(29) ¿QUE ESTÁ PASANDO? - (2) Las mujeres en el arte - Juana Francés, oculta por el franquismo y por ser mujer, PINCHA AQUI
El relato personal, lleno de emoción y amor, de dos artistas contemporáneos de primer nivel, los pintores Lucio Muñoz y Amalia Avia, vistos a través de la mirada de su hijo
«En este libro hablo de quiénes fueron mis padres y cómo fue mi vida con ellos. Uno debe escribir de aquello que más sabe, debe compartir, de la manera más honesta que sea capaz, la mejor historia que lleve dentro. En este momento esta era mi mejor historia, la de mis padres, la de mi origen.
»Siempre he creído que en buena parte estoy hecho de pintura. Mis padres eran artistas plásticos y se conocieron y se enamoraron gracias a la pintura. En nuestra casa y en nuestra vida familiar la pintura estaba por todas partes. No había un espacio para ser pintores y un espacio para ser padres o para ser hijos. Todo estaba unido. Éramos hijos de la pintura.
Amalia Avia
Su primera exposición tiene lugar en 1959 en la Galería Fernando Fe de Madrid. A partir del año 1964 pertenece a las legendarias galerías Juana Mordo y Biosca. Desde 1993 la Galería Juan Gris se convierte en la sede fundamental de sus exposiciones en la capital.
La gran exposición antológica sobre su obra la realiza en 1997 el Ayuntamiento de Madrid en el Centro Cultural de la Villa. En ella se le concede la Medalla del Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid.
Su pintura realista, nunca hiperrealista, afronta temas preferentemente urbanos, sobre todo de Madrid, ciudad desde siempre adorada por la artista. Son calles, fachadas, comercios, garajes: lugares en general desgastados por el tiempo, en ocasiones viejos y desconchados, donde la pintora coloca su particular mirada.
Camilo José Cela la denominaba la pintora de las ausencias, la amarga cronista del "por aquí pasó la vida", y Francisco Nieva habla de una melancolía barojiana refiriéndose a su pintura. Sobre su obra han escrito, entre otros muchos, Camilo José Cela, Francisco Umbral, Francisco Nieva, Juan Manuel Bonet o Francisco Calvo Serraller.
Ángeles Santos
España, 1911–2013
Restauración de "Un mundo", de Ángeles Santos, pincha aqui
- Museo: Museo Reina Sofía, Madrid (España)
- Técnica: Óleo ( 290 x 310 cm.)
- Escrito por: Miguel Vega Manrique
El imaginario que Ángeles Santos representa en este lienzo de grandes dimensiones es un producto de la incipiente calidad artística de una joven de dieciocho años, tras haber recibido sus primeras lecciones de pintura en Valladolid. La magnitud de la obra que compone y su precisa ejecución despertarán el interés de grandes barones consagrados al vicio del intelecto –Jorge Guillén, Lorca, Ramón Gómez de la Serna–, propulsando las buenas críticas hacia su trabajo y su persona.
En el año 1997 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía adquiere esta pieza, que caerá en el olvido en las profundidades de sus almacenes hasta no hace mucho. De un tiempo a esta parte, la línea discursiva sobre las vanguardias históricas que se puede contemplar en las salas de la colección permanente de dicho museo ha decidido incluir diferentes obras de esta pintora prolífica que marcaría un capítulo de nuestra historia del arte, tal como sus contemporáneos Salvador Dalí, Maruja Mallo u Óscar Domínguez.
Junto a la literaturidad que encierra el lienzo –para mayor exactitud apuntaremos que son dos lienzos ensamblados– podríamos decir que está próximo al realismo mágico; además, la fuente poética que lo inspira procede de unos versos de Juan Ramón Jiménez.
Como apunta en el título, vemos representado sobre la tela un mundo que huye de la forma esférica hacia lo cúbico, rodeado por diferentes figuras femeninas marchando en una extraña procesión. El fuego que algunas de ellas toman prestado del sol sirve para iluminar las estrellas, componiendo así una metáfora sobre la sexualidad de los ángeles, mientras cerca del espectador, en el margen inferior derecho, cinco mujeres acunan a sus vástigas al son de la mezcla musical que emite la fusión del instrumento de viento con el de cuerda. Una mujer, Ángeles Santos, que pinta Un mundo pagano, probablemente incomprensible, seguro inimaginable y tildado, por qué no, de surrealista en su fondo y concepción –concepción, huelga decirlo, adelantada a su época–.
