martes, 16 de septiembre de 2014

M. V. por Castilla - Convento de San Esteban. Los Dominicos (Salamanca)

Convento de San Esteban. Los Dominicos
La Iglesia de San Esteban, conocida también como los Dominicos por pertenecer a dicha Orden, es en realidad parte del Convento del mismo nombre.

San Esteban
Su construcción la comenzó el arquitecto Juan de Álava en 1524 y fue seguida por Fray Martín de Santiago a quien sucedió Rodrigo Gil de Hontañón, siendo consagrada en 1610.


Tiene planta de cruz latina y una sola nave, con el coro elevado sobre un arco escarzano a los pies de la iglesia. Los estilos presentes son el gótico tardío desde el crucero a los pies, y el renacentista que abarca el crucero, el cimborrio y el presbiterio.

Mide 14'50 metros de ancho, 27 de alto en la nave y 44 metros en el cimborrio.

En el coro destacan la pintura del Triunfo de la Iglesia de Antonio Palomino y una Virgen con el Niño de Rubens.


La fachada: Está compuesta por la portada de la iglesia y el pórtico de acceso al convento que forma ángulo recto con ella.

La portada de la iglesia es uno de los más bellos ejemplos de plateresco. Está concebida como portada-retablo formando un arco de triunfo bajo cuya bóveda de medio cañón se despliega la abundante decoración carcterística del estilo. En su centro se representa el martirio de San Esteban y por encima un Calvario, relieves ambos ejecutados por Juan Antonio Ceroni a comienzos del siglo XVII.

Detalle de la fachada
El pórtico, compuesto por arcos de medio punto, está inspirado en las logias renacentistas italianas, contrastando su escueta ornamentación con la exuberancia decorativa de la fachada de la iglesia. Fue realizado por Juan Ribero de Rada entre 1590 y 1592, pero los medallones de las enjutas son obra del escultor Martín Rodríguez.

Retablo mayor: Obra de José de Churriguera, que remata la cabecera de la iglesia. Seis grandes columnas salomónicas, recubiertas de decoración vegetal, recorren el primer cuerpo, en cuyo centro se halla el tabernáculo central concebido como un templete, flanqueado por un par de columnas a cada lado; entre éstas y las de los dos de los extremos se encuentran dos hornacinas que dan cobijo a las esculturas de Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís, atribuidas al autor del retablo.


Retablo mayor de la iglesia del Convento, diseñado en 1692 por José de Churriguera.
El segundo cuerpo tiene como centro y remate una pintura de Claudio Coello cuyo tema es el martirio de San Esteban.


Todo está dorado y recubierto de profusa decoración, dando lugar a uno de los más monumentales retablos barrocos típicamente españoles.


Escalera de Soto: Se construyó entre 1553 y 1556. Su nombre se debe al mecenazgo de Fray Domingo de Soto, catedrático de la Universidad (pertenece a la Escuela de Salamanca) y confesor del emperador Carlos V.

El autor fue el arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón, que utilizó una técnica nueva y revolucionaria, puesto que solamente se apoya en los muros, en voladizo, sin otros soportes

Escalera de Soto
La sacristía: Construida en el s. XVII bajo el mecenazgo de fray Pedro de Herrera Suárez, obispo de Tuy, por los arquitectos Alonso Sardiña y Juan Moreno. De gusto clásico, los muros están cubiertos por pilastras de orden corintio con frontones curvos y triangulares partidos rematados con pirámides. El friso está decorado con ménsulas y distintas alegorías.


La sacristía
En el Convento de San Esteban estuvo alojado Cristóbal Colón cuando visitó Salamanca en busca de apoyos para su proyecto de viajar a las Indias en dirección contraria a la conocida hasta aquel momento. Años después descubriría América.

