jueves, 27 de octubre de 2022

XLVI - Diego Rodríguez de Silva y Velázquez - Primer estilo - Venus del espejo (1650) - Hermafrodito

XLV - Tiziano - Amor Sacro y Amor Profano (Galería Borghese, Roma, 1514) - Savonarola - Historia de Nastagio degli Onesti - La calumnia de Apeles - Venus y Marte , pincha aqui

Museo Guggenheim - Francis Bacon: de Picasso a Velázquez - La belleza de lo enfermo: Bacon arrebata en el Guggenheim, pincha aqui

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, bautizado el 6 de junio de 1599-Madrid, 6 de agosto de 1660), conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco español considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal. Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. 


Velázquez se autorretrató, pintando, en 1656 en su cuadro más emblemático: Las meninas. En las mangas de su vestido y en su mano derecha se aprecia su estilo final rápido y abocetado. En su paleta distinguimos los pocos colores que utilizaba en sus pinturas. La cruz de la Orden de Santiago que lleva en el pecho fue añadida al cuadro posteriormente.

Su catálogo consta de unas 120 o 130 obras. El reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850.​ Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con la época de los pintores impresionistas franceses, para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su obra y le calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido». La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid.

La Sevilla en que se formó el pintor era la ciudad más rica y poblada de España, así como la más cosmopolita y abierta del Imperio. Disponía del monopolio del comercio con América y tenía una importante colonia de comerciantes flamencos e italianos.​ También era una sede eclesiástica de gran importancia y disponía de grandes pintores.

Primer estilo


Vieja friendo huevos es un cuadro de juventud de Velázquez, pintado en Sevilla en 1618, solo un año después de su examen como pintor. Se encuentra en la Galería Nacional de Escocia, en Edimburgo, desde 1955, adquirido a los herederos de sir Francis Cook por 57 000 libras.
El cuadro pertenece al género del bodegón, según lo entendía Francisco Pacheco, como escena de cocina o de mesón con figuras a veces ridículas o, cuando menos, vulgares, pero estimables «sí son pintados como mi yerno los pinta alzándose con esta parte sin dejar lugar a otros», pues por esta vía «halló la verdadera imitación del natural»


Cristo en casa de Marta y María es una pintura al óleo de Velázquez realizada en Sevilla, al comienzo de su carrera, fechada en 1618.
En 1881 se encontraba en la colección Packe de Norfolk, de donde pasó a sir William M. Gregory, quien en 1892 lo donó a la National Gallery de Londres.
La imagen ilustra un pasaje del Evangelio de Lucas (10, 38-42), donde el evangelista cuenta como llegando Jesús a una aldea fue recibido en su casa por Marta, quien se iba a ocupar afanosamente en su servicio, en tanto María solo se ocupaba de escuchar con atención las palabras del Señor. Marta se quejó a Jesús, porque su hermana la dejaba sola en los quehaceres de la casa, pero Jesús le replicó: «Marta, Marta, tú te preocupas y te apuras por muchas cosas y solo es necesaria una. María ha escogido la parte mejor, que no se le quitará».

Su gran calidad como pintor se manifestó ya en sus primeras obras realizadas con solo 18 o 19 años


En su primera visita a Madrid en 1622 pintó el retrato de Góngora, captando sin ninguna concesión su amargura
Luis de Góngora y Argote ​(Córdoba, 11 de julio de 1561-Córdoba, 23 de mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida más tarde, y con simplificación perpetuada durante siglos, como culteranismo o gongorismo, cuya obra será imitada a lo largo de los siglos en Europa y América.
"No se pudo retratar al rey aunque se procuró"

Rápido reconocimiento en la corte

En 1621 murió en Madrid Felipe III y el nuevo monarca, Felipe IV, favoreció a un noble de familia sevillana, Gaspar de Guzmán, luego conde-duque de Olivares, que se convirtió en poco tiempo en el todopoderoso valido del rey. Olivares abogó por que la corte estuviera integrada mayoritariamente por andaluces. Pacheco debió entenderlo como una gran oportunidad para su yerno, procurándose los contactos oportunos para que Velázquez fuese presentado en la corte, a donde iba a viajar so pretexto de conocer las colecciones de pintura de El Escorial. 

