viernes, 6 de septiembre de 2013

El rey Jorge IV del Reino Unido

Jorge IV por Sir Thomas Lawrence
(Londres, 1762 - Windsor, 1830) Rey de Gran Bretaña e Irlanda y del Reino de Hannover (que daba nombre a la Casa). Era hijo primogénito de Jorge III, con el cual mantuvo malas relaciones durante su turbulenta juventud, en parte por la tendencia del príncipe a asociarse contra el rey con la oposición Whig. Siendo todavía príncipe de Gales se casó en secreto con una dama católica, matrimonio que fue descubierto y anulado. En 1795 volvió a casarse -para cubrir sus deudas- con una prima suya protestante, que le abandonó al año siguiente, Caroline of Brunswick.

Desde 1811 se hizo cargo de la Regencia por enfermedad mental de su padre; y al morir éste, en 1820, comenzó su reinado personal. Su orientación política fue netamente conservadora, confiando el gobierno británico principalmente a Tories, como Castlereagh y Wellington. 

En realidad perdió la mayor parte de la influencia política que su padre había recuperado para la Corona.


George Augustus Frederick de Hannover,
 Príncipe Regente del Reino Unido 
de 1811 a 1820

Entre las medidas más señaladas de su reinado se encuentra una a la que se opuso con todas sus fuerzas: la emancipación de los católicos (1829), que autorizaba a éstos para ocupar empleos públicos. Completó la lucha contra Napoleón y decidió la deportación de éste a la isla de Santa Helena una vez derrotado, denegándole la petición de asilo que le hizo (1815). 

Impopular por su género de vida frívolo y escandaloso, acabó de desacreditarse ante sus súbditos por su frustrado intento de divorcio. Murió sin descendientes y le sucedió su hermano Guillermo IV. 


María Ana Fitzherbert 

(Cuyo nombre de soltera fue María Ana Smythe) nació en Bambridge, Hampshire, el 26 de julio de 1756, siendo la hija mayor de Walter Smythe y de María Ana Errington.

Fue educada en París, y contrajo su primer matrimonio, en junio de 1775, con Eduardo Weld, del castillo de Lulworth, el cual era 16 años mayor que ella. La unión duraría pocos meses, quedando María Ana viuda en aquel mismo año.

En 1778 se casó en segundas nupcias con Tomás Fitzherbert, de Swynnerton, 10 años mayor que ella. De este matrimonio nació un hijo, fallecido en la infancia. Este enlace duraría 3 años, muriendo el señor Fitzherbert el 7 de mayo de 1781. María Ana hereda entonces una residencia en Mayfair y una pensión anual de £1000.

La joven viuda pronto ingresa en la alta sociedad londinense. En la primavera de 1784, conoce al joven príncipe de Gales -futuro rey Jorge IV del Reino Unido-. Se convirtió en la más famosa de las amantes del príncipe, llegando a casarse con él en secreto en Londres, el 15 de diciembre de 1785.

El matrimonio era nulo de acuerdo al Acta de Matrimonios Reales de 1772, la cual estipulaba que todos los miembros de la familia real podían casarse únicamente con el consentimiento del rey o de su Consejo Privado. Se había solicitado el permiso, el cual no fue otorgado, debido a que la señora Fitzherbert era católica.

Ellos continuaron viéndose aun cuando el príncipe se casó -bajo presión de sus padres- con su prima, Carolina de Brünswick-Wolfenbüttel en 1795, y Jorge volvió a vivir con María alrededor del año 1800; sin embargo, las relaciones entre ellos quedaron definitivamente rotas en el año 1811.

El matrimonio morganático 

Es la unión realizada entre dos personas de rango social desigual —por ejemplo, entre príncipe y condesa o entre noble y plebeyo—, en el cual se impide que el cónyuge y cualquier hijo de dicha unión herede u obtenga los títulos, privilegios y propiedades del noble. Es conocido como «matrimonio de la mano izquierda» porque en este tipo de matrimonio el novio sostiene la mano derecha de la novia con su extremidad izquierda cuando lo normal es hacerlo al revés.

Este tipo de matrimonio era conocido en el derecho germánico, del que pasó al derecho de muchos pueblos. Según parece, su nombre proviene de morgen (matutino) y gabe (don). En ocasiones se le denomina también matrimonio sálico. La Iglesia Católica lo consideró siempre como un matrimonio más. Principalmente, se realiza entre un noble y una plebeya, o viceversa, aunque estos últimos son casos poco comunes, ya que generalmente las mujeres no heredan ni reciben títulos y privilegios. En esta forma de matrimonio cada cónyuge mantiene su estado original. A los hijos nacidos de este matrimonio se los conoce como hijos morganáticos y, a efectos legales, son considerados hijos legítimos.


