viernes, 2 de diciembre de 2022

XXIX - Navarra Barroca - El siglo XVIII - La transición al clasicismo - La fachada de la catedral de Pamplona - Acueducto de Noain - Ventura Rodríguez - Santos Ángel de Ochandátegui - Giovanni Domenico Olivieri - Virrey Conde de Ricla - Sistema de alcantarillado - Florencio Ansoleaga - Conjunto escultórico en el Paseo de Sarasate -

XXVIII - Navarra Barroca - El siglo XVIII -Robert (Roberto) Michel - Trazado de los caminos(Navarra) - Juan de Gages - Iglesia de Capuchinos de Pamplona - Antonio Oteiza - Fuenterrabía y Navarra, pincha aqui

Pamplona (Navarra) - Catedral de Santa María -  " "Occidens" de la Catedral de Pamplona, galardonada en Nueva York como la mejor exposición del mundo", pincha aqui

La fachada de la catedral de Pamplona

La fachada de la catedral de Pamplona constituye uno de los mejores ejemplos de la nueva arquitectura académica que, poco a poco, durante la segunda mitad del siglo XVIII, fue desplazando al gusto barroco tan arraigado en la sociedad española. Su importancia radica en que fue proyectada por uno de los mejores arquitectos españoles de la época, Ventura Rodríguez. Sustituyó a la vieja portada de la catedral románica, que había logrado perdurar hasta entonces. Cien años antes de su derribo el padre Alesón la calificaba como “tosca y deslucida, estimada sólo por la grande antigüedad que demuestra”, si bien no es hasta el episcopado de Gaspar de Miranda y Argáiz (1742-67) cuando se menciona por primera vez la necesidad de construir un nuevo frontispicio. 

Los donativos de varios canónigos serán los que impulsen definitivamente al cabildo a aprobar su realización en 1782. Se enviaron al examen de la Real Academia de San Fernando varios diseños de artistas locales, encargándose de las gestiones uno de los capitulares, Felipe García de Samaniego, residente en la Corte y académico de honor de dicha institución. Él y Antonio Ponz, el conocido autor del Viaje de España, fueron los verdaderos responsables de la deriva que tomó el asunto: se rechazaron los planos remitidos desde Pamplona, Ventura Rodríguez fue elegido para trazar el proyecto y Santos Ángel de Ochandátegui para ejecutarlo. Las obras se iniciaron en 1783 y se prolongaron hasta 1800.

Una fachada menospreciada

Todavía hoy son muchos los que menosprecian la fachada de la catedral, comparándola con el interior del templo y su claustro góticos, y lamentándose de la destrucción de la primitiva portada románica. El famoso Víctor Hugo la calificó de “horrible máscara” y a los campanarios de “orejas de burro” (1843). Pedro de Madrazo hablaba de ella como de “enorme mole de esa insípida arquitectura que se decoraba con el pomposo nombre de grecorromana. Por haber empleado en ella una sola clase de piedra, casi amarilla, es de un efecto insoportable” (1886). Aunque durante el siglo XIX hubo quienes la juzgaron “hermosa” y “majestuosa”, hay que esperar a la siguiente centuria para ver su justa valoración. Según Yárnoz, “el tiempo la ha acabado de consagrar dándole el valor y la estima que merece” (1944), como en efecto han constatado cuantos historiadores del arte la han estudiado contextualizándola en el momento histórico y artístico en que fue concebida. 

Ventura Rodríguez y Navarra

Ventura Rodríguez (1717-1785), uno de los mejores arquitectos españoles de su tiempo, representa una transición entre el barroco de tradición romana y la arquitectura académica. Autor de multitud de proyectos de numerosas tipologías arquitectónicas repartidos por toda la geografía española, entre sus obras más conocidas se pueden destacar la capilla del Pilar de Zaragoza (1750), la iglesia de San Marcos de Madrid (1753), el convento de Agustinos Filipinos de Valladolid (1759), o el Palacio de Liria (1774). En Navarra, además la fachada catedralicia de Pamplona, fue el responsable del proyecto de traída de aguas desde Subiza a la capital (1782), a donde se trasladó durante cuarenta días para poder tomar apuntes sobre el terreno, y de los planos de la Real Casa de Misericordia de Tudela (1780), modificando el diseño inicial realizado por el arquitecto local José Marzal.

Santos Ángel de Ochandátegui

Santos Ángel de Ochandátegui (1749-1802) es el principal protagonista de la arquitectura navarra durante las dos últimas décadas del siglo XVIII. De origen vizcaíno, tras unos primeros años de trabajo en tierras riojanas, se instaló definitivamente en Navarra a finales de la década de 1770, realizando a partir de entonces las obras más significativas del nuevo lenguaje académico, como el remate de la torre de la iglesia de Santiago en Puente la Reina (1776) o la iglesia parroquial de Mañeru (1780). La Diputación lo nombró en 1780 Director de caminos del Reino, puesto desde el que remodeló y completó la red viaria. Por su parte, Ventura Rodríguez lo designó para llevar a cabo los dos proyectos que tenía encomendados en Pamplona: la fachada de la catedral y la conducción de aguas desde Subiza.


Giovanni Domenico Olivieri, llamado en España Juan Domingo Olivieri (Carrara, 1706-Madrid, 1762), fue un escultor barroco italiano afincado en Madrid donde promovió la creación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Olivieri tuvo una intervención destacada en la decoración escultórica del Palacio Nuevo. Ya en 1742 se le solicitó opinión acerca de esta decoración, aunque finalmente sería el proyecto ornamental concebido por fray Martín Sarmiento el que se llevaría a cabo, confiando su ejecución a Olivieri y Felipe de Castro. El programa de Sarmiento, que concebía el Palacio como efigie de la «España Armada» y nuevo Templo de Salomón, fue siendo adaptado sobre la marcha, dada la complejidad y el elevado número de esculturas que requería.

