de un proyecto personal y colectivo”. Su personalidad le permitió construir un pensamiento clave en la teoría artística del siglo XX, algo que, en el caso de Lekuona y Balenciaga, truncó su temprana muerte.
El Museo Oteiza
El Museo se sitúa en el entorno rural de la localidad Navarra de Alzuza, a 9 kilómetros de Pamplona, y acoge una de las colecciones monográficas más extensas del arte contemporáneo.
El Museo Oteiza es obra del arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza, que ha proyectado un gran cubo de hormigón rojizo, que acoge la colección del escultor e integra la vivienda ocupada por Jorge Oteiza durante dos décadas.
Algunas de sus obras:
Franciscano - Cemento - 1953
Una vista de la casa-taller de Oteiza en Alzuza. FUNDACIÓN MUSEO OTEIZA
Entre estos elementos expositivos, destaca la numerosa documentación escrita y gráfica inédita, algunas maquetas de sus proyectos arquitectónicos, esculturas, estudios de su laboratorio de tizas y otros objetos del artista. La reordenación de los espacios y los fondos actualmente presentes se articulan en dos ejes, uno geográfico y otro temático.
Hasta su domicilio en esta localidad navarra trasladó durante ese periodo su biblioteca personal, sus manuscritos, las esculturas y maquetas creadas a lo largo de su extensa trayectoria creativa así como el Laboratorio de Tizas, una de las aportaciones fundamentales que acoge el Museo.
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