El caso de Ángeles Santos es singular por su pronta madurez pictórica tras haber explorado diferentes corrientes estéticas. Para los especialistas en la obra de esta pintora difícil de clasificar, resulta determinante la influencia del Realismo Mágico que Franz Roh publica hacia 1925 y marcará a toda una generación. Otro viraje de su obra irá encaminado hacia la Nueva Objetividad y el expresionismo, recurriendo también a pintores de la tradición como Goya o Gutiérrez Solana.
Una crisis recién entrada en los años 30 del siglo XX supondrá un internamiento psiquiátrico, del que no saldrá indemne y tal vez comience el lento declive de su carrera, habiendo pintado ya las obras más relevantes. Para algunos, con la edad, su pintura fue rejuveneciendo. Para otros, perdería definitivamente el componente enigmático y rebelde de sus inicios portentosos.
- Museo: Museo Reina Sofía, Madrid (España)
- Técnica: Óleo (130 x 193 cm.)
- Escrito por: GG Prieto
Ángeles Santos tenía 18 años cuando pintó esta Tertulia, un retrato de cuatro mujeres que fuman, leen y se relajan en sofás. Una temática bastante audaz para los años 20 en España, más aún en la periférica Valladolid, y más aún si lo pintaba una post-adolescente que parecía tener el demonio en el cuerpo, sino no se explica que una chiquilla pintara semejantes cosas.
Santos nos muestra una tertulia donde nadie dice una palabra. Se percibe la frialdad en esa claustrofóbica habitación gris. Solo están ahí, retorcidas en posturas imposibles, algunas mirándonos y otras leyendo, todas misteriosas. Un enigma que bebe de las vanguardias europeas de la época, sobre todo de esa Nueva Objetividad alemana. También de José Gutiérrez Solana y su Tertulia del Café de Pombo, donde los tertulianos eran todos hombres.
Aquí, Santos pinta mujeres jóvenes como ella. Estas mujeres son libres, pero solo dentro de su casa, solo en esa pequeña habitación impregnada de gris tristeza que bien podría la España de la época. Ese era su estilo expresionista, de belleza tenebrosa.
El estallido de la Guerra Civil supondrá un cambio en su vida por la imposición del exilio a su marido, el también pintor Emilio Grau Sala. Hacia el año 1969 comenzará a interesarse por el género paisajístico, sobre todo de escenas urbanas, alejándose de la pintura que haría estremecer los pilares de la crítica hegemónica durante la segunda y tercera década del siglo XX, y con un matiz más encaminado a la subsistencia.
Tuvo una vida longeva, casi 102 años, en los cuales mostró ser una de las artistas más visionarias del panorama vanguardista.
Esther Boix
Llers (Gerona), 26.III.1927 – 28.V.2014. Pintora y pedagoga.
Se formó en la Escuela de Artes y Oficios (Llotja) en 1943 y en la Escuela Superior de Belles Artes de Barcelona (1947-1951). En 1950 forma parte del grupo Postectura junto a los pintores R. Creus, J. Datsira y los escultores J. Martí Sabé, F. Torres Monsó y J. M. Subirachs. El grupo expone en las Galerías Layetanas y presenta un pequeño manifiesto. Boix se mantiene siempre activa en la vida cultural del país y participa en muestras colectivas, como los Salones de Octubre, el Salón de Arte Independiente, así como el Salón Art Livre de París. Asiste a las tertulias del Círculo Maillol del Instituto Francés de Barcelona. Gracias a una beca de esta institución, en el curso 1953-1954, estudia en París, donde inicia su amistad con los artistas Albert Ràfols-Casamada y Maria Girona. Posteriormente, emprende un viaje de estudios por Europa. En 1955 realiza sus primeras exposiciones individuales en las Galerías Argos de Barcelona y Sala Biosca de Madrid. Participa en la III Bienal de Arte Hispanoamericano, celebrada en Barcelona en 1955.
Desde 1967 era profesora de la escuela de diseño EINA. Su estilo parte del fauvismo colorista de Henri Matisse, pero de construcción cubista, y se transforma en una pintura de imágenes simples, de formas suaves, lírica en su plasticidad. En la década de 1970 adoptó la técnica del collage, con la que realizó una serie de trabajos compuestos con elementos de ornamentación naïf, de acento démodé, evocadores de ambientes y de épocas pasadas. En 1998 fue galardonada por la Generalidad de Cataluña con la Cruz de Sant Jordi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario