sábado, 14 de noviembre de 2020

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - La civilización Olmeca

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La misteriosa cultura olmeca, localizada en el antiguo México, se desarrolló en el preclásico mesoamericano del 1200 al 400 AEC y es generalmente considerada como la precursora de todas las culturas mesoamericanas, incluyendo a  los Mayas y Mexicas. Con el corazón de sus tierras en las costas del Golfo de México (ahora los estados de Veracruz y Tabasco), La influencia olmeca y actividades comerciales se expandieron desde el 1200 AEC, llegando incluso al sur hasta las zonas de la actual Nicaragua. Sagrados complejos monumentales, masivas esculturas de piedra, juegos de pelota, la bebida del chocolate y deidades animales fueron todas características de la cultura olmeca tomadas por los pueblos que le siguieron a la primera gran civilización de Mesoamérica.

Máscara de jadeíta de la civilización olmeca de la costa del Golfo, Mesoamérica, 900-500 a. C. Procedencia: Rio Pesquero, México. (Museo de Arte de Dallas)

El Enigma Olmeca

Hasta la actualidad, los olmecas siguen siendo una civilización misteriosa; ciertamente, ni siquiera sabemos cómo se llamaron a sí mismos, puesto que la palabra olmeca es su nombre en náhuatl que significa “habitantes de la región de hule”. Debido a la falta de evidencia arqueológica, sus orígenes étnicos, así como la localización y extensión de sus asentamientos siguen sin saberse. No obstante, los olmecas sí codificaron y dejaron registro de sus dioses y prácticas religiosas usando símbolos. El significado preciso de tale registro sigue generando debate, pero al menos la complejidad de dichos símbolos parece sugerir un tipo de organización religiosa relacionada con sus sacerdotes. Las prácticas religiosas de los olmecas como el sacrificio, rituales en cuevas, peregrinaciones, ofrendas, juego de pelota, estructuras piramidales y una fascinación por los reflejos, fueron también elementos que retomaron las civilizaciones posteriores hasta la Conquista Española en el siglo dieciséis EC.

Ciudades Olmecas

ALREDEDOR DEL 900 A.C. LA VENTA FLORECIÓ COMO LA NUEVA CAPITAL Y EVENTUALMENTE LLEGÓ A TENER UNA POBLACION DE 18000.

La prosperidad olmeca se dio inicialmente a causa del uso del terreno fértil y las áreas húmedas de la costa del Golfo de México para crecer productos como el maíz y frijol (a menudo dos veces al año), mismos que permitieron un abasto agrícola. También recolectaban los abundantes recursos de la zona como plantas, nueces de palma e incluso vida marítima como tortugas y almejas. Para el 1200 AEC se desarrollaron importantes centros urbanos en San Lorenzo (el más antiguo), La Venta, Laguna de los Cerros, Tres Zapotes y Las Limas. San Lorenzo alcanzó su punto más alto de prosperidad e influencia entre el 1200 y 900 AEC, cuando su ubicación estratégica y segura ante las inundaciones le permitió controlar el comercio local. Algunos de los productos típicos del comercio olmeca fueron la obsidiana, el jade, la serpentina, la mica, el hule, la cerámica, plumas y espejos pulidos de ilmenita y magnetita. 


Entre la evidencia del desarrollo cultural de San Lorenzo se encuentran estructuras de montículos, una posible cancha de juego de pelota, desagües de basalto tallado a través de uno de los montículos construidos y el Palacio Rojo, estructura con un suelo pintado de rojo y talleres de trabajo.  Hay evidencia de que alrededor del 900 AEC, San Lorenzo presentó una destrucción sistemática, mientras que La Venta, paralelamente, comenzó a prosperar, convirtiéndose en la nueva capital y eventualmente llegando a alcanzar una población de 18000 personas.

Los tres sitios de San Lorenzo, La Venta y Laguna de los Cerros tuvieron todos una simetría bilateral en su planeación y en La Venta fue construida la primera pirámide de Mesoamérica. Uno de los elementos que más llama la atención, es el diseño arquitectónico planificado de los centros religiosos de estas ciudades, por ejemplo, en La Venta los edificios están situados simétricamente a lo largo de un eje norte-sur con cuatro cabezas colosales mirando hacia fuera en puntos clave; como si fueran guardianes del complejo. Una gran pirámide escalonada ceremonial (ahora un montículo), una plaza hundida alineada con columnas de basalto de dos metros de alto y dos pequeñas pirámides son algunas de las características que serían copiadas posteriormente por los principales sitios de las posteriores culturas mesoamericanas, las cuales igualmente alinearon con precisión sus estructuras. La Venta, al igual que San Lorenzo, sufrió una sistemática y deliberada destrucción de sus monumentos posiblemente entre el 400 y 300 AEC.

Una cabeza colosal de basalto de la civilización olmeca de Mesoamérica. Procedencia: Veracruz, México, 1200-900 a. C. Se discute el significado de las cabezas, pero como no hay dos cabezas iguales y cada tocado tiene diseños distintivos, pueden representar a los gobernantes. (Museo de Bellas Artes de Young, San Francisco). por Mary Harrsch (fotografiado en el Museo de Bellas Artes de Young, San Francisco)

Creencias Religiosas
Al igual que en otras áreas de la cultura olmeca, los detalles sobre su religión siguen incompletos. No obstante, con el incremento de evidencia arqueológica es posible construir algunas de las características más importantes de su religión. Los olmecas parecen haber tenido una reverencia particular por los lugares naturales conectados con el cielo, la tierra y el inframundo. Por ejemplo, las cuevas podían llevar al inframundo, y las montañas, que tenían tanto manantiales como cuevas, ofrecían acceso a los tres planos. Algunos de los cerros más importantes para los olmecas fueron El Manatí, Chalcatzingo y Oxtotlitán. 

A LOS OLMECAS TAMBIÉN LES ATRAÍA MEZCLAR ANIMALES PARA CREAR EXTRAÑAS Y MARAVILLOSAS CREATURAS COMO EL HOMBRE-JAGUAR, UN CRUCE ENTRE AMBAS ESPECIES.

Se desconoce el nombre de los dioses olmecas, pero se sabe que en su mayoría representaban fenómenos como la lluvia, la tierra y especialmente el maíz. Por esta razón, a aquellos dioses identificados en el arte olmeca, se les ha asignado un número en lugar de nombre (por ejemplo, dios VI). Los olmecas les dieron un significado especial a los animales del entorno natural, sobre todo a los depredadores de la cadena alimenticia como jaguares, águilas, caimanes, serpientes e incluso tiburones; identificándolos con seres divinos y posiblemente bajo la creencia de que los gobernantes más poderosos podían convertirse en dichas creaturas. A los olmecas también les atraía mezclar animales para crear extrañas y maravillosas creaturas como el hombre-jaguar, un cruce entre ambas especies, el cual pudo haber sido su principal deidad. También sabemos que adoraban a un dragón y que creían en cuatro enanos que sostenían el cielo, posiblemente representando los cuatro puntos cardenales que, al igual que otros dioses olmecas, fueron de suma importancia para las posteriores religiones mesoamericanas.
El Arte Olmeca
El legado más notable de la civilización olmeca fueron las cabezas colosales que produjeron. Estas fueron talladas en basalto y todas presentan rasgos faciales únicos, por lo que son consideradas retratos de sus gobernantes. Las cabezas pueden alcanzar los 3m de altura y pesar 8 toneladas, y en ocasiones, la piedra era transportada 80 kilómetros o más, presuntamente en grandes balsas por el río. En ocasiones, el gobernante aparecía con un casco protector (para la guerra o juego de pelota) y a veces se mostraba al sujeto con garras de jaguar colgando sobre la frente, posiblemente representando el uso de la piel de dicho animal como símbolo de poder político y religioso. El hecho de que estas gigantes esculturas muestren solamente la cabeza podría ser explicado por la creencia mesoamericana de que era únicamente tal parte del cuerpo donde se alojaba el alma.

