AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - El Virreinato del Perú - Barroco Andino - Arquitectura mestiza - Potosí - Centro histórico de Arequipa (La ciudad blanca) - La Catedral de Arequipa, pincha aqui
La Iglesia de la Compañía es una de las numerosas iglesias ubicadas en el Centro Histórico de Arequipa. Se encuentra ubicada entre el Portal de la Municipalidad y el Portal de Flores. Templo erigido por la Compañía de Jesús en la ciudad peruana de Arequipa, uno de los ejemplos más destacados de la llamada arquitectura mestiza.
En el interior del templo se pueden apreciar retablos de madera tallada recubiertos con pan de oro. En la sacristía está la capilla de San Ignacio, con murales polícromos que muestran la flora y la fauna tropicales. Los claustros fueron edificados en el siglo XVIII.
La cúpula es de media naranja, con un tragaluz en la cúspide: Sobre la cornisa en la que se sustenta se pueden ver 8 imágenes de santos con sus respectivas reliquias. |
En su interior cabe destacar el altar mayor, uno de los más bellos de Arequipa, que ostenta en la parte central una de las mejores pinturas, La Virgen con el niño, del pintor italiano Bernardo Bitti, que llegó al Perú en 1575.
Virgen con el Niño (1600-1603), Iglesia de la Compañía, Arequipa. |
Los claustros
Entre todos los claustros conventuales levantados en la Arequipa colonial sobresalen notablemente los de la Compañía, no sólo por su rica ornamentación, sino también por su grandiosidad y originalidad. “La frondosa decoración parece hablarnos de la imaginación inagotable de su autor y del deseo de no copiar nada de lo conocido.
Un ejército de peones, entre negros, indios y españoles, trabajaba y modelaba el sillar acarreado desde las canteras de Chilina.
Fotos cortesía de Christian Osorio Rodríguez |
La construcción de estos claustros se inició en 1677 bajo la dirección de Lorenzo de Pantigoso, alarife tan afamado que fue designado “Obrero Mayor para la reconstrucción de la ciudad”, después del terremoto de 1687, según ha investigado Alejandro Málaga Medina.
Foto cortesía de Yoli Yoli |
Fuente: *El Profesor Carlos O. Zeballos Barrios es Doctor en educación y pionero de las publicaciones turísticas en Arequipa, con su obra Arequipa, la Única (1979).
Monasterio de Santa Catalina de Siena (Arequipa)
O Convento de Santa Catalina, es un complejo turístico religioso ubicado en el centro histórico de Arequipa, departamento de Arequipa, Perú.
La ciudadela se ubicó al sur del Perú en la ciudad de Arequipa, fundada el 10 de septiembre de 1579 y ubicada en una zona que destaca por su belleza natural, clima acogedor y que dispone de un gran material con el cual se construye y se sigue haciendo la arquitectura de esta ciudad, el sillar. En el monasterio existen dos tipos, el sillar blanco, que proviene del volcán Chachani, y el rosado del Misti, este último emblema de la ciudad.
La ciudadela ocupa un terreno de 20.000 metros cuadrados y está absolutamente aislada de la ciudad, a pesar de que se ubica en el corazón de ésta. Un gran y sólido muro de 4 metros de altura aislaba la vida de las mujeres que habitaban el monasterio.
El virrey Francisco de Toledo otorga la licencia necesaria para la fundación del tan deseado monasterio que solicitaba la ciudadanía. Doña María de Guzmán, viuda de Diego Hernández de Mendoza, decide recluirse en el monasterio en construcción, cediendo para ello todos sus bienes. El 10 de septiembre de 1579 se realiza la memoria de la fundación del monasterio firmada por el Cabildo, regimiento de la ciudad y el obispado del Cusco, nombrando a María de Guzmán como la “Primera pobladora y priora de dicho Monasterio”. El 2 de octubre de 1580 se realiza una misa mayor en la ciudad para que desde ese día se tomaran los hábitos.
Las mujeres que ingresaron como monjas al monasterio fueron criollas, mestizas pertenecientes a familias adineradas. La historia cuenta del ingreso de las denominadas “monjas pobres” que sin tener dinero para pagar una dote, ingresaban a ejercitar sus virtudes. Se sabe que, a mediados del siglo XVIII, la ciudadela contaba con más de 300 mujeres de hábito y doncellas de servicio.
El encanto de esta ciudadela reside en la solidez y plasticidad de sus volúmenes, y la belleza que maestros de obras y alarifes lograron en la arquitectura de esos recintos mediante soluciones como los arbotantes o la construcción de recias arquerías asentadas sobre pilares.
En los interiores, las cúpulas y las cubiertas de bóveda amplían considerablemente el espacio y aumentan la sensación de fortaleza de los edificios. Se percibe así mismo, sobre todo en la zona de las callejas, la intervención de albañiles que, carentes de un diseño propiamente arquitectónico, fueron levantando muros, tejados, celdas, patios y portadas de sencillo planteamiento.
El actual edificio atesora espléndidas piezas de arte, como un altar barroco de madera tallada y dorada, de un cuerpo y tres calles, que exorna la capilla, y varias pinturas de la escuela cusqueña.
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