Gracias a Fonseca, Velázquez pudo visitar las colecciones reales de pintura, de enorme calidad, donde Carlos I y Felipe II habían reunido cuadros de Tiziano, Veronés, Tintoretto y los Bassano

Retrato del infante Don Carlos (1626-27). Elegante y austero, todavía con iluminación tenebrista, resalta su rostro y sus manos iluminados sobre un fondo de penumbra.

Según Gudiol, este retrato de Felipe IV de castaño y plata, pintado hacia 1631-1636, es de los primeros donde cambió su técnica buscando la impresión visual. El conjunto parece plasmado meticulosamente pero consiguió los efectos del vestido y de las mangas mediante manchas y toques irregulares -  National Gallery, Londres

El triunfo de Baco, (1628-29), conocida como Los borrachos y considerada la obra maestra de este periodo. Los adoradores de la derecha están modelados con un empaste denso y en unos colores que corresponden a su etapa juvenil. Sin embargo, la luminosidad del cuerpo desnudo y la presencia del paisaje de fondo muestran una evolución en su técnica.

Entre las obras conservadas de este periodo destaca especialmente El triunfo de Baco, popularmente conocido como Los borrachos, su primera composición mitológica, por la que en julio de 1629 cobró 100 ducados de la casa del rey. En él la antigüedad clásica se representa de forma vigorosa y cotidiana como una reunión de campesinos de su tiempo reunidos alegremente para beber, donde todavía persisten algunos modos sevillanos.

El dios del vino “Baco”, de Caravaggio
Baco, dios del vino, era hijo de Júpiter y Semelé. Nació en la isla de Naxos y Mercurio le llevó a la mansión de las ninfas de Nisa, que cuidaron de alimentarle. Sileno le enseñó a plantar la viña y las Musas le instruyeron en el canto y la danza.

Baco (Bacco) es una escultura en mármol realizada entre 1496 y 1497 por Miguel Ángel, la obra de una altura de 203 cm se encuentra en el Museo Nazionale del Bargello en Florencia.
Esta obra es claramente la primera gran obra maestra de Miguel Ángel, donde se muestra la característica constante de la sexualidad en su escultura, que simboliza el espíritu del hedonismo clásico que Savonarola y sus seguidores estaban dispuestos a suprimir de Florencia.

En 1628 Rubens llegó a Madrid para realizar gestiones diplomáticas y permaneció en la ciudad casi un año. Se sabe que pintó del orden de diez retratos de la familia real, en su mayor parte perdidos. Al compararse los retratos de Felipe IV realizados por ambos pintores, las diferencias son notables: Rubens pintó al rey de forma alegórica, mientras Velázquez lo representaba como la esencia del poder. Picasso lo analizó así: «el Felipe IV de Velázquez es persona distinta del Felipe IV de Rubens». Rubens en este viaje copió también obras de la colección de pintura del rey, especialmente de Tiziano

La fragua de Vulcano (1630). Obra esencial para entender su evolución en su primer viaje a Italia. La atmósfera ha superado las limitaciones del tenebrismo y los cuerpos se modelan en un espacio real y no emergen en una sombra envolvente. La preocupación por el desnudo y la riqueza de las expresiones sugieren el estudio del clasicismo romano-boloñés.

Así pues, después de la marcha de Rubens y seguramente influido por él, Velázquez solicitó licencia al rey para viajar a Italia a completar sus estudios.​ El 22 de julio de 1629 le concedieron para el viaje dos años de salario, 480 ducados, y además disponía de otros 400 ducados por el pago de varios cuadros. Velázquez viajó con un criado, y llevaba cartas de recomendación para las autoridades de los lugares que quería visitar.

EEn Roma, el cardenal Francesco Barberini, a quien había tenido ocasión de retratar en Madrid, le facilitó la entrada a las estancias vaticanas, en las que dedicó muchos días a la copia de los frescos de Miguel Ángel y Rafael. Después se trasladó a Villa Médici, en las afueras de Roma, donde copió su colección de escultura clásica. 

La túnica de José, (1630). En este primer viaje a Italia el conocimiento de los maestros italianos perfecciona su técnica. En este cuadro se evidencia; en sus modelados anatómicos, en los juegos de luces, en la armónica claridad de color y en una composición más estructurada y compleja.

La asimilación del arte italiano en el estilo de Velázquez se comprueba en La fragua de Vulcano y La túnica de José, lienzos pintados en este momento por iniciativa propia sin encargo de por medio.

