lunes, 29 de enero de 2024

(37) ¿QUE ESTÁ PASANDO? - Eduardo Arroyo Rodríguez (Guerrero, satírico y divertido) - El políptico «Los cuatro dictadores» - Vivir y dejar morir o el fin trágico de Marcel Duchamp

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Eduardo Arroyo Rodríguez

Guerrero, satírico y divertido: vida y obra de Eduardo Arroyo, una de las mentes más críticas con España y su tiempo, pincha aqui


(Madrid, 26 de febrero de 1937-Madrid, 14 de octubre de 2018) fue un pintor, escultor y grabador español de estilo figurativo, clave de la figuración narrativa como de la Neoplasticismo (o nueva figuración) española y vinculado al pop art. También dedicó parte de su tiempo a la escritura. 

Simultaneó la escritura con la pintura, pero ya en 1960 vivía de su labor como pintor.

Su actitud crítica ante las dictaduras, tanto las políticas como las artísticas, le empujó a iniciativas controvertidas. Optó por la pintura figurativa en unos años de aplastante dominio de la pintura abstracta en París, y sus primeros temas recordaban a la “España negra” (efigies de Felipe II, toreros, bailarinas) pero en clave cáustica y nada romántica.

Carmen Amaya fríe sardinas en el Waldorf Astoria

De un uso matérico del color, Arroyo pasaría a una técnica más propia del “pop art”, de colorido vivo y pincelada más lisa. Temprano ejemplo de ello es “Robinson Crusoe”, de 1965 (Lausana, Museo Cantonal de BB.AA.).
La obra de Arroyo puede dividirse en dos etapas claramente diferenciadas por la muerte de Francisco Franco en 1975: durante el exilio (1958-1976) y después del exilio (1976- 1998). Oponiéndose de forma clara y violenta a la dictadura, la obra de Arroyo desafía el clima político español y posiciona estratégicamente su trabajo para adoptar una postura crítica e irónica a la vez. 

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (España) Los cuatro dictadores
El políptico «Los cuatro dictadores» (dado a conocer en 1963) constituye una de las creaciones más trascendentes en el conjunto de su obra.
Se trata de una figuración artística, derivada de la estética del pop art, con la que Arroyo critica de manera mordaz los cuatro regímenes dictatoriales implantados en aquellos momentos, en diferentes países, y liderados por los personajes que aquí representa, a saber: Franco, Salazar, Hitler y Mussolini
Las figuras aparecen con las vísceras al descubierto. Arroyo metaforiza así la convergencia de miedos, pensamientos y sentimientos de los que estos personajes eran víctimas a la par que ejercían el totalitarismo y una brutal represión.

Su primer impacto público se produjo en 1963, al presentar en la III Bienal de París del políptico Los cuatro dictadores. Mediante una figuración conectada a la del arte pop, con elementos abiertamente expresionistas, el políptico Los cuatro dictadores reúne en imágenes paralelas a Franco, Salazar, Hitler y Mussolini en un gesto asociativo que recuerda los oscuros orígenes, vinculados a los totalitarismos de entreguerras, de los regímenes dictatoriales que perviven en la Península Ibérica y buscan su homologación con las democracias occidentales. Los cuatro personajes aparecen representados como peleles formados por un amasijo de vísceras, decorados con elementos relativos a la iconografía dictatorial construida por cada uno de ellos, y con detalles que remiten a hechos históricos.

El retorno de las cruzadas, 2017, óleo sobre lienzo, 200 x 300 cm © Adagp París 2017. Foto: Adrián Vazquez.

La pintura realizada en 1965 junto a Gilles Aillaud y Antonio Recalcati, titulada Vivre et laisser mourir ou la fin tragique de Marcel Duchamp, se considera un verdadero manifiesto y declaración de las intenciones pictóricas de sus autores. En ella se reivindica la acción de la autoría colectiva, frente al individualismo de una abstracción convertida en tendencia dominante en la época. Asimismo, proyectan la intención de encarnar una alternativa figurativa mediante la cual expresan su rechazo a los paradigmas de la vanguardia histórica, convertidos ya en lenguajes canónicos. Es por lo que representan la muerte de Marcel Duchamp, cuyo entierro es llevado a cabo por artistas que se integran en nuevas tendencias.