Otro registro permanente de los olmecas se encuentra en las rocas talladas y las pinturas. Hechas normalmente en la entrada de cuevas, típicamente mostraban a gobernantes sentados, así por ejemplo, en Oxtotitlán aparece una figura vistiendo un traje de ave verde y en Chalcatzingo una gobernante se halla sentada en su trono rodeada de un paisaje de maíz. También se han encontrado pinturas rituales en cuevas como Cacahuazqui, Juxtlahuaca y Oxtotlan.

INTRIGANTEMENTE, LOS OLMECAS SOLÍAN ENTERRAR SUS ESCULTURAS, INCLUSO LAS MÁS GRANDES, TAL VEZ COMO UN ACTO DE MEMORIA EN UN RITUAL.

El jade y la cerámica fueron otros materiales populares para la escultura, así como la madera; algunos ejemplos que fueron bien preservados se encuentran en el sitio de El Manatí. Uno de los dioses más representado en pequeñas esculturas fue el dios IV, a veces llamado el “bebé de la lluvia”, quien se asemeja a un bebé humano sin dientes con la boca abierta, la cabeza con una banda y hendida, y en ocasiones con trozos de papel vegetal arrugado a los lados de su cara ( otra característica observada en los dioses de las siguientes culturas, donde se muestra al papel vegetal y las tiras de savia de goma, materiales que eran quemados durante ritos en los cuales se creía que el humo podía causar una lluvia).

Quizás la pieza más significativa de jade sea el Hacha Kunz, una cabeza de hacha ceremonial que se encuentra ahora en el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York. El jade fue trabajado para representar a un hombre jaguar usando solamente herramientas de dicho material, posteriormente siendo pulido, posiblemente con el uso de un abrasivo de jade. Los animales eran un elemento popular, especialmente los más poderoso como los jaguares y las águilas. Intrigantemente, Los olmecas solían enterrar sus esculturas, incluso las más grandes, tal vez como un acto de memoria en un ritual.

Máscara olmeca. Greenstone, 900-400 a. C. México


Esta máscara es demasiado pequeña para llevarla en la cara, por lo que podría haber sido una joya o parte de un tocado. Los olmecas gobernaron en México desde aproximadamente 1400 a 400 a. C. Construyeron las primeras ciudades de Centroamérica.

El Legado Mesoamericano
Los olmecas influyeron en aquellas civilizaciones con las que entraron en contacto por todo Mesoamérica, particularmente en la escultura, la cerámica y el jade; objetos con imágenes olmecas han sido encontrados en Teopantecuanitlán, a 650 kilómetros de la región olmeca. Por otro lado, varias deidades que aparecen en el arte y religión de tal cultura, como el dragón (una especie de caimán con cejas llameantes) y la serpiente emplumada, aparecerían posteriormente en otras religiones. Especialmente la serpiente emplumada, la cual se encuentra representada como Kukulkán para los Maya y Quetzalcóatl en los Mexicas. Esta influencia artística y religiosa, al igual que las características de los alineamientos precisos en precintos ceremoniales, pirámides monumentales, rituales de sacrificio y canchas de juego de pelota, significaron que todas las culturas mesoamericanas que les siguieron le debieron bastante a sus precursores, los olmecas.
Colgante que representa una cabeza de un ave antropomorfizada. Tanto las volutas de la cresta, que remiten al plumaje de ciertas águilas, como la nariz en forma de gancho permiten identificar a la representación con el dios "III Olmeca" o "Monstruo Ave", relacionado con el sol y el cielo, las nubes y la lluvia y con la tierra, el maíz y la fertilidad; es decir, con el principio dual creador representado por los Olmecas como un Dragón o ser mixto.

