jueves, 5 de agosto de 2021

Mi recorrido por España - Un paseo por Baeza (Jaén) - Señorío de Jabalquinto - Ruinas de la Capilla de los Benavides (Baeza) - El odio entre los Carvajales y los Benavides

Mi recorrido por España - Un paseo por Úbeda(Jaén), pincha aqui

Trabajos arqueológicos en Cerro Alcázar, en Baeza, pincha aqui

EL ODIO ENTRE LOS CARVAJALES Y LOS BENAVIDES, pincha aqui

Baeza es una ciudad y municipio de España, en la provincia de Jaén. Está integrada en la comarca de La Loma y es cabeza del partido judicial de Baeza.

El 3 de julio de 2003 la UNESCO declaró los conjuntos monumentales renacentistas de Úbeda y Baeza Patrimonio de la Humanidad.

Además, destaca como centro de producción de aceite oliva.

Denominada "Nido Real de Gavilanes" por el romancero, fue un punto clave en la conquista de al-Ándalus por los reyes cristianos; pasando definitivamente al reino de Castilla en 1227. Atalaya sobre el Guadalquivir, la posesión de su alcázar (considerado como inexpugnable) aseguró la retaguardia castellana, la vez que supuso una amenaza constante para los reinos islámicos situados al oeste y al sur del Guadalquivir; una amenaza que se hizo efectiva durante los más de dos siglos de lucha fronteriza que separaron la incorporación de Baeza al reino de Castilla y la caída del reino nazarí de Granada (1492).

Los calatravos, con Fernando III, tomaron parte como fuerza de choque en Baeza. En 1225, en virtud de un pacto, el emir de Baeza, Al-Bayassi, entregó Martos, Jaén y Arjona (entre otros)  a Fernando III y tres años mas tarde el rey la entregó a la Orden de Calatrava.

Durante el período de gran crecimiento demográfico y económico que supuso la mayor parte del siglo XVI, y aún en parte del XVII, Baeza construyó sus edificios públicos y administrativos con alto sentido de capitalidad y con la más alta dignidad, conformando así, junto con las construcciones eclesiásticas, un tejido urbano caracterizado por una monumentalidad que ha dado a la ciudad un encanto especial a los ojos del visitante.

Califato de Córdoba hacia el año 1000.
El Califato Omeya de Córdoba o Califato de Occidente fue un estado musulmán andalusí con capital en Córdoba, proclamado por Abderramán III en 929. El Califato puso fin al emirato independiente instaurado por Abderramán I en 756 y perduró oficialmente hasta el año 1031, en que fue abolido, dando lugar a la fragmentación del estado omeya en multitud de reinos conocidos como taifas. Por otro lado, la época del Califato de Córdoba fue la de máximo esplendor político, cultural y comercial de Al-Ándalus, aunque también fue intenso en unos de los reinos de taifas.

Mapa de la península ibérica en 1030, antes de la muerte de Sancho III de Pamplona
El origen de todas las dinastías de las taifas era extranjero, salvo el de los Banu Qasi y los Banu Harún, que era muladí.

Edad Media

Vuelven los cambios con la llegada de los musulmanes, a la que llamaron Bayyasa, en el siglo VIII. El territorio se redistribuye entre hispanogodos, las tribus árabes y los Omeyas; mientras la Iglesia, aunque continúa existiendo, pierde poder económico. Los muladíes (convertidos al islam) y los mozárabes (cristianos que permanecen en Al-Andalus) conformaron estructuras sociales no muy distintas a las previamente existentes.

Alfonso VII de León, llamado «el Emperador» (Caldas de Reyes, 1 de marzo de 1105–Santa Elena,  21 de agosto de 1157), fue rey de León entre 1126 y 1157. Hijo de la reina Urraca I de León y del conde Raimundo de Borgoña, fue el primer rey leonés miembro de la Casa de Borgoña, que se extinguió en la línea legítima con la muerte de Pedro I en 1369, quien fue sucedido por su hermano de padre Enrique, primer rey Trastámara. Retomando la vieja idea imperial de Alfonso III y Alfonso VI, el 26 de mayo de 1135 fue coronado Imperator totius Hispaniae (Emperador de toda España) en la Catedral de León, recibiendo homenaje, entre otros, de su cuñado Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona.

