sábado, 17 de febrero de 2024

(5) LOS FASTOS DEL GÓTICO - BÚSQUEDA DE LA EDAD MEDIA EN EL XIX - Jean-Lubin Vauzelle - El Musée des Monuments Français - Marie Alexandre Lenoir - El asesinato del obispo de Lieja - Ferdinand-Victor-Eugène Delacroix - Walter Scott - John Flaxman - Marie-Philippe Coupin de la Couperie - Ingres

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La fascinación por la Baja Edad Media en la pintura del siglo XIX.

Javier Barón Thaidigsmann (Mieres, Asturias, 1956). Desde 2014 es Jefe de Conservación de Pintura del Siglo XIX del Museo Nacional del Prado, en el que en 2003 fue nombrado Jefe de Departamento. Doctorado en Historia del Arte en 1989 con premio extraordinario por la Universidad de Oviedo, donde fue profesor, obtuvo en 1990 el Premio de Investigación Juan Uría. Director de una decena de tesis doctorales, todas ellas con la máxima calificación, fue miembro del Consejo de las Artes y las Ciencias del Principado de Asturias y de los Patronatos del Centro de Escultura Museo Antón y del Museo de Bellas Artes de Asturias y es miembro de número del Real Instituto de Estudios Asturianos. 

Ha sido Summer Fellow en el Clark Art Institute de Williamstown (Massachusetts) en 2011 y ponente invitado por diversas instituciones españolas y extranjeras. Es académico correspondiente de las Reales Academias de la Historia, de Bellas Artes de San Fernando y de San Telmo de Málaga, y miembro de la Junta de Calificación y Valoración de Obras de Arte del Ayuntamiento de Madrid y del Patronato de la Fundación Museo Sorolla.

BÚSQUEDA DE LA EDAD MEDIA EN EL XIX

La Edad Media o el Medievo es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre los siglos v y xv. Convencionalmente, su inicio se sitúa en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de América,​ o en 1453 con la Caída de Constantinopla, fecha que tiene la singularidad de coincidir con la invención de la imprenta —publicación de la Biblia de Gutenberg— y con el fin de la guerra de los Cien Años. Con esto dicho, considerando la caída del Imperio Romano de Occidente hasta el Descubrimiento de América, la Edad Media abarcó un periodo de 1016 años.

Jean-Lubin Vauzelle (1776-1839) fue un pintor, acuarelista y dibujante arquitectónico francés.

El Musée des Monuments Français, fundado por Alexandre Lenoir en 1795, fue el segundo museo nacional después del Louvre en 1793. Ha desempeñado un papel fundamental en la historia del redescubrimiento y la valoración del patrimonio francés. Cerrado en 1816, las obras que albergaba se conservan actualmente en varios lugares de Francia (incluido el Museo del Louvre) y en el extranjero.

Marie Alexandre Lenoir (27 de diciembre de 1761 - 11 de junio de 1839) fue una arqueóloga francesa. Autodidacta, se dedicó a salvar los monumentos históricos, las esculturas y las tumbas de Francia de los estragos de la Revolución Francesa, especialmente los de Saint-Denis y Sainte-Geneviève. Considera el siglo XV el más importante de Francia 

Tumba de Diana de Poirtiers, cariátides de la châsse de sainte Geneviève. 

El asesinato del obispo de Lieja es una pintura realizada por el pintor romántico francés Eugène Delacroix en 1828 o 1829. Este óleo sobre lienzo representa una escena de Quentin Durward, una novela histórica de Walter Scott. Expuesto en el Salón Parisino de 1831, ahora se conserva en el Museo del Louvre en París.
Quentin Durward es una novela histórica del autor escocés Walter Scott, publicada en 1823. A través de un episodio de la lucha entre Luis  XI y Carlos el Temerario, evoca el declive del espíritu de caballería que animó el sistema feudal . El realismo político es fundamental. Se está produciendo un centralismo.

Un joven arquero escocés al servicio del rey de Francia es testigo de los grandes acontecimientos del año 1468. Luis  XI teme una alianza entre Carlos el Temerario y su cuñado, el rey de Inglaterra . Queriendo negociar con su feroz vasallo, se dirige imprudentemente a Péronne , con una débil escolta. Dos días después, Carlos se entera de la rebelión de los liégueses y del asesinato del príncipe-obispo, su primo y protegido. Loco de rabia, sospecha que Luis  XI fomentó estos trastornos. El rey, prisionero, corre peligro de muerte.