Datación: 900[ac]-400[ac]
Contexto Cultural: Estilo Olmeca. Preclásico medio.
Procedencia: México, Mesoamérica.
Materia: Jade
Técnica: Pulido, Picado
Dimensiones: Altura = 7,90 cm; Anchura = 5,70 cm; Profundidad = 5,50 cm
Nº Inventario: 03174

El Economista
Inauguran exposición sobre olmecas en el museo del Quai Branly en París
La esposa del presidente de México, Beatriz Gutiérrez Müller, inauguró la muestra con la que reabre el recinto parisino tras más de siete meses de cierre por la pandemia de Covid-19. Pincha aqui

El Museo del muelle Branly - Jacques Chirac (en francés, Musée du quai Branly - Jacques Chirac) es un museo etnológico francés situado en el número 37 del muelle Branly, en el VII Distrito de París.
Fue inaugurado por el presidente Jacques Chirac el 20 de junio de 2006
La colección es el resultado de la fusión de la colección de etnología del Museo del Hombre y de las colecciones del Museo nacional de Artes de África y de Oceanía (ubicado en Porte Dorée).
La colección del museo consiste en arte de las culturas de África, Oceanía, Asia y América. Contiene 300.000 objetos y tendrá 10 exposiciones cada año. En él se mezclan aspectos artísticos, históricos y antropológicos; el único criterio unificador es que se trata de culturas no occidentales.


El Museo del Quai Branly-Jacques Chirac reabrió la tarde del jueves 8 de octubre con una muestra inédita para el público europeo: Los olmecas y las culturas del Golfo de México, la cual resume con más de 300 piezas cerca de tres mil años de historia. Se trata del primera muestra internacional organizada por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el año de la pandemia (2020) que obligó al cierre de prácticamente todos los museos en el mundo.  

Izquierda: La Ofrenda 4 fue hallada en el Complejo A, un conjunto arquitectónico de carácter mortuorio, el cual se compone de seis plataformas bajas y un patio hundido con un muro perimetral. Derecha: La Ofrenda 4, localizada en La Venta, Tabasco, es una de las primeras representaciones de una procesión en Mesoamérica. Consta de 22 objetos, de los cuales 16 son figuras humanas y seis tienen la forma de hachas delgadas con cortes longitudinales, con esgrafiado. MNA. Dibujo: Proyecto Arqueológico La Venta;  Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces 

La Ofrenda 4, que fue localizada en la gran capital olmeca de La Venta, Tabasco, es una de las primeras representaciones de una procesión en Mesoamérica. Consta de 22 objetos, de los cuales 16 son figuras humanas y 6 tienen la forma de hachas delgadas con cortes longitudinales, con esgrafiado. Todas las piezas son pequeñas pues la altura de las figuras no rebasa los 20 cm y la altura máxima de las hachas es de 25.5 cm. Se labraron en distintas piedras verdes, cuyas tonalidades son verde, gris y casi negro. Todas las figuras presentan un buen pulimento salvo una.