San Isidoro (1655), obra de Bartolomé Esteban Murillo, Sacristía mayor de la Catedral de Sevilla
Isidoro de Sevilla (nacido probablemente en Cartagena, c. 556-Sevilla, 4 de abril de 636) fue un eclesiástico católico erudito polímata hispano de la época visigoda. Fue arzobispo de Sevilla durante más de tres décadas (599-636). Es venerado como santo por la Iglesia católica y contado entre los Padres de la Iglesia. También es uno de los Cuatro Santos de Cartagena.

Pendón de San Isidoro tras la restauración del año 1900. Originalmente, en forma de bandera farpada, fue una elaboración de entre 1350 y 1375 realizada a partir de los elementos de una leyenda hagiográfica del siglo XIII en la que San Isidoro intervenía milagrosamente en apoyo del sitio de Baeza. Sin embargo, esta plaza no fue tomada por la fuerza, sino que capituló. Además, los elemendos heráldicos que aparecen alusivos al Reino de León y Castilla solo pueden ser posteriores a 1231.

Batalla de Las Navas de Tolosa, óleo de Van Halen expuesto en el palacio del Senado (Madrid).
Francisco de Paula Van Halen y Gil (Vich, Barcelona, 3 de marzo de 1814 - Madrid, 11 de febrero de 1887) fue un pintor español, conocido especialmente por sus obras de historia, como el cuadro La Batalla de las Navas de Tolosa que se exhibe en el Palacio del Senado, cámara que posee dos versiones de esta obra en distinto formato. Igualmente son numerosos sus lienzos exhibidos en el Palacio Real de Madrid, y otros palacios de los Reales Sitios y edificios del Patrimonio Nacional. Recibió la protección de la reina Isabel II y de su esposo Francisco de Asís que le hicieron numerosos encargos.

La batalla de las Navas de Tolosa, llamada en la historiografía árabe «batalla de Al-Uqab» “batalla del castigo” y en la cristiana también «batalla de Úbeda», enfrentó el 16 de julio de 1212 a un ejército aliado cristiano formado en gran parte por tropas castellanas de Alfonso VIII de Castilla, aragonesas de Pedro II de Aragón, navarras de Sancho VII de Navarra y voluntarios del Reino de León y del Reino de Portugal contra el ejército numéricamente superior del califa almohade Muhammad an-Nasir en las inmediaciones de la localidad jienense de Santa Elena. Se saldó con la victoria de las tropas cristianas y está considerada como una de las batallas más importantes de la Reconquista.

Alfonso VIII de Castilla, llamado «el de Las Navas» o «el Noble» (Soria, 11 de noviembre de 1155 - Gutierre-Muñoz, del domingo 5 al lunes 6 de octubre de 12142​), fue rey de Castilla entre 1158 y 1214. Hijo y sucesor de Sancho III y de Blanca Garcés de Pamplona, derrotó a los almohades en la batalla de Las Navas de Tolosa, librada en 1212, y fue sucedido en el trono por su hijo Enrique.

Pedro II de Aragón, apodado «el Católico» (Huesca, julio de 1178a​-Muret, actual Francia, 13 de septiembre de 1213), fue rey de Aragón (1196-1213), conde de Barcelona (1196-1213) y señor de Montpellier (1204-1213). Era hijo de Alfonso II el Casto de Aragón y Sancha de Castilla.

Sancho VII de Navarra, conocido como «el Fuerte», fue rey de Navarra entre 1194 y 1234, año en que murió en el castillo de Tudela, Navarra. Era hijo y sucesor de Sancho VI «el Sabio», de la dinastía Jimena, y hermano de Berenguela de Navarra, casada con Ricardo Corazón de León.

Muhámmad an-Násir (m. 1213)  fue el cuarto califa de la dinastía almohade. El califa era conocido con el sobrenombre de Miramamolín en tierras cristianas, deformación del título árabe Amir al-Mu'minin o Príncipe de los Creyentes.

