viernes, 29 de enero de 2021

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - Los Mayas - Los aztecas - Los Incas - Hernán Cortés - Francisco Pizarro - La conquista del Imperio azteca - La conquista del Perú

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - Xochicalco, Morelos. Templo de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, pincha aqui

Los mayas en dibujos animados, pincha aqui

La cultura maya, pincha aqui

Códice maya de México, pincha aqui

Los mayas se establecieron en la región sureste de México y parte de Centroamérica y para su estudio se ha dividido la zona en 6 regiones.

La presencia de los mayas en Mesoamérica puede rastrearse desde el periodo preclásico, aunque el clásico fue el periodo de su mayor esplendor. También vivieron durante el posclásico y parte del periodo colonial hasta la caída de la ciudad de Tayasal en 1697.

Las sociedades mayas eran altamente jerarquizadas y la mayoría de las personas vivían alrededor de los centros ceremoniales.

La economía maya giraba en torno a la agricultura, comercio del jade, alfarería y la guerra.

La política entre los mayas era teocrática, donde el gobernante también tenía funciones de sacerdote y se denominaba Halach Uinik o Ajaw.

Los aspectos culturales de los mayas son numerosos, siendo su arquitectura, pintura, escultura, cosmovisión, astronomía, matemáticas, escritura y elaboración de códices lo más relevante de su historia.


Civilizaciones indígenas dominantes del continente americano antes de 1492



Los españoles no encontraron riquezas en Norteamérica y esto evitó que se expandieran hacia el norte.

Los nativos norteaméricanos eran nómadas en su mayoría, con organización social primitiva, no desarrollaron escritura ni sistema numérico y no tenían ciudades.  Hoy día son considerados más atrasados que los Mayas, Aztecas e Incas.

La Conquista del Continente Americano
"La conquista de América, fue realizada en menos de veinte años (en 1519 Hernán Cortés en México y en 1536 Francisco Pizarro en Perú). Además, fue obra de un número increíblemente corto de españoles: la expedición de Cortés constaba de 416 hombres, y sólo 170 siguieron a Pizarro en su avance hasta Cajamarca." 

Hernán Cortés (Medellín, Badajoz, 1485 - Castilleja de la Cuesta, Sevilla, 1547) Conquistador español de México. Pocas veces la historia ha atribuido al brío y determinación de un solo hombre la conquista de un vasto territorio; en esta reducida lista se halla Hernán Cortés, que siempre prefirió quemar sus naves a retroceder. Con escasos medios, sin apenas más apoyo que su inteligencia y su intuición militar y diplomática, logró en sólo dos años reducir al dominio español el esplendoroso Imperio azteca, poblado, según estimaciones, por unos quince millones de habitantes.
Es cierto que diversas circunstancias favorables lo acompañaron, y que, llevado por la ambición y la sed de honores y riquezas, cometió abusos y violencias, al igual que otros conquistadores. Pero, de todos ellos, Cortés fue el capitán más culto y más capaz, y aunque ello no sirva de atenuante, lo impulsó también un gran fervor religioso; su conciencia moral llegó a plantearle si era lícito esclavizar a los indios, una duda insólita en los albores del proceso colonizador que siguió al descubrimiento de América.
Procedente de una familia de hidalgos de Extremadura, Hernán Cortés estudió brevemente en la Universidad de Salamanca. En 1504 pasó a las Indias, recién descubiertas por Cristóbal Colón, y se estableció como escribano y terrateniente en La Española (Santo Domingo). En 1511 participó en la expedición a Cuba como secretario del gobernador Diego Velázquez de Cuéllar, con quien emparentó al casarse con su cuñada; Velázquez le nombró alcalde de la nueva ciudad de Santiago. En 1518 Diego Velázquez puso a Hernán Cortés al mando de una expedición a Yucatán; sin embargo, el gobernador desconfiaba de Cortés, a quien ya había encarcelado en una ocasión acusado de conspiración, y decidió relevarle del encargo antes de partir.
Advertido Cortés, aceleró su marcha y se hizo a la mar en 1519, antes de recibir la notificación. Con once barcos, unos seiscientos hombres, dieciséis caballos y catorce piezas de artillería, Hernán Cortés navegó desde Santiago de Cuba a Cozumel y Tabasco; derrotó a los mayas allí establecidos y recibió (entre otros regalos) a la india doña Marina, también llamada Malinche, que le serviría como amante, consejera e intérprete durante toda la campaña. Desobedeciendo órdenes expresas del gobernador Velázquez, fundó en la costa del golfo de México la ciudad de Veracruz, llamada entonces Villa Rica de la Vera Cruz.
La conquista del Imperio azteca
Allí tuvo noticias de la existencia del Imperio azteca en el interior, cuya capital se decía que guardaba grandes tesoros, y se aprestó a su conquista. Para evitar la tentación de regresar que amenazaba a muchos de sus hombres ante la evidente inferioridad numérica, Hernán Cortés hundió sus barcos en Veracruz; de este episodio procede la frase hecha quemar la naves, expresión de una determinación irrevocable. Pronto logró la alianza de algunos pueblos indígenas sometidos a los aztecas, como los toltecas y tlaxcaltecas.

