domingo, 26 de diciembre de 2021

XXVII - (III) - El Santuario de Atenea Pronaia (Delfos) - Las musas de Arellano - El Parnaso, Rafael - El Diadúmeno - Las MUSAS de Cristina de Suecia

XXVI - (II) Juegos Panhelénicos - La fuente Castalia - La anfictionía - Creso de Lidia - Ciro de Lidia, pincha aqui

"Villa de las Musas" de Arellano, pincha aqui

Museo del Prado. Las MUSAS de Cristina de Suecia, pincha aqui

Gustavo II Adolfo de Suecia - Cristina de Suecia, pincha aqui

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El Santuario de Atenea Pronaia, dedicado a la diosa Atenea, como diosa de la sabiduría, la fertilidad y la salud, está situado junto al Santuario de Delfos, en la falda sur del Monte Parnaso, ocupando una terraza conocida como Marmaria, por los grandes sillares de piedra marmórea presentes en el lugar, que pertenecen a los restos de los templos del santuario.

«Pronaia» significa «antes del templo», porque este santuario estaba situado antes de llegar al templo de Apolo.

El Santuario de Atenea forma parte del conjunto del sitio arqueológico de Delfos, catalogado desde 1987 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Para llegar a este santuario desde el Santuario de Apolo hay que salir del recinto vallado del yacimiento arqueológico de Delfos y dirigirse por la carretera hacia el sureste. Primero encontraremos la Fuente Castalia y, cruzando la carretera, el Gimnasio y el Santuario de Atenea.

El santuario de Atenea, situado al sureste del santuario de Apolo, estaba dedicado a la diosa Atenea, como diosa de la sabiduría, la fertilidad y la salud. Se construyeron en dos lugares diferentes dos templos dedicados a la diosa.

El conjunto del santuario estaba formado por una serie de templos y edificios que se disponían en un espacio de forma rectangular, dividido en dos terrazas superpuestas.


En la terraza superior, más pequeña, había dos pequeños edificios conmemorativos de pequeño tamaño, uno de ellos dedicado a Filaco, el héroe que en el año 480 a. C. contribuyó a impedir que los persas pudieran alcanzar el santuario de Apolo; el otro edificio, menor que el anterior, estaba dedicado a los héroes que derrotaron a los gálatas en el año 279 a. C.

En la terraza inferior se disponían un conjunto de templos y edificios, distribuidos en línea, de este a oeste, en el siguiente orden:

  • Templo antiguo de Atenea, de orden dórico, construido en la primera mitad del siglo VII a. C. con sillares de piedra. Era uno de los templos de piedra más antiguos de Grecia. Fue reconstruido hacia el año 500 a. C. reutilizándose las columnas y capiteles del templo arcaico. Este segundo templo, también de orden dorico, era de planta rectangular, períptero hexástilo, con seis columnas en el lado corto y doce columnas en el lado largo, y tenía dos partes: Pórtico o Pronaos y Naos o cella, cámara central donde se alojaba la estatua de la diosa. Fue destruido por un terremoto el año 480 a. C.
  • Dos tesoros, uno de orden dórico del siglo V a. C. y el otro el tesoro de Massalia (actual Marsella) de orden jónico, construido con mármol de Paros hacia el año 530 a. C., donado por los colonos griegos de Marsella que procedían de Focea (una de las polis de la Liga Jónica).

En el Santuario de Atenea, muy cerca del Santuario de Apolo, se encuentran los restos de un «tholos», templo de planta circular, con naos circular, datado en el siglo IV a.C. (alrededor del año 380–360 a.C.).

En su construcción se mezclaron los colores del mármol blanco del Pentélico y de la caliza oscura del Himeto.


Sobre el crepidoma («krepis») se alzaban 20 columnas dóricas situadas en la parte exterior y 10 columnas jónicas en el interior, adosadas al muro de la cella.

La circunferencia exterior tenía catorce metros de diámetro y la interior ocho metros y medio.

De las 30 columnas originales solo permanecen en pie tres de las columnas exteriores con parte del entablamento.

Estaba profusamente decorado, tanto en su interior como en su exterior, con escenas de la Amazonomaquia y la Centauromaquia.

APOLO reside aquí en el monte Parnaso con 9 musas.

