viernes, 2 de diciembre de 2022

XXVIII - Navarra Barroca - El siglo XVIII -Robert (Roberto) Michel - Trazado de los caminos(Navarra) - Juan de Gages - Iglesia de Capuchinos de Pamplona - Antonio Oteiza - Fuenterrabía y Navarra

XXVII - Navarra Barroca - El siglo XVIII - Biblioteca Capitular Catedral de Pamplona - San Gregorio Ostiense -  Roberto Michel, pincha aqui

Retrato de Roberto Michel por Luis Egidio Meléndez, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Robert (Roberto) Michel (Le Puy-en-Velay, 1720-Madrid, 31 de enero de 1786) fue un escultor francés que se afincó y trabajó en la España de los Borbones del siglo XVIII.

Michel participó en la decoración escultórica del Palacio Real de la capital, formando parte del grupo de artistas, dirigidos por Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro, a los que les fue encomendada esta tarea. Para el Palacio, realizó las estatuas de los reyes Teudis, Teodomiro, Alfonso IX, Bermudo III, Sancho I de León y Fernando II. Fue asimismo el autor de dos medallones para el corredor, un león para la escalera principal y la monumental estatua de Carlos III que adorna el arranque de esta última.

Los leones de la Fuente de Cibeles (1782, Madrid).
Fue concebida dentro de un plan de remodelación urbana en el siglo XVIII, por iniciativa del rey Carlos III, quien planeaba embellecer la capital del reino según la estética del neoclasicismo. 
La fuente representa a la diosa madre Cibeles, identificada en el panteón griego con Rea, madre de los dioses olímpicos y símbolo de la tierra y la fecundidad, sobre un carro tirado por leones (Atalanta e Hipómenes).

También en Madrid esculpió los leones de la fuente de Cibeles; los trofeos militares, cabezas de leones, cornucopias y ángeles de la Puerta de Alcalá; la Virgen del Carmen en una hornacina de la fachada de la Iglesia de San José; las figuras en mármol blanco de la Caridad romana y la Fortaleza de la fachada de la Basílica de San Miguel; los ángeles y querubines de la iglesia de san Marcos y los tritones de las fuentes del paseo del Prado.

La puerta de Alcalá es una de las cinco antiguas puertas reales que daban acceso a la ciudad de Madrid (España).
Se trata de una puerta de estilo neoclásico y aspecto monumental similar a los Arcos de Triunfo romanos, se erigió mirando su exterior a oriente en el año 1778.
 Fue construida por mandato de Carlos III en sustitución de otra puerta anterior que existía ya desde el siglo XVI.El diseño y obra pertenece al arquitecto italiano Francesco Sabatini.


La iglesia de San José es un templo católico situado en el distrito Centro de Madrid, en España. Se encuentra en el n.º 43 de la calle de Alcalá, donde antes se erigía el antiguo convento de San Hermenegildo.

Se trata de una iglesia barroca, levantada sobre planta de cruz latina con una nave central y dos laterales. Roberto Michel, uno de los autores de la cercana fuente de Cibeles, fue el encargado de realizar la imagen de Nuestra Señora del Carmen, que se encuentra en la fachada sobre el nicho central.


Los tritones de las fuentes del paseo del Prado.

Están situadas sobre una pequeña glorieta en el Paseo del Prado, frente a la plaza de Murillo y a la embocadura de la calle de las Huertas.

Se trata de cuatro pequeñas fuentes uniformes que fueron realizadas en piedra caliza a finales del siglo XVIII. 

Aunque el diseño de las fuentes se debe a Ventura Rodríguez, en su ejecución trabajaron diversos artistas; Narciso Aldebó realizó las columnas, José Rodríguez las cabezas de osos, y Roberto Michel y Francisco Gutiérrez los tritones y los delfines, aunque fueron terminados por Alfonso Bergaz.