Hay 18 sitios arqueológicos olmecas con mayor o menor grado de trazos olmecas. De ellos, tres son los más importantes y se consideran los centros de esta civilización: La Venta, Tres Zapotes y San Lorenzo. Además. Sabemos que la única región de Mesoamérica, donde no hay rastros convincentes de la cultura olmeca es la región donde la cultura maya se desarrolló.
Las figuras humanas son representaciones de hombres de pie, con las piernas ligeramente flexionadas y los brazos a los lados del cuerpo. La poca indumentaria que portan, principalmente el taparrabo, no ayuda a determinar su papel social. Su aspecto es típicamente olmeca por el tipo de deformación cráneo-facial que presentan, es decir, la cabeza luce alargada y la parte posterior es aplanada; los ojos rasgados son oquedades en las que pudieron haberse colocado incrustaciones. Sin excepción, todas tienen la boca abierta, generalmente con las comisuras hacia abajo. Por los vestigios de pigmento rojo que muestran en la superficie, es probable que hayan sido frotadas con un mineral ferroso pulverizado con el fin de añadir connotaciones sagradas.
No se observan grandes diferencias entre la mayoría de las figuras, ya que 13 de las 16 portan un taparrabo, 9 muestran mutilación dentaria y solamente hay pequeñas variaciones en la ubicación del pigmento rojo. No llevan tocados que indiquen posición social y cargo, tampoco cargan objetos ceremoniales. Sólo dos figuras, la central y la principal, destacan por la calidad de su hechura y el material en el que se tallaron, lo que indica alguna relación jerárquica, aunque no muy desigual, respecto a las demás.
La ofrenda fue encontrada en el Complejo A, un conjunto arquitectónico de carácter mortuorio compuesto por seis plataformas bajas y un patio hundido con un muro perimetral. Se colocó después de depositar una gran ofrenda compuesta de bloques de serpentina, la cual fue tapada con un relleno y dentro de éste se cavó la pequeña fosa en la que se depositó la Ofrenda 4. No se sabe con seguridad cuándo fue depositada, aunque la tercera fase constructiva, a la cual pertenece, debió realizarse después de 600 a.C. En vista de que la fosa fue tapada con tierra distinta de las arenas café rojiza y blanca que se encuentran en su interior, se ha propuesto que los olmecas conservaron el recuerdo del lugar exacto de su sepultura, por lo que pudieron destaparla parcialmente años después de su enterramiento con el único fin de asomarse a ver la escena procesional.
Dentro de la fosa se colocaron las hachas en forma vertical para que parecieran estelas o columnas, las cuales delimitan la escena por el lado este y sureste, mientras que por el lado oeste esto se logró con algunas figuras humanas dispuestas en semicírculo. La línea de estelas-hachas es semejante al alineamiento de grandes estelas que se encontraron frente a la Gran Plaza de La Venta, el cual corresponde a una etapa constructiva posterior; esto hace suponer que la ofrenda pudo haber sido un modelo o arquetipo para espacios posteriores en los que se congregaban las personas para presenciar importantes ceremonias.
La figura central de la escena está parada frente a la línea de hachas-estelas y una procesión de cuatro figuras parece avanzar, en dirección norte-sur, delante de ella, hacia una figura principal que, por su belleza y aspecto, domina la ofrenda. Las otras 10 figuras humanas parecen atestiguar la procesión: seis de ellas ven hacia la figura principal y las otras cuatro ven a la figura central, de pie frente a las hachas-estelas.
Dicho descubrimiento fue realizado por el arqueólogo Eduardo Contreras en 1955, en la excavación codirigida por Philip Drucker y Robert Heizer, patrocinada por el Instituto Smithsoniano y supervisado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

El significado de la Ofrenda 4 sigue siendo enigmático. Es un ejemplo del importante papel que tuvo la escenificación en la vida olmeca, la cual era una manera de reproducir la historia del pueblo y los hechos míticos que formaban parte de su cosmovisión. Llama la atención el tamaño de las figuras masculinas en relación con el de las hachas-estelas. Si todas las piezas fueron representaciones fieles de estelas y seres humanos, entonces se esperaría una proporción muy distinta a la que se tiene en la ofrenda, ya que las figuras humanas son proporcionalmente muy grandes. Esta proporción parece señalar la estatura épica de los participantes en la escena; es una manera de dar una calidad mítica a la escena que se reprodujo en piedras semipreciosas. Otra manera es el enterramiento en el Complejo A, el cual sitúa la escena simbólicamente en el inframundo, hogar de los gobernantes ancestrales. Por ello, la fosa en la que se depositó la ofrenda simboliza una entrada a la región de los muertos.

Cara sur de la pirámide de La Venta (Olmec), Tabasco, México.
La Venta es una zona arqueológica ubicada en el extremo noroeste del estado mexicano de Tabasco en el municipio de Huimanguillo, a unos escasos quince kilómetros de la costa del golfo de México. La Venta fue el centro ceremonial y poblacional más importante y principal sitio arqueológico de la cultura olmeca, tuvo su época de apogeo entre 900 a. C. y 400 a. C. Se levanta sobre una isla en medio de la región pantanosa que forma el río Tonalá, que marca la frontera entre Tabasco y Veracruz.

Todas estas características indican que se trata de la reproducción en miniatura de un hecho de gran envergadura relacionado con un poder considerable y que se llevó a cabo en un espacio sagrado. Aún se desconoce si muestra una procesión de nobles, sacerdotes, guerreros o seres míticos, o si hace referencia a un rito de cambio de gobierno, un hecho histórico que, al paso del tiempo, se elevó a legendario.

Fuentes: Ancient History Encycloipedia (por Mark Cartwright, traducido por Ignacio Anaya publicado el 04 abril 2018) y Wikipedia

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