El cartismo
William Lovett, principal promotor del movimiento “cartista” |
El cartismo supuso la toma de contacto de las masas obreras con la acción política. Hasta entonces habían concentrado su empeño en la conquista de mejoras de carácter laboral.
En la “Carta” demandaban el sufragio universal, la supresión del certificado de propiedad como requisito para formar parte del Parlamento, inmunidad parlamentaria, un sueldo para los diputados, etc; estas peticiones poseían un marcado carácter político y eran necesarias -según sus defensores- para conseguir una profunda transformación social.
El movimiento fracasó, entre otras causas, por las disensiones internas entre sus diversas tendencias, la moderada y la radical. La tendencia moderada la representaban Lovett y Owen, inclinados a demandas de tipo económico y laboral; la más radical la lideraron el irlandés O’Connor y O’Brien, ambos partidarios de acciones contundentes que incluían el empleo de la huelga general.
La represión del gobierno británico, que militarizó las zonas en donde la agitación se hizo más activa, abortó el movimiento. Éste quedó escindido de forma irreversible hasta su desaparición.
El fracaso de la revolución de 1848 asestó el golpe definitivo a las aspiraciones cartistas. En adelante la lucha de carácter político sería abandonada por los obreros ingleses quienes moderaron en gran medida sus reivindicaciones para concentrarse en la lucha de carácter sindical. La acción política se circunscribió al continente, de manera más significativa a Francia.
Aunque el cartismo se malogró, constituyó una importante experiencia para la clase obrera en su intento de mejora de las condiciones de vida; su acción forzó al gobierno británico a articular una legislación que en ocasiones contó con un elevado contenido social, siendo un ejemplo de ello la “Ley de las diez horas”.
En este contexto debemos situar los primeros movimientos socialistas (no como los entendemos hoy) del siglo XIX en Inglaterra. Las revoluciones inglesas tras Napoleón y hasta 1848, apunta Hobsbawm, tuvieron un carácter entre lo radical y lo socialista, aspirando siempre al “Estado del bienestar” y a la democratización de la población por medio de una república socialista.
La “Ley de reforma”, de 1832, y la “Ley de Industria”, de 1833, no satisficieron las demandas obreras. Siguiendo la línea de Cobden, los cartistas saltaron a la palestra en 1838. William Lovett y Francis Place escribieron la “Carta del pueblo”, un programa político integrado por seis puntos básicos para la transición pacífica hacia un nuevo modelo político y socio-económico inglés, adaptado a los nuevos tiempos y a las condiciones que requería el sistema de fábricas y el empobrecimiento generalizado de la clase obrera:
- sufragio universal masculino
- no hace falta ser propietario para ser diputado
- convocatoria anual del Parlamento
- distritos electorales homogéneos
- salario para los diputados
- voto secreto
Es verdad que las propuestas efectuadas en la “Carta del pueblo” terminaron tomando cuerpo de ley posteriormente, pero pasaría mucho tiempo hasta que así fuera: en 1872 se aprobó el voto secreto; en 1908 se promulgó una ley que reducía las horas de trabajo para la población adulta contratada en las minas a ocho horas; en 1874 se fijó la edad laboral en 10 años y en 1920 en 14. El sufragio universal masculino tardó mucho en extenderse y la mujer no pudo votar hasta 1926. Desde Lovett a O’Connor, el objetivo principal que se persiguió fue conseguir transformaciones sociales por la vía legal parlamentaria, siempre apoyándose en un documento escrito inspirado en la opinión pública; camino que no contemplaron los luditas.
El ludismo
El ludismo fue un movimiento social que se caracterizó por la oposición a la introducción de maquinaria moderna en el proceso productivo. Se desarrolló durante las primeras etapas del proceso de industrialización y dió lugar a violentas acciones de destrucción de máquinas. Su origen se remonta a la acción de "Ned Ludd", su mítico líder, un tejedor que en 1779 fue supuestamente pionero en este tipo de prácticas tras destruir el telar mecánico que manipulaba. Se desarrolló entre 1800 y 1830, fundamentalmente en Inglaterra y su intervención estuvo jalonada por una oleada de amenazas, tumultos y desórdenes que amedrentó a los patronos y provocó la intervención del gobierno.