Vivir y dejar morir o el fin trágico de Marcel Duchamp, realizada en 1965, hay que entenderla dentro del contexto del momento.
Querían salvar la pintura frente a lo que consideraban la desesperante frivolidad conceptual de algunas vanguardias. Dadá era una, según ellos. Y Marcel Duchamp, su principal representante.

“Duchamp era un teórico, muy inteligente, muy hábil, pero no un artista”, asegura él mismo en la conversación. “Cuando conocimos aquella encuesta nos dimos cuenta de la gravedad de la situación. El resultado anunciaba en lo que se ha convertido hoy la gran mayoría del arte mundial, que venía acompañada de un aparato crítico y una tendencia museística poderosa. Eso ha producido uniformidad, que se abran museos por todo el mundo iguales”, comentó Arroyo.

Eduardo Arroyo fue un artista de gran inteligencia, que, se convirtió, a menudo, en una figura incómoda, difícil de asimilar por las corrientes dominantes del arte.

Arroyo y sus colegas decidieron representar la muerte de Duchamp de una forma teatral, violenta, casi de película.
  • Realizaron ocho cuadros que se exponen hoy en el Museo Reina Sofía como parte de su colección permanente.
  • En ella puede verse una narración, casi, de cómic a través de ocho escenas.
  • Hay tres imágenes que pertenecen a obras del propio Marcel Duchamp, dentro de la secuencia de Vivir y dejar morir o el fin trágico de Marcel Duchamp.
  • Desnudo bajando la escalera, La fuente y El gran vidrio, son recreaciones de las obras de Duchamp.
Desnudo bajando la escalera. Marcel Duchamp

Obra original de Marcel Duchamp. La fuente.

El Gran vidrio. Marcel Duchamp.

Recreación de El Gran vidrio

Duchamp sube la escalera

Duchamp es detenido


Ducham es arrojado por las escaleras.

En la última secuencia es enterrado envuelto en la bandera americana. El ataud lo portean los artistas de pop art con uniformes militares americanos. Es llevado a cabo por artistas que se integran en nuevas tendencias como son: Rauschenberg, Oldenburg, Martial Raysse, Warhol, Restany y Arman. 

Esta “muerte” de Marcel Duchamp, considerado en ese momento el padre de la vanguardia moderna, produjo un auténtico escándalo en la vida intelectual francesa. El grupo surrealista firmó un manifiesto contra los tres autores de la pintura. Es por lo que esta obra significa un punto de inflexión en esta corriente.
Como afirmo en vida Eduardo Arroyo:

“Aquello lo pagamos. No era una broma meterse con él”.

Duchamp vivía, por entonces. Murió tres años después, en 1968.

La provocación les pasó factura en sus carreras, a los creadores de esta obra. El boicot no vino, sin embargo, por parte de los que participaron en la exposición La figuración narrativa en el arte contemporáneo, donde expusieron los cuadros de esta obra. Tampoco de los críticos, en su mayoría, se opusieron a ellos. Mas bien los apoyaron cuando los surrealistas firmaron su manifiesto en contra.

Duchamp nos despreció diciendo que solo buscábamos publicidad, como si él no lo hubiera hecho nunca. Nos cerraron las puertas de galerías y museos”. contaba Arroyo.
«Vivir y dejar morir o el fin trágico de Marcel Duchamp» se considera un verdadero manifiesto y declaración de las intenciones pictóricas de sus autores. En ella se reivindica la acción de la autoría colectiva, frente al individualismo de una abstracción convertida en tendencia dominante. Quieren representar una alternativa figurativa mediante la cual expresar su rechazo a los paradigmas de la vanguardia histórica, convertidos ya en lenguajes canónicos. 

El cuadro se inscribe dentro de una corriente pictórica que se desarrolla en Francia en los 60 llamada «figuración narrativa». Se trata de un estilo pictórico y un movimiento artístico que surgió en oposición a la abstracción y al Nuevo realismo. Se relaciona con la nueva figuración o con el pop art. 

