lunes, 5 de septiembre de 2022

L - Venecia la ciudad de las delicias - Carlo Goldini - Antonio Vivaldi - Canaletto, el pintor por excelencia de Venecia - Francesco Lazzaro Guardi - Rosalba Carriera - El palacio Dandolo - Los Ridotti -

XLIX - Creta - El asedio de Viena - La guerra de Morea - El Partenón - La liga Santa 1684 - La guerra de Morea - Angelo Emo, pincha aqui

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Si pudiéramos viajar en el tiempo, a la Venecia a comienzos del siglo XVIII, encontraríamos una ciudad muy similar a la que contemplamos hoy. La localidad conserva todavía gran parte del aspecto que tenía hace trescientos años, algo que sucede en contados lugares en todo el mundo y explica, en cierta medida, su éxito como destino turístico. Y es que la República había quedado anclada en el tiempo, dormida en los laureles de un pasado brillante que cada vez quedaba más lejos. convertida en un lugar exótico y fascinante, pero completamente irrelevante más allá de cuestiones culturales.

A mediados del siglo XVIII la República pagaba hasta 60.000 marcos anuales a los piratas norteafricanos por el privilegio de que sus barcos navegar sin ser molestados, aguas, que en el pasado habían sido suyas.

Los franceses y un número creciente de ingleses, holandeses, austriacos e incluso rusos con sus barcos a vela, mucho más avanzados que las galeras venecianas, habían suplantado a los venecianos en el comercio por el Mediterráneo, que, por otro lado, tenía cada vez menos interés. La Ruta de la Seda ya no existía, y las mercancías que surcaban las aguas del Adriático rumbo a la laguna eran sobre todo de origen regional: aceite de oliva, vino, sal....Los viejos enemigos tampoco eran ya lo que habían sido. La conquista de Creta fue la última gran victoria del Imperio Turco Otomano; tras su derrota ante las puertas de Viena en 1683, los otomanos habían confirmado su condición de imperio decadente, de "gigante enfermo de Europa". Otros, como los rusos, los británicos y los franceses comenzaron a ocupar su lugar al frente de la política mundial, cuyos avatares transcurrían ya muy lejos del Mare Nostrum.


Teatro Malibrán en Venecia

María Malibrán, pintada por François Bouchot, Museo del Louvre. (La reina de Europa)

(París, 24 de marzo de 1808-Mánchester, 23 de septiembre de 1836), fue una cantante de ópera española (nacionalizada más tarde como francesa). Era hija del tenor, maestro de bel canto y compositor español Manuel del Pópulo Vicente García y de la soprano Joaquina Briones, y hermana de la cantante Pauline Viardot-García y del influyente maestro de canto Manuel Patricio Rodríguez García. Cuando Rossini fue interrogado por quiénes habían sido los más grandes cantantes que había conocido, respondió:

Muchos cantantes de mi tiempo fueron grandes artistas pero hubo solo tres genios: Lablache, Rubini y esa niña tan mimada por la naturaleza, María Malibrán.

Si los franceses convirtieron a la Malibrán en la superestrella del momento fueron los italianos quienes la envistieron del título de «Diva». En Italia no solamente fue reconocida como una artista inalcanzable sino que una verdadera manía, que en ciudades como Nápoles o Venecia o más tarde Milán rayaba en la histeria colectiva, se apoderó del público italiano.

El siglo XVIII fue para Venecia un largo período de paz y de esplendor artístico, en el que la ciudad, por más que ya no dictara las normas de la política y la economía, al menos si que encabezaba el renacer artístico italiano durante el settecento. La ciudad contaba con unos 160.000 habitantes, había decenas de teatros y siete óperas. Fue un veneciano, Carlo Goldini quien superó definitivamente los anquilosados esquemas de la Comedia del Arte, y estableció las bases de la nueva comedia italiana, en la que se apoya gran parte del teatro moderno.

Carlo Goldoni (Venecia, 25 de febrero de 1707 – París, 6 de febrero de 1793) fue un dramaturgo italiano de la Serenísima República de Venecia en los idiomas italiano, véneto y francés.

Para los que disfrutaban de la música, era de buen tono visitar los orfanatos, donde se ofrecían exquisitas veladas musicales. El encargado de organizar estas sesiones en el orfanato de la Piedad era precisamente Antonio Vivaldi (1678-1741), el compositor que cimentó el género moderno del concierto, clave para el surgimiento de la nueva música romántica del siglo XIX. 