Concluido su primer viaje a Italia, estaba en posesión de una técnica extraordinaria. Con 32 años inició su periodo de madurez. En Italia había completado su proceso formativo estudiando las obras maestras del Renacimiento y su educación pictórica era la más amplia que un pintor español había recibido hasta la fecha.

Velázquez ocupó en 1643 el puesto de ayuda de cámara, que suponía el máximo reconocimiento de los favores reales, dado que era una de las personas más próximas al monarca.

Para la Torre de la Parada pintó tres retratos del rey, de su hermano, el cardenal-infante don Fernando, y del príncipe vestidos de cazadores. También para aquel pabellón de caza pintó otros tres cuadros, Esopo, Menipo y Marte descansando.

Felipe IV a caballo (1634)

La reina Isabel de Francia a caballo (1628-1636)

Segundo viaje a Italia
Velázquez llegó a Málaga a principios de diciembre de 1648, desde donde embarcaría con una pequeña flota el 21 de enero de 1649 en dirección a Génova,87​ permaneciendo en Italia hasta mediados de 1651, con el fin de adquirir pinturas y esculturas antiguas para el rey. También debía contratar a Pietro da Cortona para pintar al fresco varios techos de estancias que se habían reformado en el Real Alcázar de Madrid.
El retrato de Pareja fue pintado antes del realizado al papa Inocencio X.


Tras graduarse fue nombrado, en 1604, abogado consistorial y auditor del Tribunal de la Rota. En 1621, el papa Gregorio XV lo nombra nuncio en Nápoles, cargo que ocupará hasta que en 1625 el entonces papa Urbano VIII lo envió a España y Francia acompañando, en calidad de datario, a Francesco Barberini quien, en su calidad de sobrino del papa, había sido nombrado nuncio.

El retrato más importante que pintó en Roma fue el del papa Inocencio X. Gombrich considera que Velázquez debió sentir el gran reto de tener que pintar al papa, y sería consciente al contemplar los retratos que Tiziano y Rafael realizaron a anteriores papas, considerados obras maestras, que sería recordado y comparado con estos maestros. Velázquez, de igual forma, hizo un gran retrato, interpretando con seguridad la expresión del papa y la calidad de sus ropas.

Muchos críticos adjudican la Venus del espejo a esta etapa en Italia. Velázquez debió de realizar al menos otros dos desnudos femeninos, probablemente otras dos Venus, una de ellas citada en el inventario de los bienes que dejaba a su muerte.

Venus del espejo (1650). El reducido cromatismo del cuadro, limitado a un rojo brillante, un cálido marrón, un suave azul y un blanco, hace resaltar el cuerpo de Venus, que domina sobre lo demás, y que en realidad está pintado por mezcla de esos cuatro colores. Venus aparece en una postura sensual y a la vez pudorosa​.
La obra representa a la diosa Venus en una pose erótica, tumbada sobre una cama y mirando a un espejo que sostiene el dios del amor sensual, su hijo Cupido. Se trata de un tema mitológico al que Velázquez, como es usual en él, da trato mundano. No trata a la figura como a una diosa sino, simplemente, como a una mujer. Esta vez, sin embargo, prescinde del toque irónico que emplea con Baco, Marte o Vulcano.

La costurera o Mujer joven cosiendo es una pintura al óleo atribuida a Velázquez y conservada en la National Gallery of Art de Washington desde 1937 por legado de su anterior propietario, Andrew W. Mellon.

Para José Gudiol la dama retratada podría ser la esposa del pintor, Juana Pacheco, en tanto August L. Mayer pensó en su hija Francisca, esposa de Juan Bautista Martínez del Mazo,​ pero López-Rey objeta que siendo Mazo el autor del inventario de los bienes de Velázquez, no hubiese repertoriado el retrato de su esposa como simple escena de género, aunque su semejanza con otros modelos pudiera hacer pensar en una persona próxima al pintor.

Hermafrodita durmiente en el Louvre. Escultura en mármol de estilo griego, copia romana del siglo II a.C., de un original helenístico del siglo II a.C., restaurada en 1619 por David Larique. Bajo la escultura: un colchón en mármol de Carrara realizado por Gianlorenzo Bernini en 1619 a petición del Cardenal Borghese; 1,69 m.

Hermafrodito es un personaje de la mitología griega. Era hijo de Afrodita y de Hermes, en honor de los cuales recibió el nombre, una mezcla de sus padres. Pero Afrodita, al sentirse culpable de adulterio, se separó de su hijo y lo dejó en el monte Ida (Frigia) al cuidado de las ninfas del monte, por quienes fue criado.