Coro con la pintura del Triunfo de la Iglesia de Antonio Palomino
Claustro y capítulos: El claustro principal, denominado «de procesiones» o de los Reyes, es obra de Fray Martín de Santiago, religioso del convento. En la planta baja mezcla elementos góticos y renacentistas. Los arcos que lo separan del jardín son de medio punto, renacentistas, aunque tratados al estilo gótico ya que están divididos por tres maineles. Las bóvedas de sus cuatro crujías son de crucería, características del gótico. En el centro del jardín se levanta un templete.


En la planta alta la cubierta es un sencillo artesonado de madera, abriéndose las galerías mediante cuarenta arcos de medio punto, que descansan sobre pilastras cuyos capiteles están decorados con grutescos y otros motivos.


Desde la planta baja se accede a los «Capítulos». El «Capítulo antiguo», oscuro, modesto y austero, data del siglo XIV, con obras en los siglos siguientes. Una de sus partes es la capilla, en la parte más elevada y donde se enterraron los más destacados miembros del convento, como Francisco de Vitoria o Domingo de Soto. En la parte más baja se enterraban los demás religiosos y en los bancos adosados a sus paredes tomaban asiento los frailes en sus reuniones. El «Capítulo nuevo», más grande, monumental e iluminado que el antiguo, data del siglo XVII, pareciéndose en su traza a la Sacristía, a la que se accede a través del arranque de la Escalera de Soto. 



Fray Diego de Deza O.P. (Toro, Toro, 1443 – † Sevilla, 9 de junio de 1523) fue un arzobispo, teólogo e inquisidor general castellano.


Nació en el seno de una noble familia de ascendencia gallega, iniciando sus estudios en la Universidad de Salamanca. Tras su finalización, fue nombrado prior del convento dominico de San Esteban, para, a continuación, entre los años 1477 y 1486, simultanear sus labores priorales con la enseñanza de Teología como profesor y catedrático de dicha universidad.

Retrato por Zurbarán (1625-30), en Pasadena.
En 1486 fue nombrado tutor del príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, y se introdujo en la vida de la Corte, renunciando a su cátedra. En 1487 fue nombrado obispo de Zamora y en 1494 de Salamanca. El príncipe residió con él y en esta ciudad contrajo la enfermedad que le llevaría a la muerte, en octubre de 1497. En 1498 fue nombrado obispo de Jaén, y entre 1500 y 1504 ocupó el obispado de Palencia, siendo nombrado posteriormente arzobispo de Sevilla, cargo que ocupó desde 1504 hasta 1523, cuando falleció durante el viaje de ida a su toma de posesión como Arzobispo de Toledo.

Fray Diego de Deza y Cristóbal Colón. Monumento en Madrid (A. Mélida, 1885)..
Algunos historiadores le atribuyen un papel decisivo como mediador de Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos. Defendió ante los Reyes las ideas de Colón, de quien fue amigo, y lo acompañó a Salamanca para enfrentarse al claustro de la Universidad. Probablemente, a través de Deza se produjo el contacto de Colón con el cardenal Pedro González de Mendoza.

Destacó como impulsor de numerosas obras en las diócesis que rigió, especialmente las reformas y ampliaciones en el convento de San Esteban de Salamanca, en la catedral e iglesias de Zamora, en la dotación de arte mueble de la catedral de Palencia, con el encargo del retablo mayor a Felipe Bigarny, y sobre todo en la catedral de Sevilla, cuyas obras alcanzaron un gran desarrollo entre 1511 y 1518.

En la Inquisición

Como consecuencia de su interés por ampliar la jurisdicción y poderes del Santo Oficio en todos los territorios dependientes de la monarquía española, dispuso la instauración de la Inquisición en Sicilia en 1500 e intentó sin éxito establecer un tribunal en Nápoles en 1504. Se enfrentó con fray Hernando de Talavera, quien se opuso a la introducción de los inquisidores en el obispado de Ávila y posteriormente a la creación de un nuevo distrito del tribunal en Granada, de cuya diócesis era regente.

La actitud de Talavera motivó el proceso que inició en su contra Diego Rodríguez de Lucero, inquisidor de Córdoba, y las consiguientes protestas que contra este último elevaron a Deza el marqués de Priego y el conde de Cabra. Deza, quien desde 1504 ocupaba la mitra de Sevilla, defendió la actuación de Lucero y le mantuvo en su cargo, a la par que renunciaba a hacerse cargo del proceso de Talavera. Su actitud ante el caso, que provocó desórdenes y revueltas en Córdoba, unida al rigor que demostró en la persecución de los conversos, motivó la orden, en 1506, de Felipe el Hermoso de que se suspendiesen todos los procesos del Santo Oficio que se hallasen en curso y subdelegase su cargo en el obispo de Catania, Diego Ramírez de Guzmán. Tras la muerte del monarca ese mismo año, Deza intentó infructuosamente recuperar la dignidad de inquisidor general, ya que en 1507 Fernando el Católico nombró para el cargo al cardenal Cisneros.
Pedro González de Mendoza (Guadalajara, 3 de mayo de 1428 - ibídem, 11 de enero de 1495) fue un eclesiástico, político, militar y mecenas castellano, conocido como Gran Cardenal de España. Perteneciente a la alta nobleza y al linaje de la Casa de Mendoza, fue el quinto hijo de Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, y de su esposa Catalina de Figueroa; sus padres lo destinaron a la carrera eclesiástica desde la cuna. Mendoza constituye una de las figuras más brillantes de la aristocracia de la segunda mitad del siglo XV, en el paso del mundo medieval al moderno:
El Cardenal Mendoza como donante rodeado de obispos,
 tabla del Maestro de los Luna, Ayuntamiento de Guadalajara.
En lo político, el cardenal alcanzó gran influencia con Enrique IV de Castilla y con el papa Sixto IV, y en tiempos de los Reyes Católicos se decía que era «el tercer rey de España». Prosperó entre guerras civiles y cambios gracias a sus grandes méritos como consejero de Castilla, agente diplomático y obispo-guerrero, y a su capacidad para adaptarse, permanecer junto al triunfador y practicar el nepotismo.

En lo cultural Mendoza fue un mecenas excepcional y uno de los responsables de tres cambios fundamentales en la mentalidad moderna: el avance del Renacimiento en España, el descubrimiento de América y la expulsión de los judíos españoles.
Hernando de Talavera O.S.H. (Talavera de la Reina u Oropesa, provincia de Toledo, 1428 - Granada, 14 de mayo de 1507) fue un monje jerónimo, prior del Monasterio de Santa María de Prado en Valladolid, obispo de Ávila (1485) y arzobispo de Granada (1492), confesor y consejero de Isabel la Católica (1465). También escribió algunas obras, por ejemplo ¿Por qué creer en Dios? porque Dios lo manda.
Hernando de Talavera - Confesor de Isabel I de Castilla
Nació en una familia conversa, si se han de creer las denuncias que se hicieron contra él a la Inquisición cuando ya era primer arzobispo de Granada. Probablemente era hijo de García Álvarez de Toledo y de Ayala, y de una hebrea del arrabal de Oropesa.

Fue confesor de la reina Isabel I de Castilla desde antes de llegar ésta al trono (1474). En 1479 fue el encargado de supervisar que los votos de Juana la Beltraneja, hija de Enrique IV de Castilla, fueran hechos correctamente, para que no pudiesen ser revocados y reavivar así la guerra civil que había llevado a Isabel a ser reina. En 1480 actúa como árbitro en la reducción de las rentas de la nobleza y para conseguir fondos para la guerra de Granada.

En 1505, un año después de la muerte de la reina Isabel, su protectora, el inquisidor de Córdoba, Lucero, manda apresar a amigos y familiares de fray Hernando y prepara su proceso. Roma, en concreto el papa Julio II della Rovere le defiende y Cisneros pone en libertad a sus parientes en 1507. Ese mismo año, muere fray Hernando de Talavera.

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