La vida al revés. Elefante. Homenaje a Alvar Aalto, 2016, collage sobre papel, 80,5 x 65,5 cm © Adagp París 2017. Foto: Adrián Vazquez.

‘El buque fantasma’ es una obra de tintes wagnerianos terminada poco antes de su muerte.
Aunque le obsesionara Moby Dick, Eduardo Arroyo no fue un lobo de mar. Más bien un Quijote de tierra adentro y un urbanita callejero, siempre a medio camino entre Madrid y París, que buscaba también el retiro en los montes de León antes que en las costas o los puertos. Pero el destino es juguetón y su última firma la estampó en un cuadro que quiso titular El buque fantasma. En él, un submarino torpón y con ruedas se sumerge entre un mar de máscaras que evocan a uno de sus alter ego, Fantômas, escoltado por dos caballitos marinos que sonríen como dragones poseídos por el día


En el respeto de la tradiciones (1965), una declaración abierta de la dimensión icónica que confiere Arroyo a la pintura. Se trata de una parodia de tres estilos pictóricos sucesivos, en la carrera de la vanguardia artística, puntillismo, poscubista y expresionismo, que reproducen con sus respectivas gramáticas un paisaje original típico de la Escuela de Barbizon para generar una obra cuatripartita de mera repercusión estética.

En el respeto de las tradiciones, 1965, óleo sobre lienzo, 184 x 192 cm © Adagp París 2017. Foto: DR.

La mujer del minero Pérez Martínez llamada Tina es rapada por la policía, 1970, óleo sobre lienzo, 163 x 130 cm © Adagp París 2017. Foto: DR.
Una de las imágenes más emblemáticas del corpus del artista, La mujer del minero Pérez Martínez llamada Tina es rapada por la policía (1970). El significado de esta cabeza de mujer con el pelo al cero, lágrimas y amplios pendientes de la bandera de España, tiene más calado del que cabe esperar. 
A través del título que acompaña a Tina, mujer de un minero, y de los detalles esenciales de su busto se puede inferir que simboliza la represión ejercida por las fuerzas del orden del general Franco en las huelgas de las cuencas mineras asturianas de 1962, pero además es una imagen de otra imagen. Su carga dramática está tamizada por la sátira que envuelve a todo pastiche, en este caso a partir de Retrato de bailarina española (1921) de Joan Miró, quien por aquel entonces era considerado el genio vanguardista por antonomasia en nuestro país, junto con Dalí, y ejemplo de resistencia muda al franquismo desde el llamado “exilio interior”. No en vano, nuestro autor abre aquí otra lectura sobre esta circunstancia excepcional: el consentimiento tácito por parte del pintor catalán al Régimen, pues nunca manifestó su incorformismo de manera fehaciente contra el autoritarismo del dictador e incluso se “dejó querer” por su política cultural. Esta denuncia del conflicto existente entre la historia política y la historia artística, supuso una gran conmoción.


También es objeto de esta reflexión sobre el falso testimonio que es capaz de dar la pintura, el monumental óleo Ronda de noche con porras (1975-1976), una réplica manipulada de la magistral obra de Rembrandt que sigue las mismas dimensiones que el original. Arroyo usurpó al genio de Leiden esta representación de pudientes comerciantes del siglo XVII, en falsas actitudes heroicas como si fueran milicianos, para evocar las acciones represivas de la policía española sobre los insurrectos a finales de la dictadura. Pero además escogió esta obra maestra como proyecto de trabajo estando en Berlín porque esconde una anécdota sobre su vida material que atenta contra el valor testimonial de pintura: la obra resultó amputada en sus dos extremos laterales para hacerla entrar en el ayuntamiento de Ámsterdam. Por este motivo, su réplica restituya estas dos mutilaciones con dos escenas esperanzadoras del amanecer en el paisaje urbano madrileño.