Con el paso del tiempo, el niño se convirtió en un joven de gran belleza. Un buen día, Hermafrodito decidió salir a recorrer las tierras griegas. Yendo de camino a Caria, en Halicarnaso, el exceso de calor de aquel día soleado le hizo aproximarse a un lago para refrescarse, y se lanzó a nadar desnudo. La náyade Salmacis —o Salmácide—, espíritu de aquel lago, al notar su presencia y observar su cuerpo desnudo, sintió una atracción inmediata hacia él y no tardó en desnudarse y acercársele para tratar de conquistarlo, pero el joven se resistió.

La metamorfosis de Hermafrodito y Salmacis, por Jan Gossaert (ca. 1517)

Aun así, la ninfa no cejó en su empeño y, poco después, desde la fuente cercana a la que Hermafrodito se había acercado, Salmacis se abrazó a él fuertemente, lo arrastró al fondo y, mientras forcejeaba con él, suplicó a los dioses que no separaran sus cuerpos, diciendo: ”¡Te debates en vano, hombre cruel! ¡Dioses! Haced que nada pueda jamás separarlo de mí ni separarme de él”. Los dioses, atendiendo su súplica, le concedieron su deseo y ambos cuerpos se fusionaron para siempre en un solo ser, de doble sexo.
El modelo se deriva, por un lado, de las antiguas representaciones de Venus y otros desnudos artísticos femeninos, y, por otro, por representaciones contemporáneas del dios feminizado en el arte helenístico Dioniso/Baco. Es un tema repetido en varias ocasiones durante el periodo helenístico y también en la antigua Roma, a juzgar por el gran número de versiones que han sobrevivido.
Se realizaron muchas copias alrededor de los años 1600, en varios tamaños. Existe una copia en bronce de 1652 realizada por Matteo Bonuccelli en el Museo del Prado. Esta copia fue traída por Velázquez de Italia. Según Clark, esta obra influyó claramente en el pintor español en su Venus del espejo.​ La copia de Bonuccelli es de tal calidad que el propio Museo del Prado, en su catálogo oficial de escultura, la ha calificado de «obra maestra que, como ocurre en otros casos, supera al original.» 


En 1652 Bonuccelli se comprometió a realizar en bronce el Hermafrodito y la Venus de la concha​ de la colección Borghese (ambas hoy en el Museo del Louvre) según un molde y un vaciado de yeso de cada obra que se le facilitaron. En realidad, en lugar de realizar versiones en bronce basadas en moldes, el escultor modeló en barro sus propias versiones, muy similares a las originales pero con claras modificaciones, y posteriormente las fundió en bronce.
Matteo Bonuccelli (o Bonucelli) da Lucca (Luca, hacia 1599-Roma, 18 de enero de 1654) fue un escultor, restaurador y marchante de arte italiano, conocido en España principalmente por varias obras que le fueron encargadas por Velázquez en el transcurso de su segundo viaje a Italia. En su calidad de tal, trabajó con Bernini en la decoración de la basílica de San Pedro en Roma. 

La Venus del espejo es un cuadro de Tiziano pintado al óleo sobre lienzo y datado en 1555. Sus dimensiones son 124 x 104 cm y se conserva en la Galería Nacional de Arte de Washington D.C.


Venus y Cupido de Rubens. Copia de la Venus del espejo enviada por Tiziano a Felipe II y perdida.

La de la Venus recuerda a las estatuas clásicas de la Venus de Médici en Florencia o la Venus Capitolina en Roma, las cuales Tiziano pudo haber visto y referirse a ellas cuando escribió "Aprendo de las maravillosas piedras antiguas". La pintura puede querer celebrar la belleza ideal de las formas femeninas o ser crítica con la vanidad, o quizás ambas.

La correspondencia que se conserva muestra las continuas demoras de Velázquez para retrasar el fin del viaje. Felipe IV estaba impaciente y deseaba su vuelta. En febrero de 1650 escribió a su embajador en Roma para que le urgiese en el regreso: «pues conoceis su flema, y que sea por mar, y no por tierra, porque se podría ir deteniendo y más con su natural». Velázquez seguía en Roma a finales de noviembre. El conde de Oñate comunicó su marcha el 2 de diciembre y a mediados de mes se comunicó su paso por Módena. Sin embargo, hasta mayo de 1651 no embarcó en Génova.

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