Tras saquear Cholula, Cortés llegó a la capital azteca, Tenochtitlán, en donde fue recibido pacíficamente por el emperador Moctezuma II, que se declaró vasallo del rey de Castilla. La posible identificación de los españoles con seres divinos y de Cortés con el anunciado regreso del dios Quetzalcoátl favoreció quizá esta acogida a unos extranjeros que, sin embargo, empezaron enseguida a comportarse como invasores ambiciosos y violentos.
El asalto a Tenochtitlán (óleo de Emanuel Leutze)
Mientras tanto, para castigar la rebeldía de Cortés y obligarlo a volver a Cuba, el gobernador Diego Velázquez envió contra él una expedición al mando de Pánfilo de Narváez. Cortés hubo de dejar la ciudad a su lugarteniente Pedro de Alvarado para hacer frente a las tropas de Narváez, a las que derrotó en Cempoala en 1520, consiguiendo además que se uniese a él la mayor parte del contingente.

Cuando regresó a Tenochtitlán, Cortés se encontró con una gran agitación indígena contra los españoles, provocada por los ataques realizados a sus creencias y símbolos religiosos y por la matanza que había desencadenado Pedro de Alvarado para desbaratar una supuesta conspiración. Cortés hizo prisionero a Moctezuma II e intentó que éste mediara para calmar a su pueblo, sin lograr otra cosa que la muerte del emperador.

Hernán Cortés se vio entonces obligado a abandonar Tenochtitlán en la llamada «Noche Triste» (30 de junio de 1520), en la que su pequeño ejército resultó diezmado. Refugiado en Tlaxcala, siguió luchando contra los aztecas (ahora bajo el mando del emperador Cuauhtémoc), a los que venció en la batalla de Otumba; y, finalmente, cercó y tomó Tenochtitlán (1521). Destruida la capital azteca, construyó en el mismo lugar (una isla en el centro de un lago) la ciudad española de México.
Gobernador de Nueva España
Dominado ya el antiguo Imperio azteca, Cortés lanzó expediciones hacia el sur para anexionar los territorios de Yucatán, Honduras y Guatemala. Los detalles de la conquista de México, así como los argumentos que justificaban las decisiones de Hernán Cortés, fueron expuestos en las cuatro Cartas de relación que envió al rey. En 1522 fue nombrado gobernador y capitán general de Nueva España, nombre que dieron los conquistadores al territorio mexicano.

Sin embargo, la Corona española (ya en manos de Carlos V) practicó una política de recorte de los poderes de los conquistadores para controlar más directamente las Indias; funcionarios reales aparecieron en México enviados para compartir la autoridad de Cortés, hasta que, en 1528, fue destituido y enviado a la Península.

En España salió absuelto de todas las acusaciones e incluso fue nombrado marqués del Valle de Oaxaca, además de conservar el cargo honorífico de capitán general, aunque sin funciones gubernativas. De vuelta a México en 1530, todavía organizó algunas expediciones de conquista, como las que incorporaron a México la Baja California (1533 y 1539).