“En la tarde del viernes, alrededor de las cuatro, un numerosos grupo de revoltosos atacó la fábrica de tejidos pertenecientes a los señores Wroe y Duncroft, en West Hougton, y, encontrándola desprotegida pronto se apoderaron de ella. Inmediatamente la incendiaron y todo el edificio con su valiosa maquinaria, tejidos, etc., fue completamente destruido. Los daños ocasionados son inmensos, habiendo costado la fábrica sola 6.000 libras. La razón aducida para justificar este acto horrible es, como en Middleton, el “tejido a vapor”. A causa de este espantoso suceso, dos respetables familias han sufrido un daño grave e irreparable y un gran número de pobres han quedado sin empleo. Los revoltosos parecen dirigir su venganza contra toda clase de adelantos en las maquinarias. ¡Cuán errados están! ¿Qué habría sido de este país sin tales adelantos?”
Socialismo Utópico
El término socialismo utópico fue acuñado en 1839 por Louis Blanqui, aunque alcanzó notoriedad tras el empleo que de él hicieron Marx y Engels en su "Manifiesto Comunista". Éstos consideraban que los pensadores utópicos, aunque bienintencionados, pecaban de idealismo e ingenuidad. Para impedir ser confundidos con ellos, etiquetaron su propia teoría con el calificativo de "científico".
La expresión "utopía" significa plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable ya desde el mismo momento de su formulación. Proviene de "Utopía", obra escrita por Tomás Moro, intelectual, político y humanista inglés (S. XV-XVI). En ella teorizaba acerca de una isla de ese nombre que era ideal y perfecta.
Cronológicamente las ideas del socialismo utópico alcanzaron su madurez en el período comprendido entre 1815 y 1848 (fecha de publicación del Manifiesto Comunista).
Los socialistas utópicos formaron un grupo de pensadores heterogéneo. Sin embargo tuvieron en común una serie rasgos, en gran medida influidos por las ideas de Rousseau.
La importancia de la naturaleza estaba muy presente en sus ideales, aunque ello no fue obstáculo para que fuesen favorables a la industrialización y el maquinismo.
Dedicaron sus esfuerzos a la creación de una sociedad ideal y perfecta, en la que el ser humano se relacionase en paz, armonía e igualdad.
Sus metas habrían de alcanzarse mediante la simple voluntad de los hombres, es decir, pacíficamente, de ahí que sus seguidores se opusieran a las revoluciones y a acciones como la huelga.
Pusieron al descubierto y denunciaron los perniciosos efectos del capitalismo, pero no investigaron sobre sus causas profundas.
Con el fin de paliar las injusticias y desigualdades emprendieron diversos planes, en los que primaron la solidaridad, la filantropía y el amor fraternal.
Pensadores utópicos
ROBERT OWEN Y NEW HARMONY
Para los curiosos e interesados del comunismo, he aquí al antecesor de Marx y Engels. Robert Owen y su New Harmony o el primer pueblo comunista de la historia.
Robert Owen, nacido en 1771 en Montgomeryshire (Gales) procedía de una modesta familia y desde muy joven destacó por su gran inteligencia, así que poco le costó hacerse, con el tiempo, con un hueco en el mundo industrial que, recibiéndole con los abrazos abiertos, le regaló una importante fortuna. Eso sí, no hay que verlo como a uno de esos grandes y fornidos Churchill de la época que se paseaban con sus puros, mujeres y tropa de niños por las húmedas calles inglesas, ya que él iba más allá. Desde un principio se preocupó por sus trabajadores rebajándoles la hora laboral, creando colegios para que estudiaran los hijos de sus contratados e, incluso, dando bajas por enfermedad, un hombre con ideas muy progresistas para la época!
Owen culpó al hombre de ser tan “egoísta” de no poder vivir sin propiedad privada. Claro que lo que Owen no sabía es la repercusión que tendrían sus ideas en la historia ya que dos sucesores: Marx y Engels crearían la teoría de un sistema social que hoy está implantado en muchos países.
Charles Fourier
Destacaron los siguientes:
ROBERT OWEN Y NEW HARMONY
Para los curiosos e interesados del comunismo, he aquí al antecesor de Marx y Engels. Robert Owen y su New Harmony o el primer pueblo comunista de la historia.