Una escena de la novela inspiró a Delacroix a una de sus obras maestras más tumultuosas, El asesinato del obispo de Lieja.
Delacroix pasó de mayo a agosto de 1825 en Gran Bretaña, dedicándose a su literatura, especialmente a Scott y William Shakespeare. Murder fue solo una de las varias obras del pintor inspiradas en Quentin Durward.


El asesinato del obispo de Lieja fue encargado por el duque de Orleans, el futuro rey Luis Felipe , que se convirtió en su propietario. Su escenario de claroscuro se inspiró en Westminster Hall en Londres y el Palais de Justice en Rouen.

Walter Scott, poeta , escritor e historiador escocés 15 de agosto de 1771 en Edimburgo y murió el 21 de septiembre de 1832 en Abbotsford .

Autorretrato con chaleco verde (1837)
Ferdinand-Victor-Eugène Delacroix (Charenton-Saint-Maurice, 26 de abril de 1798-París, 13 de agosto de 1863) fue un pintor y litógrafo francés.
Hijo del político Charles Delacroix, ministro de exteriores del Directorio, y de Victoire Oeben, que pertenecía a una familia de ebanistas, artesanos y dibujantes. Eugène fue el cuarto y último hijo del matrimonio.
Aparte de su producción pictórica, dejó una estimable producción gráfica, principalmente litografías.
Según la historiadora Ruiz, Delacroix escogió a Dante para realizar varias de sus obras. Fue el más emblemático pintor del movimiento romántico aparecido en el primer tercio del siglo XIX, cuya influencia se extendió hasta los impresionistas. Etiquetado inicialmente como neoclásico, aunque opuesto totalmente a Ingres, ambos son criticados en los diferentes Salones en los que exponían. A partir de la exposición de 1855 Delacroix se convirtió en la figura que supo sobrepasar la formación clásica para «renovar» la pintura. A su fallecimiento, los artistas contemporáneos le rindieron sentidos homenajes, en especial Gustave Courbet. Auténtico genio, dejó numerosas obras que tenían mucho que ver con la actualidad de su época.

La batalla de Nancy se libró el 5 de enero de 1477 en la ciudad francesa del mismo nombre. Tuvo como principales protagonistas, por un lado, al duque de Borgoña, Carlos el Temerario y el duque de Lorena, René II. Esta batalla culmina con la derrota y muerte del Temerario, la consolidación de la independencia de Lorena y la anexión de una parte de los Estados borgoñones por el rey de Francia Luis XI.

El pintor Eugène Delacroix inmortalizó este evento en su obra “La Batalla de Nancy”. En esta pintura, que data de 1831, se representa la batalla y la muerte de Carlos el Temerario. El cuadro se encuentra actualmente en el Museo de Bellas Artes de Nancy.
Esta obra captura la intensidad y dramatismo de aquel enfrentamiento histórico, y es un testimonio del talento artístico de Delacroix en el género de la pintura de batallas. La composición, los colores y la expresión de los personajes reflejan la trágica naturaleza de la guerra y la lucha por el poder en esa época.

El duque de Orleans mostrando a su amante es una pintura de 1825-1826 realizada por el artista francés Eugène Delacroix que se encuentra en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid (España).

El cuadro muestra a Luis de Valois (duque de Orleans) (Hermano de Carlos VI de Francia), a su chambelán Albert Le Flamenc y a Mariette d'Enghien, esposa de Le Flamenc y amante del duque.​ Se basa en un episodio narrado tanto en la Histoire des ducs de Bourgogne de la maison de Valois de Prosper de Barante como en la Vie des dames galantes de Brantôme.​
La obra muestra una fuerte influencia de Rubens y Tiziano, así como de Richard Parkes Bonington, un artista británico con el que Delacroix intercambió ideas y bocetos entre 1825 y 1828.

La Barque de Dante o Dante et Virgile aux enfers (La barca de Dante o Dante y Virgilio en los infiernos) es una de las primeras pinturas del autor francés del Romanticismo Eugène Delacroix, y la que le dio a conocer. La pintura es un óleo sobre lienzo realizado en 1822, y en ella aparecen personajes del infierno de la obra La Divina Comedia de Dante Alighieri. En la actualidad está expuesto en el Museo del Louvre de París. 
La obra de Delacroix está basada en el poema de época medieval Alighieri. Concretamente la obra de Delacroix representa el descenso al infierno y al purgatorio de Dante acompañado de Virgilio.