Una serie de noventa y cuatro reyes de España, empezando por Ataúlfo, se destinó a coronar la balaustrada. En 1749 se adjudicó la obra a Olivieri y Castro, quienes se sirvieron de un elevado número de escultores en su ejecución

En la fachada principal y sobre el balcón se situaron las estatuas de Felipe V y su esposa, María Luisa de Saboya, que empezaron la construcción del palacio, y Fernando VI con Bárbara de Braganza, que lo terminaron, cuya ejecución se reservaron Olivieri y Castro. En 1760 Carlos III, dado el cambio en los gustos, ordenó desmontar las estatuas, que quedaron almacenadas hasta que a partir de 1787 comenzaron a distribuirse por distintos jardines y parques españoles. 

Conjunto escultórico en el Paseo de Sarasate (Pamplona)

En 1885, comenzaron las obras de reurbanización del Paseo de Sarasate (entonces llamado Paseo de Valencia), con proyecto del arquitecto provincial Florencio Ansoleaga. Ya en carta de 14 de abril de 1885, Nicasio Landa había expuesto al alcalde de la ciudad la idea, apoyada por Iturralde y Suit, de obtener seis estatuas de reyes de Navarra, quizá con destino al embellecimiento del Paseo.

Florencio Ansoleaga Elizondo (Pamplona, 27 de octubre de 1846-ibid., 21 de diciembre de 1916) fue un arquitecto español, además de haber destacado en labores de historiador, restaurador y arqueólogo. Fue uno de los fundadores de la Asociación Euskara de Navarra y presidente de la Cruz Roja Navarra. Fue arquitecto provincial durante 40 años, así como de la diócesis de Pamplona y Tudela y del ayuntamiento de Pamplona. Fue el introductor en Pamplona de las corrientes historicistas y eclécticas que seguirían arquitectos navarros como Julián Arteaga o Ángel Goicoechea.


La inauguración de las estatuas, una vez ubicadas en el Paseo de Sarasate tuvo lugar en 1885. Tras un cambio de disposición de las mismas dentro del paseo en 1956, aproximándolas y orientándolas hacia la Audiencia; en 1972, volvieron a su actual posición y desde el Patronato Nacional se solicitó a la corporación la permuta de dos imágenes, la de Bárbara de Braganza y Fernando VI, por otras dos correspondientes a reyes de Navarra y que fueron identificadas como Felipe III de Navarra y García Ramírez el Restaurador, aunque resulta difícil precisar la coherencia de estas atribuciones respecto a la iconografía de ambas.

Sistema de alcantarillado

  • 1766 y 1772
  • Virrey Conde de Ricla
  • Una red de minas, minetas e ies griegas que conducían las aguas residuales hacia seis fluideros de desagüe en el río Arga y que reemplazó a los pozos negros.

Ambrosio de Funes Villalpando y Abarca de Bolea (Zaragoza, 1720-Madrid, 1780), conocido como el conde de Ricla, fue un general español, virrey de Navarra y capitán general de Cuba y de Cataluña. 
Su administración comienza después de ser recuperada La Habana de manos de los ingleses, que un año antes habían logrado hacer capitular la villa. En La Habana realiza una interesante labor de reorganización y ampliación del ejército y completa el sistema de fortalezas de La Habana, comenzando los trabajos de construcción de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, la mayor fortificación colonial construida en el continente americano, después del complejo militar del Castillo San Felipe del Morro y del de San Cristóbal de los Caballeros en San Juan de Puerto Rico.
Terminado su periodo de gobernación en Cuba, regresa a España, donde es nombrado virrey de Navarra, capitán general de Cataluña, y durante el reinado de Carlos III, secretario de guerra.

El agua para abastecerse. Pozos

  • Pocico de San Cernin
  • Pozoblanco
En esos mismos años, bajo el influjo de la ilustración, se empezó a discutir la calidad de las aguas del subsuelo pamplonés.
Angel Maria Pascual cuenta que ya a fines del siglo XVII el agua de muchos de estos pozos se consideraba "maligna y salobre que hacía mucho mal". Del mismo modo, también se creía que las continuas epidemias tenían origen en las aguas del río.

Acueducto de Noain

Se trata de un tramo de la obra de traída de aguas a Pamplona, ejecutada en el año 1790. Se diseñó para salvar el desnivel existente en el valle de Elorz, entre las sierras del Perdón y de Tajonar, para hacer llegar el agua del manantial de Subiza a las fuentes públicas de la capital. Fue diseñado por Ventura Rodríguez, y ejecutado por Ángel Santos de Ochandátegui y Alejo de Aranguren.

El proyecto se enmarca en la escasez endémica de agua de calidad que existía en Pamplona, especialmente en los estiajes, y que habían provocado alguna epidemia de cólera. Tras varios intentos infructuosos, el proyecto se encargó al prestigioso arquitecto neoclásico, que se desplazó a la zona con un equipo de ayudantes en 1780, permaneciendo durante varios meses estudiando la zona y dibujando los planos con gran minuciosidad.


El acueducto constaba originariamente de 97 arcos de medio punto, de 8'5 metros de luz y altura máxima de 18 metros. Tenía una longitud total de 1250 metros, y se complementaba con un sistema de casetas de registro, minas y acueductos menores, mucho menos conocidos, que salvaban la sierra de Tajonar, Tajonar pueblo, Zolina y Mendillorri, hasta llegar a las fuentes públicas de Pamplona, diseñadas por el célebre escultor Luis de Paret y Alcázar. El 29 de junio de 1790 brotó el agua por primera vez en los 24 caños del depósito de aguas de Pamplona y en las fuentes pamplonesas. Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario