martes, 27 de agosto de 2013

Carlos I de Inglaterra y de Escocia

Carlos I
En inglés Charles I of England and Scotland, nacido en Dunfermline, Escocia, el 19 de noviembre de 1600 y fallecido en el Palacio de Whitehall, Londres, el 30 de enero de 1649, fue Rey de Inglaterra, Escocia, e Irlanda, desde el 27 de marzo de 1625 hasta su ejecución en 1649.

Enriqueta Maria de Francia,
esposa de Carlos I
Carlos no estaba tan bien visto como su hermano mayor, Enrique Federico, Príncipe de Gales. El propio Carlos adoraba a su hermano e intentaba emularlo. En 1605, como era entonces acostumbrado en el caso del segundo hijo del soberano inglés, Carlos fue nombrado duque de York en Inglaterra. Dos años antes, en 1603, había sido nombrado duque de Albany en Escocia.

Cuando Enrique murió de tifus en 1612, Carlos se convirtió en el heredero del trono y fue nombrado duque de Cornualles, pero no fue nombrado príncipe de Gales y conde de Chester, los títulos habituales del heredero al trono inglés, hasta noviembre de 1616. Su hermana Isabel se casó en 1613 con Federico V, elector palatino, lo que dejaba a Carlos virtualmente como único hijo.

George Villiers, I Duque de Buckingham,
 valido de Carlos I, retratado por
 Peter Paul Rubens (1625)
El nuevo Príncipe de Gales se vio notablemente influido por el favorito de su padre, George Villiers, I duque de Buckingham, el cual lo llevó a una expedición a España en 1623 para buscar una alianza con este país mediante un eventual matrimonio con la hija menor del rey español Felipe III, la infanta María Ana. El enlace nunca se celebró, debido a que la corona española exigió la conversión del príncipe de Gales al catolicismo. A su vuelta a Inglaterra en octubre, tanto Carlos como el duque de Buckingham exigieron al rey Jacobo que declarara la guerra contra España.

El viaje de Carlos a Madrid es considerado por los historiadores como determinante en su posterior interés por el arte, afición a la que destinó cuantiosas sumas y que en parte le acarreó su creciente impopularidad.

Con el estímulo de sus consejeros protestantes, Jacobo convocó al Parlamento para solicitar subsidios para la guerra. Jacobo también solicitó que el Parlamento sancionara la unión entre el príncipe de Gales y la princesa Enriqueta María de Francia, a la que Carlos había conocido en París en su camino de regreso a Inglaterra. Era una buena unión, puesto que ella era la hija del anterior rey francés Enrique IV y la hermana del rey actual Luis XIII. El Parlamento aceptó la unión, pero mostró una actitud muy crítica debido a la tentativa anterior de arreglar una alianza matrimonial con España. Jacobo estaba senil y en consecuencia era cada vez más difícil controlar al Parlamento (que fue el mismo problema que tendría más adelante Carlos durante su reinado). Durante el último año del reinado de Jacobo I, el poder real quedó en manos de su hijo y del Duque de Buckingham.

Enriqueta María de Francia


Enriqueta María de Francia, esposa de
Carlos I, retratada por Van Dyck
1636-1638
Nacida en el Palacio del Louvre, en París, el 25 de noviembre de 1609 y fallecida en el castillo de Colombes el 10 de septiembre de 1669, fue Reina Consorte de Inglaterra, Escocia e Irlanda desde su matrimonio con el rey Carlos I de Inglaterra el 13 de junio de 1625 hasta que fue depuesta de dicho título tras la ejecución de su marido el 30 de enero de 1649.

Hermana menor de los 6 hijos del rey Enrique IV de Francia y de María de Médicis, su padre fue asesinado cuando apenas tenía 5 meses de edad (14 de mayo de 1610) y su madre fue desterrada de la corte en 1617, por lo que prácticamente creció huérfana, rodeada únicamente de sus hermanos y la corte francesa.



Matrimonio con Carlos I

Cuando el príncipe de Gales, -futuro rey Carlos I- regresaba a su país con el duque de Buckingham luego de una infructuosa tratativa matrimonial con España, pasó por Francia, conociendo allí a Enriqueta María. Tras conseguir la aprobación de su padre y del rey Luis XIII de Francia -hermano de Enriqueta-, se casan por poderes en París, el 11 de mayo de 1625, poco después de que Carlos hubiera subido al trono inglés. Debido a que era católica, su elección como futura reina fue recibida con desagrado entre los ingleses.