En la Tate Gallery, José María Blanco White está vigilado por un enviado de Madrid, 1979, óleo sobre lienzo, 200 x 230 cm © Adagp París 2017. Foto: DR
Arroyo concibe la imagen como antídoto del olvido. Sus obras han rescatado de la caja de fuerte de la historia hechos silenciados, personas reducidas a meros espectros… Algunas ahondan especialmente en la desaparición del recuerdo, como son las pinturas En la Tate Gallery, José María Blanco White está vigilado por un enviado de Madrid (1979), en cuyas escenas Arroyo ha hurtado el cuerpo del protagonista: solo su pechera blanca almidonada nos recuerda que este teólogo y poeta irlandés huido del régimen absolutista de Fernando VII, fue un completo ausente para esa España represiva.
“La falta de respeto que muestro a veces por la pintura prueba, lo contrario, mi amor por la pintura”, dijo Arroyo en una entrevista una tarde de noviembre de 2007. En el respeto de las tradiciones refleja cómo el artista ha desmitificado la historia del arte y se ha apoderado de la propiedad plástica privada para otorgarse el derecho de pintar a la antigua y de ejercer una pintura bien pensada. Tal vez de niño, en sus excursiones al Prado con su abuelo, vió el aforimo de Eugenio D’Ors tallado en la fachada norte del Cason del Buen Retiro: “todo lo que no es tradición es plagio”, una ida que ha repetido hasta la saciedad.

(35) ¿QUE ESTÁ PASANDO? - Equipo Crónica

(34) ¿QUE ESTÁ PASANDO? - ¿Qué es el Informalismo? - El informalismo - ESTAMPA POPULAR -  CRISIS DE LA ESTÉTICA INFORMALISTA - ESTAMPA POPULAR - José García Ortega - JOSEP GUINOVART, LA BOMBA YE-YE, 1966- María Franciska Dapena Rico, PINCHA AQUI 

LOS SUCESORES

Equipo Crónica, de cuando el pop-art se convirtió en protesta

Obra de la 1ª etapa

Fue un grupo artístico fundado en 1964 por tres pintores valencianos, a partir de las propuestas del historiador Tomás Llorens Serra.​ Sus integrantes fueron Manolo Valdés (1942), Rafael Solbes (1940-1981) y Juan Antonio Toledo (1940-1995) si bien este último se desligó pronto del grupo. Conjuntamente firmaron un manifiesto redactado por el crítico Vicente Aguilera Cerni en el que se expone la filosofía del colectivo.

El Telegrama (1976)

Estuvieron activos entre 1964 y 1981, fecha esta última en la que falleció Rafael Solbes.

La producción del Equipo Crónica se enmarca entre el último periodo del franquismo y el inicio de la transición a la democracia.

Equipo Crónica se apartó del arte informal para cultivar una pintura figurativa dentro de la tendencia Pop art. Sus obras son auténticos reportajes o crónicas de denuncia sobre la  situación política de España y la historia del arte del momento. Se inspiró en obras clásicas como el Guernica de Picasso o Las meninas de Velázquez.

El objetivo de Equipo Crónica fue el de transmitir un mensaje crítico y social de carácter antifranquista y contra el individualismo imperante. Para ello, con la intención de facilitar la lectura, utilizaron un estilo figurativo directo y claro. Su temática se centra en los acontecimientos políticos y sociales de su época, constantemente cuestionada a través de una forma de activismo político que se mantiene patente hasta el final del régimen franquista.​ La selección de temas quedaba justificada por la elección de imágenes de fotografías de prensa, cómics o semanarios gráficos sobre los acontecimientos de actualidad del momento.

El Acorazado Potemkin, 1971. Colección Guillermo Caballero de Luján

Algunas de sus series más emblemáticas son la dedicada al Guernica o la contundencia de su «Serie negra».


«Guernica 69» es una brillante distopía pictórica de la España franquista de 1969. Una serie concebida como un falso relato de la vuelta del Guernica de Picasso dictada por el régimen, que incluye las escenas de su instalación en un museo, la visita de la autoridades… En «Serie negra», su pintura da un giro de lo político al propio proceso pictórico. Los elementos más significativos del cine negro norteamericano se mezclan en esta serie, con escenas de violencia donde la referencia al oficio de pintar es constante.


Son maestros del collage, la distorsión, la ironía…

Los elementos dispares en origen y tiempo que pueblan sus cuadros, ese corta-y-pega que pareciera aleatorio, adquiere un nuevo significado en la recuperación, al ser agrupados de nuevo en el mismo encuadre. La mirada es irónica, humorística… Las imágenes a veces, se deforman como esas aplicaciones fotográficas que nos distorsionan. La producción de Equipo Crónica provoca la sonrisa, el juego de complicidades, e ingenio: descubrir el porqué de la asociación mostrada.

Homenajean a la pintura dentro de la pintura.

Sorolla, Picasso, Kandinsky, Lissitzky, Lichtenstein, Fernand Léger, Cézanne… Muchos son los pintores que aparecen de alguna forma en sus cuadros, en ocasiones directamente a través de sus obras, otras, ampliando su discurso pictórico mediante un emulado trazo.

Un juego de espejos para reflejar la historia de la pintura y sus grandes maestros que adquiere con los años una belleza y elegancia absolutas. En contraposición Goya, Velázquez (con una obsesión evidente por «Las meninas»), El Greco… y sus iconos reconocibles servirán para criticar las viejas estructuras políticas y sociales de la realidad. La cultura española clásica ejemplifica la rémora para que el país avance.

La antesala, 1968. Colección Fundación Juan March. Museo Fundación Juan March

Menina abanderada, 1974

Carnet de identidad, 1981

Autopsia de un oficio: 1970-1971

El título de esta serie parte de una premisa, la muerte del arte, y se sirve de imágenes tomadas de la obra de Velázquez. El humor y la ironía está presente en todas las obras, sobre todo a través de los títulos –«El sublime arte de la creación», «Érase una vez una niña roja y gualda»– y de la presencia de los artistas, el propio Solbes y Valdés, ridiculizados al presentarse con el torso desnudo y en bañador.    


Pertenece a un conjunto de cien figuras diferentes que representan a miembros de la policía secreta que fueron colocados entre el público del Frontón Labrit durante los Encuentros de Pamplona 1972 - Equipo Crónica - Espectador de espectadores


Caso de Estudio: Equipo Crónica. Mirándose en el espejo de la vanguardia, pincha aqui


Manolo Valdés (Valencia, 8 de marzo de 1942), es un pintor y escultor español residente en Nueva York. Fue el introductor en España de una forma de expresión artística que combina el compromiso político y social con el humor y la ironía.
Exposición de esculturas del artista español Manolo Valdés en las calles de Valladolid en diciembre de 2006.

Influido por Velázquez, Rembrandt, Rubens y Matisse, Manolo Valdés realiza una obra de gran formato en la que las luces y colores expresan un sentimiento de tactilidad por el tratamiento dado a los materiales. Su obra fuerza a quien la observa a indagar en la memoria y buscar imágenes significativas de la historia del arte.

Atardecer en el cerro
Uno de las piezas que compone el conjunto escultórico Asturcones, en Oviedo.

Además de los trabajos expuestos como parte del Equipo Crónica, Valdés realizó, entre los años 1965 y 1981, más de 70 exposiciones, tanto individuales como colectivas. Como escultor, es autor de La Dama del Manzanares (2003), obra de 13 metros de altura situada en el Parque Lineal del Manzanares (Madrid). En el año 2005 llevó a cabo el conjunto escultórico Asturcones, para la ciudad de Oviedo.

Rafael Solbes (Valencia, 1940 - Valencia, 10 de noviembre de 1981) fue un pintor y artista español miembro del Equipo Crónica.
En 1964 Manolo Valdés y Rafael Solbes participaron en la exposición España libre realizada en Rímini, en la que expusieron junto con numerosos artistas contemporáneos, entre ellos los españoles Eduardo Arroyo, Rafael Canogar, Antoni Clavé, Antonio Saura y Antoni Tàpies. A raíz de esta exposición, nació la idea de crear un proyecto artístico alternativo. Junto con Tomás Llorens, Rafael Solbes y Manuel Valdés llevaron a cabo conversaciones entre artistas como Juan Antonio Toledo, Ana Peters, Carlos Mensa, Martí Quinto o Ramón Montesa. La iniciativa tomó dos caminos, que se consolidaron con la creación de dos grupos: Estampa Popular y un grupo en el que sus integrantes compartían una misma tendencia artística, que posteriormente pasaría a llamarse Equipo Crónica.

