miércoles, 17 de diciembre de 2014

Los Románov (II) - Alejo I (Segundo Zar) - Teodoro III

Alejo I (Segundo Zar Románov)
Fue el segundo zar de la dinastía Románov y gobernó Rusia 31 años, de 1645 a 1676, entrando en la historia con el apodo de “el Apacible”, aunque el epíteto no se correspondía con la autocracia con la que gobernó el país.

Alejo I
Los rusos habían adoptado el cristianismo ortodoxo procedente de Bizancio. Tanto su padre como su abuelo, el patriarca de Rusia Filareto, habían puesto su atención en Constantinopla, donde se situaba la residencia del patriarca cabeza de la Iglesia ortodoxa, como único centro de la civilización, intentando defender así a Rusia del influjo de las seculares creencias paganas de la Rus por un lado y, por otro, eliminar la influencia occidental y de la Iglesia católica, que consideraban peligrosa para la estabilidad del Estado.
El padre y el abuelo de Alejo I eran personas muy devotas, adeptos de la ortodoxia pura, y dejaron en herencia a su sucesor la fe en Dios y la fidelidad a las tradiciones ortodoxas. Así, el joven príncipe y futuro zar también intentó vivir según las leyes de la Iglesia.

Zar Alexéi escoge su novia, por Grigory Sedov (evento organizado por Borís Morózov, resultando escogida una familiar suya, Maria Miloslávskaya).
Durante su reinado el país adoptó las características de un régimen absolutista con la creación de leyes y estructuras que llevaron al campesinado a la servidumbre. Los campesinos en casi su totalidad pasaron a ser propiedad de los terratenientes o del Estado. Se les prohibió cambiar de domicilio y los propietarios podían venderlos o empeñarlos para obtener créditos o pagar deudas. La ley sobre el régimen de servidumbre fue firmada en 1649 y sería la base de la legislación que existió hasta 1861 y que fue abolida por el zar Alejandro II.
En 1648 el pueblo moscovita se levantó contra el zar y los boyardos más allegados a él (como Borís Morózov, un astuto mentor de Alejo I) en los disturbios conocidos como la Revuelta de la Sal. Esta situación obligó al monarca a exiliar a Morózov a un monasterio por algunos meses, aunque instando a los guardias a tratar a su mentor lo más civilizadamente posible.
La Revuelta de la Sal no fue la única a la que tuvo que enfrentarse el Apacible ya que el descontento social fue la característica principal de aquel periodo: en 1654 Rusia vivió la Revuelta del Cobre (contra las monedas de cobre en vez de las de plata) y en 1667-1670 estalló una guerra de cosacos contra el zar encabezada por Stepán Razin, entre otras.
El líder cosaco, Stepan Razin
Expansión territorial
Alejo I apoyó la lucha de los ucranianos, sus “hermanos” en la ortodoxia, contra Polonia: en enero de 1654 firmó con el hetman el Tratado de Pereyaslav entre Rusia y Ucrania.
La política exterior de Alejo I se caracterizó por un expansionismo hacia el sur para reforzar las fronteras con los tártaros de Crimea y el Imperio otomano.
La campaña militar contra Polonia en 1654 fue un triunfo del zar gracias al cual cayeron en sus manos pueblos y ciudades, incluso la importante fortaleza de Smolensk.
En opinión de los historiadores, la persona de Alejo I fue la personificación de algunos rasgos característicos de su época: la ideología estatal, la concepción religiosa y los usos y costumbres que eran típicos de aquellos tiempos, como puede apreciarse en el libro del diplomático y escritor ruso de aquel siglo Grigori Kotoshijin En Rusia durante el reinado de Alexéi Mijáilovich.