Robert Owen, nacido en 1771 en Montgomeryshire (Gales) procedía de una modesta familia y desde muy joven destacó por su gran inteligencia, así que poco le costó hacerse, con el tiempo, con un hueco en el mundo industrial que, recibiéndole con los abrazos abiertos, le regaló una importante fortuna. Eso sí, no hay que verlo como a uno de esos grandes y fornidos Churchill de la época que se paseaban con sus puros, mujeres y tropa de niños por las húmedas calles inglesas, ya que él iba más allá. Desde un principio se preocupó por sus trabajadores rebajándoles la hora laboral, creando colegios para que estudiaran los hijos de sus contratados e, incluso, dando bajas por enfermedad, un hombre con ideas muy progresistas para la época!
En 1825 compró una pequeña aldea situada en Washington, llamada New Harmony y allí crea su pequeño espacio comunista en que todos trabajaban para todos y no existía la propiedad privada. Como un buen sistema comunista, todos los alimentos y recursos se dejaban en un almacén; tanto es así, que anécdotas cuentan como la ensalada al proceder del almacén llegaba completamente podrida a la mesa. Esto no sirve sino de ejemplo de cómo empezó a fracasar este sistema para los habitantes de la aldea que no soportaban un sistema socialista y que, progresivamente, empezaban a abandonar la aldea.
New Harmony |
New Harmony duró dos años, entre 1825 y 1826.
El conde de Saint-Simon
De origen aristocrático, pensaba que el progreso humano se obtiene mediante el desarrollo económico. La industria habría de recibir un nuevo impulso para evitar enfrentamientos entre los hombres.
Según Saint-Simon la sociedad debería ser regida por una élite de intelectuales, científicos y sabios, era partidario de una "tecnocracia" que garantizase el desarrollo de las clases más humildes. Para ello sería necesaria una trasferencia de poder desde los sectores "ociosos" de la sociedad (Ejército, Iglesia y Nobleza) a los "productores" (industriales y campesinos).
Charles Fourier
Le preocupaba la explotación, la miseria y la monotonía laboral que aquejaba a la clase obrera. Trató de paliarlas a través de la creación de colectividades voluntarias denominadas "falansterios".
Anarquismo
El término anarquismo es de origen griego y significa “sin autoridad ni poder”. Esta ideología, junto con el marxismo, constituye una de las corrientes del “socialismo”. Ambas, anarquismo y marxismo, coinciden en la crítica al capitalismo y en la necesidad de su eliminación, pero difieren radicalmente en cuanto a los métodos para conseguirlo. De hecho, a lo largo del siglo XIX ambos pensamientos se fueron alejando progresivamente, hasta convertirse en irreconciliables antagonistas.
El anarquismo estuvo muy influido por la idea roussoniana de que el individuo es bueno por naturaleza y es la sociedad (o el Estado y sus instituciones) quien destruye su felicidad.
Alcanzó su máxima influencia en el seno de sociedades escasamente industrializadas -España, Italia y Rusia-, en tanto que en países más avanzados tuvo mayor peso el marxismo. En España el anarcosindicalismo se materializó en la creación de organizaciones como la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) que jugaron un importante papel en el primer tercio del siglo XX.
Algunos sectores del anarquismo preconizaron la acción radical y violenta. Ello se concretó en atentados terroristas que reputaron en su día esta corriente de agresiva y salvaje.
La teoría anarquista
El pensamiento anarquista no es uniforme, sin embargo, sus defensores comparten algunas ideas afines:
Tres figuras destacan en el pensamiento anarquista:
Pierre Joseph Proudhon
(1809-1865)
Su influencia se dejó sentir hasta la década de los años 60 del siglo XIX, a partir de la cual alcanzaron más relevancia las ideas de Bakunin y Kropotkin. Aunque muy relacionado con el grupo de los socialistas utópicos, de quien fue contemporáneo, se le considera el fundador del anarquismo; sus escritos son posteriores a 1848.
Criticó el juego parlamentario, sosteniendo que el sufragio universal es fácilmente manejable por la propaganda de los partidos burgueses.
Frente al Estado y la Ley preconizó la asociación de pequeños productores autónomos reunidos políticamente en una federación de comunas socialmente articuladas en torno al mutualismo y el cooperativismo.
Confió en la vía pacífica y en la ayuda mutua como formas de conseguir la liberación del hombre, siendo ajeno a los anarquistas que alentaron el uso de la violencia.
Bakunin
(1814-1876)
Fue el primer teórico anarquista en presentar su pensamiento de una manera sistemática.
Propuso la colectivización (“anarco-colectivismo”) de los medios de producción (capital, tierra, industrias, etc), pero no así de los frutos que se obtienen de ellos. En esto difería de la postura más radical de Kropotkin quien sostenía que dichos frutos también debían ser de propiedad colectiva.
Según Bakunin, el Estado y otras instituciones como la Iglesia y el Ejército han de ser reemplazados por una federación de comunas creadas de forma espontánea. Minimizó el papel de los partidos políticos.
Kropotkin
(1842-1921)
Aristócrata ruso antizarista, estuvo muy influido por las ideas de Bakunin a quien apoyó en la Primera Internacional frente a Marx. Abogó por una sociedad sin Estado, donde el trabajo intelectual y manual no estuviesen separados y los hombres practicaran el apoyo mutuo, la libertad, la solidaridad y la justicia.
Kropotkin alentó la acción de los obreros por la vía sindical, no política, siendo representante del denominado “anarcosindicalismo”.
Como instrumento indispensable para cambiar la sociedad propuso la educación, aunque también ponderó la violencia para conseguirlo.
Además de estos conocidos pensadores se distinguió:
G. Sorel
Socialismo científico o marxismo
Partiendo del estudio histórico sobre la transición de unas sociedades a otras, Carlos Marx y su colaborador y amigo Federico Engels realizaron un análisis de la sociedad capitalista, indagando en sus contradicciones y planteando los medios para su destrucción.
El marxismo se alejaba de los postulados teóricos, reformistas, idealistas y supuestamente irrealizables del socialismo utópico.
La Revolución de 1848 constituyó un momento clave en el desarrollo de esta nueva corriente socialista pues, una vez frustrada, el marxismo reemplazó al socialismo utópico como corriente ideológica obrerista dominante, erigiéndose en motor y referente de buena parte de los movimientos revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX y XX. Fue precisamente en 1848 cuando se publicó el "Manifiesto comunista”, la obra más conocida del marxismo.
Las ideas marxistas no conforman un bloque unitario, pues los escritos de Marx han ido completándose con el tiempo y han sido objeto de notables revisiones.
El socialismo científico o marxismo presenta influencias de corrientes anteriores, destacando las que proceden de la filosofía alemana hegeliana (materialismo dialéctico), la del ideario de revolucionarios como Babeuf y la de activistas obreros como Blanqui.
Obras:
Anarquismo
El término anarquismo es de origen griego y significa “sin autoridad ni poder”. Esta ideología, junto con el marxismo, constituye una de las corrientes del “socialismo”. Ambas, anarquismo y marxismo, coinciden en la crítica al capitalismo y en la necesidad de su eliminación, pero difieren radicalmente en cuanto a los métodos para conseguirlo. De hecho, a lo largo del siglo XIX ambos pensamientos se fueron alejando progresivamente, hasta convertirse en irreconciliables antagonistas.
El anarquismo estuvo muy influido por la idea roussoniana de que el individuo es bueno por naturaleza y es la sociedad (o el Estado y sus instituciones) quien destruye su felicidad.
Alcanzó su máxima influencia en el seno de sociedades escasamente industrializadas -España, Italia y Rusia-, en tanto que en países más avanzados tuvo mayor peso el marxismo. En España el anarcosindicalismo se materializó en la creación de organizaciones como la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) que jugaron un importante papel en el primer tercio del siglo XX.
Algunos sectores del anarquismo preconizaron la acción radical y violenta. Ello se concretó en atentados terroristas que reputaron en su día esta corriente de agresiva y salvaje.
La teoría anarquista
El pensamiento anarquista no es uniforme, sin embargo, sus defensores comparten algunas ideas afines:
- El rechazo de cualquier tipo de autoridad -en especial la del Estado- y el repudio a cualquier forma de organización, sea de carácter partidista, administrativa o religiosa. Junto al rechazo a la autoridad preconiza la libertad individual.
- Para los anarquistas el Estado capitalista constituye una estructura que posibilita la explotación de la clase obrera y por ello debe ser destruido. Rechaza tanto el juego político como la organización de partidos. El medio fundamental para eliminar al Estado es la huelga general, que permite arruinar a la burguesía.
- La organización social ha de estructurarse de abajo arriba, partiendo de pequeñas comunidades autosuficientes y por libre decisión de sus miembros, expresada a través del sufragio universal, nunca por imposición.
