sábado, 9 de enero de 2016

Juan Genovés - El abrazo' de Genovés, icono de la Transición - Ir y volver (Su última exposición)


Juan Genovés, con Jesús Posada, Íñigo Méndez de Vigo y Celia Villalobos, delante de 'El abrazo'.
"Ha sido calificado por muchos como la obra de arte más representativa y emblemática de la Transición. No es sólo una pintura bella y atractiva, sobre todo es una obra sugestiva y evocadora", ha valorado el presidente de la Cámara.
Este cuadro recoge la imagen de varias personas de color marrón, sobre un fondo blanco, dándose un abrazo y sin vérseles las caras. En este sentido, Posada ha reconocido que se acordó de El abrazo tras escuchar el mensaje navideño de Felipe VI, en el que afirmó que hace décadas el pueblo español decidió darse la mano y no la espalda.
"Pienso que es lo mismo que quiso transmitirnos Juan Genovés, que el futuro se construye sobre el abrazo y no sobre el enfrentamiento. Que la virtud principal que tenemos que practicar es la comprensión mutua", ha destacado. 
'El abrazo' de Genovés, icono de la Transición, llega al Congreso cedido por el Reina Sofía

Monumento a los Abogados de Atocha (2003), basado en su obra pictórica El Abrazo (1976), que había sido utilizada como cartel de la Junta Democrática en favor de la amnistía, a consecuencia de lo cual el autor fue detenido.
La Matanza de Atocha de 1977 fue un atentado terrorista cometido por terroristas de extrema derecha en el centro de Madrid la noche del 24 de enero de 1977, en el marco del llamado terrorismo tardofranquista. Cinco abogados fueron asesinados, lo que marcó la transición española iniciada tras la muerte del dictador Francisco Franco.
La tensión entre la realidad plástica de los cuadros y el sujeto refleja la dualidad de la sociedad, además Genovés explora el tema de la multitud, donde el colectivo humano es arrastrado hacia algo más importante que el individuo en sí mismo. Las obras son engañosamente simples, intencionadamente descontextualizadas y cargadas de ambigüedad en cuanto al movimiento y la motivación.



“Al contemplarlas  inevitablemente pensamos en barreras; nos vienen a la cabeza imágenes de fronteras políticas o ideológicas que el artista, deliberadamente, prefiere no revelar. Esta es la razón por la que, si bien en un tono menos declamatorio pero no menos provocador que el de los irreverentes iconos del arte Pop, medio siglo después, los ecos de la pintura de Genovés de mediados de los 60 resuenan aún con la misma fuerza. En sus manos, la masa humana se convierte en un producto anónimo y recurrente de la historia. El poder, la persecución, la resistencia o el desplazamiento son algunos de los temas eternos de una obra que sigue conmoviendo al espectador independientemente del escenario al que se traslade; ya sea al Madrid de los 60, al Berlín o al Pekín de los 80, a El Cairo o a cualquiera de los escenarios de la Primavera Árabe de 2010. La historia no solo se apodera de la obra de Genovés, es más, la recrea”.



Socialmente comprometido

Todos los trabajos representan vistas de pájaro de escenas donde no hay edificios, carreteras y árboles, tampoco alguna pista que nos refiera a un paisaje común, así se logra una intensa dinámica de ansiedad y desubicación. Para Coomer, “inevitablemente, al contemplar estas pinturas en las que la serpenteante multitud parece que fuera un montón de juguetes para dioses o gigantes, nos vienen a la memoria aquellas escenas de masas humanas que inmortalizaron cineastas como Sergei Eisenstein o Cecil B. De Mille. Su reconocida influencia cinematográfica vincula a Genovés con otros colegas del movimiento, si bien es cierto que esa idea, inherente al arte Pop, del artista desapegado, como una especie de farsante duchampiano, pierde validez en unas obras que, después de seis décadas, siguen interpretándose como una prolongada oda al hombre corriente. ¿Hacia dónde se dirigen esta especie de hombres-hormiga? Todo este ir y venir sin causa aparente, sin fin…”.