Las musas

En la mitología griega, las musas son, según los escritores más antiguos, las divinidades inspiradoras de las artes: cada una de ellas está relacionada con ramas artísticas y del conocimiento. Son hijas de Zeus y de Mnemósine, compañeras del séquito de Apolo, dios olímpico de la música y patrón de las bellas artes, quien tuvo romances con cada una de ellas, dejando descendientes. Bajaban a la tierra a susurrar ideas e inspirar a aquellos mortales que las invocaran. En la época más arcaica eran las ninfas inspiradoras de las fuentes, en las cuales eran adoradas. Finalmente, alrededor de los siglos VIII-VII a. C.1​ prevaleció en todo el territorio de la Hélade la adoración de las nueve Musas, que son Calíope, Clío, Erato, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Talía, Terpsícore y Urania. El culto a las musas era originalmente de Tracia y Beocia, y fueron de vital importancia para el desarrollo artístico en la Antigua Grecia. Los poetas eran sinceros en su invocación a las Musas y realmente se creían inspirados por ellas, pero con la imposición del cristianismo en la Edad Media, la adoración de las musas y de todas las deidades tuvieron que ser abandonadas por la pena de muerte o el destierro. Aunque se siguió con el culto a estas.

Apolo y las Nueve Musas, John Singer Sargent, 1921
John Singer Sargent (Florencia, 12 de enero de 1856-14 de abril de 1925) fue un pintor estadounidense, considerado el "retratista de más éxito de su generación". Durante su carrera, realizó cerca de 900 pinturas al óleo y más de 2.000 acuarelas, así como innumerables bocetos y dibujos al carboncillo. Su obra documenta sus viajes a lo largo del mundo, desde Venecia al Tirol, Corfú, Oriente Próximo, Montana, Maine y Florida.

  1. Calíope (‘la de la bella voz’); musa de la elocuencia, belleza y poesía épica o heroica (canción narrativa), representada con una corona de laurel y portando una lira. Fue madre de Orfeo y de Reso (rey que murió en la Guerra de Troya). Amante de Apolo, que dio a luz con él dos hijos, Orfeo y Ialemo.
  2. Clío (‘la que ofrece gloria’); musa de la Historia (epopeya). Su función era mantener vivos los actos generosos y los triunfos. Se la representa con una trompeta y un libro abierto.
  3. Erató (‘la amorosa’); musa de la poesía lírica-amorosa (canción amatoria). Coronada con rosas, se la representa portando una cítara. Siendo amante de Apolo, tuvieron un hijo llamado Tamiris.
  4. Euterpe (‘la muy placentera’); musa de la música, especialmente del arte de tocar la flauta. Se representaba coronada de flores.
  5. Melpómene (‘la melodiosa’); musa de la tragedia. La tragedia como difícil arte que despierta el ingenio y la imaginación. Se representa ricamente vestida y portando una máscara trágica como su principal atributo.
  6. Polimnia (‘la de muchos himnos’); musa de los cantos sagrados y la poesía sacra (himnos). Se representaba vestida de blanco.
  7. Talía (‘la festiva’); musa de la comedia y de la poesía bucólica. Presidía los banquetes y otras festividades, otorgando dones de abundancia.
  8. Terpsícore (‘la que deleita en la danza’); musa de la danza y poesía coral. Representada con guirnaldas. Amante de Apolo, algunas versiones establecen que su hijo Lino lo engendró con Terpsícore, otras versiones creen que fue con Urania.
  9. Urania (‘la celestial’); musa de la astronomía, poesía didáctica y las ciencias exactas. Se la representa portando un globo terráqueo, que mide con un compás. La cuarta musa amante de Apolo.
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La belleza y la perfección técnica que alcanzaron algunas composiciones en época romana las hizo merecedoras del nombre de mosaicos. Una denominación que proviene del término opus musivum, obra inspirada por las Musas. Un magnífico pavimento con decoración figurada es el emblemático mosaico de las Musas, actualmente en el Museo Arqueológico Nacional, que decora una estancia de planta octogonal identificada como el musaeum, lugar destinado al estudio y actividades intelectuales. Presenta un emblema central circular rodeado de nueve compartimentos radiales en los que figuran cada una de las nueve Musas acompañadas por un “maestro” denominación que hace referencia a poetas, filósofos o personajes consagrados a actividades intelectuales.