Regresó nuevamente a España para intentar obtener mercedes de la Corona por los servicios prestados, para lo cual llegó a participar en una expedición contra Argel en 1541, pero sus reclamaciones nunca obtuvieron plena satisfacción; mientras aguardaba respuesta, se instaló en un pueblo cercano a Sevilla, en donde reunió una tertulia literaria y humanística y pasó los últimos seis años de su vida.
Francisco Pizarro  (Trujillo, España, 1478 - Lima, 1541) Conquistador del Perú. Las décadas posteriores al descubrimiento de América tuvieron como grandes protagonistas a los llamados conquistadores, militares españoles que en algunas ocasiones, con escasos recursos y adecuadas dosis de osadía y sagacidad, lograron adueñarse de inmensos territorios. Tal fue el caso de Hernán Cortés, el conquistador de México, y de Francisco Pizarro, conquistador del Perú, que en apenas tres años (1531-1533) se hizo con el control del rico y poderoso Imperio Inca.
Hijo natural del capitán Gonzalo Pizarro, desde muy joven participó en las guerras locales entre señoríos y acompañó a su padre en las guerras de Italia. En 1502 embarcó en la flota que llevaba a las Indias a Nicolás de Ovando, el nuevo gobernador de La Española.

Hombre inquieto y de fuerte carácter, Francisco Pizarro no logró adaptarse a la vida sedentaria del colonizador, razón por la que decidió participar en la expedición de Alonso de Ojeda que exploró América Central (1510) y luego en la de Vasco Núñez de Balboa que descubrió el océano Pacífico (1513). Entre 1519 y 1523, sin embargo, se instaló en la ciudad de Panamá, de la cual fue regidor, encomendero y alcalde, lo que le permitió enriquecerse.

La conquista del Perú

Conocedor de los rumores que hablaban de la existencia de grandes riquezas en el Imperio de los incas, decidió unir la fortuna que había amasado con la de Diego de Almagro para financiar dos expediciones de conquista (1524-1525 y 1526-1528), que se saldaron con sendos fracasos. A causa de las penalidades sufridas en el segundo intento, Pizarro se retiró a la isla del Gallo con doce hombres, mientras Almagro iba a Panamá en busca de refuerzos. Los «trece de la fama» aprovecharon para explorar parte de la costa oeste de América del Sur, región que denominaron Perú, tal vez por la proximidad del rio Virú, y tuvieron constancia de la existencia de una gran civilización.

No obstante, ante la negativa del gobernador de Panamá a conceder más hombres a Almagro, en 1529 Pizarro viajó a España a fin de exponer sus planes al rey Carlos V, quien, en las capitulaciones de Toledo (26 de julio de 1529), lo nombró gobernador, capitán general y adelantado de las nuevas tierras, designación real que provocó el recelo y la frustración de Almagro.

De regreso en Panamá (1530), Pizarro preparó una nueva expedición de conquista, y en enero de 1531 embarcó con un contingente de 180 hombres y 37 caballos hacia Perú. Informado de la guerra que enfrentaba al emperador inca Atahualpa con su hermanastro Huáscar, el 16 de noviembre de 1532 el conquistador español se entrevistó en la ciudad de Cajamarca con Atahualpa y, tras exhortarle sin éxito a que abrazase el cristianismo y se sometiera a la autoridad de Carlos V, lo capturó en un sangriento ataque por sorpresa.

El inca acordó con los extranjeros llenar de oro, plata y piedras preciosas una habitación a cambio de su libertad, pero de nada le sirvió cumplir su parte del pacto, pues Pizarro, reforzado por la llegada de Almagro al frente de un centenar de arcabuceros, acusó a Atahualpa de haber ordenado el asesinato de Huáscar desde la prisión y de preparar una revuelta contra los españoles, y ordenó su ejecución, que se cumplió el 29 de agosto de 1533. A continuación se alió con la nobleza inca, lo cual le permitió completar sin apenas resistencia la conquista de Perú, empezando por Cuzco, la capital del Imperio (noviembre de 1533), y nombrar emperador a Manco Cápac II, hermano de Huáscar.