El dinámico uso que hace Genovés de la línea y la perspectiva, en concordancia con un ojo muy preciso para la modulación y el uso del color, está fuertemente casado con la convicción del artista de que el Arte debería estar socialmente comprometido así como agradar emocionalmente, e incluso físicamente.


Mucho más que un pintor inquieto

Formado en la Escuela de Bellas Artes de Valencia, desde el inicio de su trayectoria profesional fue un pintor inquieto y preocupado tanto por la necesidad de renovar el arte español como por la función del arte y el artista en la sociedad.

Su firme convicción sobre el arte transformador y comprometido con el entorno le llevó a formar parte de colectivos muy significativos en el panorama español de postguerra: Los Siete (1949), Parpalló (1956) y Hondo (1960). En este último grupo, que supuso nuevos planteamientos figurativos frente al Informalismo, Genovés desarrolló una pintura de carácter expresionista y provocador.


En la década de los sesenta, tras una breve crisis pictórica y una relación profunda con los movimientos de oposición a la dictadura franquista, comenzó a plantear dos temas: el “individuo solo”, resuelto inicialmente como un collage en relieve; y la “multitud”, tratada con tintas planas y estructuras plásticas de aspecto cinematográfico.

Esta última propuesta se concretará con el tiempo en un singular realismo político de fuerte denuncia social, confeccionado a partir de la manipulación de imágenes proporcionadas por los medios de comunicación de masas.

En los años ochenta inició un nuevo periodo en el que se interesó por el paisaje urbano, reduciéndolo a una gama cromática de grises, azules y ocres que constituyen lo que se ha dado en llamar “espacios de la soledad”.


En los últimos años, Genovés emplea una pintura muy matérica relacionada, en cierta manera, con sus anteriores Secuencias de los años 90. Aunque esta vez, su obra está intensificada e impregnada de un vitalismo contagioso que proyecta dinámicas existencias anónimas con sus respectivas sombras, dominadas por indomables fuerzas opresivas que las empujan a imprevistos desplazamientos de alienación.
Juan Genovés ha sido galardonado con la Mención de Honor (XXXIII Biennale de Venecia, 1966), la Medalla de Oro (VI Biennale Internazionale de San Marino, 1967), el Premio Marzotto Internazionale (1968), el Premio Nacional de Artes Plásticas (1984), el Premio de las Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana (2002) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2005).
Entre sus exposiciones más recientes cabe destacar las realizada en Marlborough (Londres, 2011; New York, 2012 y Madrid, 2013) y A Retrospective en el Naples Museum of Art (Naples, Florida, 2012). Su obra se encuentra en alrededor de una centena de museos e instituciones españolas e internacionales.

Su última exposición se titula Ir y volver. ¿Usted va o vuelve?

Yo siempre voy, pero también pienso en la vuelta, ya me la imagino, porque soy muy mayor y ese es el límite. Yo voy, porque la vuelta la identifico con la muerte, igual otra gente piensa diferente. De todos modos, la sociedad va a su ritmo y así será siempre y no obedecerá nunca a las prohibiciones, es muy humano ir hacia delante, para saber, para buscar…, y la vuelta, pues no sé.

Arnar i tornar (Ir y venir) en la Galería Malborough de Barcelona
Juan Genovés Candel (nacido el 31 de mayo de 1930 en Valencia) es un pintor y artista gráfico español.
“En la dictadura pasamos mucho miedo, nos la jugábamos. He oído el castañeteo de dientes de la gente y eso no se olvida... creíamos que cambiaríamos el país y después surgió esta democracia en minúsculas”
“A veces algún cuadro se me cruza y me pego con él, lo pongo de cara a la pared, le digo: ‘Cabrón, hijoputa, no se qué hacer contigo’, estoy en el estudio, solo, nadie me oye, y así me libero”
"La cultura no cambia el mundo como pensábamos en los 60"
De los personajes más planos y sin volumen a las multitudes en relieve. Esta ha sido una de las evoluciones del artista Juan Genovés (Valencia, 1930), que inaugura a partir de este viernes Arnar i tornar (Ir y venir) en la Galería Malborough de Barcelona. En esta nueva muestra sigue ahondando en su interés por las multitudes formadas por esos personajes que somos todos. "O al menos como me imagino que andamos todos, revueltos, de allí para acá", cuenta el artista. Se encuentra en Barcelona y explica que nos ha tocado vivir un momento "tremendo, complicado y desagradable, intenso e incierto. Sobre todo incierto porque no se ve muy claro el futuro". Se muestra crítico y escéptico el artista que arrancó su carrera hace ya muchos años.