Tomás Llorens Serra (Almazora, Castellón, 4 de octubre de 1936 - Denia, Alicante, 10 de junio de 2021) fue un historiador del arte, crítico de arte y museólogo español.
Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras, fue el primer director del Instituto Valenciano de Arte Moderno (1986-1988), director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (1988-1990) y conservador-jefe de la colección Thyssen-Bornemisza, (1991-2005).

Autor de numerosos artículos y ensayos sobre la crítica de arte, Historia del arte del siglo XX, arquitectura o semiótica, comisarió algunas de las mejores exposiciones que se han podido ver en España en los siglos XX y XXI.

(36) ¿QUE ESTÁ PASANDO? - El Equipo realidad

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El Equipo realidad 

Fue un grupo de artistas plásticos formado por Joan Cardells (Valencia, 1948-2019)​ y Jorge Ballester (Valencia, 1941-2014). Empezó su andadura en 1966 y se mantuvo activo hasta 1976, tras el inicio de la Transición española. Formaron parte de la corriente valenciana Crónica de la Realidad, un movimiento de figuración crítica y de estética pop que se desarrolló en los años sesenta, y que tuvo en el crítico de arte Vicente Aguilera Cerni su teórico.

Su primera etapa se encuentra cercana a los presupuestos de la corriente "Crónica de la realidad", en la que también se encuadró el Equipo Crónica.

El grupo surgió en la Escuela de Bellas Artes de Valencia.

El Equipo analiza la transformación social de los años sesenta, marcada por la tecnificación, consumismo y despegue de los medios de masas. Su toma de posición crítica, desmitificadora de la sociedad de consumo, subyace en el tratamiento iconográfico de los símbolos a través de los valores que presentan siempre una doble e irónica lectura evidenciada en 86 misses en traje de baño. Se trata de una obra que aborda el acceso de España a los rituales de la sociedad del espectáculo, materializada en eventos internacionales de la baja cultura como los certámenes de Miss España y Miss Universo y otros eventos análogos de la cultura de masas como el Festival de Eurovisión. El tríptico plantea así la cosificación del cuerpo femenino, al presentar un friso de mujeres en idéntica postura, y desvela las contradicciones del franquismo en un momento en el que el ascenso de la televisión hace relajar la censura moral e impone un nuevo canon de costumbres en la sociedad española.


Tras unos años de transición en que hacen dos viajes a París, trabajan durante un año en Italia y replantean los objetivos de su producción, Equipo Realidad inicia una segunda etapa a partir de 1972. A partir de ese momento crean grandes series de óleos sobre lienzo reutilizando fotografías o cuadros ya existentes,16​ que recurren a procedimientos de distorsión y manipulación de la imagen para subrayar su carácter fabricado y artificioso. Buscan hacer visible su condición de "imágenes de imágenes", y afirman que lo que les interesa “no es la realidad, sino su imagen”.

En obras como la serie Hogar, dulce hogar (1972) utilizan estos mecanismos para cuestionar la domesticidad burguesa que se vendía como un nuevo ideal aspiracional, resignificando imágenes de catálogos y revistas de decoración.18​19​ Otras series de este periodo son Del antiguo y ropajes (1972), Retrato del retrato de un retrato de... (1972) y Cuadros de historia (1973-1975).​ El uso de la sátira en estas piezas se aborda de forma más estratégica y sutil, evitando un uso más indiscriminado de la misma.

La alfombra mágica

En esta época comienzan a trabajar con la Galería Punto de Valencia, lo que les permitió conseguir cierta estabilidad económica. No obstante la relación del grupo con las galerías y los circuitos comerciales fue un objeto constante de debate interno durante su trayectoria.