Carolina de Brünswick-Wolfenbüttel 

Nació en Brünswick, Alemania, el 17 de mayo de 1768. Duquesa de Brünswick-Wolfenbüttel, fue la tercera de los 7 hijos del duque Carlos II Guillermo de Brünswick-Wolfenbüttel, y de Augusta de Hannover, hermana del rey Jorge III del Reino Unido.

Se casó con su primo, el príncipe de Gales -futuro rey Jorge IV del Reino Unido- en el palacio de St. James, el 8 de abril de 1795. El príncipe, al conocerla, le pareció nada atractiva y sucia; además, sospechaba que ella no era virgen en el  momento de su matrimonio. Por su parte, Carolina también lo encontró a él poco atractivo, y en la correspondencia del príncipe se revela que sólo tuvieron 3 contactos íntimos durante su vida en común. La única hija legítima de Jorge, Carlota Augusta, nació de uno de esos contactos, el 7 de enero de 1796. El príncipe y la princesa de Gales nunca vuelven a vivir juntos después del nacimiento de su hija, y sus apariciones públicas las hicieron desde entonces por separado.

Se evita entonces que Carolina tenga participación alguna en la vida cotidiana de su hija, y eventualmente es desterrada -en 1799- a una residencia privada en Blackheath, conocida como "La Pagoda", en donde ella alegó haber tenido relaciones adúlteras con el político Jorge Canning y el almirante Sir Sidney Smith. Después de una investigación de su vida privada ordenada por su marido, Carolina abandona el país rumbo a Europa, dejando a su paso por el continente grandes deudas y varios amantes, siendo el más notorio de ellos el italiano Bartolomeo Pergami. Durante aquella época, la única hija de Jorge y Carolina, Carlota, casada con el príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Saalfeld, muere al dar a luz a su único hijo, un niño nacido muerto.


Cuadro reproduciendo el sonado juicio de la reina 
Carolina en la Cámara de los Lores 
en Westminster, en julio de 1820.


La ascensión de su esposo al trono del Reino Unido en 1820 hizo que Carolina volviera a Inglaterra, iniciándose entonces los procedimientos legales para el divorcio. La Ley de Dolores y Penas fue introducida entonces en el Parlamento con el propósito de despojar a Carolina de su título de reina y disolver su matrimonio con el rey. La Ley no llegó a ser aprobada; sin embargo, Carolina permaneció en el exilio y le fue negada la entrada a la abadía de Westminster para ser coronada junto a su marido (19 de julio de 1821). Pese a los esfuerzos del rey por desprestigiarla, Carolina conservaba una gran popularidad entre las masas.

Pese a las advertencias de Lord Liverpool, que le rogó que no se presentara a la ceremonia, Carolina hizo caso omiso. El día de la celebración en Westminster, la reina se presentó e intentó acceder a la real abadía sin éxito. Se le negó el paso tanto por la puerta principal como por las del Claustro del Este y del Claustro del Oeste. Lejos de amedrentarse y darse por vencida, lo intentó por última vez utilizando la galería de Westminster Hall que conectaba con la abadía, donde precisamente se concentraban pacientemente muchos de los invitados a la coronación, a la espera de tomar sus asientos asignados... Un testigo presencial relató entonces cómo la reina se topó con las bayonetas de la Guardia Real -cruzadas bajo su mentón- cortándole el acceso a la abadía, y cómo el Lord Chambelán le dio un sonado portazo en las narices.


19 de Julio de 1821, Abadía de Westminster, Londres: 
Jorge IV es coronado rey de Gran-Bretaña e Irlanda...
Aquella misma noche de la coronación, Carolina cayo enferma, vomitando y con el pulso débil. Falleció 2 semanas más tarde, el 7 de agosto de 1821, en Brandeburg House, en Hammersmith, Londres, a los 53 años de edad.

La causa exacta de su muerte nunca no se ha podido comprobar.
Carolina sabiendo que se estaba muriéndo, pidió que no se le realizara una autopsia. 



Caricatura de la Princesa Carolina de Gales dando un paseo con su "hombre de confianza" Bartolomeo Pergami, a orillas del Lago Como. / Abajo, fotografía actual de la vasta Villa d'Este frente al lago, hoy convertida en un hotel de lujo. 