Abd Alah ben Muhámmad al-Bayyasi (Bayyasa; mediados del siglo XII – al-Mudawwar al-Adna; noviembre de 1226) fue un noble almohade. Natural de Bayyasa —actual Baeza— que se alzó en contra del califa al-Ádil, nombrándose emir de Baeza. En 1224 llegó a controlar gran parte de las actuales provincias de Jaén, de Córdoba y la zona fronteriza del sur de Badajoz y Ciudad Real.

Era hijo de Abu Abd Al-lah Muhámmad ben Úmar —valí de Bayyasa— y bisnieto del califa Abd al-Mumin. Abd Al-lah nació en la ciudad de la que era natural su padre y por ella se le dio el sobrenombre de «al-Bayyasi» («el Baezano»).

Durante su reinado fueron conquistados, en el marco de la Reconquista, los reinos de Jaén, Córdoba, Sevilla y lo que quedaba del de Badajoz, cuya anexión había empezado Alfonso IX, lo que redujo el territorio ibérico en poder de los reinos musulmanes. Al finalizar el reinado de Fernando III, estos únicamente poseían en la Andalucía el reino de Niebla, Tejada y el reino de Granada, este último como feudo castellano. El infante Alfonso, futuro Alfonso X, fue enviado por Fernando a la conquista del reino de Murcia; los musulmanes capitularon y la región quedó como señorío castellano, tras lo cual Alfonso conquistó las plazas de Mula y Cartagena. Cuando Fernando accedió al trono, en 1217, su reino no rebasaba apenas los ciento cincuenta mil kilómetros cuadrados; en 1230, al heredar León, obtuvo otros cien mil y, a base de conquistas ininterrumpidas, logró hacerse con ciento veinte mil más.

Tras periodos diversos de crisis que conducen a la caída del Califato, llega la época de los reinos de Taifas durante la cual Bayyasa será sometida por unos y otros. En 1147 es reconquistada por Alfonso VII el Emperador con la supuesta ayuda de San Isidoro de Sevilla que se le aparece en sueños mientras la asediaba. Para honrar esta toma se creó en la ciudad capital de León la cofradía del Pendón de Baeza. La ciudad acuñará moneda para el rey leonés bajo el gobierno del gobernador procristiano Abdallaziz.

Diez años después los almohades la conquistan. Sin embargo, el 16 de julio de 1212, las tropas cristianas comandadas por el castellano Alfonso VIII destruirán el Imperio Almohade casi por completo en la Batalla de las Navas de Tolosa. En unas terceras taifas, Bayyasa se erige en capital de una efímera Taifa de Baeza que comprendía una amplia zona de Jaén y Córdoba. Su "emir" Abd Al·lah al-Bayyasi se declaró vasallo de Fernando III, apoyándole en campañas contra otros emires musulmanes. Al-Bayyasi murió asesinado a traición en Almodóvar del Río y el 30 de noviembre de 1227 Fernando III, el Santo, toma posesión definitiva de Baeza en nombre del hijo de aquel, Abd al-Mon, aunque finalmente integra la ciudad en el Reino de Castilla. Los musulmanes expulsados viajan al sur y se establecen en el Albaicín de Granada.

Fernando III de León y de Castilla, llamado «el Santo» (Peleas de Arriba, 1199 o 24 de junio de 1201 ​- Sevilla, 30 de mayo de 1252), fue rey de Castilla entre 1217 y 1252 y de Leóna​ entre 1230 y 1252. Hijo de Berenguela, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León, unificó dinásticamente los reinos leonés y castellano, que permanecían divididos desde 1157, cuando Alfonso VII el Emperador, a su muerte, los repartió entre sus hijos, los infantes Sancho y Fernando.
Fue canonizado en 1671, siendo papa Clemente X, y reinando en España Carlos II.

Hasta la reconquista de Jaén en 1246 Baeza es la capital del efímero Reino de Baeza, después integrado en el nuevo Reino de Jaén.

Fernando III dota a Baeza del Fuero Conquense, con la pretensión de atraer a población de territorios cristianos del norte. Enrique II hace grandes donaciones a sus seguidores en la región y así la oligarquía consolida en ella su poder. A partir de esta época dos poderosas familias, los Benavides y los Carvajales se enfrentan entre sí en lo que se puede denominar "guerra civil baezana", cuyo fin estuvo determinado por la actuación decisiva de Isabel la Católica, que para prevenir nuevas pugnas mandó demoler el imponente Alcázar de la ciudad, sito en el cerro homónimo.

El Señorío de Jabalquinto es un título nobiliario español hereditario de la Corona de Castilla creado a principios del siglo XV, cuando el titular de la Casa de Benavides -Día Sanchez- divide sus territorios entre sus tres hijos.

Baeza: Fachada del palacio de Jabalquinto edificado por Juan Alfonso de Benavides, segundo señor de Jabalquinto.

Al tercero de ellos, Manuel de Benavides, le correspondieron los bienes libres, no ligados al mayorazgo, que el linaje poseía en el Reino de Jaén. La heredad se componía de:

  • La villa de Jabalquinto,
  • El castillo y despoblado de Estibiel,
  • El lugar de Ventosilla, y
  • La villa y castillo Hortalanca.

Sin embargo, el propio Día Sánchez rectifica su testamento, y en un codicilio otorgado en Lisboa el 19 de febrero de 1413 establece que a su muerte estas posesiones habrían de pasar a su mujer, María de Mendoza.

No obstante lo anterior, el primogénito, Men Rodríguez II, se apropió por el suceso de todos los bienes del linaje; aunque poco después, en 1444, el heredero original Manuel de Benavides, consigue arrebatar a su hermano estos territorios y fundar con ellos el señorío de Jabalquinto en 1461.

En 1484 Juan de Benavides fundó tres mayorazgos: el primero de ellos, ligado al señorío de Jabalquinto, recayó en su primogénito Manuel II.

Finalmente, el 22 de diciembre de 1617, Felipe III de España elevó el señorío a la dignidad de marquesado de Jabalquinto en la figura de Manuel de Benavides y Bazán.

El palacio de Jabalquinto es un edificio de arquitectura civil situado intramuros en la ciudad española de Baeza, en la provincia de Jaén. Se trata de uno de los símbolos patrimoniales más destacados de la localidad y del Señorío y posterior Marquesado de Jabalquinto. Actualmente acoge la Sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía. Forma parte del conjunto monumental renacentista de Baeza, que junto con el de Úbeda, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003.

El patio es renacentista, apuntando ya al barroco, es de doble arcada con columnas de mármol y escudos en todas las enjutas salvo las de ángulo, que llevan parejas de niños; el antepecho de la galería alta está formado por rectángulos y balaustres alternados. En el intradós de las claves de dos arcos figuran dos fechas: 1599 y 1600. A principios de los ochenta del siglo xx, su estructura fue consolidada por la Dirección General de Bellas Artes.
La monumental escalera, de tipo imperial, con sus estípites, balaustres, volutas y demás profusa decoración, es netamente barroca. Su acceso adquiere forma de arco de triunfo de tres vanos y su hueco se cubre con bóveda de media naranja. No obstante su aparente unidad, pueden observarse elementos que llegan hasta el primer cuarto del siglo xviii. En este espacio se encontraban, hasta el cierre del colegio menor, dos obras de arte actualmente custodiadas en la catedral: la lámpara de la bóveda del crucero y el lienzo de la Sagrada Familia atribuido a Juan de Valdés Leal, y que se hallaba dentro del marco de yesería que decora la meseta de la escalera.


Fue mandado edificar en la segunda mitad del siglo xv por el señor de Jabalquinto Juan Alfonso de Benavides Manrique, el "Famoso Capitán de Lorca" (primo segundo del rey Fernando el Católico) casado con doña Beatriz de Valencia Bracamonte; el primogénito de ambos, Manuel, casó con Luisa Manrique, hija del célebre poeta Jorge Manrique.

El segundo cuerpo tiene cuatro ventanas ―gemelas las centrales― también entre pináculos y ajimezadas con delicadas columnillas. Sobre ellas, ocho escudos terciados "a la valona" (inclinados) con yelmos, cimeras y lambrequines: cuatro del señor de Jabalquinto (Benavides, Manrique, Mendoza y Rojas) y cuatro de su esposa (Valencia, Bracamonte, Acuña y Mendoza). 

El proyecto de la misma se ha atribuido a Juan Guas, pero Molina Hipólito se inclinó por Enrique Egas como proyectista y Pedro López, maestro mayor de Jaén, como ejecutor de la obra. De estilo Reyes Católicos se adorna con profusión de puntas de diamante, clavos de piña, frondas, florones, lazos, pináculos, heráldica y mocárabes. En origen, su imagen era mucho más gótica, y su logia superior similar y hermanada a la del Palacio del Infantado de Guadalajara.
Las habitaciones que dan a la fachada, y que forman con ella la parte más antigua del edificio, conservan sus artesonados, algunos policromados.

En el primer cuerpo, la puerta ―centrada y enmarcada por pináculos góticos a modo de arrabá― forma un arco conopial recorrido por dos troncos por los que trepan graciosamente catorce figurillas humanas. 

En 1637, la heredera de la Casa, Isabel de Benavides, marquesa de Jabalquinto, casó con el conde de Benavente, Antonio Alonso Pimentel de Quiñones, uniéndose ambos títulos. En 1720, a petición del Seminario de San Felipe Neri y para ampliación del mismo, los condes cedieron el palacio, reservándose el derecho, ellos y sus sucesores, de tener habitación cuando viniesen a Baeza, asiento señalado en la capilla y el respeto de los escudos de armas del edificio.


Cuerpo de remate del contrafuerte derecho.

En 1836 se incautó el Estado del inmueble, cediéndolo de nuevo al Seminario en 1853. El palacio continuó siendo utilizado como Seminario Menor de la diócesis de Jaén hasta la extinción del mismo en 1969, y su posterior conversión por la diócesis en Colegio Menor durante la década de 1970

Actualmente acoge, junto con el antiguo seminario menor, la Sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía.

Ruinas de la Capilla de los Benavides (Baeza)

Las actuales ruinas de la capilla de los Benavides en la ciudad de Baeza son los restos de la capilla mayor de la iglesia del convento de frailes menores de San Francisco. Se había fundado en 1538, según acuerdo con la comunidad monástica, como capilla funeraria del linaje de los Benavides; su arquitectura fue trazada por Andrés de Vandelvira y se apunta a Esteban Jamete como autor de su escultura decorativa.​ 

Convento de San Francisco.


La capilla quedó arruinada a principios del siglo XIX a causa de un terremoto seguido por desastrosos temporales y finalmente por el saqueo de las tropas napoleónicas. Vendida, al igual que el resto del convento con ocasión de la Desamortización de Mendizábal, su espacio acabó ocupado por viviendas y comercios que perduraron hasta que en los setenta del siglo XX vuelve a liberarse su solar. Su aspecto actual se debe a las obras ejecutadas en 1988, y en palabras de Molina Hipólito “lo que aún puede verse, da una idea de lo que debió ser la obra más interesante de Andrés de Vandelvira, considerada justamente como modelo del Renacimiento andaluz.”

Retablo pétreo en el lado del evangelio de la Capilla de los Benavides


Arcos que recuerdan la estructura que tuvo la bóveda de la capilla de los Benavides (convento de San Francisco, Baeza).

La escritura fundacional fue otorgada en 1538 por D. Diego Valencia de Benavides y su esposa doña Leonor de Guzmán y Mendoza. El primero era el segundo hijo de los fundadores del palacio de Jabalquinto, siendo su cónyuge hija del tercer duque de Medina Sidonia. Se daba inicio así en la ciudad a la construcción de un tercer convento franciscano, tras haber pasado esta comunidad por otros dos emplazamientos anteriores.

Arcos de sustentación del presbiterio en la capilla de los Benavides (convento de San Francisco, Baeza).

Desde el punto de vista social, la fundación baezana se considera una réplica de Benavides a la Sacra Capilla de El Salvador que el Secretario de Estado, Francisco de los Cobos, estaba edificando en Úbeda como monumento funerario para su linaje. El mismo hecho, desde el punto de vista artístico, constituyó para Andrés de Vandelvira la oportunidad de expresar libremente su genio sin verse obligado a seguir, como había sido el caso en El Salvador ubetense, un proyecto anterior de Diego de Siloé.

Antonio Pérez Almahan. Estatua sedente de Antonio Machado. Colocada en la calle San Pablo, junto a la fachada del Nuevo Casino.

La estancia de Antonio Machado en Baeza (octubre de 1912-noviembre de 1919) se considera una de las etapas literarias más prolíficas del autor de Campos de Castilla, a la vez que –en lo personal– como un intento de sobreponerse a la reciente desaparición de su joven esposa, Leonor Izquierdo, fallecida en Soria el 1 de agosto de 1912, a la edad de 18 años.

En cuanto a las obras de arte dedicadas a recordar su paso por la ciudad, sobresale especialmente la Cabeza de Machado realizada por el escultor aragonés Pablo Serrano en 1966, cuya azarosa inauguración, prevista en principio para el 20 de febrero de ese año, fue prohibida por el régimen franquista, siendo celebrada finalmente en abril de 1983.

Fotografía de la Cabeza de Machado, del escultor Pablo Serrano, colocada en el paseo homónimo de Baeza (Jaén), que tomé con mi cámara digital CASIO EXILIM (14.1 MP 26 mm) la mañana del 2 de diciembre de 2016. Posteriormente, la he retocado con Photoshop.  Mperezreviriego
Pablo Serrano Aguilar (Crivillén, Teruel, 10 de febrero de 1908 – Madrid, 26 de noviembre de 1985) fue un escultor español. Es considerado uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX.
Obtuvo un gran reconocimiento, especialmente tras su participación en la XXXI Bienal de Venecia de 1962, y hoy en día sus obras forman parte de las más importantes colecciones del mundo. Al final de su vida creó una fundación para difundir su obra y la de otros artistas que está en el origen del Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano (IAACC) en Zaragoza.

El Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (IAACC), popularmente conocido como Museo Pablo Serrano, es un centro dedicado al arte moderno y actual, que tiene por repertorio fundacional un amplio fondo de obras del escultor aragonés Pablo Serrano (1908 - 1985). Además, gracias a la colección privada Circa XX (adscrita en 2013) cuenta con ejemplos de artistas españoles y extranjeros de todo el siglo XX, desde Emil Nolde, Pablo Picasso y Calder hasta Warhol, Jean Tinguely y Anthony Caro.
El museo está situado en los antiguos talleres de oficios del hospicio provincial, conocido como Hogar Pignatelli, que fueron rehabilitados por el arquitecto aragonés José Manuel Pérez Latorre para adecuarlos a su nueva función museística.
Se encuentra en el Paseo María Agustín, 20 de Zaragoza, España

Al mes de vivir en la ciudad, le detalla sus primeras impresiones a su «buen amigo» José María Palacio, quien inmediatamente las inserta en un artículo suyo (Soria, juzgada desde lejos), aparecido en El Porvenir Castellano del 5 de diciembre. Pese a tener el doble de habitantes que Soria –unos 15 000–, Baeza carece para el poeta de vida intelectual:

Esta tierra es casi analfabeta. Soria es Atenas comparada con esta ciudad donde ni aun periódicos se leen. Aparte de esto, que es suficiente y aun sobrado, la gente es buena, hospitalaria y amable. Las únicas preocupaciones son aquí la política y el juego; inquietudes espirituales, no existen; afán de cultura, tampoco.

En parecidos términos, se dirige a Miguel de Unamuno:

A primera vista parece esta ciudad mucho más culta que Soria, porque la gente acomodada es infinitamente discreta, amante del orden, de la moralidad administrativa y no faltan gentes leídas y coleccionistas de monedas antiguas. En el fondo no hay nada.

Cuando Machado llega a Baeza, lo primero que le llama la atención son las graves estrecheces por las que pasa el campo andaluz, lo que enciende sus «gotas de sangre jacobina»:

Pero ¿qué vitalidad es la de un pueblo que se muere? Con los dos tercios de nuestro territorio sin cultivar; la cifra máxima europea de emigración desesperada; la mínima de población, ¿hablamos todavía de confianza en nuestra vitalidad, en nuestra fuerza prolífica y en nuestro porvenir? ¿No es absurdo hablar de confianza? Nuestro punto de partida ha de ser una "irresignación desesperada"

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