En el centro de la composición aparecen de pie sobre el bote que los trasporta al infierno a su alrededor, distintas figuras se torsionan en movimientos inverosímiles, el conjunto está completado por la figura de Caronte el guardián de la barca. La escena se desarrolla en la laguna Estigia la cual debe ser cruzada para llegar hasta el infierno, concretamente el escritor está representado en el Averno, lugar de sufrimiento eterno donde deben penar los coléricos. Al fondo podemos ver el infierno representado por la ciudad en llamas de Dite. Dante aparece ataviado con una túnica blanca que se cubre con una capa verdosa y la cabeza tapada con una prenda roja. Su rostro muestra la repulsión al ver a los condenados, florentinos que pagan sus culpas con eternos sufrimientos, y en él podemos observar su mítica nariz aguileña. Virgilio por su parte está ataviado con una túnica marrón y en su cabeza porta una corona de laurel; el conjunto de la famosa barca está completado por la figura de Caronte quien trata de evitar que los condenados suban a la barca. Es precisamente en estos hombres condenados en los que Delacroix muestra la gran maestría de su pintura. Son que se retuercen en grandes escorzos, están desnudos y su sufrimiento es claramente perceptible en sus rostros que en ocasiones –fijémonos en la figura que trata de acceder a la barca por la esquina derecha- están desfigurados.
Inspirada en Miguel Ángel 
Hoy la obra La Barca de Dante de Delacroix se encuentra en el Museo Louvre de Paris.
Dante Alighieri, bautizado Durante di Alighiero degli Alighieri (Florencia, c. 29 de mayo de 1265-Rávena, 14 de septiembre de 1321), fue un poeta y escritor italiano, conocido por escribir la Divina comedia, una de las obras ornamentales de la transición del pensamiento medieval al renacentista y una de las cumbres de la literatura universal.

John Flaxman, un destacado escultor y dibujante británico, creó una serie de ilustraciones basadas en La Divina Comedia de Dante Alighieri. En particular, su obra “Paolo y Francesca” representa un momento trágico y apasionado del Infierno, el quinto canto de la obra maestra de Dante.

En el período entre 1775 a 1787 realizó para el reputado ceramista Josiah Wedgwood delicados relieves decorativos, inspirados en vasos y vasijas griegas y romanas. Desde 1787 hasta 1794 Flaxman vivió en Roma, donde produjo excelentes dibujos con gran fineza en sus líneas de temas épicos de los poemas de Homero la ilíada y la Odisea (1793). Se caracteriza con un estilo de escultura muy simple y lineal sin mucha ornamentación

Regresó a Londres en 1794, realizando notables ilustraciones del antiguo dramaturgo griego Esquilo y una serie inspirada en el Infierno de Dante.
Francesca de Rímini o da Polenta (Rávena, ca. 1259 – Gradara, Pesaro, 1285) fue una noble italiana de la Edad Media cuyo trágico destino fue inmortalizado por su contemporáneo Dante Alighieri en La Divina Comedia colocándola junto a su amante, en el segundo círculo del Infierno, destinado a los pecadores por lujuria; pero a su vez los intenta justificar y los ejemplifica como símbolos del amor.

Era hija de Guido da Polenta, príncipe de Ravena (1275–1290), ciudad donde ella nació. Contrajo matrimonio en 1275 con Gianciotto Malatesta de Rímini porque, por razones políticas, esta unión era importante para su padre. Francesca se sintió atraída por el hermano menor de Gianciotto, Paolo, de quien se hizo amante. Cuando su marido descubrió la relación que ambos mantenían, asesinó a la pareja. 

 

 Inf. 06 John Flaxman, La bocca mi baciò tutta tremante (Paolo e Francesca), 1802

En la ilustración de Flaxman, vemos a Paolo y Francesca atrapados en un abrazo apasionado. El arte captura la intensidad de su amor y la tragedia que les espera. Es un recordatorio de cómo las pasiones humanas pueden llevarnos a lugares oscuros y dolorosos.

Marie-Philippe Coupin de la Couperie (Sèvres, 1773 - Versalles, 1851) fue una pintora francesa de estilo trovadoresco. 

Entre sus mecenas se encontraba Joséphine de Beauharnais, que compró su El trágico amor de Francesca da Rimini para su galería en el Château de Malmaison. 