La ceremonia formal de matrimonio se llevó a cabo en la Iglesia de San Agustín, en Canterbury, Kent, el 13 de junio de 1625. Por su religión, fue imposible que fuera coronada reina al lado de su marido, al realizarse dicha ceremonia el 2 de febrero de 1626 en la abadía de Westminster. En un principio, sus relaciones eran frías. Enriqueta María trajo consigo de su país, muchos servidores, que le costaban grandes caudales a la Corona. Eventualmente, el rey envió toda la comitiva de regreso a Francia, dejándole únicamente a su adolescente novia -tenía apenas 16 años- nada más que a su capellán y dos damas de cámara. Al ver como la reina miraba, terriblemente triste, por la ventana del palacio como su séquito regresaba a Francia, Carlos reaccionó airadamente y arrastró a Enriqueta lejos de allí. Cada vez que los dos estaban juntos, comenzaban a discutir y se separaban, dejando de verse por semanas. Cuando se reconciliaban y volvían a juntarse, nuevamente se separaban, pues no podían dejar de pelear.

La reina detestaba al favorito de su marido, el Duque de Buckingham. Buckingham fue asesinado en agosto de 1628, posiblemente por órdenes de Enriqueta María y la facción francesa de la corte. Después de esto, su relación con el rey mejoró notablemente, naciendo finalmente entre ellos profundos lazos de amor y afecto. Su negativa de renunciar a su fe católica le ganó el odio de muchos de sus súbditos y de ciertos cortesanos de gran poder tales como Guillermo Laud, arzobispo de Canterbury y Thomas Wentworth, conde de Strafford. 


Enrique de Borbón

Enrique IV, primer Borbón
Rey de Francia
(Pau, 13 de diciembre de 1553 – París, 14 de mayo de 1610) fue rey de Navarra con el nombre de Enrique III entre 1572 y 1610 y rey de Francia como Enrique IV entre 1589 y 1610, primero de la Casa de Borbón en este país, conocido como Enrique el Grande (Henri le Grand) o el Buen Rey (Le bon roi Henri) y copríncipe de Andorra (1562-1610).

Hijo de Antonio de Borbón, Duque de Vendôme y Borbón, y de la Reina de Navarra, Juana de Albret, fue bautizado católico pero educado por su madre en la fe calvinista.






La cabeza del primer rey borbón 




Cabeza de Enrique IV

He encontrado por alguna de las redes sociales este artículo que me ha parecido interesante. En cuanto al tema, se podría sacar bastante punta a lo de las cabezas reales metidas en calabazas y cosas así, pero mejor lo dejo para otro siglo.



La cabeza momificada de Enrique IV es auténtica


Un estudio publicado en la revista Forensic Science International ha logrado recuperar material genético de la cabeza momificada atribuida al monarca francés Enrique IV y ha confirmado su autenticidad, al estar relacionada con la muestra de sangre de su descendiente, el rey Luis XVI, que fue hallada en el interior de una calabaza. Concretamente, el ADN revela que la sangre del pañuelo contenido en la calabaza y el de la cabeza momificada pertenecen a la misma línea de descendencia paterna y mantienen una distancia de siete generaciones. Dichas características son las mismas que relacionan el parentesco entre ambos monarcas franceses.

En 2010, dos estudios independientes intentaron verificar la autenticidad de ambas reliquias. El investigador de la Universidad Médica de París Oeste (Francia) Philippe Charlier dirigió el análisis de la cabeza de Enrique IV, fundador de la casa Borbón en Francia. Sus resultados arrojaron 22 evidencias anatómicas, históricas, patológicas y antropológicas que permitieron afirmar casi con certeza que se trataba de la cabeza del rey. Pero hasta ahora no había sido posible recuperar ADN del resto momificado.Por su parte, Carles Lalueza-Fox investigador del Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra) dirigió el estudio que analizó la calabaza que presuntamente contenía en su interior un pañuelo con la sangre del rey, depositado por un testigo de la ejecución del monarca en 1793 (tal como se aseguraba en la decoración de la calabaza). En aquella ocasión fue posible recuperar el perfil genético del cromosoma Y de la sangre de la calabaza, pero la falta de familiares con los que comparar impidió certificar que se tratara efectivamente de Luis XVI.

Ha sido la coordinación entre ambos investigadores la que ha permitido conectar las evidencias y confirmar, de este modo, la autenticidad de dichas reliquias. Del nuevo trabajo se desprende, además, que la genética de los monarcas consta de un linaje de cromosoma Y extremadamente raro en las poblaciones actuales. Al ser Enrique IV el fundador de la actual Casa Borbón, todos los miembros varones actuales de dicha casa deberían tener este mismo cromosomaY.

Charlier afirma: "Esta afiliación genética desde Enrique IV hasta Luis XVI también confirma la paternidad de Luis XIII en relación con Luis XIV, algo que ha sido durante décadas motivo de controversias históricas". Por su parte, Lalueza-Fox asegura que "ahora que sabemos que disponemos de una muestra de sangre de Luis XVI podríamos recuperar con ella el genoma completo de dicho monarca para investigar cuestiones de consanguinidad y de predisposición a enfermedades en la familia real francesa".

