(I)El ultimatum en Potsdam, pincha aqui
Protagonistas
El piloto Paul W. Tibbets y el capitán de la marina William Parsons, que acompañaron a los tripulantes con el fin de apreciar los efectos y lograr eficacia en su empleo, llegaron a esta ciudad con el fin de informar al general Carl Spaatz. Estuvieron de acuerdo en afirmar que Hiroshima fue arrasada, produciéndose un fogonazo tan brillante como el sol. Pocos minutos después -dicen- el humo ascendía hasta la estratosfera. El general Spaatz afirmó trágicamente que una de esas bombas equivale al ataque de 2.000 super-fortalezas y agregó que las fotos tomadas no demuestran otra cosa que una densa columna de humo.
El avión de reconocimiento que voló sobre Hiroshima horas después no pudo ver nada sobre la ciudad, salvo algunos incendios en las afueras, teniéndose la impresión de que se han causado cuantiosos daños. Tibbets, al bajar a tierra dijo: "Sólo el capitán Parsons, el bombardero mayor Ferebee y yo sabíamos lo que teníamos entre manos, los demás creían que se trataba de una misión especial, simplemente. Nos dimos cuenta que nos debíamos alejar inmediatamente. Resulta difícil creer lo que vimos. Debajo de nosotros ascendía una nube negra a tremenda velocidad y nada era visible donde apenas unos minutos antes resultaban nítidos los muelles y las calles. La cosa fue tan rápida que no pudimos ver nada; notamos solamente el calor de la explosión y la confusión de la misma. El avión se sacudió dos veces como si lo hubiesen alcanzado proyectiles antiaéreos". Parsons dijo: "Cuando lanzamos la bomba comenzamos rápidamente a poner distancia entre nosotros y la bola de fuego que sabíamos que vendría. El fogonazo fue terrible aún a plena luz del día. Primero vi una inmensa nube de humo que ascendía, al parecer, con algunos escombros a los 7.000 metros, y luego una nube blanca que salió de su centro y se elevó hasta los 14.000 pies, mientras que toda la ciudad quedaba envuelta en humo ardiendo y en sus alrededores innumerables incendios, al parecer, provocados por la rotura de las cañerías de gas".
El presidente de los Estados Unidos vio en esta nueva arma, la posibilidad de tener un mayor control sobre las naciones del mundo y así lo manifestaba: Washington. Las posibilidades de la fuerza atómica son tan grandes que el presidente Truman tiene el propósito de que el gobierno ejerza una fiscalización en este terreno. Al referirse a ello manifestó a los periodistas: "Prestaré la mayor atención y haré más recomendaciones al Congreso sobre la manera como la fuerza atómica puede convertirse en una poderosa influencia para el mantenimiento de la paz mundial. Todas las patentes que se refieren a procedimientos están en manos del gobierno. La continuación de las investigaciones será costeada, posiblemente, por el gobierno, el cual ha invertido ya dos mil millones de dólares en la invención de la bomba atómica" Declaraciones de Radio Tokio, después de producirse el bombardeo: Guam. Radio Tokio dijo que las bombas atómicas norteamericanas arrojadas sobre Hiroshima por medio de paracaídas estallaron antes de llegar a tierra y causaron tal devastación que las autoridades no han podido verificarla todavía en toda su magnitud. Los propagandistas japoneses dijeron que el uso de la nueva arma "Basta para calificar a quien la emplea de destructor de la humanidad" y "enemigo público número uno de la justicia social".
Desarrollo del proyecto
En el verano de 1945, con Alemania derrotada y Japón como única amenaza para los Aliados, los consejeros de Truman en el Comité Interino redactaron un informe instando a que se usara la bomba. Recomendaban que el objetivo fuera al mismo tiempo una instalación militar y un gran centro de población susceptible del máximo efecto destructor.
El Comité, al igual que Truman, creía que la bomba evitaría la invasión masiva de las islas japonesas que, según las predicciones, hubiera costado más de un millón de muertos estadounidenses. Otro factor que influyó en el presidente y sus consejeros fue el creciente temor a la Unión Soviética. Los soviéticos se habían apoderado ya de Europa Oriental y habían expresado su interés en participar en la invasión y en la ocupación de Japón.
La era nuclear pudo haber nacido en Alemania nazi si Adolf Hitler hubiera prestado más atención al trabajo de sus científicos. En diciembre de 1938, en el instituto de Química Káiser Guillermo II de Berlín, Otto Hahn y Fritz Strassmann, después de seis años de investigación, lograban escindir el átomo de uranio, proceso hasta entonces considerado contrario a la ley natural. Su trabajo implicaba la posibilidad de una reacción en cadena controlada y la liberación de una inmensa cantidad de energía. Por el mundo científico se extendió rápidamente la noticia de este hallazgo, el gran físico danés Niels Bohr se enteró por dos colegas que habían huido de los nazis. A principios de 1939, Bohr marchó a Estados Unidos y comunicó sus conocimientos a los científicos estadounidenses. Los más notables eran dos físicos refugiados, el italiano Enrico Fermi y el húngaro Leo Szilard. Pero los esfuerzos para convencer al gobierno estadounidense de las posibilidades militares del átomo rindieron escaso fruto, hasta que Szilard logró persuadir a Albert Einstein, el científico más famoso de Estados Unidos y también judío refugiado, para que firmara una carta dirigida al presidente Roosevelt en el mes de Octubre de 1939 y, aprovechando su prestigio, lo convenciera.