Trazado de los caminos
Antigua Calzada Real (siglo XII)


Juan de Gages

(Jean Bonaventure Thierry du Mont o Dumont, llamado en español Juan Buenaventura de Gages o conde de Gages; Mons, 1682 - Pamplona, 1759) Militar español, originario de la región de Hainaut. Al servicio de Felipe V, participó en la guerra de Sucesión española (1701-1714), y se distinguió en la batalla de Villaviciosa (1710).


Su carrera militar prosiguió bajo el reinado de Felipe V, y en 1742, siendo teniente general del ejército español en Italia, fue puesto al frente de las tropas de Felipe I de Parma, hijo de Felipe V, en la guerra de Sucesión de Austria (1740-1748). Tras diversos reveses, la pérdida de Lombardía, unida a la política pacifista de Fernando VI (hijo y sucesor de Felipe V), provocó su destitución en 1746.

En 1753 fue nombrado virrey y capitán general de Navarra, cargo que ocupó hasta su muerte. Durante su mandato se fortificó Pamplona y se mejoraron los caminos reales de su jurisdicción, abriendo los que unían Pamplona con Tudela y con Tolosa.

Fuente: En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea 

El sepulcro labrado por el escultor académico Roberto Michel (1767). La consulta de fuentes literarias y archivos locales y nacionales desvela la génesis del proyecto funerario con propuestas de distintos diseños, y la visión que tuvieron del mausoleo los eruditos y viajeros que lo contemplaron en los diferentes emplazamientos en los que estuvo, el originario en la iglesia de Capuchinos de Pamplona y su posterior traslado a la catedral y claustro de dicha seo.

Por expreso deseo de Gages, éste fue enterrado en una humilde sepultura en la iglesia del convento de los capuchinos situado exramuros de la ciudad, en la Capilla de San Francisco y santos de la órden, adosada a la cabecera por el lateral.
Carlos III quien años después ordenó erigir a costa de la Real Hacienda un distinguido mausoleo en su honor que debía pregonar la fama de sus hazañas militares.

Hoy en día el paisaje urbano de 1900 ha cambiado sustancialmente, aunque la figura dominante del convento permite identificar sin dudas ambas imágenes. Como se ha dicho, el camino se convirtió en calle hace tiempo, y los edificios de viviendas han ido sustituyendo a aquellos típicos rincones de la Pamplona antigua. En cuanto al convento, diremos que fue construido en 1607, a instancias de Gabriel Amasa, lesakarra afincado en Pamplona, vecino de la plaza de la Fruta (actual plaza Consistorial), que fue enterrado en esta iglesia tras su muerte en 1634. Entre 1834 y 1879 los capuchinos fueron expulsados del Estado español, y la iglesia fue en primera instancia utilizada como almacén de maderas, aunque terminó convirtiéndose en trinquete, para regocijo de los pelotazales del barrio.

Durante siglos perteneció y se rigió por el Patronato Gabriel de Amasa y el 26 de mayo de 1999, tras importantes cambios y gestiones, fue entregada la propiedad a los capuchinos por el Gobierno de Navarra.

Por imperativo municipal de la urbanización de la zona y de las orillas del río Arga, el convento perdió su hermosa huerta. La secular iglesia se convirtió en parroquia de san Pedro el 17 de abril de 1951, y hubo importantes obras de remodelación del edificio en los años 1998-2000.

Hoy ¿que podemos ver?

Antonio Oteiza

Nace en San Sebastián, España, en 1926. Se ha descrito a sí mismo como “capuchino aventurero”. Un trotamundos. Ha vivido 15 años como misionero en países latinoamericanos, frecuentemente entre grupos indígenas de quienes admira su forma de vivir, la hospitalidad de sus casas.


Escribió narraciones tomando como motivo de inspiración ríos que ha recorrido: Orinoco, Amazonas, Negro, Madeira, Paraguay, Paraná… Visitó durante una larga temporada a los capuchinos en Ecuador, sobre todo en la Misión de Aguarico (Provincia de Orellana), lugar donde quiso seguir la huellas dejadas por Alejandro Labaka. También ha escrito una historia sobre las Islas Galápagos.