Texto extraído de la página Esfera y Vida
Fotos de Internet


Once años de tiranía: absolutismo en el trono inglés

Carlos I a comienzos del período
absolutista de su reinado,
conocido como los Once
años de Tiranía,
obra de Daniël Mijtens.
En enero de 1629, Carlos abrió la segunda sesión del Parlamento que había ordenado temporalmente clausurar en junio de 1628. Esperaba que, tras el asesinato del duque de Buckingham, el Parlamento finalmente cooperara con él y le concediera otros subsidios. En vez de eso, los miembros de la Cámara de los Comunes comenzaron a expresar su oposición al impuesto del tonelaje y del peso sin consentimiento parlamentario. Aunque Carlos solicitó un aplazamiento parlamentario en marzo, los miembros lo ignoraron y leyeron tres resoluciones contrarias al rey. La última de estas resoluciones declaró que cualquier persona que pagara el tonelaje o el peso no autorizado por el Parlamento "sería declarado un traidor de las libertades de Inglaterra, y enemigo de las mismas". Aunque la resolución no fue aprobada formalmente, muchos miembros declararon su aprobación. Más tarde, cuando los Comunes aprobaron otras medidas desagradables para el rey, Carlos ordenó la disolución del Parlamento. Las controversias con el Parlamento inglés se recrudecían para el rey.

Carlos resolvió no ser forzado a confiar en el Parlamento para la ayuda monetaria adicional. Inmediatamente, firmó sendas paces con Francia y España. Los once años siguientes, durante los cuales Carlos gobernó sin un Parlamento, son conocidos como los Once años de Tiranía o Ley personal. 


El «Parlamento corto» y el «Parlamento largo»

Las disputas con respecto a la interpretación del tratado de la paz entre Carlos y la iglesia de Escocia condujeron nuevamente a otro conflicto. Para someter a los escoceses, Carlos necesitó más dinero; por lo tanto, tomó la peligrosa medida de reunir al Parlamento en abril de 1640. Aunque Carlos ofreció derogar el impuesto de buque, la Cámara de los Comunes se mostró inamovible. Exigió la discusión de varios abusos de poder durante su gobierno personal. Mientras que el Parlamento estaba tomando fuerza rápidamente, fue disuelto en mayo de 1640, menos de un mes después de que fuera convocado; así, este parlamento fue conocido como el "Parlamento corto".

Entretanto, Carlos intentó derrotar a los escoceses, pero falló estrepitosamente. El humillante tratado de Ripon, firmado después de la Segunda Guerra de los Obispos en octubre de 1640, requirió al rey pagar los costos del ejército escocés contra el que acababa de luchar. Carlos tomó la inusual medida de convocar el Magnum concilium, el antiguo consejo de todos los pares del reino, que eran considerados los consejeros hereditarios del rey. El Magnum concilium no había sido convocado en siglos, y no se había convocado durante el reinado de Carlos. En este consejo de los pares, Carlos convocó al Parlamento de nuevo, que, en contraste con la anterior vez, se denominó Parlamento largo.

Para evitar que el rey lo volviera a disolver a su entera voluntad, el Parlamento aprobó el Acto Trienal, al que le fue concedido el asentimiento real en febrero de 1641. El Acto requiría que el Parlamento debiera ser convocado por lo menos una vez cada tres años, y que cuando el rey no pudiera publicar el emplazamiento apropiado, los miembros podrían reunirse por sí mismos.

Los últimos años del reinado de Carlos I estuvieron marcados por la Guerra Civil Inglesa; se vio enfrentado a las fuerzas del Parlamento (que se le opuso tenazmente en sus tentativas de aumentar su poder) y a los puritanos (quienes eran contrarios a su política religiosa). La guerra terminó con la derrota de Carlos, que fue enjuiciado, condenado y ejecutado posteriormente bajo el cargo de alta traición. La monarquía fue abolida, y se estableció la República. Con el tiempo, este régimen devino cada vez más dependiente del ejército y se convirtió en una dictadura militar, dirigida por Oliver Cromwell. Varios factores tanto políticos como socioeconómicos condujeron a su colapso final, una vez fallecido Cromwell. El hijo de Carlos, Carlos II, restauró la monarquía en 1660


Pintura de Eugène Lami que plasma el traslado
del rey al castillo de Carisbrooke,
última morada antes de ser enjuiciado

La reina Enriqueta María partió al extranjero en 1642 en busca de financiación para su marido cuando la oposición parlamentaria a Carlos I se recrudeció. No volvería nunca más a Inglaterra

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