XXV - Los santuarios de Apolo - Delos - Terraza de los Leones - Templos de Apolo - Los Juegos Píticos - El ónfalo ('ombligo'), pincha aqui
Cílice de figuras rojas con la representación de una consulta al oráculo de Delfos realizada por Egeo. Hacia 440-430 a. C. Berlín, Altes Museum. |
Se sabe que la elección de este personaje se hacía sin ninguna distinción de clases. A la candidata solo se le pedía que su vida y sus costumbres fueran irreprochables. El nombramiento era vitalicio y se comprometía a vivir para siempre en el santuario. Durante los siglos de apogeo del oráculo fue necesario nombrar hasta tres pitonisas para poder atender con holgura las innumerables consultas que se hacían por entonces.
Apollo Belvedere (Apollo of the Belvedere; Pythian Apollo) (Apoyado en el trípode) |
El Tesoro de los atenienses, situado dentro de la acrópolis, fue reconstruido pieza por pieza. Las ofrendas se almacenaban en edificios separados, según la procedencia y región geográfica. El nombre de tesoro es equívoco. Al referirlo a la Antigua Grecia se alude a pequeños edificios, a veces en forma de templo, construidos en los santuarios como ofrenda de una ciudad donde se guardaban los exvotos que llegaban de ella. Este tesoro fue ofrecido por Atenas a la ciudad de Delfos. Fue el primero que apareció en las excavaciones de esta ciudad en 1893. Entre 1903 y 1906 se procedió a su reconstrucción por cuenta del consejo municipal de la capital.Era de mármol de Paros y, según Pausanias, se costeó con la décima parte del botín conseguido en la Batalla de Maratón (490 a. C.). La batalla de Maratón fue un enfrentamiento armado que definió el desenlace de la Primera Guerra Médica. Ocurrió en el año 490 a. C. y tuvo lugar en los campos y la playa de la ciudad de Maratón, situada a pocos kilómetros de Atenas, en la costa este de Ática. Enfrentó por un lado al rey persa Darío I, que deseaba invadir y conquistar Atenas por su participación en la revuelta jónica, y, por otro lado, a los atenienses y sus aliados (de Platea, entre otros).
La anfictionía - Lit. 'fundación conjunta' compuesto de αμφί 'ambos' + κτίζω 'construir') o liga anfictiónica era una liga, originalmente religiosa, de tribus griegas. La más conocida es la Anfictionía délfica, que agrupaba doce tribus (no ciudades), casi todas de la Grecia central. Inicialmente celebraba sus reuniones en el santuario de Deméter en Antela, cerca de las Termópilas. La asamblea celebrada aquí se llamaba Pilea y cada tribu enviaba un «pilágoras». Cuando el oráculo de Delfos adquirió un renombre mayor que el de Deméter trasladaron allí la sede de esta confederación, sin abandonar por ello el otro santuario. Se reunían dos veces al año, alternando Delfos con Antela. Cuando se fundó, tenía un carácter puramente religioso, pero poco a poco fue cambiando para terminar siendo verdaderamente político, con grandes influencias en decisiones de esta índole. Creso de lidia: el rey que nadaba en oro Gracias a su proverbial riqueza, ensalzada por todos los autores de la Antigüedad, Creso hizo de Lidia el reino más poderoso de Oriente Próximo, hasta su conquista por Ciro de Persia en 546 a.C.
La Sardes persa y romana Tras la conquista de la capital de Lidia por Ciro el Grande, en 546 a.C., Sardes se convirtió en la capital de la satrapía persa del mismo nombre. En la imagen, el pórtico del gimnasio erigido por el emperador Septimio Severo en el siglo III d.C. El supuesto tesoro de Creso Este bello pectoral en forma de pájaro pertenece al conocido como «tesoro de Creso», descubierto en Turquía en 1965, compuesto por cientos de objetos de oro y plata. En realidad, perteneció a una noble lidia. Siglo VII a.C. Museo de Usak, Turquía. La Crónica de Nabónido Esta tablilla forma parte de una serie, realizada en época del rey babilonio Nabónido, donde se narran acontecimientos históricos. En ella se cuenta que Ciro de Persia conquistó Lidia y mató al rey Creso. Museo Británico, Londres. Creso en la hoguera El rey Creso de Lidia aparece en lo alto de su pira funeraria tras ser condenado a muerte por Ciro el Grande. Ánfora ática de figuras rojas. Siglo V a.C. Museo del Louvre, París. El oráculo de Apolo en Delfos dijo a Creso: «Si cruzas el río Halys, un gran ejército será destruido». El rey creyó que era un anuncio de victoria, pero fue derrotado por Ciro. «Rico como Creso» es un dicho que todavía hoy se usa en inglés, en referencia a la proverbial riqueza de quien fue el último rey de Lidia, en el siglo VI a.C. Su leyenda, de origen griego, es semejante a la que circulaba en torno al rey frigio Midas, quien había convertido el Pactolo, que pasaba por Sardes, en un río de oro al tocar sus aguas. Creso y Midas, que reinaron en distintas regiones de la actual Turquía, eran casos ejemplares de cómo la riqueza no aseguraba al ser humano una vida feliz.
Pero Creso no era un rico avaro, como Midas, sino un monarca generoso. Heródoto narra que antes de la batalla final contra Ciro de Persia, cuando éste invadió su reino, Creso «inmoló tres mil cabezas de todas las especies de ganado aptas para sacrificios y, además, levantó una enorme pira compuesta de lechos repujados en oro y plata, copas de oro, vestidos de púrpura y túnicas, y le prendió fuego con la esperanza de que estas valiosas ofrendas le otorgasen el favor del dios; asimismo, ordenó a todos los lidios que cada cual sin excepción sacrificara lo que pudiera». Cabe atribuir a los lidios una de las invenciones más duraderas y decisivas en la historia de la humanidad: la moneda Lidia durante el reinado de Creso. Creso (en griego Κροῖσος, Kroisos), último rey de Lidia (entre el 560 y el 546 a. C.),1 de la dinastía Mermnada, con un reinado que estuvo marcado por los placeres, la guerra y las artes. Extensión de Lidia entre finales del siglo VII a. de C y mediados del VI. La gran cantidad de problemas y obstáculos a los que se enfrentaron los peregrinos entre el estallido de la guerra del Peloponeso (431 a.C.) y el advenimiento de Alejandro Magno contribuyó a la pérdida de importancia del oráculo y al desuso de las rutas de peregrinaje. Durante la guerra los atenienses se acostumbraron a visitar el oráculo de Dodona porque Delfos había caído en manos espartanas. El prestigio de Delfos comenzó su declive tras la muerte de Alejandro, en 323 a.C., aunque continuó siendo un centro de atracción durante la época helenística y el período romano. Por fin, en 391 d.C., el emperador romano Teodosio decretó el cierre de todos los oráculos y la prohibición de la adivinación de cualquier tipo. El cristianismo había silenciado la voz de los antiguos dioses. Recreación del Templo de Apolo VIII a.C |
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