viernes, 2 de agosto de 2024

(12) Mi semana en Grecia - Día 4 - (2) DELFOS - Las ruinas del Templo de Apolo - La historia del Oráculo de Delphos cuenta cómo Apolo - La pitia - Creso de lidia - La Columna de las Serpientes - Orestes

(11) Mi semana en Grecia - Día 4 -  DELFOS - Fócida - El ónfalo - El templo de Atenea Prónaya -  El tholos de Delfos - Tesoro de los sifnios - El Tesoro de los atenienses - Auriga de Delfos, PINCHA AQUI

X - Grandes hitos de la arquitectura universal - Resumen (Acrópolis de Atenas) - La guerra de Morea - La señora Akerhjelm - Morosini, PÌNCHA AQUI

V - Antigua Grecia - Etapas de la Historia de Grecia, PINCHA AQUI

LII - (II) Teseo - El rey Minos - Ariadna - Naxos - Arte minoico, PINCHA AQUI

Listado de los Doce Olímpicos - Nacimiento del arte griego - Teoría de la generación del mito, PINCHA AQUI

IX - Júpiter (Zeus) - Juno (Hera) - Saturno - Ónfalo - Pausanias - Olimpia - El Templo de Zeus Olímpico en Olimpia - El templo de Hera en Olimpia, PINCHA AQUI

XXVII - (III) - El Santuario de Atenea Pronaia (Delfos)  - Las musas de Arellano - El Parnaso, Rafael - El Diadúmeno -  Las MUSAS de Cristina de Suecia, PINCHA AQUI

XXVI - (II) Juegos Panhelénicos - La fuente Castalia - La anfictionía - Creso de Lidia - Ciro de Lidia, pincha aqui

"Villa de las Musas" de Arellano, pincha aqui

Museo del Prado. Las MUSAS de Cristina de Suecia, pincha aqui

Gustavo II Adolfo de Suecia - Cristina de Suecia, pincha aqui

CASTELLI ROMANI - Frascati (Villa Aldobrandini) -  Tivoli (La villa de Adriano) -  El lago Albano - Castel Gandolfo, pincha aqui

XXV - Los santuarios de Apolo - Delos - Terraza de los Leones - Templos de Apolo - Los Juegos Píticos - El ónfalo ('ombligo') - El Auriga de Delfos, PINCHA AQUI 



Las ruinas del Templo de Apolo en Delfos, que se remontan al siglo IV a. C., pertenecen a un templo dórico periptero. Fue edificado sobre los restos de un templo anterior, fechado en el siglo VI a. C., que a su vez fue erigido en el emplazamiento de otro del siglo VII a. C. Su construcción se atribuye a los arquitectos Trofonio y Agamedes.




Sobrevivió hasta el 390, año en el que el emperador cristiano, Teodosio I, silenció el oráculo con la destrucción del templo y la mayoría de las estatuas y obras de arte en nombre de la Cristiandad. El santuario fue completamente destruido por los cristianos celosos de su fe, en su intento de borrar todos los rastros del paganismo.

Restos del templo de Apolo

En el siglo VI a. C. era conocido como el «Templo de los Alcmeónidas», en tributo a la familia ateniense que financió su reconstrucción después de un incendio que destruyó su estructura original. El nuevo edificio fue un templo de estilo dórico tipo hexástilo de 6 x 15 columnas.  Fue destruido en el año 373 a. C. Las esculturas del frontón son atribuidas a Praxias y Andróstenes, atenienses. De una proporción similar, en el segundo templo se mantuvo el patrón 6 x 15 columnas en el estilobato. Dentro estaba el ádyton, el centro del oráculo de Delfos y el asiento de la Pitia. El monumento fue restaurado en parte en 1938.

De Copyright © 2004 David Monniaux - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=89091

El teatro de Delfos, visto desde arriba.