- La abolición de la propiedad, ya que ésta es considerada como un robo cuando se consigue sin trabajo. El derecho a la herencia (origen del status social) ha de eliminarse y sustituirse por la colectivización de los bienes.
- La importancia de la educación. El hombre solo será libre cuando sea capaz de pensar por sí mismo y el mejor medio para conseguirlo es una esmerada instrucción.
Tres figuras destacan en el pensamiento anarquista:
Pierre Joseph Proudhon
(1809-1865)
Su influencia se dejó sentir hasta la década de los años 60 del siglo XIX, a partir de la cual alcanzaron más relevancia las ideas de Bakunin y Kropotkin. Aunque muy relacionado con el grupo de los socialistas utópicos, de quien fue contemporáneo, se le considera el fundador del anarquismo; sus escritos son posteriores a 1848.
Criticó el juego parlamentario, sosteniendo que el sufragio universal es fácilmente manejable por la propaganda de los partidos burgueses.
Frente al Estado y la Ley preconizó la asociación de pequeños productores autónomos reunidos políticamente en una federación de comunas socialmente articuladas en torno al mutualismo y el cooperativismo.
Confió en la vía pacífica y en la ayuda mutua como formas de conseguir la liberación del hombre, siendo ajeno a los anarquistas que alentaron el uso de la violencia.
Bakunin
(1814-1876)
Fue el primer teórico anarquista en presentar su pensamiento de una manera sistemática.
Propuso la colectivización (“anarco-colectivismo”) de los medios de producción (capital, tierra, industrias, etc), pero no así de los frutos que se obtienen de ellos. En esto difería de la postura más radical de Kropotkin quien sostenía que dichos frutos también debían ser de propiedad colectiva.
Según Bakunin, el Estado y otras instituciones como la Iglesia y el Ejército han de ser reemplazados por una federación de comunas creadas de forma espontánea. Minimizó el papel de los partidos políticos.
Kropotkin
(1842-1921)
Aristócrata ruso antizarista, estuvo muy influido por las ideas de Bakunin a quien apoyó en la Primera Internacional frente a Marx. Abogó por una sociedad sin Estado, donde el trabajo intelectual y manual no estuviesen separados y los hombres practicaran el apoyo mutuo, la libertad, la solidaridad y la justicia.
Kropotkin alentó la acción de los obreros por la vía sindical, no política, siendo representante del denominado “anarcosindicalismo”.
Como instrumento indispensable para cambiar la sociedad propuso la educación, aunque también ponderó la violencia para conseguirlo.
Además de estos conocidos pensadores se distinguió:
G. Sorel
(1847-1922)
Sindicalista francés. En su obra “Reflexiones sobre la violencia, 1908, defendió la huelga general y la acción violenta como medios para destruir el estado capitalista. Sus principios inspiraron en buena medida al movimiento fascista de Mussolini y tuvieron cierta influencia sobre Lenin.Socialismo científico o marxismo
Partiendo del estudio histórico sobre la transición de unas sociedades a otras, Carlos Marx y su colaborador y amigo Federico Engels realizaron un análisis de la sociedad capitalista, indagando en sus contradicciones y planteando los medios para su destrucción.
El marxismo se alejaba de los postulados teóricos, reformistas, idealistas y supuestamente irrealizables del socialismo utópico.
La Revolución de 1848 constituyó un momento clave en el desarrollo de esta nueva corriente socialista pues, una vez frustrada, el marxismo reemplazó al socialismo utópico como corriente ideológica obrerista dominante, erigiéndose en motor y referente de buena parte de los movimientos revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX y XX. Fue precisamente en 1848 cuando se publicó el "Manifiesto comunista”, la obra más conocida del marxismo.
Las ideas marxistas no conforman un bloque unitario, pues los escritos de Marx han ido completándose con el tiempo y han sido objeto de notables revisiones.
El socialismo científico o marxismo presenta influencias de corrientes anteriores, destacando las que proceden de la filosofía alemana hegeliana (materialismo dialéctico), la del ideario de revolucionarios como Babeuf y la de activistas obreros como Blanqui.
Obras:
- "Tesis sobre Feuerbach" (1845),
- "Miseria de la Filosofía" (1847),
- "Manifiesto Comunista" y
- "El Capital"
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