En el curso de sus viajes, quizás en Milán, conoció a Bartolomeo Pergami al que empleó como sirviente. En cuestión de semanas, Pergami acabó dirigiendo la domesticidad de la Princesa junto con su hermana la Condesa Angelica di Oldi, que se convirtió en su dama de compañía. A mediados de 1815, Carolina compraba un palacio a orillas del Lago Como, la Villa d'Este, pese a no tener grandes recursos financieros. 


La Villa Caprile, en las cercanías de Pesaro (Italia), a vista de pájaro.

En un momento dado y por culpa de las crecientes deudas que se iban acumulando, Carolina tuvo que vender la dispendiosa Villa d'Este e instalarse en una más modesta: la Villa Caprile, en las cercanías de Pesaro, en agosto de 1817. Allí, toda la familia de Pergami se trasladó a vivir bajo el techo de Carolina, a excepción de la esposa del italiano. 


A primeros de año de 1816, ella y Pergami partieron de crucero por el Mediterráneo haciendo escala en Elba, en Sicilia (donde Pergami obtuvo su ingreso en la Soberana Orden Militar de Malta y un título de barón), en Túnez, Malta, Milos, Atenas, Corinto, Constantinopla, Nazaret, Jerusalén y, en agosto, regresaron a Italia haciendo escala en Roma donde el papa les concedió audiencia. La gira mediterránea de Carolina dando el brazo a Bartolomeo Pergami y compartiendo mesa como iguales levantó todo tipo de rumores en Europa. El mismo Lord Byron contribuyó a que se multiplicaran los chismorreos al decir que la Princesa de Gales y Pergami eran amantes. Incluso un agente de la corte de Hannover, el Barón Ompteda, sobornó a los criados de la Princesa para que le trajeran pruebas tangibles de sus relaciones sexuales con Pergami, pero fue todo en vano. No encontró ni un solo indicio sobre la tan cacareada infidelidad de la Princesa con el italiano que, por cierto, también estaba casado. 
  


Bromeando con sus amigos, la reina Carolina admitió haber cometido adulterio tan solo una vez en su vida: con el marido de la Sra. Fitzherbert, el Rey!

George Bryan Brummell



Conocido como Beau Brummell («el bello Brummell») (Londres, 7 de junio de 1778 – Caen, 30 de marzo de 1840), fue el árbitro de la moda en la Inglaterra de la Regencia y amigo del príncipe Regente, que accedió al trono en 1820 como Jorge IV.

Inicios

Su abuelo fue tendero en la parroquia de Saint James. Su padre fue secretario privado de Lord North y, después, gobernador de Berkshire, cargo en el que atesoró una fortuna considerable. Desde sus primeros años de vida se interesó grandemente por la moda, y en especial por sus propios atuendos. Con doce años fue enviado a Eton, donde se hizo popular y fue llamado «Buck Brummell». Allí conoció al hombre que marcaría su destino, el futuro Jorge IV. Estudió posteriormente en Oxford donde, a su reputación como hombre a la moda, añadió otra como ingenioso y de lengua afilada. Regresó a Londres e inició una intensa vida social, profundizando su amistad con el Príncipe de Gales. Ingresó en el ejército, donde ascendió al grado de capitán. Decidió abandonarlo porque no le permitía cumplir con sus múltiples obligaciones sociales. Con veintiún años heredó 30.000 libras al fallecer su padre. Con el apoyo del Príncipe de Gales y con la inmensa fortuna heredada, inicia la extraña carrera que perfeccionó como un arte.

Auge

Beau Brummell empezó así una brillante carrera como ministro de la moda y el gusto. La nobleza, los poderosos y las mujeres bellas se rendían ante sus dictados. Era un dandy, un exhibicionista, un ingenioso, verdaderamente original, que no dudó un solo instante de su buen gusto por las ropas, ni del deseo de imponer ese gusto a los demás, ni de dejar de gastar parte de su fortuna en su ropa. El retrato que le hizo John Cock lo muestra en la cumbre de su gloria y de su arte. Abogó por la higiene personal sin falta y se bañaba diariamente, como Cleopatra, en una bañera repleta de leche.

A Brummell se le atribuye la creación del traje moderno de caballero vestido con corbata o algún tipo de pañuelo anudado al cuello; también el haberlo puesto de moda. Este traje se viste ahora en casi todo el mundo en ocasiones formales y de negocios.