“Si tuviera que resumir el siglo XX, diría que despertó las mayores esperanzas que haya concebido nunca la humanidad y destruyó todas las ilusiones e ideales.”
Juan Genovés
Contra la pared, 1968
En los años 60, cuando Franco había envejecido y las protestas opositoras eran más frecuentes, comenzaron a imponerse de nuevo sentencias de 15 a 20 años de cárcel por manifestarse o publicar críticas contra el Régimen. Sintiendo entonces que podría ser represaliado por su trabajo, se mudó con su familia a Londres durante un año y medio. Regresó cuando comenzaron a extenderse rumores acerca de la deteriorada salud de Franco y colaboró con un poster a favor de la amnistía para los presos políticos, aunque sin éxito en ese momento. A pesar de que el dictador muriese en 1975, la transición a la democracia, milagrosamente no violenta, todavía tardaría unos años en ser una realidad.
Caras tapadas, 1975
Muchas figuras de oposición como Genovés, al igual que Picasso, expresaron su oposición a Franco y al Fascismo declarándose “comunistas” y afiliándose al Partido.
Occidente recordaría los años 60 como aquel período en el que la generación posterior a la guerra se hacía mayor con The Beatles, The Beach Boys, Andy Warhol y la generación del Pop Art, un nuevo estilo de sátira anti-sistema y mucho más. Pero no fue así en España. Tras la amarga separación del colectivo de artistas Grupo Hondo, con el que había estado muy comprometido hasta entonces, Genovés vive un año de crisis en el que deja de pintar.
Paisaje urbano: El Monumento, 1985
Para expresar la oposición política en su trabajo, Genovés adoptó elementos de las técnicas del Pop Art como la apariencia de distanciamiento, la multiplicación de las imágenes mediante plantillas, el aspecto monocromático, el foto-reportaje de límites borrosos, algo que también señalaba una repudia a la factura del Expresionismo Abstracto y del Informalismo. No obstante, su arte no contenía aquel atractivo consumista occidental, definido por Richard Hamilton como “popular, efímero, prescindible, barato, producido en masa, joven, ingenioso, sexy, de última moda, glamouroso y Big Business”. En contraste, su temática era profunda, seria y políticamente provocadora.
A finales de los 60 había comenzado a introducir colores tenues de esperanza en su trabajo pero, cuando Franco restableció las feroces persecuciones a comienzos de los 70, su obra volvió a ser prácticamente monocromática.
Tres círculos, 1969
Desprendiéndose de la uniformidad en los movimientos de masa que protagonizaba su trabajo anterior, Genovés encontró una nueva música para los ojos. Contrastando con fondos coloridos, aparecen grupos de personas que se mueven azarosamente, figuras concentradas en huecos estrechos que desembocan en espacios abiertos.
Seis jóvenes, 1975
En 1992, después de toda una vida de espera y de haber visto a España cambiar pacíficamente de gobierno mediante elecciones democráticas, reconoció sabiamente que “lo más importante para la contemplación de una pintura es simplemente un asiento”. Como muchos artistas, siempre ha mirado con recelo a los escritores que tratan de traducir en palabras su trabajo. La pintura tiene su propio lenguaje, contundente y provocador, reconfortante y seductor, pero mudo en su discurso, libre del “texto entrometido” utilizando la expresión de Leo Steinberg. Hace poco, la poetisa rusa Olga Sedakova - quien es, irónicamente, traductora literaria- expresó admirablemente cuál es el secreto para entender este tipo de obra: “Desafortunadamente, el único instrumento que podemos usar para agarrar el Todo es la intuición y no las premisas y afirmaciones teóricas. La llave para acceder al Todo, si esta existe, está oculta en un extraño lugar”. Así que siéntese, observe, explore y disfrute.

Fuente: Philip Wright, 2014

Abrazos, ¿actitud de nuestro tiempo?, por Santiago González, pincha aqui

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