Aunque Roosevelt estaba en teoría convencido, durante los dos años siguientes el avance de la investigación atómica, patrocinado por el gobierno, fue lento e irregular. Aún así, el proceso había comenzado y en 1939 la cuestión a la que se enfrentaban los científicos no era la de construir armas atómicas, sino como conseguirlo antes que los nazis.
Por fin, el 6 de Diciembre de 1941, un día antes del ataque japonés a Pearl Harbor, Vannevar Bush, jefe del Departamento de Investigación y Desarrollo Científico de Estados Unidos, lograba la aprobación presidencial de un plan de acción total el ámbito de la investigación atómica. El programa científico, militar, industrial, que siguió, fue característico de Estados Unidos, con su relativa invulnerabilidad ante un ataque, su enorme capacidad industrial y su fe en la ciencia y la tecnología.
Los genios científicos eran algo corriente en el proyecto Maniatan: Oppenheimer, Lawrence, Arthur y Karl Compton, entre los originarios de Estados Unidos; Szilard, Fermi, Bohr, James Franck y Edward Teller, entre los refugiados europeos. Trabajaron en un ambiente de urgencia, tensión y secreto. Las diversas fases del proyecto, especialmente en los Alamos, estaban rígidamente independizadas. Pocos científicos sabían lo que hacían sus colegas. Todos y todo tenían un nombre en clave: Fermi era "Henry Farmer", la bomba era "la bestia" o simplemente "la cosa" y el programa atómico británico (iniciado en 1941 y coordinado por su equivalente en estados Unidos) era "la Dirección de Aleaciones para Tubos"
El 16 de julio de 1945, en un escondido paraje de la base aérea de Alamogordo , en Nuevo México, (un lugar al que Oppenheimer hacía llamar "Trinity") se probó la primera bomba de plutonio, conocida en clave como "Fat Man". La bomba superó todas las predicciones que se habían hecho en cuanto a destrucción y potencia. (La bomba de U-235 no se probó nunca por que los científicos confiaban que funcionaría bien).
Junto con el proyecto atómico, Truman había heredado un memorándum secreto redactado por Roosevelt y Churchill el 19 de Septiembre de 1944, que establecía que "cuando estuviera por fin disponible una bomba, podía, después de maduras consideraciones, quizá emplearse contra los japoneses, quienes debían ser advertidos de que este bombardeo se repetiría hasta que se rindieran". El documento no destacaba el posible uso de armas atómicas contra los nazis. Aunque faltaban ocho meses para la derrota de Alemania, no hay pruebas de que ambos estadistas consideraran siquiera la posibilidad.
En septiembre de 1944, Estados Unidos y Gran Bretaña estaban preocupados por la falta de cooperación de la Unión Soviética, y el acuerdo Roosevelt - Churchill señalaba específicamente que no se transmitiría ninguna información atómica a los rusos.
De hecho, se ha argumentado que la bomba atómica de Japón no fue la última acción de la Segunda Guerra Mundial, sino la primera (como advertencia a la Unión Soviética) de la Guerra Fría.
En la Confederación de Postdam, Truman recibió un informe detallado sobre el éxito de la prueba realizada en Trinity. El 26 de julio, Estados Unidos, Gran Bretaña, y la República de China formularon conjuntamente la proclamación de Postdam. El documento instaba a los japoneses a la rendición incondicional o el exponerse a una "rápida y total destrucción". Aunque la declaración prometía que los japoneses no serían "esclavizados como raza ni destruidos como nación", no mencionaba la bomba atómica ni otra cuestión vital: la continuidad de la venerada dinastía imperial.
Los representantes japoneses a bordo del USS Missouri durante la ceremonia de rendición el 2 de septiembre de 1945. |
Una primera versión de la proclamación mencionaba el posible mantenimiento del Emperador, pero el párrafo se había eliminado por que el secretario de estado consideró que sonaba demasiado a apaciguamiento.
Al recibir el ultimátum de Postdam, el gobierno japonés, dividido entre el orgullo y la desesperación, llegó a un "compromiso" fatal: el 28 de julio, el primer ministro japonés Kantaro Suzuki restó importancia públicamente a los términos aliados, sin rechazarlos. Los japoneses querían ganar tiempo, pero Estados Unidos interpretó la respuesta como una negativa total y se puso en marcha la maquinaria para el lanzamiento de la bomba.
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