El Patriarca Nikon presentando los nuevos textos litúrgicos en el Concilio de 1654, pintura de Alekséi D. Kivshenko
El patriarca Nikon se convirtió en favorito y principal hombre de Gobierno de Alejo I tras apaciguar las revueltas de las ciudades de Pskov y Veliki Nóvgorod a inicios de 1650. El apoyo del zar a la reforma de la Iglesia del patriarca Nikon provocó la división entre los creyentes y duras luchas religiosas. En 1660 el patriarca Nikon fue privado de su dignidad y exiliado al monasterio de Belooziorsk, en el norte de Rusia. Posteriormente, Teodoro III le devolverá la dignidad patriarcal y sería enterrado en el Monasterio de la Resurrección de la Nueva Jerusalén, que él mismo había construido en las cercanías de Moscú.
Las principales aspiraciones del patriarca Nikon eran, por una parte, simplificar el culto ortodoxo cuanto fuera posible para acercarlo a la comprensión de los feligreses y así inspirar una devoción verdadera y no solo formal, y por otra, lograr una sólida autonomía de la Iglesia respecto al Estado en un tiempo de fortalecimiento del absolutismo en Rusia.
Nikon elaboró una reforma de las costumbres y las prácticas religiosas que debería, a su juicio, devolver la calma y el bienestar al pueblo ruso. El punto clave de su programa comprendía la unificación de los ritos para todos los creyentes ortodoxos a partir del patrón de la tradición litúrgica griega. Todos los libros deberían ser corregidos tras una comparación detallada con los textos sagrados en hebreo y en griego. La reverencia del creyente en el templo no debía llegar hasta el suelo sino hasta la cintura para representar al hombre agradecido a Dios y no humillado. La señal de la cruz debía realizarse con tres dedos puestos juntos y no con dos, según solían hacer los ortodoxos rusos de acuerdo con las reglas introducidas en el siglo XVI.

 San Filippo,  sus reliquias se trasladaron  al Kremlin en Moscú como una advertencia al zar de los crímenes cometidos por el poder secular contra la Iglesia ( por Aleksander Litovčenko ).
Para el culto únicamente serían apropiados los iconos de estilo griego no improvisados, que en la práctica de los pueblos eslavos incluían también animales. Debería ser suprimido del culto a la cruz compuesta de cuatro travesaños: solo servían las cruces de tres travesaños, uno de los cuales debía cruzar la pértiga en plano inclinado.
Sin embargo, la reforma de Nikon produjo un cisma dentro de la Iglesia ortodoxa rusa. 

San Filippo di Mosca
La familia
Alejo I se casó en dos ocasiones: la primera con María Miloslávskaya, con la que tuvo trece hijos (cinco hijos y ocho hijas), aunque muchos de ellos murieron siendo niños. Entre los que sobrevivieron se encontraban los débiles y enfermizos Teodoro e Iván, futuros zares.
Es posible que el miedo a quedarse sin herederos empujara al zar ruso a casarse en segundas nupcias. En 1669, dos años después de la muerte de su primera mujer, se casó con la bella Natalia Narýshkina, que le dio tres descendientes: un varón, el futuro zar ruso Pedro I el Grande, y dos niñas, Natalia y Teodora.
En 1674 el zar nombró a su hijo mayor, Teodoro, nacido de su primera esposa, María Miloslávskaya, su sucesor al trono.
Los últimos días de enero de 1676, a la edad de 46 años, Alejo I comenzó a sentirse mal, llamó a sus asesores y dio sus últimas instrucciones: indultó a encarcelados, perdonó a desterrados y condonó todas las deudas. Después tomó la eucaristía, recibió la extremaunción y con paciencia comenzó a esperar su muerte.
Al día siguiente, 30 de enero de 1676, a las 9 de la mañana el silencio de Moscú fue roto por las campanas de la catedral de la Asunción del Kremlin, que anunciaban la muerte del zar.
Catedral de la Asunción del Kremlin
Teodoro III - Monarca ilustre
Hijo de Alejo I, nació en Moscú el treinta de mayo de 1661. Su mentor intelectual fue Simeón de Polotsk, una de las personalidades más destacadas de la época, que le enseñó el idioma polaco y latín. Teodoro escribió numerosos cánticos religiosos, uno de los cuales sigue entonándose en la actualidad. Más adelante, siendo ya el soberano de Rusia, Teodoro esbozó el proyecto de la primera escuela laica superior del país, la academia eslavo-greco-latina. El zar recopiló libros y su biblioteca fue una de las más extensas de la época (incluía libros de partituras). Le gustaban las bellas artes, se interesaba por la arquitectura e incluso diseñó personalmente el proyecto de uno de los palacios del kremlin de Moscú.