El Regente-Príncipe de Gales tartamudeó cuando Brummell le dijo que no le gustaba el corte de chaqueta de cola. En un baile, la parte posterior del vestido de la duquesa de Rutland ofendió su buen gusto. La hizo retirarse, ayudada por sus lacayos. Nunca trabajó. Ser dandy es una profesión de tiempo completo.

Caricatura de Brummell, de 1805
Nada más lejos de su mente las ropas con líneas y excéntricas o colores histéricos. Aspiraba al difícil y quizás imposible arte de pasar notoriamente desapercibido («conspicuosly inconspicuous»). 


Relación con Jorge IV

Jorge IV fue conocido en su juventud como Prinny, y era también un dandy. Asumió el trono después de ser el Regente durante varios años. Vano y egocéntrico, mandó construir un salón de banquetes en Brighton (Royal Pavilion), que con su delirante decoración oriental competía con cualquiera en el mundo. Jorge IV servía comidas pantagruélicas de hasta más de cien platos: comía hasta hartarse y, ahíto, se hacía sangrar por sus médicos «para evitar la congestión».

El rey era obeso, caprichoso, dilapidador, adicto a dar bailes y cenas, mujeriego compulsivo, hiperbólico en su tendencia a autoadornarse; aparecía en sus fiestas polveado y con el pelo rizado. Vestía de satén rosa, con la chaqueta adornada de abalorios y con el sombrero saturado de lentejuelas. Brummell trató de ordenar esa exuberancia. Se hicieron amigos íntimos. El príncipe lo colocó, en pago, en la mejor sociedad londinense. Soportó todas las insolencias de Brummell, e incluso las aplaudió; al fin, como era de esperarse, pelearon.

La caída

Al final, la fortuna de Brummell no fue capaz de soportar tan desenfrenado tren de vida. Con treinta y ocho años perdió tanto su fortuna como el favor del rey. Los acreedores comenzaron a acosar su casa. Brummell no salía de su casa sino de noche, ya que de día ésta se encontraba rodeada de una turbamulta de zapateros, joyeros, sastres, hacedores de botas y comerciantes de vinos. A los treinta y ocho años y para evitar la prisión, huyó a Calais. Allí trató de vestir con un mínimo decoro pero su ruina era ya completa. En Francia fue al fin a la cárcel. Algunos amigos trataron de rescatarlo y le asignaron una pequeña renta mensual que le servía para pagar la habitación en una pensión. Se trasladó a Caen. Incapaz de vivir sino como un príncipe, dejó de vestirse, bañarse y afeitarse. De noche, en el mísero cuarto de la pensión, organizaba simulacros de las grandes cenas que había vivido. Después de dos apoplejías de origen sifilítico, Beau  Brummell murió en el asilo de caridad pública del Bon Saveur en Caen. 

El Royal Pavilion ('Pabellón Real') es una antigua residencia real que se encuentra en Brighton, Inglaterra. Fue construido en el siglo XIX como un retiro a orillas del mar para Jorge IV de Inglaterra, entonces aún Príncipe Regente. También recibe el nombre de Brighton Pavilion. 


El Marine Pavilion antes de la reforma de John Nash.

La transformación del Marine Pavilion comenzó en 1815 y tardó siete años en completarse.










Las caballerizas, obra de Henry Holland,
 con su exótica cúpula de rasgos orientales

¿Por qué elegir Brighton?

Brighton es la ciudad costera favorita en Gran Bretaña. Enclavada en medio de South Downs (sierra del sur) y el canal, en la soleada costa inglesa, la ciudad es una rica mezcla del patrimonio de la época de la Regencia, comercio especializado, arte vibrante, y espectáculos en cualquier estación, sin olvidar nuestro típico palacio real, el exótico Royal Pavilion.


Recomendacion

Ciudad perfecta para un descanso en cualquier época del año, reanima e inspira como ninguna otra. Escoge entre un reconfortante descanso de dos días repletos de despreocupación en las tiendas y buena mesa, y una visita más prolongada para dejar que nuestros museos, galerías y teatros revitalicen tu cultura. Pero si lo que de veras deseas es conocer la ciudad y tal vez explorar el Sussex histórico y dejar que la campiña inglesa penetre en tu ser, precisarías de unos días más. Nada más fácil que un viaje a Brighton, no importa el medio de transporte, está a menos de una hora de Londres y a media del aeropuerto internacional de Gatwick. Ya en Brighton, puedes ir a pie a donde sea, así que tienes garantizado el descanso sin líos.

El alojamiento no escasea, desde el tan conocido alojamiento y desayuno hasta los hoteles modernos y el lujo de cinco estrellas. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario