jueves, 17 de enero de 2013

La llamada "Guerra de los Cien Años


Fue un conflicto armado que duró en realidad 116 años (1337-1453) entre los reinos de Francia e Inglaterra. Esta guerra fue de raíz feudal, pues su propósito no era otro que dirimir quién controlaría las enormes posesiones de los monarcas ingleses en territorios franceses desde 1154, debido al ascenso de Enrique II Plantagenet, conde de Anjou y casado con Leonor de Aquitania, al trono inglés. 

Tuvo implicaciones internacionales, con la participación de Inglaterra, Borgoña, Portugal y Bretaña en un bando y Francia, Castilla, Escocia, Génova, Mallorca, Bohemia y Navarra en el otro. Finalmente y después de innumerables avatares, se saldó con una victoria francesa y la retirada inglesa del continente con la excepción de Calais, que permaneció en manos inglesas hasta 1558. 

Orígenes del conflicto 

La rivalidad entre Francia e Inglaterra había comenzado ya en tiempos de la Batalla de Hastings, en la que el duque francés Guillermo de Normandía se adueñara de Inglaterra en 1066. Ahora los normandos eran reyes de una gran nación, y exigirían al rey francés ser tratados en consecuencia. Pero el punto de vista de Francia no era el mismo. Los duques de Normandía siempre habían sido sus vasallos, y el hecho de que hubiesen ascendido de su ducado a un alto trono en un país "lejano" no tenía por qué cambiar su sumisión tradicional a la corona de París. 

A mediados del siglo XII, los monarcas ingleses descendientes de los duques normandos fueron reemplazados, por matrimonio, por la dinastía francesa de los Plantagenet, condes de Anjou, que también poseían otros grandes territorios en el oeste y sudoeste de Francia. Tras el matrimonio de Enrique II de Inglaterra con Leonor de Aquitania llegaron a ser más poderosos que los propios reyes francos. A la muerte de Enrique lo sucedió Ricardo (conocido como Ricardo Corazón de León) pero éste murió el 25 de marzo de 1199; entonces ascendió al trono su hermano, el hijo menor de Enrique II de Inglaterra, Juan, muy débil, que no fue capaz de mantener los territorios de su padre. El rey de Francia Felipe II Augusto, invadió partes de sus territorios en una gran ofensiva que Juan no pudo rechazar. En 1204, Francia invadió Normandía y se quedó con todas las posesiones inglesas en tierras continentales, a excepción de Burdeos y Guyena, situadas en Aquitania, al oeste del reino. Por ello, los barones ingleses se reunieron con Juan en Runnymede, cerca de Londres, y el 15 de junio de 1215, sellaron la llamada Carta Magna. 
Juana de Arco liberando Orleans,
óleo de Jules Lenepveu, Panteón de París

Enrique III (1216-1272), ascendió al trono inglés siendo muy pequeño, trajo consigo un período de zozobras y temores, que desembocó en el catastrófico tratado de París en 1259. En él, Enrique renunciaba formalmente a todas las posesiones de sus antepasados normandos y a todos los derechos que pudieran corresponderle sobre la corona de Francia. Esto incluía la pérdida de Normandía, Anjou y todas sus demás posesiones en territorio continental, salvo Guyena y Aquitania, que había heredado por vía materna. Estas dos regiones quedaban sometidas al homenaje, una especie de pago, renta o tributo que Enrique otorgaría al rey francés para conservarlas. 





Árbol genealógico de los principales implicados




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