En cada uno de los compartimentos aparece, como fondo, la representación de una villa así como distintos ejemplos de diversa vegetación que sirven de marco a las distintas musas acompañadas del “maestro”, como Calíope, musa de la oratoria, acompañada posiblemente por Homero; Terpsícore con una lira, musa de la danza, acompañada de un joven varón; Melpómene, en actitud declamatoria, musa de la tragedia; Talía, musa de la comedia acompañada por Menandro representante de la comedia nueva; Euterpe, musa del canto y de la danza; Clío, musa de la historia, acompañada por el historiador Cadmo; Urania, musa de la astronomía, quedando un compartimento sin identificar dado su mal estado de conservación.

El Parnaso, Rafael

El Parnaso es una obra del pintor renacentista Rafael de Sanzio, se trata de uno de los frescos que decoran las Estancias Vaticanas, una serie de habitaciones situadas en el segundo piso del Palacio del Vaticano. Cada uno de los frescos de las Estancias destaca por su cuidada composición y algunos de ellos como el de La Escuela de Atenas, se han llegado a convertir en iconos de la pintura Renacentista.

El fresco del Parnaso se encuentra en la primera Estancia conocida como Estancia del Sello, junto con los frescos de La disputa del Sacramento, La Escuela de Atenas o las Virtudes Cardinales. En él Rafael representa a algunos de los poetas más destacados de todos los tiempos situándolos en el Monte Parnaso, lugar donde habitan las musas. En el centro de la composición aparece el dios de la poesía Apolo, que sostiene una viola; parece ser que el artista representó el rostro del Pontífice Julio II en la figura del dios.
En torno al dios, aparecen nueve de las musas más importantes, cuatro aun lado y cinco al otro. Así mismo el artista representó a nueve poetas de la Antigüedad Clásica y otros nueve poetas Contemporáneos; los literatos se entremezclan entablando animadas conversaciones entre ellos y ajenos a la música del dios. No resulta fácil identificar a todos y cada uno de los poetas representados, aunque sí sabemos la identidad de algunos de ellos como Dante, Homero, Petrarca… El propio Rafael se representó a sí mismo en uno de estos poetas. También aparecen dos figuras desconocidas que los historiadores del arte han identificado como dos poetas del futuro que acuden para juzgar la poesía del pasado.

Rafael de Sanzio o de Urbino como también se le conoce, (1483 – 1520) es una de las figuras artísticas más relevantes del Renacimiento.

Descendiente de una familia de artista se quedó huérfano a muy temprana edad, formándose en el taller de distintos artistas de su época. Sin embargo la calidad de su trabajo hablaba por sí misma y cuando el artista tan solo contaba con veinticinco años fue llamado a Roma para decorar las Estancias Vaticanas, una obra que le consolidaría como uno de los grandes pintores de su tiempo y le otorgaría una gran fama.

La decoración de las Estancias Vaticanas –los apartamentos privados del Papa- fue una iniciativa del pontífice Julio II que posteriormente continuó su sucesor el Papa Leon X. Rafael intervino en la decoración de los frescos entre los años 1508 y 1524 decorando, con la ayuda de sus ayudantes, al menos cuatro salas completas cada una de las cuales contaba con frescos en las cuatro paredes y la bóveda.

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Copia romana en mármol de un original helenístico y restaurada en el siglo XVII: La musa Talía; la cabeza, Retrato de Cristina de Suecia (siglo XVII) 
Cristina de Suecia (Estocolmo, 8 de diciembre de 1626-Roma, 19 de abril de 1689) fue reina de Suecia (1632-1654), duquesa de Bremen y princesa de Verden (1648-1654). Hija de Gustavo II Adolfo y de María Leonor de Brandeburgo. Protectora de las artes y mecenas, abdicó del trono de Suecia en 1654. Protestante de nacimiento, se convirtió al catolicismo el año de su abdicación. Murió en Roma a los 62 años.

Mujer de vida novelesca y reina guerrera —que terminaría por abdicar tras su conversión al catolicismo en 1654—, fue también gran amante del arte, la música y el teatro. Por ello, no deja de resultar revelador que fuese un retrato suyo el que se talló para completar el cuerpo de Talía, la musa de la comedia, cuando ordenó la restauración del conjunto más importante que integraba su colección: el ciclo de las ocho Musas romanas que en su día decoraron el llamado Teatro Griego de la Villa Adriana de Tívoli. Esta cabeza, que fue retirada de la escultura hacia 1830 para ser sustituida por otra realizada en el siglo xvii —también por encargo de la reina Cristina para la Musa Polimnia—, ha sido recientemente recolocada de nuevo en un intento por devolver a la obra el aspecto que tuvo en tiempos de su ilustre propietaria. Como dato anecdótico, se dice que dispuestas las ocho musas en uno de los salones del Palacio Riario, la reina recibía a sus visitantes en éste, entronizada en medio del conjunto, como si se tratase ella misma de una novena musa.

Una de las musas de la Villa Adriana de Tívoli, reunidas por Cristina de Suecia. Presiden actualmente el nuevo recibidor oval del Museo del Prado
Las facturas privadas de Cristina mencionan las más importantes compras de esculturas en los años 1662, 1669 y 1678. Sabemos por un inventario del Archivo Nacional de París que al final de su vida reunía en su palacio unas ciento veinte esculturas de mármol, expuestas en diez salas del parterre

El conjunto más valioso de las esculturas clásicas del Prado procede de la colección de Cristina de Suecia. Se trata en su mayoría de réplicas romanas de obras famosas del arte griego: del siglo V a. C.

Casi todas las piezas de la colección de Cristina fueron adquiridas en 1692 por Livio Odescalchi. En 1724, su heredero vendió la colección de escultura por 50 000 escudos romanos a Felipe V e Isabel de Farnesio.

El Diadúmeno o Diadumeno es una estatua diseñada por Policleto en el siglo V a. C. La estatua original fue realizada en metal, seguramente en bronce, pero en la actualidad sólo se conservan copias de piedra caliza y mármol.

Diadúmeno del Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Representa a un atleta griego ciñendo en su cabeza la cinta de la victoria, de donde procede el nombre διαδούμενος diadúmenos ‘el que se ciñe’, que deriva del término griego diadéo ‘ceñir’. Aún está desnudo después de la competición y eleva los brazos para atarse la diadema, una banda en forma de cinta que identifica al ganador y que en la obra original de alrededor del año 420 a. C. estaría representada por una cinta labrada.
El Diadúmeno, junto al Doríforo son las esculturas más famosas de Policleto, formando tres modelos básicos para la escultura de Grecia Antigua que representan las tres a jóvenes idealizados de una manera convincentemente naturalística. 

Diadúmeno poco después de su descubrimiento en 1894, en la casa de la orilla en Delos. La Grecia antigua: Arqueología de un descubrimiento, colección «Aguilar Universal» (n.º 32).


Venus Esquilina. Mármol anónimo, c. 50 d. C. (Museos Capitolinos, Roma).
La Venus Esquilina es una escultura en mármol de una mujer desnuda con sandalias y tocado realizada a una escala menor que la realidad.
El tema de las estatua se ha interpretado de diversas formas: como la diosa romana Venus (posiblemente en la forma de Venus Anadiómena), como una bañista mortal desnuda, una versión femenina del Diadumeno, o un encargo ptolemaico, o una copia de uno (quizá una copia encargada por el propio Claudio para los jardines imperiales).

La escultura inspiró muchas reconstrucciones artísticas en la década siguiente a su descubrimiento. Destacan entre ellas A Sculptor's Model de Lawrence Alma-Tadema (1877) y Diadumene de Edward Poynter (1884). Ambos autores retrataron a la modelo de la estatua en el momento de atarse el pelo con una tira de tejido (como con el tipo de estatua Diadumeno) en preparación para posar para la estatua o de tomar un baño, respectivamente. Poynter creía que esta era la reconstrucción correcta en parte porque los restos del dedo meñique de la mano izquierda son visibles en la parte trasera de la cabeza, lo que sugiere que su brazo izquierdo estaba levantado para sujetarse el pelo, mientras la mano derecho ataba la tela. En el Museo Centrale Montemartini, la Venus Esquilina suele exhibirse actualmente detrás de una «piscina» (en realidad un panel de cristal en el suelo) como tributo a esta interpretación.

Diadumene, por Edward Poynter (1884)

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