Equipo Realidad, Reina por un día II, 1969Equipo Realidad, Reina por un día II, 1969
En el aperturismo económico de España a finales de los años sesenta, durante el llamado desarrollismo franquista, la televisión tuvo un papel relevante como fenómeno de masas, a pesar de los pocos aparatos todavía disponibles y de su elevado precio en el mercado. Una incipiente sociedad de consumo encontró en la televisión una nueva forma de ocio doméstico a la que rendirse, a cambio de unos pocos consejos publicitarios. “Reina por un día”, reality importado de EE.UU. y presentado en horario de máxima audiencia por el galán Mario Cabré, pretendía recrear el cuento de la Cenicienta cumpliendo el sueño de las amas de casa españolas.
Abordan estos asuntos los artistas del Equipo Realidad, Jordi Ballester y Joan Cardells, con una visión tremendamente crítica de esa nueva sociedad de consumo, parodiando la coronación televisiva de la mujer anónima sustituida por la imagen real de una celebrity de la época, Paquita Torres como Miss Europa 1967. Con un lenguaje pop, tomado de los medios de comunicación, atizan sin contemplaciones a esos reinados efímeros que la televisión ofrece.

En 1976 Joan Cardells abandonó Equipo Realidad. Jorge Ballester continuó trabajando bajo el nombre del grupo, y durante un año colaboró con el fotógrafo Enrique Carrazoni. En 1978 dejó de añadir “Equipo Realidad” a su firma de forma definitiva.

El cuadro de El entierro del estudiante Orgaz ilumina la pintura de El Greco con un rayo que fulmina la vida de un estudiante en Santo Domingo. Fue el estreno del Equipo en 1966, el primer resultado del trabajo colectivo, haciendo uso de una iconografía universal, la Historia del Arte más prestigiosa de nuestro país. Luego la atención estética se dirigiría sobre todo a las imágenes del acontecer narrado en la prensa.

La pintura del Equipo Realidad plantea una reflexión acerca del estatuto de las imágenes visuales en la sociedad moderna de masas. Tras unos comienzos de sensibilidad común, un rasgo distintivo diferencia a ambos equipos: mientras el Equipo Crónica atienden la imagen pictórica (la imagen inscrita en la Historia del Arte), el Equipo Realidad centran su foco de atención sobre la imagen fotográfica de la realidad cotidiana (el hogar, el ropaje, el retrato…) difundida o perpetuada por los medios de comunicación de masas. Su divisa es: “Lo que nos interesa no es la realidad, sino su imagen”. Su pintura incide, con acento crítico y aguzada ironía, en la propuesta del “modelo de comportamiento oficial” de la sociedad vigente hasta el fin de la dictadura y el advenimiento de la democracia en España.

Recepción oficial. Don Juan Carlos y el representante de los excombatientes y extrema derecha Girón de Velasco dándose la mano. El rostro del futuro Rey está sólo dibujado, no tiene todavía color ni expresión. 

José Antonio Girón de Velasco (Herrera de Pisuerga, 28 de agosto de 1911-Fuengirola, 22 de agosto de 1995) fue un político español conocido por su papel durante la dictadura de Franco. Llegó a desempeñar la cartera ministerial de Trabajo entre 1941 y 1957. 

Reconocimiento del cadaver de Calvo Sotelo por el juez de guardia y el medico forense en el cementerio de la Almudena de Madrid en julio de 1936.

Entre uno y otro cuadro, numerosas pinturas pertenecientes a diversas series del catálogo de los Realidad. Pero me interesa subrayar el impacto visual que siguen produciendo los dos cuadros dedicados a la inspección del cadáver de Calvo Sotelo por el juez y el forense. La misma composición la pintaron dos veces, idénticas en casi todo, excepto en la situación del cadáver. La primera reproduce la foto de la enciclopedia, la segunda eleva el cadáver a la parte superior dispuesto a caer como una losa sobre los personajes del cuadro y la sociedad que representan. Anverso y reverso de nuestra historia contada en imágenes.

El reportatge. Exposició Equipo Realidad, pincha aqui