Antonio era hermano menor del eminente escultor Jorge Oteiza, ya fallecido. Por tanto, el mundo del arte no le era ajeno. Sin embargo, su primer acercamiento fue por azar. Estando en Venezuela necesitó el concurso de un escultor y, al no hallarlo, él mismo se puso manos a la obra. De esa forma improvisada nació el artista dibujante y escultor.


En escultura ha realizado exposiciones en España y América, series monográficas en relieve sobre San Francisco de Asís, San Juan de la Cruz, Padre Anchieta, Pedro Betancourt, Lope de Aguirre, Esteban de Adoáin y otros personajes. En la localidad guipuzcoana de Azcoitia, el Municipio le ha dedicado un Museo y Fundación.


Antonio ha optado siempre por la espontaneidad y la vivacidad. Atento siempre a las culturas o gentes con las que le tocó convivir. Su arte no puede disociarse del gusto por el cambio y la vida nómada. Fiel a su espíritu aventurero, nunca tuvo un taller, prefiriendo siempre la improvisación del camino, donde se ha sentido unido a Dios y a las gentes.

Fuenterrabía y Navarra

Fuenterrabía

Cuando a un  país le cierran la salida al mar acaban estrangulándolo. Eso es lo que hicieron con el Reino de Navarra. Bayona fue el primer puerto navarro hasta que en el siglo XI, cegado por las arenas de las landas, quedó prácticamente inservible. Ello propició un importante movimiento de población gascona (burguesía de armadores y comerciantes de Bayona), hacia San Sebastián, donde encontraron seguridad al amparo de sus murallas. La villa de San Sebastián nace para ser puerto del Reino pirenaico, pero en el año 1200 con la conquista de Guipúzcoa, Navarra pierde su salida al mar.
San Sebastián y Fuenterrabía (Hondarribia), fueron poblaciones navarras que pertenecieron a nuestro reino hasta que le fueron arrebatadas por Alfonso VIII de Castilla. Años después estas dos villas volvieron a pertenecer a Navarra. Así en el año 1256, el rey Alfonso X de Castilla entregó a Navarra las villas de San Sebastián y Fuenterrabía “con todas sus rentas de mar y de tierra” y aún se conserva en el Archivo de Comptos de Pamplona el documento extendido en pergamino, con el sello de Alfonso X, en virtud del cual el monarca castellano da al Reino de Navarra estas dos villas guipuzcoanas aunque la situación revertió. De esta forma Navarra perdió su puerta natural al mar a través del río Bidasoa.
Desde entonces Navarra ha añorado una salida al mar y ocasionalmente ha intentado tener un puerto en propiedad para poder exportar directamente sus productos. Pero esa añoranza no ha sido sentida solo por Navarra, Fuenterrabía también intentó en varias ocasiones separarse de Guipúzcoa y volver a Navarra. Así, en 1639, esta villa guipuzcoana entró en tratos con la Diputación navarra para intentar su incorporación. De 1638 a 1655, Fuenterrabía dejó de asistir a las Juntas Generales de Guipúzcoa y, ante la negativa de sus ciudadanos de volver a Guipúzcoa, acordaron separarla de la Hermandad. Tras 15 años de pertenencia a Navarra, Fuenterrabía fue aceptada nuevamente en la Hermandad.
En 1702, las Cortes de Navarra estudiaron la reincorporación de Fuenterrabía, y encargaron a la Diputación que negociara el asunto. No hubo avances. Pero en 1754 de nuevo Fuenterrabía tomó la iniciativa y pidió su incorporación, solicitando también que se le concediera asiento en las Cortes y se le permitiera conservar su gobierno jurisdiccional sobre Irún, Lezo y Pasajes. En esta ocasión, la desidia de la Diputación hizo naufragar el proyecto.

Fuente: Texto extraído - Carta enviada por Patxi Aranguren Martiarena

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