El amor trágico de Francesca da Rimini, 1812 (Museo Napoleón, Arenenberg)

Paolo y Francesca (Ingres)

Paolo y Francesca es una pintura al óleo sobre lienzo del artista francés Jean-Auguste-Dominique Ingres, realizada en siete versiones conocidas entre 1814 y 1850. Deriva de la historia de Paolo y Francesca en el Infierno de Dante. Con El compromiso de Rafael de Ingres, estas obras representan ejemplos tempranos del estilo trovador.

1819, Musée des beaux-arts d'Angers

La primera pintura de la serie fue encargada por Caroline Murat, reina de Nápoles. De las siete versiones conocidas en óleo, la del Musée des beaux-arts d'Angers se considera la más completa, sobre todo en la forma exagerada de Paolo, cuyo cuello recuerda a Júpiter y Tetis del mismo artista. La frontalidad de la composición y los detalles de la habitación y la vestimenta remiten al Renacimiento nórdico.

Dibujo a pluma y tinta con aguada, 1816

Jean-Auguste-Dominique Ingres nació en la pequeña localidad francesa de Montauban el 29 de agosto de 1780. Sus primeras enseñanzas las recibió de su padre Jean-Marie-Joseph Ingres y tras verse el talento que el niño tenía pasó al estudio de Joseph Roques en la Escuela de Bellas Artes de Toulouse. Finalmente, su destino formativo será París, donde pasará a ser alumno del gran pintor de historia David. 

Jean-Aguste-Dominique Ingres, Autorretrato, 1804. Chantilly, Museo Condé.
  Ingres tendrá su estudio en la Avenida Gregoriana de Roma y conocemos con precisión cómo era gracias a una pintura realizada por uno de sus discípulos, Jean Alaux, quien 1818 realizó una vista del taller del artista. En él se puede ver a la esposa del pintor, Madeleine, y a su gata Minette, así como al propio Ingres tocando el violín en uno de los momentos en los que el artista se abandonaba a la música, su actividad preferida después de la pintura.

Pero en Italia Ingres sobre todo estudiará la obra de su profesor espiritual: Rafael. No contento con proclamar que le hubiera gustado haber nacido trescientos años antes para así poder haber sido discípulo del artista, Ingres pasó gran parte de su tiempo copiando las obras del maestro del Renacimiento italiano o persiguiendo pinturas o grabados de Rafael que pudiera incluir en su colección.

Obsesión por la figura del de Urbino
La obsesión que Ingres tuvo por Rafael le llevó a acumular documentación que encontró sobre sus obras o incluso a interesarse por la vida personal del artista. Tanto es así que en una de sus obras llegó a imaginar la relación que el de Urbino tuvo con la Fornarina, una de sus amantes y con la que según Giorgio Vasari, biógrafo de Rafael, sus excesos amatorios le llevaron a la muerte. En Rafael y la Fornarina, obra del que llegó a realizar más de seis versiones, Ingres muestra al artista recién ha acabado de esbozar el famoso retrato de ella, y su amado modelo se sienta en sus rodillas. Sin embargo, Rafael solo tiene ojos para su propia creación que, al igual que la representación de Ingres de su modelo, se encuentra con la mirada del espectador. Este triángulo de miradas se complica con la presencia de la Virgen en la Virgen de la Silla de Rafael, vista contra la pared del fondo, donde su figura se asemeja a la de la amante.

Jean-Auguste-Dominique Ingres, Rafael y la Fornarina, 1814. Harvard, Fogg Museum.

La última muestra de la veneración que Ingres sintió por Rafael quedó expresada tras la exhumación de los restos del artista del Panteón de Roma en 1833. En ese momento Ingres solicitó al pontífice unos fragmentos de los huesos de Rafael. Estos le fueron concedidos e Ingres los atesoró en una cajita relicario creada expresamente para contener y poder contemplar las cenizas. Tras su muerte Ingres legó en su testamento el relicario con los restos de Rafael a su ciudad natal de Montauban. Todo un testamento vital y sobre todo pictórico.

Jean-Auguste-Dominique Ingres, La Apoteosis de Homero, 1827. París, Museo del Louvre.
Es importante señalar que la mayoría de los trabajos de Ingres deben ser vistos a través del prisma de Rafael, ya que toda su vida intentó alcanzar el estilo del maestro italiano, reinventándolo y trayéndolo de nuevo a la vida en el siglo XIX.

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