La Catedral de Salisbury
Pertenece también al periodo temprano o primitivo. Tiene una gran unidad arquitectónica en el edificio. Aquí encontramos el gótico primitivo inglés en completo desarrollo, sin infiltraciones del gusto siguiente ni supervivencias del pasado. Fue construida de un tirón y el arquitecto sin escasez de recursos y espacio, tuvo plena libertad para proyectarla, no obstante pasaron cuarenta y seis años desde que se puso la primera piedra hasta la inauguración.
En planta responde al modelo inglés, aunque en alzado se asemeja a Chartres, pero lo más interesante es el interior y es que no se tiende a concebir la catedral como una serie de tramos, sino que se tiende en este caso a resaltar su horizontalidad, que se consigue utilizando un color de piedra distinto. En la bóveda se utiliza la de cuatro nervios. Las tres naves están separadas por pilares compuestos por un machón central y columnitas apoyadas de mármol negro de Purbeck. Los arcos de separación de las naves, como los de la galería del triforio, son excesivamente agudos con un peralte que raramente encontramos en el gótico francés.
En la fachada se remarca con cierta intención, lo que son las zonas horizontales por las franjas de galerías de arcos que impiden la visión hacia arriba. La mayoría de las catedrales inglesas están emplazadas en lugares extremadamente pintorescos, como la de Salisbury. La silueta de la Catedral de Salisbury está caracterizada por la torre del crucero que tiene tres cuerpos de ventanas superpuestas y encima pirámide octogonal altísima.
A partir de mediados del siglo XIII, el gótico inglés se irá liberando progresivamente del modelo francés, lo que se hará más radical en el siglo siguiente con motivo de la guerra de los cien años. A partir de entonces se iniciará dentro del gótico europeo una tendencia muy original de inspiración íntegramente inglesa y caracterizada por la utilización del arco conopial y por un incremento de la utilización de la ornamentación de las crucerías, de las ventanas, de las columnillas en los muros y de las molduras y nervios en las bóvedas. Se abandona ahora el sistema sencillo de la bóveda de crucería y del tramo, por combinaciones más libres y sofisticadas, apareciendo las bóvedas de abanico, de paraguas o conopiales, las estrelladas o de tercelete. Para las tracerías se prefieren los tratados curvilíneos de arcos lobulados o flamígeros, frente a las tracerías rápidas, geométricas anteriores.
• Picos, claristorio con pasaje
• Columnillas de color
• Doble crucero
• Sala capitular (poligonal)
• Boveda forma de palmera
• Triple ventanal
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