El oráculo de Delfos 

Frente al templo estaba el altar para los sacrificios. Las consultas al oráculo se «pagaban» en forma de sacrificio o de pastel: el propio templo vendía los animales que debían sacrificarse y las tartas sagradas (pélanos). Aunque no se conocen las tarifas, es de suponer que el precio mínimo por la ofrenda sería asequible para un ciudadano medio. Sin embargo, los más pudientes solían ofrecer, además de un sacrificio, presentes como estatuas, trípodes y otros exvotos. Lógicamente, las tasas en forma de sacrificios o tartas que había que comprar para acceder al oráculo debían de ser mucho más elevadas para las consultas cívicas que para las privadas.

Poco sabemos de la organización en el interior del templo. Allí se encontraban la sacerdotisa pitia, por cuya boca hablaba Apolo, y el cuerpo de sacerdotes que la atendía y que se repartía las diferentes tareas. Aunque no se conocen con certeza las atribuciones de cada grupo, se cree que los hieréis se encargarían de los sacrificios; los prophetai se ocuparían de ayudar a la pitia e interpretar sus palabras, y los hósioi se cuidarían del culto.

De Zde - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=62073855

Cílice de figuras rojas con la representación de una consulta al oráculo de Delfos realizada por Egeo. Hacia 440-430 a. C. Berlín, Altes Museum.

El peregrino entraba en el templo a través del chresmographeion, donde se guardaba el archivo del santuario con la lista de consultantes, sus preguntas y respuestas, así como la lista de vencedores en los juegos píticos; probablemente allí formulaba su pregunta. Según la tradición, en la parte más recóndita del templo de Apolo había un lugar subterráneo, el ádyton, al que la pitia descendía, con una corona y un bastón de laurel, cuando le llegaba el momento de entrar en éxtasis y comunicarse con la divinidad.


Se cuenta que ahí masticaba laurel, bebía agua de la fuente Casotis y se sentaba en un gran trípode situado sobre una grieta natural del suelo de la que salían vapores. Al inhalarlos, la sacerdotisa entraba en un frenesí o delirio gracias al cual pronunciaba las palabras, quizás incomprensibles, que los sacerdotes del templo escuchaban y escribían, y que luego se entregaban al consultante. Pero el ritual de la consulta tal como se ha descrito aquí presenta un problema: es tardío y se trata más bien de una elaboración esotérica de la realidad. Los relatos de diferentes historiadores griegos ofrecen una imagen muy distinta de cómo se desarrollaba.

La historia del Oráculo de Delphos cuenta cómo Apolo, deidad de las artes, de la razón, la armonía, la curación y las purificaciones, del arco y la lira, de la belleza y la perfección, y de las profecías, que tuvo que luchar contra una pitón que protegía el santuario de gaya y cómo tras vencerla, en honor a gaya puso una mujer como sacerdotisa y la llamo pitia o pitonisa, aunque también se la conoció como sibila. 

Esta pintura, realizada por un artista no identificado alrededor de 1625, representa uno de los primeros logros heroicos llevados a cabo por el antiguo dios griego, Apolo. Las líneas de tiempo cronológicas de tales mitos pueden variar de un narrador a otro, pero el evento generalmente se ubicó después del mito del gran diluvio de la antigua Grecia y antes de que Apolo reclamara Delfos como su territorio. Después del diluvio, los humanos comenzaron a reconstruir sus comunidades, pero su progreso se vio obstaculizado por una entidad llamada Pitón, que generalmente se describía como una serpiente o un dragón. La guarida de Pitón estaba en la región de Delfos, y como Apolo también tenía el ojo puesto en el famoso sitio del oráculo, el dios y el monstruo estaban inevitablemente destinados a enfrentarse. El mito de la muerte de Pitón por parte de Apolo fue mencionado por muchas fuentes antiguas, incluidos los llamados Himnos homéricos, Apolonio de Rodas, Calímaco, Estrabón y Ovidio, por nombrar algunos. 

"Entre estas formas había una serpiente desconocida, la monstruosa Pitón, también traída por la Tierra en ese momento, aunque ella no pudo haberlo deseado. Extendiéndose sobre el Parnaso, asustó horriblemente a los pueblos recién nacidos, hasta que fue asesinado por las mortíferas flechas de Apolo, cuyos únicos objetivos anteriores eran las tímidas gacelas y los corzos. La serpiente fue atravesada por mil flechas (el carcaj estaba casi vaciado) y de sus heridas brotaron negros chorros de veneno. Para que el tiempo no destruyera nunca la fama de esta hazaña, Apolo estableció los juegos sagrados, a los que asistían grandes multitudes, los Juegos Píticos, llamados así por la serpiente que venció, Pitón.(Ovidio, Metamorfosis, 1.438-447).

La pitia, pintura de Jacek Malczewski (1917). Museo Nacional de Cracovia.

Jacek Malczewski (Radom, 15 de julio de 1854 - Cracovia, 8 de octubre de 1929) fue un pintor polaco, uno de los principales representantes del movimiento artístico conocido como la Joven Polonia.

Creso de lidia: el rey que nadaba en oro
Gracias a su proverbial riqueza, ensalzada por todos los autores de la Antigüedad, Creso hizo de Lidia el reino más poderoso de Oriente Próximo, hasta su conquista por Ciro de Persia en 546 a.C.
Estátero de oro, con representación de un león y una cabra, acuñado en tiempos de Creso.

La Sardes persa y romana

Tras la conquista de la capital de Lidia por Ciro el Grande, en 546 a.C., Sardes se convirtió en la capital de la satrapía persa del mismo nombre. En la imagen, el pórtico del gimnasio erigido por el emperador Septimio Severo en el siglo III d.C.

El supuesto tesoro de Creso

Este bello pectoral en forma de pájaro pertenece al conocido como «tesoro de Creso», descubierto en Turquía en 1965, compuesto por cientos de objetos de oro y plata. En realidad, perteneció a una noble lidia. Siglo VII a.C. Museo de Usak, Turquía.

La Crónica de Nabónido

Esta tablilla forma parte de una serie, realizada en época del rey babilonio Nabónido, donde se narran acontecimientos históricos. En ella se cuenta que Ciro de Persia conquistó Lidia y mató al rey Creso. Museo Británico, Londres.

Creso en la hoguera

El rey Creso de Lidia  aparece en lo alto de su pira funeraria tras ser condenado a muerte por Ciro el Grande. Ánfora ática de figuras rojas. Siglo V a.C. Museo del Louvre, París.

El oráculo de Apolo en Delfos dijo a Creso: «Si cruzas el río Halys, un gran ejército será destruido». El rey creyó que era un anuncio de victoria, pero fue derrotado por Ciro.

«Rico como Creso» es un dicho que todavía hoy se usa en inglés, en referencia a la proverbial riqueza de quien fue el último rey de Lidia, en el siglo VI a.C. Su leyenda, de origen griego, es semejante a la que circulaba en torno al rey frigio Midas, quien había convertido el Pactolo, que pasaba por Sardes, en un río de oro al tocar sus aguas. Creso y Midas, que reinaron en distintas regiones de la actual Turquía, eran casos ejemplares de cómo la riqueza no aseguraba al ser humano una vida feliz.

Lidia o reino de Lidia fue una región histórica situada en el oeste de la península de Anatolia, en lo que hoy son las provincias turcas de Esmirna y Manisa. Fue reino e imperio desde la caída del Imperio hitita hasta su conquista por los persas, según unas fuentes desde el 1300 a. C.​ y, según otras, desde el 7184​ hasta el 546 a. C
Pero Creso no era un rico avaro, como Midas, sino un monarca generoso. Heródoto narra que antes de la batalla final contra Ciro de Persia, cuando éste invadió su reino, Creso «inmoló tres mil cabezas de todas las especies de ganado aptas para sacrificios y, además, levantó una enorme pira compuesta de lechos repujados en oro y plata, copas de oro, vestidos de púrpura y túnicas, y le prendió fuego con la esperanza de que estas valiosas ofrendas le otorgasen el favor del dios; asimismo, ordenó a todos los lidios que cada cual sin excepción sacrificara lo que pudiera».

Cabe atribuir a los lidios una de las invenciones más duraderas y decisivas en la historia de la humanidad: la moneda

 Lidia durante el reinado de Creso

Creso, último rey de Lidia (entre el 560 y el 546 a. C.), de la dinastía Mermnada, con un reinado que estuvo marcado por los placeres, la guerra y las artes.

Extensión de Lidia entre finales del siglo VII a. de C y mediados del VI.

La gran cantidad de problemas y obstáculos a los que se enfrentaron los peregrinos entre el estallido de la guerra del Peloponeso (431 a.C.) y el advenimiento de Alejandro Magno contribuyó a la pérdida de importancia del oráculo y al desuso de las rutas de peregrinaje. Durante la guerra los atenienses se acostumbraron a visitar el oráculo de Dodona porque Delfos había caído en manos espartanas. El prestigio de Delfos comenzó su declive tras la muerte de Alejandro, en 323 a.C., aunque continuó siendo un centro de atracción durante la época helenística y el período romano. Por fin, en 391 d.C., el emperador romano Teodosio decretó el cierre de todos los oráculos y la prohibición de la adivinación de cualquier tipo. El cristianismo había silenciado la voz de los antiguos dioses.

Recreación del Templo de Apolo VIII a.C

 Detalle del pedestal: Teodosio I ofrece los laureles de la victoria; se puede ver un órgano hidráulico de Ctesibio, en la esquina inferior derecha.

La Columna de las Serpientes. Al fondo puede observarse el Obelisco de Teodosio.

El Obelisco de Teodosio
es el obelisco egipcio del faraón Tutmosis III (1479 a 1425 a. C) re-erigido en el hipódromo de Constantinopla (hoy conocido como At Meydanı o Sultanahmet Meydanı, en la ciudad moderna de Estambul) por el emperador romano Teodosio I.
Teodosio I (11 de enero de 347 - Milán, 17 de enero de 395), también conocido como Teodosio el Grande, fue emperador romano desde 379​ hasta su muerte en 395. Durante su reinado afrontó y superó una guerra contra los godos y dos guerras civiles, y fue clave para establecer el credo niceno como la ortodoxia del cristianismo. Teodosio también fue el último emperador en gobernar todo el Imperio Romano desde 394 hasta su muerte, cuando la administración del estado romano se dividió permanentemente entre dos cortes separadas, una occidental y la otra oriental.

Réplica de la columna serpentina. La original fue trasladada a Constantinopla. Esta réplica fue erigida en Delfos en 2015.

La Columna de las Serpientes, también conocida como la Columna Serpentina, el Trípode de Delfos y el Trípode de Platea, es una antigua columna de bronce situada en el antiguo Hipódromo de Constantinopla, actualmente «Plaza Sultán Ahmet» de Estambul, Turquía; el lugar fue conocido como Atmeydanı «plaza de los caballos» durante el período otomano.

En la actualidad, parte de una de las cabezas se encuentra en el Museo arqueológico de Estambul.

La columna, que forma parte de un trípode de sacrificios de la Antigua Grecia, originariamente se encontraba en Delfos y fue trasladada a Constantinopla por Constantino I el Grande en el año 324. La columna, de ocho metros de alto, contaba con tres cabezas de serpientes que permanecieron intactas hasta fines del siglo XVII. Una de ellas se exhibe actualmente en el cercano Museo arqueológico de Estambul.

Orestes en Delfos; crátera con figuras rojas, ca. 330 a. C.
En la mitología griega, Orestes  fue el único hijo varón de Agamenón y Clitemnestra.
Orestes era hijo de Agamenón y Clitemnestra y hermano de Ifigenia y Electra. Cuando su padre se embarcó en la lucha contra Troya sacrificó a Ifigenia para conseguir buenos vientos. Clitemnestra no perdonó la muerte de su hija y cuando su esposo regresó de la lucha, le asesinó ayudado de su amante Egisto. Cuando Orestes creció se vio inmerso en una tremenda decisión: vengar la muerte de su padre o asesinar a su madre. El oráculo de Delfos le indicó que debía vengar a Agamenón. Con ayuda de Electra mató a su madre y a Egisto, pero tuvo que abandonar el país empujado por las Furias que reclamaban venganza. Gracias a Atenea, Orestes pudo regresar a su patria tras expiar sus crímenes.

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