Antonio Vivaldi (Venecia, 4 de marzo de 1678-Viena, 28 de julio de 1741) fue un compositor, violinista, empresario, profesor y sacerdote católico veneciano del Barroco. Era apodado Il prete rosso («El cura rojo») por ser sacerdote y pelirrojo. Se le considera uno de los más grandes compositores barrocos, su influencia durante su vida se extendió por toda Europa y fue fundamental en el desarrollo de la música instrumental de Johann Sebastián Bach. Su maestría se refleja en haber cimentado el género del concierto, el más importante de su época. Compuso unas setecientas setenta obras, entre las cuales se cuentan más de cuatrocientos conciertos, para flauta, violín, y una variedad de otros instrumentos musicales, y cerca de cuarenta y seis óperas. Es especialmente popular como autor de la serie de conciertos para violín y orquesta Las cuatro estaciones.

Canaletto, el pintor por excelencia de venecia


Nacido el 28 de octubre de 1697, Giovanni Antonio Canal, más conocido como "Canaletto", fue el genial creador de la imagen icónica de Venecia que, a partir del Siglo de las Luces, el mundo ha podido disfrutar de la ciudad de los canales. Con una capacidad única, el artista consiguió que Venecia y los venecianos perduren para siempre en unos cuadros llenos de luz y de belleza.

El Gran Tour, en el que Venecia era una parada obligatoria.

POSTALES PARA TURISTAS

Inspirado en el vedutista romano Giovanni Paolo Pannini, Canaletto comenzó a pintar la vida cotidiana de la ciudad de Venecia y su gente. Se conoce como vedutismo al arte pictórico desarrollado sobre todo en Venecia, en el que se pintan imágenes panorámicas, generalmente urbanas, y que están concebidas como recuerdos, casi como postales para los viajeros extranjeros, y que describen con minuciosidad y todo lujo de detalles los lugares más característicos de la ciudad de los canales. Canaletto fue el mayor exponente de este género pictórico junto a su sobrino Francesco Guardi y el artista Luca Carlevarijs. Aparte de las vedutas, a Canaletto también le interesaron los capriccios, un tipo de arte basado en el paisaje, aunque en este caso las escenas son un poco más fantásticas e idealizadas.


Estos clientes también disfrutaban de los cuadros de costumbres de Gian Domenico Tiépolo (1727-1804), en los que el artista veneciano se adelantó al nacimiento de la pintura realista del siglo XIX, ejerciendo una enorme influencia sobre pintores como Goya

Giovanni Domenico (o Giandomenico) Tiepolo (Venecia, 30 de agosto de 1727 – Venecia, 3 de marzo de 1804) fue un pintor y grabador italiano, hijo mayor de Giambattista Tiepolo y hermano del también pintor Lorenzo Tiepolo. Se le considera un maestro de transición entre el rococó y el siglo XIX, y ejerció influencia sobre el joven Goya.


Rosalba Carriera (Venecia, 7 de octubre de 1675-Ib., 15 de abril de 1757) fue una pintora italiana, perteneciente al estilo rococó. En su juventud se especializó en retratos en miniatura. Después será conocida por su trabajo en pasteles, un medio muy apreciado en el ambiente rococó por sus suaves perfiles y floridos toques. Lanzó la moda de la pintura al pastel durante su estancia en París en 1720.

Carriera popularizó el uso de pintura al pastel. Con esa técnica retrató a un sinnúmero de clientes acaudalados. Sus obras presentan una caracterización que realza a los personajes y al mismo tiempo exhibe suavidad debido a la gran sutileza con que reproduce los detalles. Su técnica consistía en pintar directamente con el pastel, sin un diseño previo.

El palacio Dandolo es un edificio palaciego italiano situado en el sestiere de Castello, frente a la "riva" o ribera de los Schiavoni, próximo a la plaza de San Marcos en Venecia. Fue construido a finales del siglo XIV por la familia Dandolo. En la actualidad alberga al establecimiento hotelero "Danieli".
Se prohibió  jugar en la calle. Entre los ridotti más celebres cabe mencionar el que se inauguró en el Palazzo Dandolo de San Moisé, en 1638, llamado simplemente Il Ridotto, el primer ridotto público, cuya fama se extendió por toda Europa. Aquí jugaban los nobles o cualquier persona que llevase una máscara, llamada Bauta y muy utilizada en Venecia. Muchos extranjeros adinerados frecuentaron el Ridotto, como por ejemplo Federico IV, rey de Dinamarca. Y…¿ Qué decir de Giacomo Casanova? Bueno…era prácticamente un cliente habitual, siendo un jugador empedernido.

Acostumbrada desde la Edad Media a recibir a viajeros, Venecia se convirtió en uno de los destinos predilectos de los jóvenes europeos que viajaban a Italia. La ciudad abundaba en diversiones: fue la era del florecimiento del carnaval, de los paseos en góndola, de las fiestas elegantes, de las librerías bien surtidas de ejemplares de todo el mundo, pero también de las casas de juego (ridotti, casi equivalentes a nuestros modernos casinos) y de los prostíbulos.

Eran pequeños apartamentos o a veces cuartos sencillos, donde los venecianos solían reunirse pasando juntos principalmente las horas nocturnas, divirtiéndose. Encuentros amorosos, reuniones de carácter político, relaciones sociales, pero sobre todo el juego de azar triunfaba entre las diversiones más amadas por la sociedad veneciana.

En 1567 el mismo Consejo prohibió estos ridotti, pero, sin embargo siguieron  creciendo y en 1774 se contaban 136 casini.

En estos lugares tenían lugar fiestas, bailes y la música reinaba soberana y los sábados,  después de medianoche, se organizaban suntuosos banquetes.

La Venecia del siglo XVIII era un lugar que hoy calificaríamos de "multicultural" gracias a la presencia de variadas comunidades extranjeras. Los judíos nunca fueron expulsados de la República, y contaban con un barrio entero

Al sur de Venecia podemos encontrar Giudecca, un grupo de islas que se separa de las islas rialtinas por un canal llamado Canale della Giudecca. Forma parte del sestiere de Dorsoduro. Se encuentra aproximadamente a una distancia de 300 metros de la ciudad y se tardan unos tres minutos desde la plaza de San Marcos en barco (vaporetto) para llegar. Aunque son las islas más grandes de los alrededores no cuentan con un gran tamaño. De este a oeste miden unos 2000 metros, mientras que de norte al sur apenas llegan a unos 300 metros. Cuenta con 4.792 habitantes, a los que habría que añadir los 1.458 de Sacca Fisola.

Las profundas relaciones con el Mediterráneo Oriental habían hecho que en la ciudad hubiera una nutrida representación de griegos de religión ortodoxa, que contaban con su propia iglesia, pero también musulmanes, que acudían a rezar a una sinagoga en el Fondaco dei Turchi. Incluso la comunidad armenia contaba  con  su propio monasterio, situado en la isla de San Lázaro, frente a la costa del Lido.

San Giorgio dei Greci es una iglesia en el sestiere (barrio) de Castello, Venecia, norte de Italia . Era el centro de la Scuola dei Greci , la Cofradía de los Griegos en Venecia.

San Lazzaro degli Armeni ​ es una pequeña isla en la laguna de Venecia, el noreste de Italia, situada inmediatamente al oeste del Lido, completamente ocupada por un monasterio que es la sede principal de la Orden mequitarista, siendo la isla uno de los centros más importantes en el mundo para la cultura armenia.

El aislamiento del islote a cierta distancia de las islas principales que forman la actual ciudad de Venecia, hizo de él un lugar ideal para una estación de cuarentena y un hospital de leprosos (un lazareto) fundado en el siglo XII, recibiendo el nombre de San Lázaro ya que es el santo patrono de los leprosos. Abandonada la isla y el lazareto en el siglo XVI, dos siglos después en 1717 se le dio por parte del Concejo de Gobierno de Venecia, a un grupo de monjes armenios de la orden mequitarista quienes allí establecieron este, su célebre, monasterio rico en obras culturales, por ejemplo en su biblioteca armenia y universal.
La larga crisis económica de la República había multiplicado el número de los barnabotti, los nobles arruinados que malvivían de la caridad pública.

La nobleza veneciana constituyó uno de los tres cuerpos sociales en los cuales estaba dividida la sociedad de la Serenísima República de Venecia, junto con los "ciudadanos" y los "forasteros".
Los nobles venecianos arruinados continuaban formando parte del Gran Consejo. Y, obviamente, la nobleza veneciana no podía permitir que los miembros del Gran Consejo se vieran rebajados a trabajar con sus manos por cuenta ajena para ganarse la vida, como el resto de los mortales. Así que cuando un noble se arruinaba, el estado veneciano le concedía una modesta pensión para que pudiera vivir dignamente sin trabajar, e incluso le asignaba lo que hoy denominaríamos un ‘piso de protección oficial’, en un barrio de Venecia situado en los alrededores de la Iglesia de San Bernabé (San Barnaba). Del nombre de ese barrio le viene el apodo de ‘Barnabotti’ a esa nobleza veneciana empobrecida.

La pensión y la vivienda a cargo del estado no eran las únicas ayudas que la república veneciana daba a los barnabotti. Con el correr del tiempo, el estado concedió a algunos de aquellos nobles una licencia para regentar en sus viviendas los denominados ‘ridotti’, casas de juego que fueron los antecedentes de los modernos casinos. En aquellas casas de juego era obligatorio llevar máscara, excepción hecha de los croupiers, que eran los propios barnabotti dueños del local. Entre los visitantes ilustres de aquellas casas de juego, hay uno que les sonará a todos ustedes: Giacomo Casanova. 

Iglesia y Campo San Barnabé

Por supuesto, cuando una casta protege de esa manera a sus miembros caídos en desgracia, suele ser tanto por solidaridad de grupo, como porque esos miembros siguen teniendo alguna utilidad. Y por supuesto que los barnabotti la tenían: al seguir formando parte del Gran Consejo, sus votos continuaban siendo valiosos para las facciones en disputa y para los que aspiraban a seguir una carrera política. De hecho, los barnabotti completaban sus ingresos vendiendo directamente sus votos al mejor postor, con el mayor de los descaros. (Fuente Luis del Pino)

En el siglo XVIII, el 66% de los varones venecianos permanecía soltero, y sin posibilidad de casarse. (La casa a cambio de estar soltero: los barnabotti).

En Venecia abundaban los prostíbulos (la ciudad con más prostíbulos de Europa), pero también los conventos, donde muchas jóvenes ingresaban sin vocación.

El locutorio de las monjas de San Zaccaria, 1745-1750, Francesco Guardi (Venecia, Ca’ Rezzonico). En el convento de San Zaccaria tomaban el velo las descendientes de la nobleza veneciana. A veces, el libertinaje en las religiosas era moneda corriente, de manera que podían recibir en el recinto conventual a cualquier persona que desearan. En el locutorio de este cuadro figura un teatro de marionetas para entretener a los niños que van de visita con sus padres.
La patria de Vivaldi y de Casanova se convirtió en la capital europea de las fiestas, donde la efervescencia del carnaval, la ironía de las máscaras, el interés por el juego y la galantería se expresan a diario como sobre una escena de ópera.

Francesco Lazzaro Guardi (5 de octubre de 1712 – 1 de enero de 1793) fue un pintor de vedute (pintura de paisajes) veneciano. Está considerado entre los últimos practicantes, junto con sus hermanos Gianantonio y Nicolò, y su hijo Giacomo, de la clásica escuela de pintura veneciana. Su pintura se caracteriza por colores expresivos y contornos esfumados.

Vista del Gran Canal con Santa Lucia y santa Maria de Nazareth, circa 1780, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid

El minué, 1756, Giandomenico TiepoloBarcelona, Museu Nacional d’Art de Catalunya, MNAC). La escena se inspira en las obras de teatro de Carlo Goldoni, donde aparecen los personajes de la Comedia del Arte. Pantalone y Colombina acompañados de otras máscaras, todos vestidos con afectada elegancia, bailan el minué en el jardín de una villa. Se trata de una escena de género situada en el contexto del Carnaval, el acontecimiento que hizo de Venecia el lugar de parada obligatoria para los viajeros europeos del siglo XVIII. Aquí, Tiepolo toma como pretexto el Carnaval para describir las personas y el ambiente que las rodea, es decir, una sociedad que esconde su decadencia refugiándose en las apariencias, las diversiones y los pasatiempos efímeros.

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