Teodoro III de Rusia
El zar organizó orfanatos y albergues para los desposeídos y decretó la creación de escuelas donde los hijos de las familias pobres pudieran aprender diferentes oficios.
Teodoro III destacó por ser independiente e insistente en las reformas. No lo detuvo ni su juventud —ascendió al trono a los catorce años— ni la enfermedad hereditaria que padecía.
En primer lugar reformó el sistema fiscal del país: suspendió numerosos tributos con la introducción de un impuesto único. Uno de los principales cambios de la época fue la abolición del méstnichestvo. Según la ley vigente en aquella época, el nivel de nobleza familiar de los boyardos rusos estaba ligado directamente con el puesto (“mesto” en ruso) que un aristócrata pudiera ocupar dentro del servicio estatal. En este caso, un joven noble y muy capacitado nunca obtendría un mesto —puesto oficial de importancia— que ya estuviera destinado de antemano a otro joven noble de pobre desempeño mental pero con un padre o tío que ya hubiera ejercido anteriormente el mismo cargo.
El zar fortaleció el papel de la Duma, el cónclave de boyardos que se reunía para discutir y tomar decisiones de Estado.
La principal diferencia entre las reformas teodorianas y petrianas, fue que mientras las reformas del primero estaban enfocadas, aunque no exclusivamente, al beneficio de la Iglesia, las del zar Pedro I tuvieron por objeto el Estado.
Quema de libros durante el reinado de Teodoro III.
El país más extenso de Europa
Para apoyar las actividades internacionales, el zar reformó el Ejército, que quedó convertido en su mayor parte en una organización profesional. Todos los nobles fueron alistados y a los desertores se les amenazó con embargarles las haciendas.
Teodoro III ordenó desplazar las líneas fronterizas al sur del país y avanzar entre 100 y 200 kilómetros las posiciones de las fronteras. De esta manera Rusia obtuvo unos 30000 kilómetros cuadrados de tierras fértiles. Anteriormente este territorio se llamaba “tierras salvajes”, zonas donde casi no había gente asentada por el miedo a las incursiones de los tártaros de Crimea.
Contra estos enemigos eternos de Rusia y contra sus aliados turcos Teodoro III sostuvo una guerra que fue exitosa para los rusos (1672-1681). El zar ordenó incluso construir una flota de pequeñas embarcaciones de remo con la que atacó a los tártaros en sus tierras natales (península de Crimea). Los rusos obtuvieron varias victorias, en especial, en los alrededores de la fortaleza de Chiguirin, en Ucrania.

A lo largo del siglo XVII, los rusos exploraron y colonizaron Siberia, hasta alcanzar la frontera con China y el océano Pacífico.
Los éxitos militares permitieron establecer nuevos asentamientos en las tierras conquistadas, que incluían una gran parte de Ucrania, hasta la margen izquierda del río Dniéper. Las propiedades de los nuevos terratenientes se protegían con una línea de defensa que se extendía cientos de kilómetros con decenas de fortalezas y con guarniciones permanentes.

Vida personal infeliz
Teodoro III no fue muy feliz en su vida personal. Su primera esposa, Agafia Grushétskaya, murió un año después de la boda durante un parto en el que el bebé tampoco sobrevivió. Dos años más tarde el zar se casó con Marfa Apráxina, pero esta unión conyugal duró solo dos meses: Teodoro III falleció el veintisiete de abril de 1682 sin dejar herederos. El hermano de Teodoro se convirtió en el nuevo gobernante de Rusia: el emperador Pedro I el Grande.

Sucesor: Pedro I e Iván V

Iván V de Rusia (Iván Alekséievich, (6 de septiembre de 1666 — 29 de enero de 1696 fue zar de Rusia junto con su hermanastro Pedro) los cuales gobernaron Rusia entre 1682 y 1696. Fue el más joven de los hijos de Alejo I de Rusia y María Miloslávskaya. Su reinado fue formal debido a sus incapacidades físicas y mentales. En castellano también se lo conocía como Juan V de Rusia.
Pedro I Alekséyevich o Pedro I de Rusia, el Grande  [Moscú]], 9 de junio de 1672 – San Petersburgo, 8 de febrero de 1725 — C.J. 30 de mayo de 1672 – 28 de enero de 1725), hijo del zar Alejo I y de su segunda esposa Natalia Narýshkina y sucesor de su hermanastro Teodoro III (Fiódor Alekséyevich), fue uno de los más destacados gobernantes de la historia de Rusia, perteneciente a la Dinastía Románov.

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