Poco después, Pizarro y Almagro se enemistaron por la posesión de Cuzco, y si bien primero unieron sus fuerzas para sofocar la rebelión indígena dirigida por Manco Cápac II contra el dominio español (1536), acabaron por enfrentarse abiertamente en la batalla de las Salinas, en abril de 1538. Derrotado y prisionero, Almagro fue procesado, condenado a muerte y ejecutado por Hernando Pizarro, hermano del conquistador (8 de julio de 1538). La venganza de los partidarios de Almagro, liderados por su hijo Diego de Almagro el Mozo, se produjo el 26 de junio de 1541, fecha en que Pizarro murió asesinado en su palacio de Lima, ciudad que él mismo había fundado a orillas del río Rímac seis años antes. 

Fuente: Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Hernán Cortés. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España).
"A pesar de su alto desarrollo, Mayas, Aztecas y Toltecas estaban, como Caribes y Arauacos, en situación de inferioridad militar frente a los españoles, y era imposible que pudieran vencerlos en la guerra."

Está claro que desde el principio el objetivo de los conquistadores españoles no fue construir una nueva sociedad americana.
"Con despecho escribía Colón a los reyes, desde Jamaica, en 1503: «Cuando yo descubrí las Indias, dije que eran el mayor señorío rico que hay en el mundo. Yo dije del oro, perlas, piedras preciosas, especierías... »."  Eduardo Galeano. (1971). Las Venas Abiertas de América Latina. México: Editora Siglo XXI.

El Oro y la Plata:  El motor de la conquista
Desde 1492, el interés de los conquistadores por las Antíllas decreció rápidamente debido al descubrimiento de grandes yacimientos de oro en tierra firme.  La leyenda de "El Dorado" tomaba forma en las mentes de los descubridores y conquistadores.
"Entre 1545 y 1558 se descubrieron las fértiles minas de plata de Potosí, en la actual Bolivia, y las de Zacatecas y Guanajuato en México; el proceso de amalgama con mercurio, que hizo posible la explotación de plata de ley más baja, empezó a aplicarse en ese mismo período. El «rush» de la plata eclipsó rápidamente a la minería de oro. A mediados del siglo xvii la plata abarcaba más del 99 por ciento de las exportaciones minerales de la América hispánica'.

"A las minas de oro y plata hispanas fueron arrojados centenares de indígenas escultores, arquitectos, ingenieros y astrónomos confundidos entre la multitud esclava.  La avaricia de los conquistadores extinguió la cultura nativa de américa."  Eduardo Galeano. (1971). Las Venas Abiertas de América Latina. México: Editora Siglo XXI

Norteamérica no fue invadida por los españoles porque no encontraron oro ni algún tipo de riqueza que les interesara.  Tiempo después, norteamérica fue colonizada por hombres y mujeres que necesitaban un lugar para vivir y progresar.  Definitivamente eran tan racistas como los españoles.  La historia fue diferente en el resto del continente.

Latinoamérica financió el desarrollo europeo
España había expulsado a los judíos y árabes de su territorio, se encontraba en pleno Feudalismo.  Su economía estaba rezagada con relación a los demás países de Europa.  El posterior despegue de la economía española se debió en gran medida a los tesoros que llegaban de América.  Es por eso que Eduardo Galeano afirma:  "España tenía la vaca, pero otros tomaban la leche".
"La Corona estaba hipotecada. Cedía por adelantado casi todos los cargamentos de plata a los banqueros alemanes, genoveses, flamencos y españoles."  Eduardo Galeano. (1971).

"Sólo en mínima medida la plata americana se incorporaba a la economía española; aunque quedara formalmente registrada en Sevilla, iba a parar a manos de los Függer, poderosos banqueros que habían adelantado al Papa los fondos necesarios para terminar la catedral de San Pedro, y de otros grandes prestamistas de la época, al estilo de los Weiser, los Shetz o los Grimaldi. La plata se destinaba también al pago de exportaciones de mercaderías no españolas con destino al Nuevo Mundo.

500 años después: Los nativos de América no son americanos
El resultado de esta tragedia fue que los nativos de las Antillas mayores desaparecieron, sólo quedan algunos descendientes de Caribes en la isla de Dominica.  En Cuba, República Dominicana, Haití, Jamaica y Puerto Rico no quedan indigenas.  En norteamérica los mantienen confinados en "reservaciones".  En el resto de América, o viven en la selva, o son relegados y marginados de la sociedad.

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